Ocho camas UCI y una ¡®ambulancia covid¡¯ para una provincia ahogada por el virus: ¡°Si esto sigue as¨ª, no sabemos qu¨¦ va a pasar ma?ana¡±

Desde una gran cristalera, se ve a dos celadores sentados frente a las pantallas con las constantes vitales y el nivel de saturaci¨®n de siete pacientes. En segundo plano, esas siete personas, unas intubadas y otras no, batallan por su vida contra el coronavirus. Solo se ve una cama libre, la ¨²nica que queda disponible en la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital Obispo Polanco de Teruel.

Carmen P¨¦rez, jefa de enfermeras de la UCI, ayuda a una compa?era con EPI (equipo de protecci¨®n individual) y m¨¢scara protectora a envolver en pl¨¢stico una tableta para que un paciente de 55 a?os pueda hablar con su mujer. ¡°Est¨¢bamos acostumbrados a picos de epidemias como la de gripe, pero no a que esta ocupaci¨®n se prolongara tanto en el tiempo¡±, reconoce. Antes de la pandemia, esta unidad dispon¨ªa de seis camas para una poblaci¨®n de m¨¢s de 134.000 personas.

La incidencia en la provincia de Teruel marca 1.449 casos por cada 100.000 habitantes (la de Espa?a se sit¨²a en 865). Todos sus indicadores han empeorado en la ¨²ltima semana. El porcentaje de positividad roza el 30%. El mes de enero ha dejado en la comunidad de Arag¨®n 302 muertes, de las que 38 se han producido en Teruel, aunque el peor mes de esta provincia fue noviembre, cuando registr¨® 90 decesos. El perfil de los contagiados puede ser la clave para explicar que, a pesar de la alta incidencia, el n¨²mero de fallecimientos no registre m¨¢ximos. El 26 de enero la provincia notific¨® su r¨¦cord de positivos en un solo d¨ªa, 256, pero los profesionales del hospital aseguran que la media de edad de los ingresados ha bajado hasta la franja de los 45 a 65 a?os. En estos datos se engloban los del brote de la c¨¢rcel, que suma hasta ahora 141 positivos (10 de ellos, funcionarios).

El resto de la comunidad aut¨®noma ha mejorado en las ¨²ltimas semanas e incluso ha podido relajar algunas medidas. Una parte del incremento de contagios se debe a los encuentros navide?os, pero hay otros factores que podr¨ªan explicarlos. Juan Jos¨¦ Badiola es director del Centro de Encefalopat¨ªas y Enfermedades Transmisibles Emergentes de la Universidad de Zaragoza: ¡°Todo apunta al contacto con la Comunidad Valenciana y Catalu?a. Ha habido varios brotes vinculados al contacto con estas comunidades. Cada d¨ªa hay estudiantes que van y vienen, gente que va a comprar, trabajadores...¡±. Algunos expertos apuntan tambi¨¦n a la presencia de la variante brit¨¢nica, aunque no se ha confirmado. El Instituto de Salud Carlos III y otro centro en Arag¨®n van a estudiar en los pr¨®ximos d¨ªas muestras para comprobar esta hip¨®tesis.

Un piso m¨¢s arriba de la UCI, en la llamada planta covid, se vive el ajetreo de un pasillo a rebosar. Es la hora de la comida y hay que pasar por 17 habitaciones dobles, todas llenas. Silvia Carrasco es la supervisora de medicina interna: ¡°No tenemos m¨¢s espacio f¨ªsico, ni m¨¢s personal, como en marzo. Estamos llamando a gente en sus d¨ªas libres. El miedo que tenemos es que si esto sigue as¨ª, no sabemos qu¨¦ va a pasar ma?ana¡±. Esta semana se han habilitado algunas camas extra en el piso superior. Se queda pensando un segundo y reflexiona: ¡°Esto se ve¨ªa venir ya desde finales de diciembre¡±.

El hospital de Teruel es uno de los m¨¢s antiguos de Espa?a. Las instalaciones fueron inauguradas por Franco en 1953. En 2011, el entonces presidente socialista aragon¨¦s Marcelino Iglesias anunci¨® la construcci¨®n de un nuevo centro. La primera piedra se puso en 2019. ¡°Las infraestructuras no son las ideales para acometer una pandemia. La capacidad de los hospitales peque?os se ve m¨¢s f¨¢cilmente superada cuando hay un volumen de pacientes alto¡±, admite Jos¨¦ Mar¨ªa Abad, director general de Asistencia Sanitaria de Arag¨®n.

Ana Garzar¨¢n es la directora del hospital desde finales de 2019. ¡°Miro los datos de contagios cada d¨ªa y s¨¦ lo que nos va a llegar. Ahora mismo la bolsa de empleo est¨¢ vac¨ªa, no podemos incorporar a nadie m¨¢s¡±, indica. La falta de facultativos es un mal estructural de esta provincia. No solo es que escaseen en plena pandemia, sino que cuando se ofrecen puestos fijos, no se cubren. El motivo se engloba en un problema mayor, que es el de la falta de atractivo de la Espa?a vac¨ªa. Jordi Colomer, experto en gesti¨®n sanitaria y exgerente del hospital Vall d¡¯Hebron, de Barcelona, cree que hay que encontrar nuevas f¨®rmulas para acabar con este problema end¨¦mico de las zonas despobladas. ¡°?C¨®mo fijas profesionales en una ciudad as¨ª? Tienes que dar un sentido a ese hospital para que los m¨¦dicos quieran ir all¨ª. Que tengan un enriquecimiento personal a trav¨¦s de aulas virtuales para que puedan hacer algo m¨¢s que guardias y atender a seis camas de UCI¡±, plantea. Si el hospital de Teruel llega a su l¨ªmite, comenzar¨¢n los traslados a Zaragoza.

A la falta de sanitarios y plazas en el hospital, se une la del transporte de emergencias. La provincia de Teruel tiene una superficie de m¨¢s de 14.000 kil¨®metros cuadrados, casi tanto como la de La Rioja, Madrid y Cantabria juntas. Cuenta con una red de 23 ambulancias, pero solo una destinada exclusivamente al traslado de pacientes covid. ¡°Ese veh¨ªculo est¨¢ preparado para una desinfecci¨®n m¨¢s r¨¢pida y cuenta con dos personas, lo que es imprescindible para que los compa?eros se ayuden a quitarse el traje de protecci¨®n y puedan trasladar al paciente, mientras el otro ejerce de conductor¡±, explica Pedro Royo, t¨¦cnico de ambulancia de Teruel. ¡°Hay t¨¦cnicos que no cuentan con una base operativa, sino que tienen el veh¨ªculo en su casa y esperan las llamadas desde ah¨ª. Es muy dif¨ªcil que ellos se puedan hacer cargo de los servicios covid porque van solos y luego tienen que volver a sus domicilios, con el riesgo de contagio que conlleva¡±, a?ade. ¡°Sabemos que existe una reclamaci¨®n, pero para nosotros, lo que es importante es que se pueden mover ambulancias y personal de un sitio a otro. Esto no se trata de tener un veh¨ªculo exclusivo para pacientes covid¡±, apunta Jos¨¦ Mar¨ªa Abad.

Sania Sehb, de 23 a?os, y Diego T¨²nez, de 21, forman uno de los dos equipos de este transporte espec¨ªfico para pacientes positivos en coronavirus. Sehb comenz¨® a trabajar hace ocho meses, no ha vivido otra cosa en su profesi¨®n que no sea una pandemia. ¡°He visto a mucha gente sufrir, estoy cansada¡±, cuenta en un momento en el que puede parar a tomar un caf¨¦. El temporal dificult¨® a¨²n m¨¢s su trabajo. ¡°Tuvimos que recoger a un matrimonio en Gea de Albarrac¨ªn (376 habitantes) que viv¨ªan en una casa aislada. Nos prestaron una pala y abrimos el camino hasta su casa¡±, relata.

¡°Algunos se enfadan porque llegamos tarde, otros son m¨¢s comprensivos. Otras veces haces el servicio lo m¨¢s r¨¢pido posible y luego te toca esperar en la rampa del hospital media hora porque la zona de ingresos est¨¢ saturada¡±, se?ala T¨²nez. Antes de acabar la frase su tel¨¦fono vuelve a sonar: ¡°Otro servicio, esto es en un pueblo que est¨¢ a dos horas, nos vamos¡±. La ¨²ltima parada del d¨ªa para esta ambulancia es Utrillas, a una hora de la capital (70 kil¨®metros). Un pueblo de 3.000 habitantes con una incidencia de 2.000 casos por cada 100.000 habitantes.

Los vecinos comentan los ¨²ltimos datos de contagios. ¡°En la ¨²ltima semana, m¨¢s de cien. Hacemos un bando casi diario por los altavoces para recordar a la gente que se quede en sus casas y hemos tenido que llamar varias veces a la Guardia Civil por reuniones en pe?as y otros sitios¡±, relata Alfonso Tom¨¢s, concejal del Ayuntamiento. ¡°Ni invertimos en cultura, ni en deporte. Este a?o hemos comprado con nuestros fondos 1.000 botes de gel y 7.000 mascarillas¡±, resume. Lo explica al lado del centro de salud, referencia para 13 pueblos y que cuenta con una doctora que va cada d¨ªa desde Zaragoza, y cuatro enfermeras. Con este personal, el rastreo de casos se hace casi imposible.

A unos metros, el bar Parada tiene las persianas echadas. Toda la familia est¨¢ contagiada. ¡°La primera que dio positivo fue mi hija, lo cogi¨® en el instituto. Ella lo ha pasado peor, nosotros lo hemos llevado bien, pero a nosotros no nos ha llamado ning¨²n m¨¦dico¡±, detalla Consolaci¨®n Palacios, la propietaria del establecimiento, por tel¨¦fono desde su casa, donde permanece confinada. ¡°Me han dicho que est¨¦ aislada 10 d¨ªas, yo estar¨¦ 15 por si acaso y con el bar cerrado y sin ayudas¡±, se queja.

Tom¨¢s, el concejal, se despide con un lamento: ¡°A ver si nos ayudan un poco, nosotros ya hacemos todo lo que podemos¡±.

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