Razones ¨¦ticas para una ense?anza ¡®online¡¯ el pr¨®ximo curso en la Universidad
Ocho profesores de la Universidad Complutense consideran que hay que invertir junio y julio en ayudar a los estudiantes sin los suficientes medios y en formar a los docentes
Seremos miles los docentes universitarios que en Espa?a hemos experimentado las dificultades de habernos visto privados, a causa de la covid-19, de la clase presencial, de laboratorios, bibliotecas y de la interacci¨®n humana en el campus, de esa vida especial en comunidad con los estudiantes, con nuestros colegas y con el personal de administraci¨®n y servicios. Una vida que no querr¨ªamos cambiar por nada del mundo y a la que ansiamos volver cuanto antes.
Ahora bien, siendo la Uni...
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Seremos miles los docentes universitarios que en Espa?a hemos experimentado las dificultades de habernos visto privados, a causa de la covid-19, de la clase presencial, de laboratorios, bibliotecas y de la interacci¨®n humana en el campus, de esa vida especial en comunidad con los estudiantes, con nuestros colegas y con el personal de administraci¨®n y servicios. Una vida que no querr¨ªamos cambiar por nada del mundo y a la que ansiamos volver cuanto antes.
Ahora bien, siendo la Universidad p¨²blica una instituci¨®n que persigue la excelencia en ciencia y pensamiento, le cumple hacer un ejercicio de reflexi¨®n sobre sus responsabilidades en tiempos de pandemia. Por el liderazgo social que le es inherente, la Universidad debe plantearse con urgencia c¨®mo contribuir a evitar lo que todos m¨¢s tememos: una segunda oleada de covid-19, que en la Comunidad de Madrid podr¨ªa tener efectos devastadores. El n¨²cleo de la cuesti¨®n es puramente ¨¦tico y el ejercicio de reflexi¨®n debe llevar a tomar decisiones valientes, con altura de miras, pensando no en el corto plazo, sino a medio y largo, y considerando c¨®mo beneficiar a toda la sociedad, dado que la universidad p¨²blica est¨¢ a su servicio.
Seg¨²n todos los expertos, con un 5% de prevalencia en Espa?a y un 11,3% en Madrid, no hay inmunidad de grupo y existe una alta probabilidad de un segundo brote de coronavirus en oto?o, lo que ocasionar¨ªa una gran mortandad y graves perjuicios econ¨®micos para toda la poblaci¨®n. Las grandes universidades p¨²blicas madrile?as aglutinan una considerable masa estudiantil. Solo la Universidad Complutense tiene m¨¢s de 70.000 alumnos. Algunos expertos, como el vir¨®logo italiano Andrea Crisanti, se?alan que los j¨®venes son los mayores difusores de la enfermedad, siendo los que m¨¢s la contraen, aunque muchos de ellos sean totalmente asintom¨¢ticos. En consecuencia, las aulas de titulaciones masificadas en universidades p¨²blicas son, necesariamente, potenciales focos de contagio. Y no solo las aulas. Se producen aglomeraciones constantes en los pasillos, escaleras, cafeter¨ªas, ascensores, bibliotecas, entradas de los edificios y, c¨®mo no, en los autobuses, trenes de cercan¨ªas y vagones de metro que llegan a los recintos universitarios. No parece, pues, que pueda ser viable optar ahora por una ense?anza tradicional simplemente usando mascarillas, dado que guardar la distancia de seguridad es, en la pr¨¢ctica, imposible.
Empieza a proponerse que la llamada ¡°modalidad semipresencial bimodal¡± podr¨ªa ser una alternativa. Aparte de otros detalles, el problema de esta soluci¨®n es que pasa por alto la central cuesti¨®n de la responsabilidad ¨¦tica, vinculada a la urgencia de actuar de la manera m¨¢s eficaz posible. Sin obviar lo dif¨ªcil que ha sido para profesores y estudiantes empezar a trabajar repentinamente de forma virtual, no podemos negar que muchos han hecho de la necesidad virtud. Ah¨ª est¨¢ la clave. El mundo vive una situaci¨®n de excepcionalidad que exige tambi¨¦n medidas excepcionales. Esas medidas excepcionales, en lo que nos ata?e como profesores, implican salir de nuestra zona de confort, de h¨¢bitos docentes fraguados en la presencialidad y cuidar a nuestros alumnos, prepar¨¢ndonos desde ya para ofrecerles una ense?anza online de calidad durante unos pr¨®ximos meses que habr¨ªan de comprender, al menos, el primer cuatrimestre. Para las asignaturas que no precisan de laboratorio o pr¨¢cticas presenciales carece de sentido ¡ªpor los riesgos innecesarios que implica¡ª la semipresencialidad, exceptuando, si acaso, la evaluaci¨®n final. Optar por la ense?anza online tendr¨ªa, para el resto de la sociedad, un m¨ªnimo impacto en el sector econ¨®mico y un m¨¢ximo beneficio sanitario.
Pero adoptar esta medida debe llevar aparejados unos compromisos. En primer lugar, las universidades deben volcarse con los estudiantes sin recursos y garantizarles los dispositivos electr¨®nicos y la conexi¨®n a Internet necesarios. Cuando no dispongan de espacios adecuados para estudiar en sus casas, se les deber¨ªa facilitar un puesto de estudio en las bibliotecas o salas de ordenadores de las facultades. En segundo lugar, una buena docencia online no se improvisa. Es el resultado de un trabajo previo considerable. Exige que el profesor se forme en la nueva modalidad y disponga de cierta tranquilidad para replantear sus asignaturas y seleccionar los mejores materiales docentes. Por todo esto, urge tomar una decisi¨®n como la que han adoptado ya la Universidad de Cambridge y otras universidades brit¨¢nicas con sus clases magistrales. As¨ª, se podr¨ªan invertir los meses de junio y julio en ayudar a los estudiantes sin los suficientes medios y en formar a los profesores que lo precisen. De la misma manera, es necesario organizar con antelaci¨®n la presencialidad b¨¢sica en aquellas disciplinas experimentales que as¨ª lo exijan, de forma que sea segura para todos y de m¨¢ximo aprovechamiento para los alumnos.
Insistamos en ello: a la universidad p¨²blica le corresponde un liderazgo intelectual, cient¨ªfico y social. No solo somos investigadores o instructores de unas determinadas materias o disciplinas. Como profesores universitarios, tenemos una responsabilidad personal hacia nuestros alumnos y hacia la sociedad y, en estos momentos, esa responsabilidad implica prepararnos de la mejor manera posible, y desde ahora, para ofrecer una ense?anza virtual de calidad. Planificar todo esto exige tiempo, sin olvidar que tambi¨¦n los estudiantes precisan conocer con antelaci¨®n c¨®mo ser¨¢ la docencia en el pr¨®ximo curso acad¨¦mico. Empecemos cuanto antes.
Carmen Segura Peraita (Facultad de Filosof¨ªa), Amparo Carrasco (Facultad de Comercio y Turismo), Riansares Mu?oz Olivas (Facultad de Ciencias Qu¨ªmicas), Santiago L¨®pez-R¨ªos (Facultad de Filolog¨ªa), Ana Fern¨¢ndez-Pampill¨®n Cesteros (Facultad de Filolog¨ªa), Mar¨ªa Teresa Gonz¨¢lez Ja¨¦n (Facultad de Ciencias Biol¨®gicas), Diego Rodr¨ªguez Rodr¨ªguez (Facultad de Ciencias Econ¨®micas y Empresariales) y Fidel Gonz¨¢lez Rouco (Facultad de Ciencias F¨ªsicas) son profesores de la Universidad Complutense de Madrid.
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