100.000 vidas perdidas por la covid-19 en Brasil: una radiograf¨ªa con datos
La cifra de fallecidos por la pandemia equivale a la poblaci¨®n de una ciudad mediana, iguala a las muertes por c¨¢ncer entre marzo y julio de 2018, y supera a los de infartos, neumon¨ªas, accidentes o el propio virus de la influenza
Brasil ya cuenta m¨¢s de 100.000 muertos por la covid-19, y ve la pandemia dibujar una imagen de dolor en su territorio. Una persona ha fallecido cada dos minutos en el pa¨ªs a lo largo de casi cinco meses, si consideramos el intervalo entre la confirmaci¨®n de la primera muerte, en marzo, y este s¨¢bado 8 de agosto. Un resultado que no puede separarse de un escenario en el que la polarizaci¨®n pol¨ªtica y la negaci¨®n de las autoridades socavaron las medidas para controlar la epidemia.
En un territorio tan grande y tan diverso como Brasil, gan¨® diferentes velocidades en cada regi¨®n. Exalt¨® las desigualdades hist¨®ricas, especialmente las de acceso al sistema de salud, lo que llev¨® al colapso de regiones hist¨®ricamente menos estructuradas, como Manaos y Fortaleza. La incidencia de muertes, considerando la densidad de poblaci¨®n, tambi¨¦n es fuerte en Bel¨¦m, Recife y R¨ªo de Janeiro.
El virus se ha extendido por todo el pa¨ªs durante m¨¢s de cinco meses, y nada en el horizonte permite anticipar cu¨¢ndo cesar¨¢ el contagio.
La enfermedad, que el presidente Jair Bolsonaro lleg¨® a definir como una ¡°gripezinha¡±, se ha cobrado tantas vidas como el c¨¢ncer entre marzo y julio de 2018 (los datos oficiales m¨¢s recientes de causas de muerte a nivel nacional). Supera, de hecho, a las muertes por infarto, neumon¨ªa, o por accidentes de tr¨¢nsito en ese mismo periodo.
El perfil general de las muertes en Brasil sigue el patr¨®n observado en otras partes del mundo. M¨¢s de la mitad de las personas infectadas que han fallecido en el pa¨ªs son hombres y ancianos, seg¨²n datos del Ministerio de Salud, que solo tienen en cuenta los casos hospitalizados. El peso de la enfermedad no es equitativo entre los grupos de edad, pero no se puede decir que la covid-19 mata solo a las personas mayores: una de cada nueve personas que murieron ten¨ªan menos de 45 a?os.
Desigualdades en los cuidados
El acceso a la atenci¨®n necesaria cuando hay una manifestaci¨®n m¨¢s grave de covid-19 est¨¢ impregnado de desigualdad. Los datos brasile?os no son lo suficientemente completos como para responder a la incidencia de muertes por raza y nivel de escolaridad, variables que en el pa¨ªs est¨¢n fuertemente relacionadas con la desigualdad social. Sin embargo, las cifras s¨ª permiten discernir que las personas fallecidas que se declararon brancas accedieron m¨¢s a las camas en la UCI o ventilaci¨®n mec¨¢nica: casi ocho de cada diez. Entre los que se identificaron como de raza preta, parda o amarela hab¨ªa menos de siete de cada diez.
La imagen de la desigualdad es a¨²n m¨¢s dura para la poblaci¨®n ind¨ªgena. Hist¨®ricamente sometidos a sistemas de salud m¨¢s fr¨¢giles, solo seis de cada diez ind¨ªgenas que murieron por la covid-19 pudieron acceder a esta clase de soporte, fundamental para la supervivencia ante la manifestaci¨®n m¨¢s grave de la enfermedad.
Las vertientes de la desigualdad son igualmente visibles cuando miramos los datos por educaci¨®n. La falta de UCI y ventilaci¨®n mec¨¢nica es particularmente intensa entre las personas con menor grado de escolaridad, mostrando un efecto diferencial en este segmento en relaci¨®n con todos los dem¨¢s. Tres de cada diez personas sin escolarizaci¨®n murieron de la covid-19 sin poder acceder a una cama de cuidados intensivos o ventilaci¨®n mec¨¢nica.
Desde el comienzo de la crisis, las autoridades brasile?as informaron de que las muertes por covid tienen una relaci¨®n amplia con algunas comorbilidades. Los pacientes con cardiopat¨ªas, hipertensi¨®n y diabetes, por ejemplo, tienen m¨¢s probabilidades de evolucionar hacia una manifestaci¨®n grave, e incluso morir. En Brasil, la incidencia de comorbilidades tambi¨¦n est¨¢ particularmente correlacionada con el nivel educativo. La enfermedad card¨ªaca, por ejemplo, es un 20% m¨¢s frecuente entre las personas fallecidas con menos escolarizaci¨®n.
El patr¨®n de comorbilidades es tambi¨¦n diferenciado por razas, pero de manera menos intensa. De las dos m¨¢s frecuentes (diabetes y cardiopat¨ªas), los efectos m¨¢s notables se dan entre las poblaciones ind¨ªgenas, que en cualquier caso presentan seguramente problemas importantes no solo en la covid-19, sino tambi¨¦n en estas otras condiciones.
Si los brasile?os sometidos a la manifestaci¨®n m¨¢s grave de la covid-19 enfrentan la enfermedad de manera desigual, el virus en s¨ª tambi¨¦n avanza a trav¨¦s de las diferentes regiones del pa¨ªs de manera diferente. Muchos factores pueden influir en esto, como la fecha de inicio de la transmisi¨®n comunitaria, el nivel de concentraci¨®n de la poblaci¨®n (que acelera el contagio) e incluso las decisiones de los administradores locales sobre el aislamiento social. Aunque la Organizaci¨®n Mundial de la Salud ya ha declarado que el coronavirus no tiene una caracter¨ªstica estacional, el Gobierno de Brasil cree que la aparici¨®n de grandes olas de contagio en las regiones del Norte y Nordeste al comienzo de la crisis y la migraci¨®n actual de brotes para el sur est¨¢n relacionadas con la llegada del invierno en esta zona del pa¨ªs.
Efectivamente, Brasil enfrenta diferentes olas localizadas de la epidemia, si miramos las muertes en una l¨ªnea de tiempo. Hay fuertes enfoques concentrados en el norte y el noreste entre abril y mayo, con ¨¦nfasis en Bel¨¦m, Manaus, Fortaleza y Recife. Y desde junio, estas olas han migrado a las regiones del sur.
Todav¨ªa es temprano para comparar intensidades dentro del pa¨ªs m¨¢s grande de la regi¨®n, pero si las primeras olas son alguna gu¨ªa de lo que vendr¨¢, a Brasil todav¨ªa le queda un largo camino hasta el final. Con las cuentas oficiales en la mano, que ya marcan 3.000.000 de casos confirmados, menos de un 2% de la poblaci¨®n del pa¨ªs habr¨ªa pasado o estar¨ªa transitando la enfermedad. Este n¨²mero est¨¢ con toda seguridad subestimado en varios ¨®rdenes de magnitud, pero ni siquiera corrigiendo al alza la estimaci¨®n se pondr¨ªa Brasil en los umbrales que hoy se intuyen necesarios para adquirir inmunidad del grupo. Los datos aqu¨ª recogidos indican, adem¨¢s, que no todos sus habitantes dispondr¨¢n de las mismas herramientas para transitar el dif¨ªcil recorrido que a¨²n les queda por delante.
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