Funerales m¨ªnimos o en l¨ªnea para despedir a los muertos por la covid-19 en Sudam¨¦rica
La pandemia modifica los rituales funerarios en todo el continente, incluso para los que fallecen por otras causas
As¨¦pticos y sin largas visitas para compartir abrazos o palabras de aliento, alg¨²n licor o un chiste, los funerales en medio de la covid-19 se han convertido en tr¨¢mites de pocas horas sin duelo o se han reemplazado por una versi¨®n digital. Ante la r¨¢pida propagaci¨®n de un virus que en Am¨¦rica Latina ha causado ya m¨¢s de 170.000 muertes, los pa¨ªses han tomado medidas para reducir al m¨ªnimo los servicios funerarios y evitar que se conviertan en focos de contagio, aunque a quienes acaban de perder un ser querido les cuesta acatar ...
As¨¦pticos y sin largas visitas para compartir abrazos o palabras de aliento, alg¨²n licor o un chiste, los funerales en medio de la covid-19 se han convertido en tr¨¢mites de pocas horas sin duelo o se han reemplazado por una versi¨®n digital. Ante la r¨¢pida propagaci¨®n de un virus que en Am¨¦rica Latina ha causado ya m¨¢s de 170.000 muertes, los pa¨ªses han tomado medidas para reducir al m¨ªnimo los servicios funerarios y evitar que se conviertan en focos de contagio, aunque a quienes acaban de perder un ser querido les cuesta acatar las nuevas reglas.
En Colombia se han confirmado a la fecha 8.269 muertos por la covid-19, la mayor¨ªa concentrados en Bogot¨¢ y Barranquilla. Ambas ciudades ya dispusieron contenedores refrigerantes por si colapsan las morgues. La norma indica que una vez se confirma o se sospecha el deceso por coronavirus y se notifica al familiar, el cuerpo es recogido por la funeraria y llevado al cementerio. Los pocos familiares permitidos van en un carro detr¨¢s del coche f¨²nebre, pero sin despedidas adicionales; el cuerpo va directamente al horno crematorio. ¡°El duelo en esta pandemia empieza desde que las personas entran a las UCI, se hace en vida, por eso es m¨¢s fuerte. El cementerio tiene ya esa antesala¡±, afirma Salvador Coronado, arquitecto que trabaja sobre patrimonio cultural del cementerio El Universal de Barranquilla.
En la costa caribe?a del pa¨ªs, en el municipio de Malambo, una familia decidi¨® saltarse los protocolos de bioseguridad y en el cementerio abri¨® el ata¨²d. ¡°Al que le d¨¦ miedo que se vaya¡±, grit¨® uno de los deudos que luego rompi¨® las dos bolsas selladas para los pacientes confirmados o sospechosos de haber fallecido por coronavirus. Luego se ech¨® alcohol en las manos. ¡°No hay que verlo como un asunto de morbo; para estas personas no es un muerto m¨¢s, era su madre, su familiar y en este caso quer¨ªan verificar si era ¨¦l¡±, explica Diego Bernal, profesor de historia de la Universidad Pontificia Bolivariana y secretario de la Red Iberoamericana de Cementerios. ¡°Cuando no puedes ver al muerto el duelo se hace m¨¢s complejo. Vamos a necesitar una metodolog¨ªa que llegue a un punto medio entre la salud p¨²blica y el derecho de las familias a despedir a sus muertos¡±, agrega.
¡°Nunca pas¨® algo as¨ª¡±, admite el tanat¨®logo argentino Ricardo P¨¦culo. ¡°Las familias sufren mucho porque el no despedirte es una historia¡±. En Buenos Aires y su ¨¢rea metropolitana, donde se concentran m¨¢s del 90% de las 2.893 v¨ªctimas mortales por la covid-19 en Argentina, tambi¨¦n est¨¢n prohibidos los velatorios. ¡°Del lugar de fallecimiento se pasa directo al cementerio¡±, detalla P¨¦culo. Hay sectores especiales en los grandes camposantos de la capital para enterrar a los muertos por coronavirus y tambi¨¦n horarios restringidos para el traslado de los cuerpos.
En el resto del pa¨ªs, aun donde no hay circulaci¨®n comunitaria, las ceremonias de despedida se limitan a un m¨¢ximo de entre 10 y 20 personas, seg¨²n la provincia, y pueden extenderse solo una o dos horas y no toda la noche, como es la costumbre. ¡°La familia tiene que dar una lista de los nombres. Se les toma la temperatura y se les deja pasar. Pero y si viene un primo, un amigo, ?c¨®mo se le dice que no puede entrar? Es un gran problema para las familias¡±, admite P¨¦culo.
Brasil es el pa¨ªs latinoamericano m¨¢s afectado por la pandemia: m¨¢s de 2,6 millones de personas han contra¨ªdo el virus SARS-CoV-2 y 86.496 han fallecido. Los velorios, que sol¨ªan ser numerosos y extenderse durante horas, tambi¨¦n se han visto reducidos en tiempo y participaci¨®n, informa Marina Rossi. Como alternativa, han crecido las ceremonias online, ofrecidas ya por la mitad de los cementerios, seg¨²n el Sindicato de Cementerios y Crematorios Particulares de Brasil (Sincep). ¡°Lo monto todo aqu¨ª mismo. El comedor de casa se ha convertido en una iglesia¡±, dice el padre Bianor Francisco de Lima J¨²nior, al hablar sobre las ceremonias en l¨ªnea que organiza el cementerio Morada da Paz, en Natal.
La tecnolog¨ªa tambi¨¦n asume un papel importante en Chile, donde muchos cementerios ofrecen la reproducci¨®n en l¨ªnea del entierro para suplir la presencia de familiares y amigos. Con 9.020 fallecidos por la covid-19, el protocolo vigente establece que el proceso del funeral ¨Cel velorio, la ceremonia y el entierro¨C no puede exceder los 90 minutos y que solo pueden asistir un m¨¢ximo de 20 personas. Los velorios en las casas est¨¢n prohibidos y se recomienda no utilizar decoraci¨®n como velas, fotograf¨ªas o flores, para evitar las cadenas de contagio. Los asistentes deben guardar un m¨ªnimo de un metro de distancia y, en el caso de las inhumaciones, los ata¨²des deben estar debidamente sellados.
La arque¨®loga Antonia Benavente, acad¨¦mica de Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Chile, explica que, en el contexto de pandemia, los rituales que acompa?an a la muerte resultan ¡°amenazados por una completa desarticulaci¨®n¡±. ¡°Nos olvidamos del aspecto mundano que rodea al ritual mortuorio. Es como si todos los bienes que la persona mantuvo en vida ¡ªcasa, profesi¨®n, emblemas, ideolog¨ªas, religiosidad, status social, econ¨®mico¡ª ya no se trasladan al ¨¢mbito de los muertos¡±, explica la acad¨¦mica.
Muertos sin identificar
La crisis sanitaria que trastoc¨® las rutinas de todo el mundo evolucion¨® en Ecuador a una crisis mortuoria. En Guayaquil, entre marzo y abril hubo cerca de 13.000 muertos, pero en ese momento no hab¨ªa cifras sino cientos de testimonios de familias que no pod¨ªan llorar a sus parientes. Para hacerlo ten¨ªan que conseguir que alguna autoridad retirase el cad¨¢ver de su casa o de la calle.
La emergencia convirti¨® a los militares en sepultureros y a las morgues de los hospitales en almacenes desordenados y hasta con fallos de refrigeraci¨®n. La alcaldesa de Guayaquil, Cynthia Viteri, habilit¨® dos terrenos con 12.000 tumbas para enterrar a las v¨ªctimas de la covid-19. Dada la cantidad de cuerpos, se habl¨® primero de una fosa com¨²n, pero el Gobierno tuvo que salir a aclarar despu¨¦s que los fallecidos descansar¨ªan en un terreno individual y ¡°con dignidad¡±, aunque nadie pudiera ir a despedirlos ni visitarlos hasta meses despu¨¦s. El Estado tiene a¨²n una cuenta pendiente con casi un centenar de familias, a quienes no ha entregado el cad¨¢ver de su familiar por no haber podido identificarlo.
El desborde es visible en Bolivia. Oficialmente, el pa¨ªs tiene 2.893 fallecidos por la covid-19, pero hay indicios de que son muchos m¨¢s. Seg¨²n fuentes policiales, en los ¨²ltimos cinco d¨ªas han sido recogidos 420 cad¨¢veres en calles, domicilios y autom¨®viles; de ellos, entre el 80% y el 90% eran sospechosos de tener la enfermedad.
Los sistemas funerarios de las principales ciudades del pa¨ªs est¨¢n colapsados y los hornos crematorios, sobrecargados. Faltan ata¨²des y lugares para velar los cuerpos, as¨ª que deben permanecer en los que fueron sus hogares por varios d¨ªas, mientras las autoridades habilitan cementerios especiales y reciben cr¨ªticas por la falta de insumos de bioseguridad.
La pandemia no solo ha cambiado los rituales para los muertos por coronavirus, sino tambi¨¦n los de aquellos que mueren por otras causas. En el caribe colombiano ya se dejaron de escuchar a las pla?ideras, mujeres contratadas para llorar; los rezos y las serenatas. Tampoco se puede visitar a los muertos de otras ¨¦pocas. ¡°Colombia es un pa¨ªs dicharachero, que re¨²ne muchas culturas. Somos cari?osos en vida y tambi¨¦n en la muerte, es complicado cambiar el chip de nuestra relaci¨®n con los rituales¡±, explica Ximena Parsons, secretaria de la red colombiana de patrimonio funerario y profesora de la Universidad Distrital de Bogot¨¢.
En Brasil, pueblos ind¨ªgenas como los de la aldea Ipatse ¨Duna de las 109 que acomodan al menos a 16 etnias en el Xing¨²¨D ni siquiera podr¨¢n concluir ahora los ritos f¨²nebres de los parientes que murieron el a?o pasado a causa de otras enfermedades, informa Beatriz Juc¨¢. All¨ª, todos los a?os, los ind¨ªgenas esperan el tiempo de sequ¨ªa entre julio y agosto, cuando el agua del r¨ªo se vuelve m¨¢s cristalina y facilita la pesca, para rendirles el ¨²ltimo homenaje a los l¨ªderes que perdieron la vida el a?o anterior. La fiesta de despedida ha quedado pospuesta esta vez hasta 2021.
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