¡®Housing First¡¯ o dar casa gratis, una soluci¨®n en auge para reducir las personas sin hogar
Este modelo, que consiste en acoger a las personas sin hogar en una vivienda sin cobrarles alquiler, gana protagonismo en varios pa¨ªses a la hora de abordar el problema
La soluci¨®n al problema del sinhogarismo parece obvia, dar casa a quien la necesite. Lo que quiz¨¢s no es tan obvio es lo que propone el modelo Housing First (que en castellano significa ¡°la vivienda primero¡±): dar casa a las personas sin hogar sin cobrarles alquiler. Sin embargo, es la principal tendencia en este ¨¢mbito, de ¨¦xito probado en algunos pa¨ªses. Por ejemplo, Finlandia, ...
La soluci¨®n al problema del sinhogarismo parece obvia, dar casa a quien la necesite. Lo que quiz¨¢s no es tan obvio es lo que propone el modelo Housing First (que en castellano significa ¡°la vivienda primero¡±): dar casa a las personas sin hogar sin cobrarles alquiler. Sin embargo, es la principal tendencia en este ¨¢mbito, de ¨¦xito probado en algunos pa¨ªses. Por ejemplo, Finlandia, que ha reducido m¨¢s de un 35% la poblaci¨®n sin hogar. La prioridad: alojar a las personas que m¨¢s tiempo llevan en la calle, las m¨¢s deterioradas, las m¨¢s cronificadas.
El problema de la vivienda es end¨¦mico en Espa?a: alquileres altos, poca vivienda p¨²blica y cobertura social menguante, desempleo, desahucios y personas cuya ¨²ltima opci¨®n es okupar. Hay alrededor de 40.000 personas sin hogar en todo el pa¨ªs, seg¨²n C¨¢ritas, y m¨¢s de tres millones de pisos vac¨ªos. La situaci¨®n tiene visos de empeorar en el futuro pr¨®ximo, con la crisis provocada por la pandemia del coronavirus.
La extensi¨®n del Housing First podr¨ªa paliarlo. El modelo surgi¨® en Nueva York a principios de los a?os noventa, de la mano del psic¨®logo Sam Tsemberis y de otros, que observaron que el modelo asistencial no funcionaba: las personas sin hogar volv¨ªan a la calle despu¨¦s de pasar por diversas instituciones. Desde entonces, se ha ido extendiendo por el planeta. ¡°Las soluciones centradas en la vivienda, no solo el Housing First, empezaron a llegar a Espa?a a mediados de los a?os noventa¡±, explica el soci¨®logo Pedro Cabrera, profesor de la Universidad Pontificia de Comillas, y experto en sinhogarismo y exclusi¨®n social. ¡°Cada vez hay m¨¢s gente que entiende la necesidad de estas soluciones, m¨¢s all¨¢ de las colectivas como son albergues y otras, herederas de los dep¨®sitos de mendigos del medievo¡±, afirma. No solo las asociaciones est¨¢n apostando, sino tambi¨¦n las administraciones p¨²blicas. ¡°Sobre todo en grandes ciudades donde se concentra el problema y hay una acci¨®n m¨¢s organizada, aunque tambi¨¦n en algunas autonom¨ªas, como el Pa¨ªs Vasco y Navarra¡±, a?ade Cabrera.
Juan Carlos Jim¨¦nez, de 53 a?os, naci¨® en una familia pobre del barrio de Lavapi¨¦s (Madrid). ¡°En nuestra corrala no hab¨ªa ba?o, solo un v¨¢ter por cada piso, as¨ª que iba a las duchas p¨²blicas en Embajadores. Eran de hierro oxidado y sal¨ªan cucarachas¡±, cuenta. Eran los a?os setenta. Ya de adulto, volvi¨® a utilizar esas duchas p¨²blicas, ahora modernizadas. La pobreza persist¨ªa. Jim¨¦nez fue expulsado del sector de la construcci¨®n por la crisis de 2008 y cay¨® seis a?os en la calle: v¨ªctima de robos, depresi¨®n, recogiendo chatarra, bebiendo para sobrellevar las penas. Su alcoholismo dur¨® hasta 2016. ¡°Me emborrach¨¦ en Nochevieja y luego lo dej¨¦¡±, recuerda.
Despu¨¦s de pasar por rehabilitaci¨®n, entr¨® en contacto, por recomendaci¨®n del Samur Social, con la Asociaci¨®n Realidades. Desde aquel a?o vive en un piso Housing First, cedido a la asociaci¨®n por el Ayuntamiento de Madrid, precisamente en Lavapi¨¦s, en otra corrala que Jim¨¦nez conoce de su infancia. ¡°Cuando era ni?o siempre quise vivir aqu¨ª¡±, recuerda. La vida da muchas vueltas.
El camino directo para realojar a personas sin hogar no ha sido tradicionalmente el preferido. ¡°Se ha practicado, en cambio, un sistema de escalera: la persona tiene que ir pasando por albergues y centros hasta, en teor¨ªa, llegar a reintegrarse¡±, explica Jos¨¦ Manuel Caballol, director general de Hogar S¨ª, entidad que gestiona 400 pisos en r¨¦gimen de Housing First en Espa?a (en muchas ocasiones en colaboraci¨®n con la asociaci¨®n Provivienda). ¡°El sistema de escalera pocas veces funciona¡±, a?ade Caballol. Mientras que el modelo Housing First sirve como base para que las personas hagan pie y tomen impulso para empezar una nueva vida. O, simplemente, para que vivan la que tienen con dignidad.
A Jim¨¦nez no le piden nada a cambio, ni dinero, ni condiciones. Es un piso amplio y austero, su ocupante no tiene muchas cosas: un par de sof¨¢s, una tele, una mesa. Pero tiene un hogar. ¡°La lavadora es lo m¨¢s importante, para poder ir aseado¡±, dice, ¡°y poder dormir tranquilo¡± (seg¨²n el observatorio Hatento, el 47% de las personas en situaci¨®n de calle ha sufrido agresiones). Viviendo en esa casa ha conseguido ver la vida de otra manera, formarse y tener ciertas experiencias laborales, por ejemplo, en una biblioteca p¨²blica. ¡°He conseguido hacer cosas que no pod¨ªa hacer antes, lograr estabilidad¡±, dice Jim¨¦nez. ¡°Ahora quiero irme a mi pueblo, trabajar y dejar este piso a alguien que lo necesite m¨¢s¡±.
Una ayuda para salir de la calle
No solo importa la casa. ¡°Un recorrido natural para otras personas, formarse, trabajar, intentar llevar a cabo sus proyectos, es casi imposible para una persona sin hogar¡±, se?ala Ra¨²l Izquierdo, director de acompa?amiento social de la Asociaci¨®n Realidades. ¡°Aqu¨ª tienen el apoyo de trabajadores sociales que les preguntan por sus objetivos y que, paso a paso, les ayudan¡±. Los problemas de adicci¨®n, salud mental u otros no impiden acceder a una vivienda. ¡°Simplemente hay que estar decidido a dar el paso y mostrar compromiso con las reuniones y papeleos que hay que llevar a cabo¡±, a?ade Izquierdo. En el caso de que se genere alg¨²n problema de convivencia tambi¨¦n se ejerce la mediaci¨®n.
?C¨®mo se justifica, en un mundo mercantilizado y competitivo, darle una casa a alguien sin pagar alquiler? Se ofrecen varios argumentos. ¡°El primero es ayudar a las personas que lo necesitan, claro¡±, explica Jos¨¦ Aniorte, concejal del ?rea de Familias, Igualdad y Bienestar Social del Ayuntamiento de Madrid, implicado en el Housing First. ¡°Pero desde un punto de vista econ¨®mico, a medio plazo, sale m¨¢s barato¡±, explica. Tener gente en la calle no es gratis, sino todo lo contrario: las instituciones pagan albergues, asistencia m¨¦dica, emergencias, atenci¨®n social, control policial, c¨¢rceles... ¡°Estamos viviendo un profundo cambio de modelo¡±, se?ala el concejal.
No siempre funciona. ¡°Un problema es que en Espa?a no hay apenas vivienda p¨²blica y es dif¨ªcil encontrar viviendas para este fin en el mercado privado¡±, explica Laura Guijarro, profesora del seminario de Housing First de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC). ¡°Adem¨¢s, puede ocurrir que la persona no consiga gestionar la soledad, que entre en conflicto con el vecindario, o que se intensifiquen sus problemas mentales o de consumo. Los servicios sociales no siempre son los que se necesitan¡±. Aun as¨ª, asegura la experta, es un modelo muy exitoso. La entidad Hogar S¨ª reporta un ¨¦xito del 96%, cuando se considera ¨¦xito que la persona no abandone la casa para volver a la calle. El proyecto Housing First Europe ha informado de tasas del 97% en ?msterdam, del 94% en Copenhague, del 98% en Viena o del 92% en Glasgow. Por lo general, la tasa de ¨¦xito es superior al 85%.
¡°Nunca pens¨¦ que alguien me ayudar¨ªa as¨ª¡±
Carmen (prefiere no dar su apellido) tiene un largo historial de sinhogarismo: huy¨® de su casa a los 12 a?os por ser v¨ªctima de violencia y pas¨® 30 a?os en la calle, durmiendo a la entrada de sucursales bancarias. La violencia no ces¨®: ¡°En la calle me pegaban palizas, incluso por dos euros, y me violaron¡±, cuenta. La esperanza de vida de una persona sin hogar puede reducirse hasta 30 a?os, seg¨²n informa el Ministerio de Sanidad. Desde hace cinco a?os, Carmen vive con su pareja, a la que conoci¨® en la calle, en un piso Housing First de la organizaci¨®n Hogar S¨ª en un barrio del norte de Madrid, en un entorno comunitario, con habitaci¨®n, sal¨®n, cocina y ba?o. Un trabajador social la visita con frecuencia para interesarse por sus problemas y sus progresos.
¡°Me dieron las llaves el d¨ªa de mi cumplea?os¡±, recuerda con emoci¨®n, ¡°nunca pens¨¦ que alguien me ayudar¨ªa as¨ª. Ahora puedo ir limpia y segura, me siento protegida, voy al m¨¦dico, a veces me despierto y no me lo creo. Mi casa es mi vida¡±.