La curaci¨®n de los 15.000 mensajes

Hace una semana, 15.000 personas de varios puntos del mundo enviaron un mensaje a un se?or de un pueblo de Badajoz a quien no conoc¨ªan de nada. El se?or en cuesti¨®n, Pedro Carvajal, se rend¨ªa ante el coronavirus. Un mes de hospital, despu¨¦s casi dos semanas en casa, metido en un cuarto. Y la maldita prueba segu¨ªa dando positivo. Loli, la hija, se alarm¨®: ¡°Para eso, mejor morirse, me dec¨ªa¡±. Su joven m¨¦dico, Carlos Hern¨¢ndez, un residente de Medicina de Familia, asisti¨® impotente al derrumbe del hombre, un tipo viajero y activo, al conocer el veredicto del laboratorio. ¡°Sobre todo ten¨ªa un s¨ªntoma que no se puede medir, la soledad. Estaba cansado. Se ven¨ªa abajo¡±, relata.

El 28 de abril, a mediod¨ªa, abri¨® sus redes sociales y tecle¨®: ¡°Tengo un paciente de 79 a?os que ha dado su 5? PCR positiva por covid despu¨¦s de 46 d¨ªas con s¨ªntomas. Est¨¢ desolado y con ganas de tirar la toalla. Si me dej¨¢is mensajes por aqu¨ª present¨¢ndoos, diciendo de d¨®nde sois y mandando ¨¢nimos se los paso. Twitter, haz tu magia¡±. El doctor, de 27 a?os, aspiraba a que llegasen una decena de frases para le¨¦rselas a Pedro, su paciente amante de pasear en bici, un poco sordo, de buena salud aparte de una bronquitis cr¨®nica, que se hab¨ªa pasado la vida en la f¨¢brica de transformados del tomate de su pueblo, Villafranco del Guadiana, con 1.500 vecinos.

A las pocas horas el hilo recababa 300 mensajes. La madrugada del d¨ªa siguiente, 1.500. ¡°Hola Pedro¡± era trending topic. Detr¨¢s hab¨ªa m¨¦dicos cont¨¢ndole que ten¨ªan pacientes que, como ¨¦l, se eternizaban infectados, y que sal¨ªan. Escrib¨ªan coet¨¢neos desde la costa: ¡°Tengo un a?o m¨¢s que t¨² y te recuerdo que nuestra generaci¨®n no ha tirado la toalla nunca. Una posguerra dif¨ªcil, muchos a?os de pluriempleo, los inciertos a?os de la Transici¨®n. ?nimo. Me gustar¨¢ abrazarte este verano cuando vengas a Benidorm con tu mujer, escribi¨® uno. Recibieron tuits desde Lima, M¨¦xico y Pek¨ªn. Un video de las cig¨¹e?as de un parque extreme?o y otro con helic¨®pteros de los ¡°78.000 amigas y amigos¡± de la Guardia Civil. Una foto con un arco iris de una de las celebridades de Twitter, La vecina rubia, y una convocatoria al estudio radiof¨®nico de Julia Otero. La rega?ina amable de Pancho Varona. El hijo de un enfermo desde Lloret de Mar: "?Hola Pedro! Mi padre tambi¨¦n cay¨® enfermo. 72 a?os, diab¨¦tico, antecedentes de neumon¨ªa. Estuvo 10 d¨ªas ingresado, que yo pas¨¦ mentalmente despidi¨¦ndome de ¨¦l. Y me equivoqu¨¦. Sali¨®, igual que saldr¨¢s t¨². Sois la generaci¨®n que levant¨® este pa¨ªs¡±.

¡°Imprim¨ª los primeros 300 mensajes y se los di a la hija¡±, cuenta el doctor Hern¨¢ndez, ¡°y despu¨¦s hablamos por tel¨¦fono. Nos echamos a llorar los dos, de la emoci¨®n que ten¨ªamos¡±. Era el 29, por la ma?ana. La nieta de Pedro, que le le¨ªa los mensajes en Twitter, ¡°no ve muy bien¡±, aclara su m¨¦dico, escribi¨® que su abuelo ya no era el mismo: ¡°Ha sido un chute de energ¨ªa¡±. Villafranco entero se revolucion¨®. Su vecino sal¨ªa en la tele. La cuesti¨®n es que Pedro, uno de los 2.852 enfermos de Extremadura, uno de los dos del pueblo ¡ªse contagiaron, creen, en un viaje del Imserso a Benidorm¡ª, remont¨®. Nunca se sinti¨® tan arropado, dice la hija.

Ayer lleg¨® el final feliz. La sexta PCR era negativa. Fue Loli la mensajera: ¡°Mi madre pregunt¨®: ¡®?Puedo besarle?¡¯ y ¨¦l, que no hab¨ªa dormido, lloraba y lloraba. No se lo pod¨ªa creer¡±. Luego sali¨® a la calle. Le dio el sol en la cara.

Hab¨ªan pasado 53 d¨ªas, 15.000 mensajes y cinco millones de personas. Las que leyeron qu¨¦ le pasaba a Pedro Carvajal, extreme?o, 79 a?os.

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