Viaje al minuto 1 de la pandemia en Europa
La peque?a localidad de Codogno diagnostic¨® el primer contagio oficial en Europa. Aqu¨ª comenz¨® una carrera hace tres meses para controlar un virus que tritur¨® el sistema sanitario lombardo y convirti¨® luego la provincia de B¨¦rgamo en el lugar m¨¢s golpeado del mundo
El minuto 1 de la pandemia en Europa transcurri¨® en un lugar inesperado. El registro de entradas de aquel d¨ªa se?ala que pasaban algunos minutos de las once de la ma?ana del 20 de febrero en las urgencias del hospital de Codogno, un pueblo de 15.000 habitantes del sur de Lombard¨ªa. Mattia Maestri, un paciente de 38 a?os, fuerte, deportista sin patolog¨ªas previas, lleg¨® con una agresiva pulmon¨ªa. Despu¨¦s del primer TAC, el radi¨®logo no lo vio claro y llam¨® a la doctora de guardia, Annalisa Malara, anestesista de 39 a?os. Volvieron a hacerle una placa pulmonar, pero el paciente no aguant¨®. Hubo que intubarle y perdi¨® el conocimiento. Su esposa, embarazada de ocho meses, se encontraba en el hospital en pleno curso preparto y explic¨® que Maestri cen¨® tres semanas antes con un amigo que hab¨ªa regresado de China. En 30 minutos Malara forz¨® los protocolos y pidi¨® la prueba de la covid-19. Aqu¨ª comenz¨® todo.
¡ªEs extra?o, ?no? Qui¨¦n iba a decir que una enfermedad que en teor¨ªa solo golpeaba a Asia asomar¨ªa por este pueblo lombardo¡ ¡ªmusita la mujer que hizo el primer diagn¨®stico de Europa y activ¨® todas las alarmas para combatir la pandemia.
El resultado lleg¨® desde el hospital Sacco de Mil¨¢n pasadas las ocho de la noche. El primer positivo aut¨®ctono en Europa ¡ªlos casos sin diagnosticar existieron mucho antes¡ª alert¨® a toda Italia y propici¨® un cambio de acercamiento de la OMS, de todo el mundo occidental. Codogno, un pueblo en el eje industrial lombardo, se convirti¨® en la primera trinchera de una guerra que acababa de empezar y que termin¨® arrasando a la vecina B¨¦rgamo m¨¢s que a ninguna provincia en el mundo.
Nadie durmi¨® esa noche. Al cabo de 24 horas se multiplicaron los casos, lleg¨® el primer fallecimiento y el Gobierno decidi¨® aislar diez municipios de la zona y uno en V¨¦neto. Una medida solo vista en Wuhan. El alcalde, Francesco Passerini (La Liga), no tuvo dudas de que era lo correcto, explica sentado en un banquito del patio del Ayuntamiento. ¡°Esos d¨ªas dec¨ªan todav¨ªa que el riesgo en Europa era cero. El debate se ce?¨ªa a si deb¨ªamos cerrar las fronteras a la amenaza exterior. Pero de repente el extraterrestre estaba en la cocina de casa. La sensaci¨®n aqu¨ª fue parecida a una especie de Chern¨®bil. Solo que en Pripyat se volc¨® todo el pa¨ªs para ayudar. Aqu¨ª permanecimos aislados¡±. En la siguiente semana no llegaron refuerzos, ni mascarillas. No lleg¨® nada.
La vida en Codogno qued¨® congelada el 23 de febrero entre dos puntos de acceso con controles policiales. Algunas familias se partieron. Muchos amigos se comunicaban a trav¨¦s de la barrera. ¡°?bamos a encontrarnos ah¨ª para saludarnos. Algunos tomaban el aperitivo a un lado y otro¡±, recuerda Marzio Toniolo, de 35 a?os, que fotografi¨® aquel pueblo fantasma durante el confinamiento. Todo ha vuelto a empezar tres meses despu¨¦s, explica aliviado tomando una cerveza junto a la Iglesia. La doctora Malara, con su diagn¨®stico, puso en marcha un proceso que impidi¨® un retraso todav¨ªa mayor en la detecci¨®n del virus. El paciente 1 se recuper¨® [ha rehusado contestar a las preguntas de este peri¨®dico], las ambulancias han dejado de romper a cada rato el silencio f¨²nebre en el que transcurri¨® la pesadilla. Pero las heridas siguen abiertas. En el Ayuntamiento, como en cada pueblo de Italia, una placa recuerda a los 196 ca¨ªdos del municipio en la I Guerra Mundial. ¡°Esos fueron en cuatro a?os. Ahora, en solo dos meses, ya hemos superado los 200¡±, se?ala Passerini. Y puede que no sea una guerra, pero el resultado es parecido.
La detecci¨®n del primer paciente fue clave para comenzar la prevenci¨®n en toda Lombard¨ªa, que acumula un tercio de casos (49.265), la mitad de fallecimientos (15.974) y el 66% de los contagios activos de toda Italia. Una regi¨®n que ha visto colapsar el mito de eficiencia y prosperidad que hist¨®ricamente ostent¨® ante el resto de Italia. Pocas horas despu¨¦s, el hospital de Codogno cerr¨® sus emergencias. Era imposible atender los casos que llegaban. El doctor Stefano Paglia, su responsable, cree que fue inevitable. ¡°Es un ¨¢rea que no puede defenderse en una epidemia. Se hubieran contagiado muchos sanitarios y no hubiera aguantado la presi¨®n. Las primeras estrategias fueron acertadas. Cerrar 10 Ayuntamientos fue lo m¨¢s inteligente. El problema es que el foco no estaba solo aqu¨ª. El d¨ªa despu¨¦s ya hab¨ªa pasado al Bergamasco¡±. Alguien olvid¨® tomar nota.
Codogno y B¨¦rgamo, la provincia m¨¢s afectada por la covid-19 del mundo (la tasa de mortalidad ha aumentado un 550% respecto al a?o anterior), est¨¢n unidas por un eje vertical de 65 kil¨®metros donde transcurre gran parte de la actividad comercial e industrial de la regi¨®n m¨¢s rica de Italia. El dinamismo econ¨®mico (B¨¦rgamo tiene la segunda tasa de desempleo m¨¢s baja de Italia), la movilidad y la densidad poblacional fueron gasolina para un territorio que ya ard¨ªa en silencio desde mediados de diciembre. Nadie sabe cu¨¢ndo empez¨® exactamente. El paciente cero, que supuestamente contagi¨® a Mattia Maestri, jam¨¢s fue encontrado. Hac¨ªa semanas que el virus circulaba en las consultas de los m¨¦dicos de cabecera, tambi¨¦n en la vecina provincia de Brescia, y en hospitales como el de Alzano Lombardo, desde donde se expandi¨® sin control y no fue aislado pese al alto n¨²mero de contagios. La Val Seriana, una zona muy industrializada, con un aeropuerto que recibi¨® 19 millones de pasajeros en 2019, era una bomba de relojer¨ªa. Algunos eventos aceleraron el temporizador.
El 19 de febrero el Atalanta, el equipo de B¨¦rgamo, disput¨® el partido de ida de la Champions League contra el Valencia. Hab¨ªa ganas de ver a la peque?a squadra medirse con los grandes de Europa. Mario Vavassori, 61 a?os, pelo blanco y largas patillas, estuvo ah¨ª, recuerda el mi¨¦rcoles por la tarde frente al estadio de su equipo del alma. Aquel d¨ªa, sin embargo, ¨¦l y sus tres amigos fueron a ver el partido a San Siro (Mil¨¢n) porque la vieja cancha de B¨¦rgamo no estaba homologada por la UEFA. Unas 40.000 personas en las gradas ¡ªtambi¨¦n unos 2.400 espa?oles del Valencia¡ª alucinaron con el 4-1 que le endosaron al equipo ch¨¦. Mario y sus amigos cenaron en el campo, tomaron unas cervezas y volvieron a B¨¦rgamo de madrugada. Dos de ellos comenzaron a tener fiebre al cabo de un d¨ªa y medio.
El alcalde de B¨¦rgamo, Giorgio Gori, defini¨® luego aquel partido como una ¡°bomba biol¨®gica¡±. Vavassori recuerda con terror los primeros s¨ªntomas, la tos, los 39 grados. Cada d¨ªa ten¨ªa menos ox¨ªgeno en la sangre. La saturaci¨®n lleg¨® a 43, al borde de la asfixia. Llamaron como locos a m¨¦dicos, a urgencias. Tardaron m¨¢s de 15 d¨ªas en aceptar su ingreso en el hospital. ¡°Claro que sab¨ªan lo que hab¨ªa pasado en el estadio. Mi hija cont¨® los s¨ªntomas, el tiempo que llevaba enfermo¡ pero no ten¨ªa relaci¨®n con China ni con Codogno y no mandaban la ambulancia¡ hasta que mencion¨® que hab¨ªa lo del Atalanta-Valencia: fue autom¨¢tico¡±, recuerda apoyado en una de las barras laterales de las taquillas. Tuvo suerte, despu¨¦s de un periplo de 55 d¨ªas, sali¨® del hospital, pero se top¨® con el horror.
El 19 de marzo una procesi¨®n de 70 camiones del ej¨¦rcito italiano avanz¨® en un silencioso y f¨²nebre desfile por la avenida de pol¨ªgonos que lleva al cementerio Monumental. La c¨¢mara mortuoria del enorme camposanto no era suficiente para tanto f¨¦retro. Tampoco el horno crematorio, capaz de incinerar solo 23 o 24 cuerpos al d¨ªa. Se llevaron unos 700 ata¨²des que terminaron en una nave industrial y en el interior de una Iglesia en Seriate. Don Mario Carminati, el p¨¢rroco que abri¨® las puertas del templo, cree que fue el ¨²nico gesto de amor hacia las v¨ªctimas que pod¨ªan hacer. ¡°La iglesia qued¨® inutilizable. Hab¨ªa 76 ata¨²des simultaneaneamente. Tuvimos que quitar los bancos. Los bendec¨ªamos uno a uno antes de que llegasen los militares a llev¨¢rselos. Algunos parientes, desesperados, nos ped¨ªan que le hici¨¦ramos la foto al ata¨²d y se la mand¨¢semos¡±.
No hay cifra oficial de los fallecidos por covid-19 en B¨¦rgamo (ya que no se desglosan por provincias o ciudades), pero la magnitud desbord¨® los servicios p¨²blicos. Para estimar el n¨²mero se pueden comparar los fallecidos del a?o pasado (por todas las causas) con los de este. Son 670 m¨¢s en una ciudad de 120.000 habitantes. En la provincia viven un 1.100.000 personas y han fallecido unas 6.000 m¨¢s que en el mismo periodo de 2019, seg¨²n datos proporcionados por Ayuntamiento y prefectura. Es como si en Nueva York hubiesen muerto 45.000 o en Wuhan 60.000 m¨¢s que normalmente.
Las funerarias aportan tambi¨¦n la medida de la tragedia. A mitad de marzo, la mayor¨ªa de empresas empez¨® a rechazar las llamadas que recib¨ªa. Antonio Ricciardi lleva en el negocio desde hace tres generaciones y nadie en su familia pudo ver algo igual, explica rodeado de urnas en una de sus oficinas. ¡°La gente estaba desesperada. Recib¨ªamos entre 50 y 70 llamadas al d¨ªa y a muchos hab¨ªa que decirles que no. Hicimos 1.089 servicios en marzo, cuando normalmente hacemos 110 al mes¡±. Ricciardi lleg¨® a vestir de blanco a alg¨²n familiar para colarlo en sus dependencias y permitirle despedirse. ¡°Fue un vendaval de muerte¡±, insiste evocando la caravana militar que dio la vuelta al mundo.
El padre de Cristina Longhini, farmac¨¦utica bergamasca de 39 a?os, iba en uno de esos camiones antes de que su familia le perdiera el rastro. Muri¨® solo en el hospital Papa Giovanni XXI d¨ªas antes. Ella solo recibi¨® una bolsa de basura con algunos objetos y una camiseta manchada de sangre que guard¨® 15 d¨ªas en el maletero del coche, recuerda con los ojos en l¨¢grimas. El d¨ªa que se decidi¨® a abrirlo, grab¨® un v¨ªdeo y lo colg¨® en Facebook para comenzar su lucha. Longhini forma parte de Noi denunceremo, una asociaci¨®n con 55.000 adhesiones en Facebook que se organiza para llevar a los tribunales a la Administraci¨®n por negligencias en la propagaci¨®n del virus y fallos en los hospitales. Hay varios elementos que lo avalan.
B¨¦rgamo jam¨¢s fue declarada zona roja. No bastaron centenares de contagios la primera semana, centenares de muertes en las residencias de ancianos (ahora son m¨¢s de 2.000) ni los errores cometidos en el hospital de Alzano Lombardo, (el gobernador de la regi¨®n, Attilio Fontana, y su consejero de Sanidad, Giuilio Gallera, declararon el viernes en la fiscal¨ªa por posibles negligencias). La presi¨®n de los empresarios en uno de los polos industriales m¨¢s importantes de Italia para no cerrar pudo ser definitiva. ¡°Hay que bajar el tono, hacer entender a la opini¨®n p¨²blica que la situaci¨®n se est¨¢ normalizando, que la gente puede volver a vivir como antes¡±, lanz¨® el presidente de Confindustria Lombard¨ªa, Marco Bonometti. La patronal en B¨¦rgamo dise?¨® una campa?a para inversores extranjeros. No estaba pasando nada, todo exageraciones, les dijeron. ¡°Bergamo non si ferma / Bergamo is running¡± (B¨¦rgamo no se detiene). La mayor¨ªa de f¨¢bricas, de hecho, continuaron abiertas hasta el 26 de marzo. Otras ni siquiera cerraron.
El alcalde de la ciudad, el socialdem¨®crata Giorgio Gori, fue uno de los que invit¨® a la gente a seguir en la calle cuando el nivel de contagios ya era alt¨ªsimo. Ahora, en su oficina del Ayuntamiento, admite que se arrepiente profundamente de aquello, pero que el problema real ven¨ªa de mucho antes. ¡°Llevo con pesar haber llegado al 26-27 de febrero con la idea de que¡ en fin, con una fuerte infravaloraci¨®n de lo que estaba sucediendo. Hab¨ªa en ese momento una idea general que subestimaba la gravedad de lo que suced¨ªa. Y yo estaba entre los que cometieron ese error. Me disgusta profundamente¡±. Muchos otros, como el gobernador de Lombard¨ªa, a quien un grupo de ciudadanos recibi¨® el viernes en la puerta de la Fiscal¨ªa al grito de ¡°Fontana mierda¡±, jam¨¢s han rectificado.
La gente no olvidar¨¢. En la fachada del peri¨®dico L¡¯Eco di Bergamo, que normalmente publicaba una sola p¨¢gina para obituarios y en aquella ¨¦poca tuvo que usar ocho o nueve diariamente, un luminoso muestra las fotograf¨ªas y los nombres de todos los fallecidos en la provincia. Aqu¨ª no hay nada que celebrar. Nadie nunca cant¨® en los balcones. Pocos replicaron esa muletilla del ¡°todo ir¨¢ bien¡±. ¡°No s¨¦ si entendieron el mensaje, la verdad. Va a ser muy dif¨ªcil¡±, explica Consuelo, que perdi¨® a su padre y asesora a las v¨ªctimas de Noi denunceremo. La vida transcurre ahora por dos aceras distintas: quienes cargan con el pesado luto por un amigo o un familiar y los afortunados que solo piensan en volver a empezar. En las terrazas, el trabajo, en pasar de fase. Lo normal. Pero ahora parecen dos maneras incompatibles de afrontar lo que vendr¨¢.
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