Viaje a la ventana
Ahora salgo a dar un paseo crepuscular y receloso y pienso que ser¨¢ muy dif¨ªcil volver a la naturalidad afectuosa de antes
Querido amigo:
Es ¨¦ste el tr¨¢gico momento en que uno descubre el delirio misterioso de las cosas, sus ra¨ªces secretas.
Espero que ahora est¨¦s bien. Mi propia experiencia de estos tiempos en que lo acostumbrado se ha vuelto remoto y un poco irreal, aunque sea leve si la comparo con tu terror¨ªfica experiencia, encuentra en mi memoria ecos literarios. Como esos versos de Enrique Molina que encontr¨¦ en Las cien mejores poes¨ªas de la lengua castellana, antolog¨ªa de Luis Alberto de Cuenca que compr¨¦ el pasado 6 de marzo, d¨ªa viernes; el mismo d¨ªa que, de camino a un almuerzo con Juan Malpartida, vi en la calle de Hortaleza a un grupo de estrepitosos escolares y en ¨¦l a un chico con mascarilla, la primera, y pens¨¦: ¡°Veremos a muchos as¨ª muy pronto¡±.
Ahora salgo a dar un paseo crepuscular y receloso y pienso que ser¨¢ muy dif¨ªcil volver a la naturalidad afectuosa de antes. A aquella inconsciencia. No digamos ya a la frivolidad. No solo por la crisis venidera sino por el h¨¢bito que hemos adquirido y que no creo que perdamos r¨¢pidamente, de pensar dos veces cada movimiento, cada acci¨®n, el coste y valor de cada acto y de cada hora.
Por lo dem¨¢s estoy como siempre, como nunca. ?C¨®mo te lo explicar¨ªa?: En soledad. No se siente el mundo, que un muro sella. La l¨¢mpara abre su huella sobre el div¨¢n indolente. Acogida est¨¢ la frente al regazo del hast¨ªo... ?A que son bonitas estas frases? Como que son de Cernuda.
Quisiera decir algo m¨¢s personal y en lo que te pudieras reconocer, pero sabiendo lo que has sufrido no se me ocurre nada v¨¢lido.
En fin, estoy intentando alejarme de m¨ª mismo y de los dem¨¢s todo lo que puedo, pero choco con la ventana, como una mosca. Estoy apoyado en el vidrio, mirando la calle. Pienso si las moscas de mayo podr¨ªan transmitir el virus; entonces podr¨ªa contagiarme yo a m¨ª mismo.
Pienso en el octogenario escritor pederasta Gabriel Matzneff convertido en un paria por la publicaci¨®n en enero de Le consentement, el testimonio de una de sus v¨ªctimas, Vanessa Springora. Matzneff huy¨® a un coqueto hotel del litoral italiano, donde conced¨ªa entrevistas, at¨®nito todav¨ªa del vuelco de su suerte, y all¨ª supongo le ha sorprendido la pandemia. Lo imagino recorriendo abajo y arriba el malec¨®n, pensando¡
Pienso en el Circo Alex, circo familiar checo que desde hace a?os recorre Estonia, Lituania, Letonia y Polonia y se ha quedado varado a las afueras de Riga por el cierre de fronteras. ?C¨®mo alimentar¨¢ Alex a los animales?
Pienso en la gota de ¨¢mbar donde se conserva la cabeza (1,5 cent¨ªmetros de largo), de un dinosaurio diminuto, descubrimiento birmano del que inform¨® la revista Nature el 12 de marzo. La criatura llega hasta nosotros desde hace cien millones de a?os. ?Por qu¨¦? No lo s¨¦, pero me encantar¨ªa poseer esa gota de ¨¢mbar, o por lo menos una r¨¦plica, y llevarla siempre conmigo, engastada en un collar o en una pulsera. ?A ti no?
Pienso en muchas otras cosas pero me parece que no se deben decir, vamos a dejarlo.
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