El lento redoble de la igualdad entre tambores
La tamborrada de San Sebasti¨¢n cumple 40 a?os de presencia femenina camino de la equidad
![Juan Navarro](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/https%3A%2F%2Fauthor-service-images-prod-us-east-1.publishing.aws.arc.pub%2Fprisa%2F06e3bed3-ffe1-4f1f-a2c2-c26016990b84.png?auth=234b68c8f5803825c86a00376d816e74055aacb335745c95df6900fa22a957a1&width=100&height=100&smart=true)
![Lurdes Irazusta, una de las primeras mujeres en salir en la tamborrada, junto a Xabier Otegui, tambor mayor, en los ensayos de la compa??A Kresala en San Sebasti¨¢n](https://imagenes.elpais.com/resizer/v2/KK4Q46UGITY5JK3HFVZWQEJTKA.jpg?auth=cb4ef76c723bdacd6c6aa5ff64ea7c99dbe10e3e23020956ecd9dc870b4b524c&width=414)
Hizo falta interpretar la historia para que las mujeres pudieran participar en la Tamborrada. La figura de las aguadoras se incorpor¨® en 1980 a esta tradici¨®n que recrea en San Sebasti¨¢n un sonoro duelo entre soldados, que tocan tambores, y cocineros, que aporrean barriles, cuando esperaban frente a una fuente. La compa?¨ªa Kresala entendi¨® hace 40 a?os, tras estudiar las cr¨®nicas, que quienes iban a por el agua eran las mujeres y les dio as¨ª un papel dentro de este desfile que saca a las calles a miles de personas el d¨ªa de San Sebasti¨¢n para ver a unos 20.000 participantes entre ni?os y mayores. Cuatro d¨¦cadas despu¨¦s ha llegado un nuevo paso por la igualdad: este lunes ya no habr¨¢ una ni?a como La Bella Easo, a modo de reina del desfile infantil, ni la acompa?ar¨¢n damas de honor.
La decisi¨®n procede del Aitor Ikastola, colegio donostiarra al que le tocaba elegir este personaje en la presente edici¨®n. Maixabel Asensio, secretaria de la asociaci¨®n de madres y padres del centro, explica que suprimieron esta figura por considerarla ¡°desfasada en estos tiempos¡±. ¡°Queremos dar protagonismo a ni?os y ni?as por igual¡±, defiende Asensio al hablar de una iniciativa que ha respaldado el Ayuntamiento de San Sebasti¨¢n, dirigido por Eneko Goia (PNV). Esta madre afirma que han recibido alguna cr¨ªtica ¡°porque como en cualquier decisi¨®n siempre hay gente en contra¡± y expresa el orgullo de que su escuela se atreviera a hacerlo. Ahora bien, el pr¨®ximo a?o ser¨¢ otra ikastola la que elija si recuperar a La Bella Easo o mantenerla a un lado.
Las medidas feministas y en favor de la igualdad en esta festividad han chocado hist¨®ricamente con el componente tradicional reacio a alterar sus costumbres. El estudio Paso a paso hacia una tamborrada en igualdad publicado en 2014 recoge que el encuentro solo permiti¨® la presencia de ni?as desde 1984, tras un siglo de trayectoria. Solo que con una condici¨®n: ¡°Siempre que se oculten detalles distintivos de su sexo (pelo largo y pendientes)¡±. La progresiva aparici¨®n de colegios mixtos facilit¨® que las chicas se unieran a los desfiles, un proceso de feminizaci¨®n que comenz¨® en 1929 con una compa?¨ªa de mujeres turcas que hizo resonar sus tambores por San Sebasti¨¢n, pero que la dictadura frustr¨®.
El paso del tiempo ha normalizado que haya mujeres en este acontecimiento que paraliza las calles. La ley de Igualdad que implement¨® el Gobierno vasco en 2005 prohibi¨® las actividades culturales en espacios p¨²blicos si obstaculizaban la participaci¨®n de las mujeres en igualdad con los hombres. La normativa fue clave para fomentar la equidad, si bien siguen existiendo las tradicionales sociedades vascas, una suerte de clubes privados, que no admiten cuota femenina entre sus socios. El estudio avisa que ¡°ser mixta y ser igualitaria no quiere decir lo mismo¡±. La inmensa mayor¨ªa de las tamborradas son mixtas, precisan, pero apenas un tercio de los participantes son mujeres. ¡°No hay paridad¡±, concluyen, y citan que estas no siempre pueden acceder a cargos destacados. Este a?o el galard¨®n del tambor de oro es para los equipos femeninos de la Real Sociedad de f¨²tbol y hockey hierba, un laurel que habitualmente reca¨ªa en hombres.
Este tipo de tradiciones, tan respetadas y valoradas en San Sebasti¨¢n, cuentan con un componente conservador que confiere mayor valor a esta adecuaci¨®n a los ritmos de la sociedad. El avance ha sido m¨¢s lento en casos como el de la fiesta del Alarde de Hondarribia, territorio gipuzkoano pr¨®ximo a Francia, que divide a la localidad en dos velocidades: la parte que permite presencia femenina en el desfile de soldados y quienes sostienen que solo los hombres pueden ir armados y ellas han de ser meras cantineras. Las mujeres del primer grupo se enfrentan al rechazo y abucheos de los y las que critican esta adaptaci¨®n de una costumbre con m¨¢s de cuatro siglos de historia.
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