Veda abierta en el New M¨®naco
Catorce mujeres explotadas sexualmente, liberadas de seis clubes. Hac¨ªan jornadas de 12 horas, pagaban multas por querer dormir, ducharse entre un cliente y otro y ponerse enfermas. Radiograf¨ªa de una operaci¨®n contra la trata
Un grupo de agentes de la Polic¨ªa Nacional entra en el club New M¨®naco, de Orihuela, armados con varios arietes con los que van derrumbando puertas a su paso. En la pista de suelo de ajedrez est¨¢ la barra, donde un agente revuelve entre botellas de Ballantines y Bacardi al lado de una caja registradora con dos pegatinas del Bar?a. Hay una cajetilla de tabaco rubio y un mechero encima, un gorrito de cumplea?os feliz sobre una botella, un rollo de papel higi¨¦nico y un par de enchufes. Tambi¨¦n un neceser en el que los agentes encuentran droga. Un perro recorre cuartuchos llenos de enseres personales y de aseo buscando m¨¢s sustancias ilegales. En la parte trasera del club, un hombre gordo en pantal¨®n corto, camiseta rosa y chanclas levanta los brazos, dejando media barriga al descubierto, mientras es cacheado por un agente. Es la madrugada del 19 de noviembre; im¨¢genes parecidas se han visto en el club El ?lamo y club Mediterr¨¢neo de Murcia, en el Copas y el Ch¨¦vere de Almer¨ªa, en El Ciervo de Valencia, club en el que hay dibujado un ciervo en la fachada con el cartel: ¡°Se abre la veda¡±. En los registros los agentes se incautan de 90.000 euros, cinco coches de lujo, tres escopetas, dos pistolas simuladas, 300 gramos de coca¨ªna y marihuana. La operaci¨®n se llama Monoikos, nombre griego de M¨®naco, el club m¨¢s grande de los seis. En el club Mediterr¨¢neo los agentes se encuentran al cabecilla de la banda (los seis clubes est¨¢n regentados por propietarios con lazos familiares) y a una mujer en minifalda sentada en una silla, con las piernas cruzadas, aterrorizada. De ella es la historia.
Antes
Lo que ocurri¨® esa madrugada no empez¨® un a?o antes, en octubre de 2019, cuando la Unidad Central de Redes de Inmigraci¨®n Ilegal y Falsedades Documentales (UCRIF) comenz¨® a seguir a los sospechosos y acumular pruebas para llevar a cabo la macrooperaci¨®n que termin¨® con la detenci¨®n de 20 personas de entre 22 y 62 a?os. Fue mucho antes, cuando varias mujeres (en este caso, 14) fueron captadas por las redes de trata y explotaci¨®n sexual. ?C¨®mo? Hay ocasiones en las que organizaciones criminales buscan en pa¨ªses extranjeros a mujeres vulnerables y necesitadas para ser prostituidas con unas determinadas condiciones (el llamado consentimiento viciado a causa de la precariedad) que, al llegar a Espa?a, desembocan en esclavismo sexual; en otras, el enga?o es completo desde el principio. La activista Bebi Fern¨¢ndez, escritora de novelas como Memorias de una salvaje (Planeta) y crimin¨®loga experta en trata de mujeres, recibi¨® hace unos d¨ªas el mensaje de una seguidora suya que le contaba que, tras ver una oferta laboral en la que se reclamaba una camarera, el n¨²mero de tel¨¦fono puesto en Google llevaba tambi¨¦n a p¨¢ginas y foros de reclamo de prostitutas.
¡°Fue un error de la organizaci¨®n¡±, dice Bebi Fern¨¢ndez, seud¨®nimo de una mujer amenazada por sus denuncias sobre trata y explotaci¨®n. ¡°Utilizan un n¨²mero para ofertar puestos de trabajo, otro para ofertar los servicios de prostituta. En este caso utilizaron el mismo y, al buscarlo en Google, se descubr¨ªa el enga?o. Pero esos errores no suelen producirse¡±. La chica del club Mediterr¨¢neo, o cualquiera de sus 13 compa?eras, o de las muchas enga?adas cada a?o para ser prostituidas, pudo acabar encerrada en un club de carretera mediante muchos m¨¦todos de captaci¨®n (uno de ellos, el de lover boy, explicado en el libro Pornoxplotation de Mabel Lozano y Pablo J. Conellie). Tambi¨¦n por el procedimiento habitual que esa seguidora de Fern¨¢ndez ¡ª¡±y otras m¨¢s¡±, matiza¡ª denunci¨® a trav¨¦s de un mensaje privado en Instagram. ¡°Los anuncios que colocan las redes ofrecen trabajos para los que normalmente se presentan chicas muy j¨®venes, camarera, recepcionista, azafata¡ La entrevista personal la hace siempre una mujer de trato cercano, dando confianza, pero con preguntas demasiado incisivas, demasiado privadas. Se trata de saber si tienes a mucha gente cerca, si est¨¢s muy sola en la ciudad, si eres en definitiva vulnerable, y d¨®nde trabajan o viven tus padres, en qu¨¦ pa¨ªs, en qu¨¦ ciudad. Todo se dirige a saber hasta qu¨¦ punto la pueden echar de menos, y cu¨¢ntos, y hasta d¨®nde y c¨®mo pueden amenazarla. Y si las condiciones para ellos se dan, una vez que la meten en el club, no sale¡±.
Despu¨¦s
Lo que ocurri¨® la madrugada del d¨ªa 29 no termin¨® con la puesta a disposici¨®n judicial de 20 personas (nueve de ellas han entrado en la c¨¢rcel), acusados de los delitos de trata de seres humanos con fines de explotaci¨®n sexual, tr¨¢fico de drogas, contra el derecho de los trabajadores, favorecimiento a la inmigraci¨®n irregular, tenencia il¨ªcita de armas, blanqueo de capitales y pertenencia a organizaci¨®n criminal. Las 14 mujeres liberadas el pasado 29 de noviembre relataron a la asociaci¨®n integral de las v¨ªctimas de trata, APRAMP, las condiciones en las que viv¨ªan en los clubes. Ten¨ªan que hacer jornadas continuas de 12 horas, siete d¨ªas a la semana. Si pretend¨ªan dormir, deb¨ªan pagar una multa de entre 60 y 200 euros. Si quer¨ªan ducharse entre cliente y cliente, deb¨ªan pagar una multa de entre 60 y 200 euros. Si enfermaban y por ello no trabajaban, eran multadas con una cantidad de entre 300 y 400 euros. Algunas de las mujeres (todas entre 21 y 31 a?os, muchas llevaban a?os explotadas) acumulaban una deuda superior a los 4.000 euros. Adem¨¢s, eran obligadas a consumir drogas con sus clientes. Todo ello, y a pesar de la crisis sanitaria, sin medidas de protecci¨®n contra la covid-19.
¡°Hab¨ªa mujeres que no conoc¨ªan el alcance de la crisis fuera, el punto en el que se encuentra la pandemia. Si hab¨ªa confinamiento o no, si la hosteler¨ªa estaba cerrada o no, si hab¨ªa vacuna o no. Nada. Porque est¨¢n aisladas hasta ese punto¡±, dice Roc¨ªo Mora, directora de APRAMP. ¡°Nuestro primer trabajo al atender a v¨ªctimas de trata y de explotaci¨®n sexual es convencerlas de que son v¨ªctimas. Ni m¨¢s ni menos, porque ellas se sienten culpables. Han salido de sus pa¨ªses convencidas por alguien muy cercano, por un nexo que ten¨ªa con ellas una confianza muy grande para embarcarlas en el viaje; se sienten culpables por haber sido enga?adas, culpables por dejar de mandar dinero a sus casas, culpables por la posibilidad de que tengan que regresar a su pa¨ªs¡±. Las 14 mujeres se encuentran en un lugar protegido por la asociaci¨®n que dirige Mora, un colectivo que, entre sus objetivos, prioriza la recuperaci¨®n de la vida de las v¨ªctimas fuera del control y abuso de los explotadores. ¡°Cuando salen no tienen ni siquiera identidad, ni pasaporte ni nombre real¡±. A pesar de que los clubes est¨¢n en teor¨ªa cerrados (el New Monaco ten¨ªa un cartel anunciando su cierre con mensaje de ¡°esto lo paramos entre todos #yomequedoencasa), las mujeres contaron el procedimiento por el cual segu¨ªan siendo explotadas: puertas traseras y escondidas para que entrase gente, o servicios a domicilio apalabrados telef¨®nicamente con el club. ¡°En lugares en los que estaba restringida la movilidad y el putero no quer¨ªa arriesgarse, se mov¨ªan ellas¡±, cuenta Mora.
Una organizaci¨®n criminal
Uno de los agentes que particip¨® en la macrooperaci¨®n de la Polic¨ªa Nacional ha relatado a este peri¨®dico las circunstancias en las que fueron liberadas las mujeres esclavizadas en los clubes, y las condiciones en las que se encontraban. ¡°El trabajo psicol¨®gico es lo primero. No se sienten v¨ªctimas en absoluto, se sienten tan culpables que cuesta hacerles ver que las vas a liberar, no a detener¡±. A pesar de que hay v¨ªnculos familiares entre los propietarios de estos clubes de Valencia, Murcia, Alicante y Almer¨ªa, fuentes de la investigaci¨®n descartan que se trate de un clan familiar y se inclinan por una organizaci¨®n criminal no movida por v¨ªnculos de sangre. Los registros no se limitaron a los seis clubes sino a seis lugares m¨¢s, 12 en total. Adem¨¢s de viagra, drogas, dinero y armas, los agentes se incautaron de documentaci¨®n y dispositivos relacionados con la investigaci¨®n. La operaci¨®n culmin¨® con el ingreso en prisi¨®n de nueve de los 20 detenidos y el cierre cautelar de los seis establecimientos en los que llevaban a cabo las actividades de explotaci¨®n sexual.
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