Trabajar en la calle en la fase 1
Estatuas humanas, artistas callejeros y mendigos de Barcelona no creen que el avance en el desconfinamiento mejore su estado
Don Quijote, Crist¨®bal Col¨®n, John Lennon o Alien tambi¨¦n han sufrido la crisis econ¨®mica unida a la pandemia, aunque en un punto muy concreto de Catalu?a: la Rambla de Barcelona. El mismo d¨ªa en que Pedro S¨¢nchez anunci¨® el estado de alarma, el 14 de marzo, las estatuas humanas que representan a estos y otros personajes fueron borradas de golpe del paseo. Aquellas personas que antes de la crisis sobreviv¨ªan de su arte han visto c¨®mo el goteo de monedas se cortaba de golpe. Esperan regresar a la calle este lunes, cuando la fase 1 permite la apertura de terrazas.
Walter Daniel San Joaqu¨ªn lleva desde 2011 trabajando como estatua humana en la Rambla. Millones de personas se han fotografiado -previo pago de unas monedas- con ¨¦l, inm¨®vil, vestido de Don Quijote. San Joaqu¨ªn se parece a su personaje porque lucha de forma euf¨®rica contra problemas y molinos de viento, aunque pese a ello se muestra pesimista en cuanto al futuro de sus semejantes: ¡°En cuanto el BOE nos diga que podemos trabajar, nos lanzaremos a la calle por orgullo, respeto y tradici¨®n a la Rambla. Aun as¨ª, no creo que podamos vivir de nuestro trabajo. Antes del 14 de marzo ya lo not¨¢bamos. Ninguna administraci¨®n quiere ayudar a esta parte de la cultura. Ya echaron a los vecinos de Barcelona de la Rambla y ahora, sin turismo, creo que se va a destruir la tradici¨®n de las estatuas humanas¡±.
En el llamado Pla de les Com¨¨dies de la Rambla se concentraban, antes del estado de alarma, los d¨ªas impares 30 pintores, caricaturistas y retratistas y los d¨ªas pares otros 30. En total 60 personas que intentaban vivir, de nuevo, de su arte. Marcela Laspoumaderes tiene 55 a?os y lleva 28 trabajando con sus carboncillos en la Rambla. ¡°Si puedo no volver¨¦. No hay condiciones para trabajar. Seg¨²n me cuentan, habr¨¢ que dibujar con una mascarilla, poner al cliente al sol a dos metros de distancia, impedir los corrillos que se forman cuando estoy trabajando¡ Precisamente de esos corrillos es de donde me salen nuevos clientes¡±, mantiene Laspoumaderes. La artista tampoco conf¨ªa en el resto de compa?eros. ¡°Los ¨²ltimos a?os ha habido mucha competencia, mucho regateo. Adem¨¢s, yo soy retratista necesito mi tiempo mientras mis compa?eros mercadean con las caricaturas a ver qui¨¦n la hace m¨¢s barata. En cuanto les dejen trabajar saldr¨¢n todos de golpe y se pelear¨¢n por los clientes entre ellos. No les culpo, algunos tienen hijos peque?os que mantener¡±.
Uno de los grupos musicales que act¨²a en las calles de Barcelona desde 2013 es Latin Panas. La Asociaci¨®n de M¨²sicos de la Calle y el Metro de Barcelona divide los puntos donde se permite actuar a los Latin Panas y al resto de artistas de la asociaci¨®n. ¡°Nosotros sol¨ªamos hacerlo en la plaza Catalunya, el Portal de l¡¯?ngel y la Barceloneta. Ahora llevamos dos meses ingresando muy poco dinero. Hemos intentado promocionarnos en YouTube y ver si as¨ª gan¨¢bamos algo pero ha sido muy poco dinero¡±, lamenta Diego Gonz¨¢lez, miembro de la banda.
¡°Para nosotros la calle es nuestra vitrina donde luego nos salen otros bolos. Nuestra intenci¨®n es salir en cuanto podamos y actuar. Nos vamos a encontrar con un espacio sin turistas, no sabemos si la gente va a venir, si se seguir¨¢n amontonando en peque?os grupos para vernos o no lo har¨¢n. Tampoco sabemos si vendr¨¢ la Guardia Urbana y nos echar¨¢ de la calle¡±, destaca Gonz¨¢lez. Al igual que otros artistas, critica la falta de medidas de las administraciones para apoyar la cultura. ¡°Para optar a ellas nos piden las cuotas de aut¨®nomos. Nosotros somos artistas de calle. En qu¨¦ mundo viven estos pol¨ªticos¡±, lamenta.
¡°La pandemia democratizar¨¢ la pobreza¡±
Mientras, en las puertas del centro de acogida para personas sin hogar de la Fundaci¨®n Assis, en la zona alta de Barcelona, se acumulaban este viernes decenas de sin techo haciendo cola para desayunar o ducharse. Muchos llevaban mascarilla. Han pasado unas semanas muy duras, en las que eran los ¨²nicos en la calle. ¡°Si nadie lo remedia, igual que todos conocemos a alguien que ha enfermado, en unos d¨ªas conoceremos a personas que se han quedado sin nada. La pandemia lo que har¨¢ ser¨¢ democratizar la pobreza¡±, lamenta Jes¨²s Ruiz, el director del centro. Cada ma?ana reparten 80 desayunos, 110 meriendas y se duchan 40 personas.
Juan tiene casi 70 a?os y est¨¢ sentado en una silla en la cola. No ha querido refugiarse en los albergues que han instalado las Administraciones para que las personas sin hogar pasaran la cuarentena. Muchos ten¨ªan miedo a la concentraci¨®n, a perder la libertad de movimientos o a no poder consumir algunas adicciones prohibidas. Juan no espera mucho del desconfinamiento progresivo. ¡°Nadie les ha dado una oportunidad¡±, lamenta Ruiz. ¡°Es verdad que cuando dijeron que ser¨ªa obligatoria la mascarilla, muchos de ellos empezaron a pedirnos y eso que ya repart¨ªamos dentro de los kits higi¨¦nicos que entregamos¡±. A solo unos metros del centro, hay varios sin techo sentados en unos bancos. No sab¨ªan que el lunes Barcelona pasa a la fase 1. Tampoco tienen esperanza en recaudar m¨¢s limosnas. Nunca la tuvieron. Los d¨ªas pasan en una desescalada que, como a todos, se les est¨¢ haciendo eterna.
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