Una ni?a violada en Brasil logra abortar pese al acoso de grupos ultraconservadores
La menor ejerce su derecho legal a pesar de la presi¨®n de pastores, una ministra de Bolsonaro y hasta m¨¦dicos
Un sapo y una jirafa de peluche. Al lado de la abuela y de una trabajadora social, esos fueron los acompa?antes de una ni?a brasile?a de 10 a?os hacia el hospital donde, finalmente, logr¨® abortar. Victima de su t¨ªo, que la viol¨® desde los seis a?os, la menor viaj¨® en avi¨®n entre Vit¨®ria y Recife el domingo. Con un vestido estampado con flores y formas geom¨¦tricas azules, chanclas rosa y un bolso del mismo color, la ni?a embarazada lleg¨® al aeropuerto de Recife sobre las 3 de la tarde (hora local). Un comit¨¦ de ayuda, mayoritariamente compuesto por mujeres, se dispon¨ªa a amparar a la ni?a en su calvario para garantizar que se hiciera el aborto, previsto por ley para casos como ella.
La peregrinaci¨®n de la ni?a en busca de atenci¨®n m¨¦dica no se limit¨® a la distancia f¨ªsica entre las dos ciudades, separadas por unos 1.500 kil¨®metros. La chica sufri¨® hasta el ¨²ltimo minuto las presiones de activistas y m¨¦dicos ultraconservadores. Ya ingresada en el Centro Integrado de Salud Amaury de Medeiros (CISAM), en Recife, referencia en la atenci¨®n a v¨ªctimas de violencia sexual, fue acosada por un obstetra y una pediatra que trataron de hacerla cambiar de idea. Pero tanto ella como su abuela, responsable legal de la ni?a, estaban seguras de la decisi¨®n de interrumpir aquel embarazo.
En 2018, fecha de los datos m¨¢s recientes del Ministerio de la Salud, 21.172 ni?as con edades entre 10 y 14 a?os fueron madres en Brasil. De ese total, 15.851 eran negras, como la ni?a de esta historia. Ella, sin embargo, estaba decidida a no formar parte de esa estad¨ªstica. La Justicia ya hab¨ªa autorizado el procedimiento el pasado viernes, atendiendo a la petici¨®n de la fiscal¨ªa del estado de Esp¨ªrito Santo y entendiendo a que la voluntad de la ni?a es soberana, y que la ley permite la interrupci¨®n del embarazo en casos de violaci¨®n. Aun as¨ª, la v¨ªctima tuvo de enfrentar un calvario: ning¨²n hospital de Esp¨ªrito Santo, donde vive, quiso hacer el procedimiento, aduciendo cuestiones ¡°t¨¦cnicas¡±.
El rechazo a interrumpir el embarazo, sumado a la intensa reacci¨®n de grupos radicales iniciada en las redes sociales, llev¨® a una carrera contra el reloj. Una red de mujeres mont¨® un esquema para garantizar que la ni?a viajara con seguridad a Recife. Al llegar al aeropuerto, un coche ya la esperaba para llevarla inmediatamente al CISAM, donde se har¨ªa la intervenci¨®n. En el trayecto, de cerca de media hora, fue escoltada por un segundo coche, por el temor a los grupos radicales. Llegaron, finalmente, al hospital, donde entraron por la puerta de atr¨¢s. A las puertas del centro m¨¦dico se concentraban unas docenas de militantes, incendiados por la ministra de la Mujer, la Familia y los Derechos Humanos de Jair Bolsonaro, la pastora evang¨¦lica Damares Alves.
Los activistas y religiosos se dirigieron al hospital despu¨¦s de que Sara Giromini, una conocida extremista de derechas, difundiese no solo la direcci¨®n del hospital sino tambi¨¦n el nombre de la ni?a, en una violaci¨®n del Estatuto del Ni?o y del Adolescente (ECA, por las siglas en portugu¨¦s). El caso se encuentra bajo secreto judicial, y este lunes un tribunal orden¨® a las redes sociales que borren publicaciones con los datos de la ni?a.
Pese a la movilizaci¨®n, la chica pudo pasar desapercibida y el equipo m¨¦dico de CISAM la recibi¨® en el aparcamiento. Fue llevada a una sala de espera donde una televisi¨®n retransmit¨ªa el partido de la Liga brasile?a entre Vasco y S?o Paulo. La ni?a es una apasionada del f¨²tbol. Hincha del Flamengo, comparti¨® los comentarios del partido con la abuela, que es seguidora del Vasco, y la trabajadora social, hincha del S?o Paulo. Afuera, activistas radicales contrarios al aborto gritaban ¡°asesino¡± al m¨¦dico Ol¨ªmpio Moraes Filho, director del CISAM. El centro, mantenido por la Universidad Estatal de Pernambuco (UEP), es una referencia regional en ese tipo de intervenci¨®n y en la acogida a v¨ªctimas de violencia sexual.
El viaje dur¨® m¨¢s de seis horas, ya que no hay vuelo directo entre Vit¨®ria y Recife. La ni?a tuvo que salir de su Estado tras pasar 36 horas en el Hospital Universitario Cassiano Antonio Moraes (HUCAM), en la capital de Esp¨ªrito Santo, hasta que ese centro al final anunci¨® su rechazo a la intervenci¨®n. Rita Elizabeth Checon de Freitas Silva, jefa del HUCAM, dijo en una rueda de prensa el lunes que se trat¨® de ¡°una decisi¨®n absolutamente t¨¦cnica¡±, sin ¡°sesgo ideol¨®gico o religioso y ninguna interferencia externa¡±.
Seg¨²n Silva, su hospital no estaba ¡°capacitado¡± para hacer el aborto, porque la gestaci¨®n ya cursaba la semana 22 (m¨¢s de cinco meses) y el feto ten¨ªa m¨¢s de 500 gramos ¨C dos factores limitantes para el aborto legal, seg¨²n el Ministerio de la Salud ¨C, y adem¨¢s la ni?a hab¨ªa desarrollado diabetes gestacional. Sin embargo, en caso de violaci¨®n, al contrario de lo que alardearon los ultraconservadores, el aborto es permitido en situaciones como esa, siempre y cuando lo autorice la gestante. No hay l¨ªmite de tempo. Y fue ¨¦se el entendimiento de la Justicia el pasado viernes. El departamento estatal de Salud determin¨® entonces que se contactara el Hospital de Cl¨ªnicas de Uberl?ndia (Minas Gerais), que rechaz¨® la paciente por falta de plazas, y el CISAM, en Recife, que acogi¨® a la ni?a.
Libros y plastilina
La peregrinaci¨®n de esa ni?a, a quien le gusta leer y jugar con plastilina, seg¨²n personas de su entorno, comenz¨® mucho antes de las 36 horas que pas¨® ingresada en el HUCAM. El 8 de agosto, fue llevada por una t¨ªa al hospital de la localidad donde vive, S?o Mateus, 183 kil¨®metros al norte de Vit¨®ria, quej¨¢ndose de dolores abdominales. Cuando se comprob¨® que estaba embarazada, la ni?a cont¨® a una trabajadora social que hab¨ªa sido violada por su t¨ªo. Y cont¨® que eso suced¨ªa continuadamente desde que ella ten¨ªa 6 a?os. La polic¨ªa local investiga el caso. El t¨ªo, de 33 a?os, est¨¢ acusado por violaci¨®n de vulnerable y amenaza y fue detenido ese martes. Desde que acudi¨® por primera vez al hospital, la ni?a ya manifestaba claramente su deseo de interrumpir el embarazo.
Mientras la Justicia decid¨ªa si pod¨ªa o no abortar, la ni?a recibi¨® en su casa visitas de pastores evang¨¦licos que intentaron convencerla a no someterse a la intervenci¨®n. La fiscal¨ªa de Esp¨ªrito Santo prometi¨® investigar a grupos que intentaron presionar a la abuela de la ni?a. El arzobispo de la Archidi¨®cesis de Olinda y Recife, Fernando Saburido, tambi¨¦n trat¨® de dejar claro que la alta jerarqu¨ªa cat¨®lica est¨¢ alineada a los ultraconservadores: ¡°Si grave fue la violencia del t¨ªo que ven¨ªa abusando de una ni?a indefensa (...), grav¨ªsimo fue el aborto realizado en Recife¡±.
Pero al mismo tiempo en que las presiones crec¨ªan dentro y fuera del hospital, la red de resistencia tambi¨¦n ganaba fuerza. Ese lunes, despu¨¦s que la Secretar¨ªa de Salud de Pernambuco informase que la intervenci¨®n se hab¨ªa llevado a cabo y la chica estaba bien, el grupo de mujeres segu¨ªa movilizado. Hab¨ªan llenado la habitaci¨®n de la menor con libros y juguetes para cuando la ni?a volviese del quir¨®fano. El domingo, ella ya hab¨ªa recibido una caja de plastilinas y no se separaba del regalo, junto con su sapo y su jirafa.
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