La activista mexicana Susana Prieto lleva cinco d¨ªas en prisi¨®n preventiva a 320 kil¨®metros de su casa
La abogada est¨¢ acusada de mot¨ªn y delitos contra servidores p¨²blicos y su familia espera en Ciudad Victoria un proceso incierto
¡°Claro que tengo miedo, claro que temo por mi seguridad¡±, dec¨ªa hace apenas unas semanas la abogada laboralista Susana Prieto a este peri¨®dico. Estaba entonces enfundada en su equipo de protecci¨®n contra el coronavirus a la puerta de una empresa en Ciudad Ju¨¢rez, donde animaba a los trabajadores a exigir el cierre de la maquiladora y protegerse en sus casas, tal y como hab¨ªa decretado el Gobierno federal. Ahora duerme en una prisi¨®n de Ciudad Victoria (Tamaulipas) donde lleva detenida de forma preventiva desde el 8 de junio. Se le acusa de mot¨ªn, amenazas y delitos contra servidores p¨²blicos ocurridos el 10 de marzo. Ese d¨ªa grab¨® con el celular uno de sus cientos de v¨ªdeos frente a la Junta de Conciliaci¨®n y Arbitraje de Matamoros, donde participaba en una concentraci¨®n de obreros. En esa misma localidad fue detenida el pasado lunes al salir de un restaurante con su hija y su marido. Apenas dos horas m¨¢s tarde, la sacaron de la Procuradur¨ªa ¡°como si fuera una delincuente peligrosa, con un gran despliegue policial y la trasladaron a Ciudad Victoria¡±, dice la portavoz de la familia, Alina Alvidrez. Ah¨ª sigue encerrada, a casi 400 kil¨®metros de su casa. La familia teme por su salud y por su vida.
Susana Prieto tambi¨¦n ha grabado su detenci¨®n en el celular. Cientos de v¨ªdeos como ese permiten seguir al detalle la actividad diaria de esta abogada laboralista que ha dedicado 30 a?os a defender y reclamar derechos para los obreros del norte de M¨¦xico, en la frontera con Estados Unidos, una zona violenta salpicada de maquiladoras donde se producen piezas para las empresas estadounidenses y europeas con mano de obra barata y bocas en silencio. Prieto siempre ha hecho ruido, por eso su detenci¨®n ha venido acompa?ada de numerosas muestras de rechazo de organizaciones de toda clase y mensajes desde Turqu¨ªa, Brasil o Espa?a, a decir de Alvidrez.
El presidente Andr¨¦s Manuel L¨®pez Obrador ha desvinculado esta detenci¨®n del Gobierno Federal y del estadounidense y la atribuye exclusivamente al Estado de Tamaulipas. En su conferencia del viernes dijo que no ¡°se pueden fabricar delitos a nadie¡± y anunci¨® que ha dado instrucciones para que intervenga la Secretaria de Trabajo en busca de una conciliaci¨®n. Tambi¨¦n la Comisi¨®n Nacional de los Derechos Humanos (CNDH) estar¨¢ vigilante para ¡°evitar arbitrariedades¡± en el proceso.
La primera arbitrariedad que detectan los abogados de Susana Prieto es que la activista est¨¦ en prisi¨®n preventiva cuando los delitos que se le atribuyen no son graves y han presentado los documentos que certifican su arraigo laboral y familiar en Matamoros. Sin embargo no han encontrado buena recepci¨®n ante la jueza Rosal¨ªa Gom¨¦z Guerra. ¡°No hay ninguna intenci¨®n de huir a ninguna parte, le hemos dado garant¨ªas de ello¡±, afirma Alvidrez.
La detenci¨®n de la abogada coincidi¨® el pasado lunes con la salida de uno de los turnos de trabajadores de las maquiladoras y de inmediato la noticia se extendi¨® como la p¨®lvora y hubo manifestaciones espont¨¢neas de rechazo en las calles, zonas industriales y frente a la Procuradur¨ªa. ¡°Para la familia fueron horas de tensi¨®n muy fuertes. Vieron como un despliegue policial la sacaba de all¨ª pero nadie inform¨® de d¨®nde la llevaban. Por la noche nos enteramos por los medios de comunicaci¨®n de que hab¨ªa sido trasladada a Ciudad Victoria bajo el argumento de medidas de seguridad¡±, sigue Alvidrez.
Susana Prieto, de 53 a?os, trabaj¨® como maquiladora cuando era joven para pagarse los estudios de abogac¨ªa. Esa es la raz¨®n de que se haya dedicado a defender a estos obreros que no saben nada de sindicalismo, ni de derechos laborales. ¡°Esto es el para¨ªso para las empresas¡±, dec¨ªa hace unas semanas Prieto. Con la crisis del coronavirus, la activista redobl¨® esfuerzos. Iba y ven¨ªa de una empresa a otra arengando a los trabajadores para que solicitaran equipos de protecci¨®n suficientes en las empresas esenciales y el cierre de aquellas que no lo eran. Algunas maquilas que no detuvieron sus m¨¢quinas iban echando el cierre a medida que se daban casos mortales. Prieto espantaba el miedo de los empleados con argumentos legales y les conminaba a unirse en acciones de protesta. Pero apenas encontraba eco en algunas mujeres m¨¢s aguerridas que se negaban a trasladar el coronavirus de la empresa a casa en esos camiones donde iban api?adas. ¡°?No sean pendejos, tienen la ley de su parte, no se crean las amenazas de la empresa, no pueden despedirlos, hay un decreto federal!¡±. Pero muchos sucumb¨ªa al temor y al hambre y entraban mansos a trabajar un d¨ªa m¨¢s o volv¨ªan a casa despedidos con unas cuantas monedas.
Prieto, madre de cinco hijos, es consciente de que su activismo puede ir quebrando poco a poco el para¨ªso laboral en el que se desenvuelven estas poderosas empresas, relacionadas con las nuevas tecnolog¨ªas, el sector automovil¨ªstico o los electrodom¨¦sticos. Estados Unidos manda las piezas, los mexicanos las ensamblan y las devuelven a las cadenas de producci¨®n del otro lado de la frontera. Las empresas estadounidenses vienen presionando hace semanas para reanudar su actividad a pesar de que en M¨¦xico el riesgo de contagios estaba a¨²n en sus m¨¢ximos. La abogada es una piedra en el zapato, un incordio inesperado que despierta a los obreros. Viene sobrando. En este contexto econ¨®mico hay que situar las palabras del presidente L¨®pez Obrador cuando desmarcaba a Estados Unidos de este proceso.
¡°Claro que s¨¦ a quien me enfrento. Claro que tengo miedo¡±, dec¨ªa hace semanas Prieto. Ahora est¨¢ en la c¨¢rcel.
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