El giro de guion que descubri¨® la necesidad de m¨¢s y mejor Universidad
Hemos llegado a junio con la pandemia en remisi¨®n pero a¨²n no podemos dibujar un panorama definitivo sobre el pr¨®ximo curso
Un viernes 13 de marzo, nuestra vida dio un giro de guion inesperado que situ¨® a personas e instituciones frente a una situaci¨®n desconocida. Aquel d¨ªa, la Universidad se vio obligada a realizar un cambio radical en su modelo, de la presencialidad a la virtualidad. Un cambio tecnol¨®gico y metodol¨®gico formidable y repentino con un impacto directo sobre una comunidad de 1,3 millones de estudiantes, 123.000 profesores e investigadores y 62.000 personas de adminis...
Reg¨ªstrate gratis para seguir leyendo
Si tienes cuenta en EL PA?S, puedes utilizarla para identificarte
Un viernes 13 de marzo, nuestra vida dio un giro de guion inesperado que situ¨® a personas e instituciones frente a una situaci¨®n desconocida. Aquel d¨ªa, la Universidad se vio obligada a realizar un cambio radical en su modelo, de la presencialidad a la virtualidad. Un cambio tecnol¨®gico y metodol¨®gico formidable y repentino con un impacto directo sobre una comunidad de 1,3 millones de estudiantes, 123.000 profesores e investigadores y 62.000 personas de administraci¨®n y servicios en Espa?a.
El cambio afect¨® no solo a la ra¨ªz del modelo, tambi¨¦n a la gesti¨®n y a las relaciones personales entre todos los miembros de la comunidad universitaria, algo fundamental en nuestro modelo, en el que las relaciones personales son inherentes a la formaci¨®n. En el caso de la Universidad de Granada (UGR), como en la mayor parte del sistema de educaci¨®n superior p¨²blico, nuestro modelo educativo es presencial porque as¨ª lo hemos elegido y desarrollado. Hace a?os que se hace un uso constante y extensivo de las plataformas virtuales y, por supuesto, recurrimos a todo lo que la tecnolog¨ªa y la virtualidad aporta al sistema educativo, pero consideramos nuestros espacios de ense?anza como lugares de relaciones personales y laborales en los que el trato humano cercano aporta mucho a la formaci¨®n y a la investigaci¨®n. Sin emoci¨®n, la educaci¨®n es m¨¢s dif¨ªcil.
Esas relaciones personales y ese conocimiento de la realidad del otro, entre otros elementos, son los que han construido un sistema universitario espa?ol altamente solidario. Ver la reacci¨®n de la comunidad universitaria es reconocer a un grupo de personas solidarias, generosas e implicadas en el bien com¨²n. Cientos de voluntarios se organizaron para imprimir material de protecci¨®n, numerosos grupos de investigaci¨®n giraron sus proyectos hacia la covid-19 en un intento de acelerar el fin de la pandemia, los centros de investigaci¨®n y su equipamiento t¨¦cnico se pusieron a disposici¨®n de los profesionales de la salud, etc¨¦tera. Adem¨¢s, hemos sido conscientes con las dificultades futuras de nuestro estudiantado y hemos articulado medidas para ayudar. En definitiva, la Universidad espa?ola supo dar el paso adelante que no hizo falta pedirle.
Hemos llegado a junio con la pandemia en remisi¨®n pero a¨²n no podemos dibujar un panorama definitivo sobre el pr¨®ximo curso. Todo indica que ser¨¢ dif¨ªcil iniciar el curso con un modelo presencial absoluto. Por ello, la Universidad espa?ola trabaja con tres escenarios: presencial, semipresencial y virtual. Pero nuestro esfuerzo est¨¢ dirigido a un modelo mixto, con una presencialidad responsable y segura, que a¨²ne presencia en las aulas y el necesario porcentaje de virtualidad.
Escribo de aulas y surge un asunto relevante. Aulas, talleres, laboratorios y bibliotecas se sit¨²an, y nos gusta que as¨ª sea, en el coraz¨®n de la Universidad. No son solo espacios f¨ªsicos. Son espacios de aprendizaje que, entre otras cosas, nos diferencian de las universidades virtuales. Es imposible imaginar a nuestros estudiantes, entre otros y por citar solo algunos, de Farmacia, Bellas Artes, Psicolog¨ªa, Literatura, Ingenier¨ªa o Qu¨ªmica sin su presencia en esos espacios. Ver esos lugares sin uso es un motivo m¨¢s para desear el regreso a la presencialidad segura.
La actual pandemia nos obliga, por otra parte, a decidir qu¨¦ Universidad queremos para el futuro. Lo vivido convierte en evidente la necesidad de un potente sistema investigador. Tambi¨¦n el compromiso con ofrecer a nuestros j¨®venes la mejor formaci¨®n, con las mejores infraestructuras docentes que podamos proveerles.
Por otro lado, las universidades son menos sin la sociedad en la que se enmarcan. Y al contrario. La Universidad de Granada, como otras en ciudades similares, tiene una repercusi¨®n sobre el entorno en el que se asienta que no debemos obviar. Con 60.000 estudiantes, de los que algo menos de la mitad vienen de fuera de la provincia, la UGR tiene un impacto econ¨®mico, social y cultural en su medio que nos provoca una fuerte responsabilidad. Y como Granada, muchas ciudades universitarias tienen un esp¨ªritu y una vitalidad que no se consigue sin la presencia de estos miles de j¨®venes. Por eso, y con la prioridad de la seguridad para la salud de nuestra comunidad, aspiramos a que esa presencia tan enriquecedora se perciba en nuestras ciudades universitarias lo antes posible.
El futuro de Espa?a necesita una educaci¨®n superior relevante, lo que solo es viable con un modelo econ¨®mico estable y sostenible para la Universidad. No podemos estar sujetos a vaivenes que pongan en peligro nuestro desarrollo y con ¨¦l el de la sociedad espa?ola. Granada, como muchas ciudades universitarias, es una ciudad de conocimiento, con cientos de egresados cada a?o formados al m¨¢s alto nivel que tienen mucho que aportar a su entorno. Las instituciones est¨¢n obligadas a poner las bases de un ecosistema en el que sean capaces de desarrollarse, luego volar¨¢n solos. Eso solo ser¨¢ posible con una apuesta institucional y econ¨®mica firme, responsable y coherente que est¨¦ a la altura de los tiempos que nos ha tocado vivir y con la estatura que nos exige la historia.
Pilar Aranda Ram¨ªrez es rectora de la Universidad de Granada