Los cient¨ªficos comienzan a rebelarse contra Boris Johnson

Angela McLean (Kingston, Jamaica, 58 a?os) es profesora de Biolog¨ªa Matem¨¢tica en la Universidad de Oxford, segunda asesora cient¨ªfica jefe del Gobierno brit¨¢nico, con el t¨ªtulo de dama por sus m¨¦ritos profesionales. Y este martes ha comenzado a sugerir que los expertos que han asesorado a Boris Johnson en el manejo de la pandemia no tienen intenci¨®n de cargar con la culpa de los errores cometidos cuando llegue el ajuste p¨²blico de cuentas. Que las decisiones, pasadas y futuras, han sido pol¨ªticas.

El formato es cada d¨ªa el mismo. Un miembro del Gobierno comparece en rueda de prensa acompa?ado de uno o dos de los cient¨ªficos que forman parte del Grupo Asesor Cient¨ªfico de Emergencias (SAGE, en sus siglas en ingl¨¦s). El pol¨ªtico explica la aparente estrategia y los ¨¦xitos logrados; cuando la pregunta se complica, pasa la pelota a los cient¨ªficos. En esta ocasi¨®n, era el ministro de Agricultura y Medio Ambiente, George Eustice, quien intentaba explicar c¨®mo la vuelta al trabajo de los brit¨¢nicos pod¨ªa llevarse a cabo si se segu¨ªan las medidas de seguridad correctas. ¡°Como cient¨ªficos hemos dejado muy claro que cualquier cambio en las medidas de confinamiento necesita antes un sistema de contacto y rastreo eficaz y activo, y que cualquier modificaci¨®n en las normas de distanciamiento social deber¨¢ basarse en el n¨²mero de incidentes registrados en cada sector concreto y no en una fecha fija¡±, matizaba McLean, quien para esa afirmaci¨®n concreta decid¨ªa leer directamente del atril.

El Gobierno de Boris Johnson lleva ya una semana anunciando las cifras de voluntarios (18.000 era el objetivo inicial) que se han sumado al sistema de detecci¨®n y rastreo que pretende poner en marcha en las siguientes fases del confinamiento. Pero es incapaz de decir con certeza cu¨¢ndo ser¨ªa efectivo y todo parece indicar que habr¨¢ que esperar hasta junio. Mientras, padres y profesores se han rebelado ya contra el anuncio de Downing Street de que los colegios de primaria abrir¨ªan sus puertas el 1 de junio. ¡°No es justo, no es razonable y nos somete a una enorme presi¨®n. Las indicaciones del Ministerio de Educaci¨®n son francamente insultantes. Fragmentadas, apresuradas y totalmente inadecuadas¡±, ha dicho Mary Bousted, vicesecretaria general de la Uni¨®n Nacional de Educadores, el principal sindicato de profesores.

Los ministros repiten cada d¨ªa el n¨²mero de test realizados hasta la fecha y el responsable de Sanidad, Matt Hancock, ha anunciado ahora que el Gobierno har¨¢ la prueba a todo ciudadano mayor de 5 a?os que presente s¨ªntomas. Pero esta campa?a continua, acusan los cr¨ªticos, pretende camuflar el error inicial de Downing Street, cuando decidi¨® frenar sus planes de test masivos y concentrarse en que se realizaran al personal sanitario. Cada vez est¨¢ m¨¢s claro que en esa ocasi¨®n no fue la ciencia la que guio el criterio de los pol¨ªticos, sino la pura necesidad. El Gobierno no se hab¨ªa preparado con tiempo y no dispon¨ªa de suficientes kits de PCR. ¡°El consejo que dimos entonces tuvo en cuenta el material de que entonces se dispon¨ªa. Era lo mejor que se pod¨ªa hacer con los test que ten¨ªamos¡±, ha dicho McLean. Un modo de se?alar que no se actu¨® bajo estrictos criterios t¨¦cnicos, como siempre ha defendido el Gobierno.

La tensi¨®n entre expertos y pol¨ªticos ha dado un paso m¨¢s cuando la ministra de Trabajo y Pensiones, Th¨¦r¨¨se Coffey, se ha visto acorralada en una entrevista televisiva, en SkyNews, ante los errores iniciales del Gobierno en el manejo de la pandemia, especialmente en las residencias para mayores. ¡°Si la ciencia se equivoc¨® en esos momentos, los consejos que recibimos fueron err¨®neos. No me sorprende que la gente pensara que nos equivocamos. Recibimos asesoramiento de los cient¨ªficos, aunque luego los ministros decidan¡±, dec¨ªa Coffey.

Adrian Smith, el estad¨ªstico reci¨¦n elegido presidente de la prestigiosa academia de ciencias Royal Society, se ha sumado al creciente n¨²mero de voces de cient¨ªficos y diputados que reclaman al Gobierno que publique todas las actas de las reuniones del SAGE con los consejos que recibi¨®. ¡°Es muy peligroso ese mantra que repiten los pol¨ªticos de que se han limitado a hacer lo que les dec¨ªan los cient¨ªficos. Son ellos los que deben tomar al final las decisiones¡±, ha dicho Smith.

Se acerca el inevitable momento, como ha ocurrido en otras ocasiones (por ejemplo, la guerra de Irak), de que una comisi¨®n independiente acabe investigando c¨®mo se gestion¨® la crisis y en las respuestas de los ministros comienza a verse la cautela de quien no desea que sus palabras sean usadas en su contra. Y en ese juego de asignar culpas, los cient¨ªficos, conscientes desde un primer momento de la incertidumbre generada por un virus desconocido, no van a permitir que se les cargue la responsabilidad de las decisiones aparentemente firmes pero contradictorias del Gobierno.

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