Un herido de bala necesita un ventilador
En M¨¦xico es m¨¢s probable morir de un balazo que de la covid-19. La vieja epidemia de violencia ha quedado eclipsada por la pandemia, pero el pa¨ªs vive algunos de los meses m¨¢s sangrientos de su historia reciente
El lunes 4 de mayo, los m¨¦dicos conectaron al Cholo a un ventilador. Hab¨ªa llegado al antiguo Hospital Civil de Guadalajara el s¨¢bado, grave pero estable. El domingo, su estado empeor¨®. Estaba somnoliento, confundido, le costaba respirar. El cuadro cl¨ªnico parec¨ªa claro y decidieron intubarlo. As¨ª se convirti¨® en el segundo paciente en todo el hospital en necesitar asistencia respiratoria. El otro ten¨ªa covid-19. El Cholo sufr¨ªa un s¨ªndrome de embolia grasa por los balazos que hab¨ªa recibido el fin de semana.
El s¨ªndrome de embolia grasa es m¨¢s usual en gente mayor: un anciano se cae, se rompe un hueso ¡ªnormalmente uno largo, como el f¨¦mur¡ª y bolitas de tu¨¦tano se cuelan en el torrente sangu¨ªneo y acaban por obstruir los pulmones. La sangre pierde ox¨ªgeno y cada vez cuesta m¨¢s respirar. No es com¨²n en gente joven, pero el Cholo, que cuenta 36 a?os, ten¨ªa el f¨¦mur roto por todos lados. Adem¨¢s, ten¨ªa una herida en el tobillo y hab¨ªa perdido una parte de la mano derecha, explic¨® uno de los doctores que lo atendi¨®.
En el Hospital Civil de Guadalajara, un viejo edificio colonial en el centro de la capital del Estado de Jalisco, nadie se sorprendi¨® demasiado. Solo el a?o pasado los doctores trataron all¨ª a 122 heridos de bala, casi la misma cantidad de pacientes hospitalizados por coronavirus que contaba todo Jalisco hasta la semana pasada.
Aunque el tercer Estado m¨¢s poblado de M¨¦xico ha aparecido en distintos medios como un modelo de gesti¨®n ante la pandemia ¡ªsuspendi¨® las clases y oblig¨® a llevar cubrebocas en lugares p¨²blicos antes que nadie¡ª, su curva de casos de violencia, la epidemia m¨¢s brutal del pa¨ªs desde hace m¨¢s de una d¨¦cada, sube a la misma velocidad que la del resto del territorio. En Jalisco y en otros Estados, el virus parece haber ofrecido una excusa elegante a los l¨ªderes pol¨ªticos. No es que la covid-19 no sea importante: es que parece que el resto de problemas han dejado de serlo.
En M¨¦xico es m¨¢s probable morir por un balazo que por problemas de salud derivados del coronavirus. Desde que el pa¨ªs detect¨® el primer caso de contagio, a finales de febrero, han sido asesinadas 6.500 personas; 300 de ellas en Jalisco. El primer fin de semana de mayo, cuando balearon al Cholo, en este Estado mataron a 32 personas. Esos mismos d¨ªas hubo tres fallecimientos por covid-19: as¨ª lo inform¨® el Gobierno estatal en el bolet¨ªn de prensa que manda cada d¨ªa, puntualmente, para comunicar sobre el avance del virus.
La hora de las noticias
El Cholo de la 36, como lo conocen en la base de mototaxis de la colonia Agua Blanca, donde trabaja como conductor, fue baleado el s¨¢bado 2 de mayo. Ese d¨ªa hab¨ªa ido a la base con su hijo del medio, Matthew, de 4 a?os. No era com¨²n que fuese a trabajar los s¨¢bados, pero los viajes escaseaban desde hac¨ªa semanas por la pandemia. A eso de las 16.00 estaba esperando su turno para recoger pasajeros cuando un grupo de hombres armados a bordo de un coche blanco pas¨® frente a ellos y les dispar¨® a todos. La r¨¢faga de balas alcanz¨® al Cholo, a su hijo Matthew y a cuatro personas m¨¢s. ?l intent¨® proteger a su hijo y recibi¨® al menos tres balazos. Matthew fue herido en el t¨®rax, en el antebrazo y el gl¨²teo derecho. Entre los heridos hab¨ªa un muchacho de 13 a?os. Otro hombre, de 41, termin¨® muriendo m¨¢s tarde en el hospital.
Cuando empezaron los disparos, el matrimonio que vive junto a la parada de los mototaxis estaba mirando las ¨²ltimas noticias sobre el coronavirus por televisi¨®n. Los dos tienen m¨¢s de 60 a?os y hac¨ªa un mes que no sal¨ªan de su casa. Desde que empez¨® la cuarentena, cuentan, pasan mucho tiempo as¨ª, sentados en el sof¨¢, tratando de informarse. Hac¨ªa media hora que su hija hab¨ªa salido a hacer las compras, no deb¨ªa tardar en volver. Y de repente ?pum, pum, pum, pum! Los dos se echaron al suelo. Fueron dos r¨¢fagas: una que se sinti¨® muy cerca y otra m¨¢s lejana. Cuando todo acab¨®, el se?or quiso asomarse a ver qu¨¦ hab¨ªa pasado, pero no pudo abrir: una de las balas hab¨ªa impactado entre el marco y la puerta de su casa.
¡°Unos vecinos tuvieron que empujar desde afuera¡±, recordaba d¨ªas despu¨¦s, y aseguraba que no hab¨ªa visto nada: ni el carro blanco, ni los heridos, nada. A diferencia de los s¨¢bados ¡°normales¡± previos a la pandemia, en que las calles de la colonia parec¨ªan un hormiguero, mucha gente estaba encerrada aquel d¨ªa. Hac¨ªa varias semanas que el Gobierno mexicano ped¨ªa a la poblaci¨®n que no saliera a la calle por el virus. En Jalisco, el gobernador hab¨ªa convertido la petici¨®n en prohibici¨®n: en ese Estado nadie pod¨ªa salir salvo motivo de fuerza mayor. El s¨¢bado 2 de mayo, en aquella cuadra, el ¨²nico sitio donde hab¨ªa algo de gente era en la base: m¨¢s de una docena de conductores de mototaxis esperando pasajeros.
Poco despu¨¦s de la balacera, un cobrador de servicios funerarios lleg¨® con su moto a la esquina de los mototaxis. Todos los d¨ªas espera all¨ª a su mujer, que trabaja en una cremer¨ªa cerca. ¡°Cuando llegu¨¦ vi un muchacho tirado ah¨ª¡±, dir¨ªa despu¨¦s, pero no vio mucho m¨¢s: pronto apareci¨® la polic¨ªa y ¨¦l se fue una cuadra m¨¢s abajo, por si acaso. Su esposa dice que en el barrio se ha escuchado de todo: ¡°Dicen que los andan buscando, que mototaxista que vean, le van a tirar¡±.
El gremio de mototaxistas de la colonia Agua Blanca no parec¨ªa muy alarmado: d¨ªas despu¨¦s hab¨ªan movido la base unas cuadras m¨¢s hacia el centro y continuaban trabajando como siempre. Para entonces, vecinos y conductores ya manejaban varias teor¨ªas sobre lo ocurrido. Una apuntaba a los due?os de los veh¨ªculos. Los conductores rentan los mototaxis a los due?os, que pueden tener varios en propiedad. Seg¨²n este rumor, parte de la flota de mototaxis de la colonia pertenece a un grupo criminal, y el ataque habr¨ªa sido un ajuste de cuentas. Otra teor¨ªa se?alaba que algunos conductores vend¨ªan droga y eso habr¨ªa molestado a otros peque?os traficantes de la colonia. Al final, nadie pod¨ªa decir a ciencia cierta el motivo de lo ocurrido; menos las autoridades, que ofrecen abundantes conferencias de prensa, pero para hablar casi exclusivamente de la pandemia.
La expansi¨®n del nuevo coronavirus en M¨¦xico ha coincidido con algunos de los meses m¨¢s violentos en la historia reciente del pa¨ªs. En plena fase de confinamiento, con las escuelas cerradas y buena parte de la actividad econ¨®mica detenida, hubo d¨ªas con m¨¢s de un centenar de asesinatos. Sin embargo, el virus se ha convertido en protagonista absoluto de la conversaci¨®n p¨²blica. La violencia aparece de pasada, como una comorbilidad del cuerpo enfermo de M¨¦xico. Como la hipertensi¨®n o la diabetes, pero al rev¨¦s: no es que la violencia end¨¦mica del pa¨ªs agrave los efectos da?inos del coronavirus; es que la llegada del virus parece potenciar la epidemia de crimen al volverla invisible.
Desde su perspectiva emp¨ªrica, el cobrador de servicios funerarios, vecino de la colonia Agua Blanca desde hace m¨¢s de 30 a?os, aseguraba que el barrio se ha vuelto cada vez m¨¢s peligroso. Un par de semanas atr¨¢s, un muchacho lo hab¨ªa asaltado a punta de pistola cuando volv¨ªa de hacer unos cobros. ¡°El muchacho tra¨ªa cubrebocas, eso s¨ª¡±, dijo.
¡°Ya no me dar¨¢n balazos, ?verdad?¡±
En el Hospital Civil de Guadalajara, adonde el Cholo y su hijo fueron trasladados ese s¨¢bado despu¨¦s de un paso fugaz por otra sala de urgencias, el mototaxista se convirti¨® en el segundo paciente en usar uno de los 350 ventiladores mec¨¢nicos disponibles. Cuando intubaron al Cholo, los m¨¦dicos apenas atend¨ªan a cinco pacientes de covid-19 y a dos les dieron de alta poco despu¨¦s. Un doctor con a?os de experiencia en el centro, resum¨ªa la situaci¨®n as¨ª: ¡°La violencia es peor que el virus. Es un problema social mucho m¨¢s de fondo. Al virus lo podremos vencer, a la violencia no. Por lo menos no en diez a?os¡±.
La colonia Agua Blanca, donde el Cholo manejaba un mototaxi para ganarse la vida, est¨¢ ubicada entre Guadalajara y Zapopan. La frontera sur de la capital es un foco de violencia. La mayor¨ªa de los asesinatos del fin de semana de la balacera se cometieron all¨ª. Tal vez por eso nadie se pregunt¨® demasiado por qu¨¦ balearon al Cholo. Nadie lo hizo en el hospital, ni en el Gobierno del Estado. La Fiscal¨ªa no ha dicho nada ¡ªy es probable que no lo haga¡ª porque nadie le ha preguntado. En el Estado de Jalisco, el 91,8% de los cr¨ªmenes no se denuncian o no se investigan, seg¨²n los datos del Instituto Nacional de Estad¨ªstica y Geograf¨ªa (INEGI) de M¨¦xico. Un porcentaje similar a la media nacional.
El Cholo de la 36 ni siquiera ha muerto, y eso lo convierte en firme candidato a la invisibilidad. Su nombre verdadero es Miguel ?ngel M¨¦ndez. Le dicen Cholo porque de peque?o su mam¨¢ se lo llev¨® a Estados Unidos; 36 es el n¨²mero del mototaxi que conduce. Tiene tres hijos, lleva sus nombres tatuados. Matthew, el que estaba con ¨¦l cuando los atacaron a balazos, se recupera bien, ha dicho su madre. Los balazos no afectaron ninguno de sus ¨®rganos vitales. El plomo entr¨® y sali¨® y las consecuencias m¨¢s graves son las pesadillas que sufre cada noche: ¡°?l pregunta, ?verdad que ya no me van a dar balazos? Yo le digo, no mijo, ya no¡ A veces se despierta gritando¡±.
Este lunes, los m¨¦dicos trasladaron al Cholo a la sala de terapia intensiva. Su s¨ªndrome de embolia grasa le hab¨ªa provocado una insuficiencia respiratoria importante. Hac¨ªa una semana que quer¨ªan hacerlo, pero no hab¨ªa espacio. Las 14 camas de cuidados intensivos del centro estaban ocupadas. No por la covid-19: cinco llegaron intoxicados por beber alcohol adulterado, el resto eran pacientes que convalec¨ªan de choques s¨¦pticos.
El martes, el equipo de intensivistas del hospital desconect¨® al Cholo del ventilador. Hab¨ªan pasado ocho d¨ªas. Se mov¨ªa, percib¨ªa el dolor porque gesticulaba cuando los m¨¦dicos le apretaban un brazo, pero cuando le hablaban y le ped¨ªan que hiciera algo espec¨ªfico, no contestaba. El viernes, sali¨® de cuidados intensivos. Horas despu¨¦s empez¨® a recuperar la conciencia, incluso alcanz¨® a decir su nombre: Miguel ?ngel.
En las estad¨ªsticas oficiales no hay categor¨ªa para casos as¨ª. Es un herido de bala hospitalizado. ?Cu¨¢ntos heridos de bala hay hospitalizados en M¨¦xico? ?Cu¨¢ntos necesitan respirador? ?Cu¨¢l es la tasa de mortalidad de un balazo en el f¨¦mur, de un s¨ªndrome de embolia grasa? Los informes peri¨®dicos no lo dicen.