Cierres estrictos y obediencia: as¨ª gan¨® Australia el partido al virus
Las im¨¢genes de las gradas abarrotadas en el torneo de tenis de Adelaida simbolizan el ¨¦xito de la estrategia del pa¨ªs en la lucha contra el coronavirus
Australia parece estar en otro planeta, mientras la mayor parte del mundo vive atrapada en la cruzada contra el coronavirus. Las im¨¢genes retransmitidas por televisi¨®n de las gradas abarrotadas de un p¨²blico sin mascarilla durante el torneo de tenis de Adelaida resultan impensables en cualquier otro lugar del mundo.
El informe del Departamento de Salud de Australia fijaba este s¨¢bado en 52 los casos activos, en 909 el total de fallecidos y en 28.829 el acumulado de positivos. Nada que ver con los datos de Espa?a (60.300 fallecidos y 2,8 millones de casos), Italia (89.300 y 2,5 millones) o Francia (77.500 y 3,2 millones). ?Qu¨¦ ha hecho Australia para frenar la pandemia?
Mary-Louise McLaws, epidemi¨®loga de la Universidad de Nueva Gales del Sur especializada en control de enfermedades infecciosas y consejera de la Organizaci¨®n Mundial de la Salud, afirma: ¡°El ¨¦xito en la gesti¨®n del coronavirus en Australia se basa en la aplicaci¨®n m¨¢s estricta de las medidas de contenci¨®n y control: el cierre de fronteras internacionales, los confinamientos y restricciones de movilidad, el respeto por mantener la distancia social y la cantidad de test realizados a la poblaci¨®n¡±.
Hace precisamente un a?o que Australia cerr¨® sus fronteras con China. A los pocos d¨ªas lo hizo con Ir¨¢n, Corea del Sur e Italia, y el 20 de marzo a cualquier ciudadano no australiano o sin la residencia permanente. ¡°Dir¨ªa que ese fue el aspecto m¨¢s importante, porque permiti¨® a las autoridades detectar los focos y combatirlos¡±, puntualiza McLaws. ¡°La clave fue eso y la obediencia de la gente. Creo que aqu¨ª hay algo cultural. A la mayor¨ªa de australianos, cuando las autoridades nos piden que sigamos una norma, lo hacemos. Podemos estar de acuerdo o no, nos puede incomodar m¨¢s o menos, pero la jerarqu¨ªa de quien dicta las reglas no se discute, y menos si hay evidencias cient¨ªficas que lo respaldan¡±, a?ade.
La organizaci¨®n federal del pa¨ªs (de 21 millones de habitantes) permiti¨® que algunos Estados cerraran sus fronteras para evitar la expansi¨®n del virus desde zonas con mayores incidencias. Por ejemplo, Queensland lo hizo durante 42 d¨ªas con su vecino Nueva Gales del Sur. ¡°Todo aquel que quisiera pasar ten¨ªa que pedir una exenci¨®n y presentarla en el paso fronterizo [los puestos de control eran permanentes, las 24 horas del d¨ªa]. Cuando aqu¨ª se impone una ley de este tipo, la gente sabe que si se la salta pagar¨¢ por ello. Y las multas son muy altas [de hasta 66.000 d¨®lares [42.000 euros]¡±, explica la epidemi¨®loga.
El pa¨ªs no destaca, sin embargo, en la cantidad de test realizados: 512 por cada 1.000 habitantes, seg¨²n las ¨²ltimas cifras de Our World In Data; un factor que suele ser decisivo para controlar la pandemia. La cifra no supera por mucho la de Alemania (485) y es inferior a los realizados en Espa?a (603), Estados Unidos (906) o Israel (1.302).
Probablemente, el periodo m¨¢s cr¨ªtico fue de julio a noviembre en el Estado de Victoria, que concentra el 90% de las v¨ªctimas (820 de 909 totales) y el 71% de los casos (20.449 sobre 28.829). El encierro al que se someti¨® a los ciudadanos de Melbourne, su capital, durante casi cuatro meses, permite entender por qu¨¦ Australia est¨¢ como est¨¢. Otro ejemplo es el confinamiento que se impuso esta misma semana en Perth, que llevaba 10 meses sin un solo caso. Los dos millones de habitantes de la capital de Western Australia tuvieron que enclaustrarse de lunes a viernes tras la detecci¨®n de un ¨²nico positivo de la cepa brit¨¢nica.
Precisamente por un hotel de cuarentena de esa ciudad pas¨® en noviembre Laura Guti¨¦rrez, una mujer de Zarautz (Gipuzkoa) de 29 a?os que vive en Sunshine Coast (Queensland). Ella recuerda lo brusco que le result¨® el cambio al volver a Australia tras pasar unos meses en Espa?a. ¡°Cuando aterrizamos parec¨ªamos prisioneros. Nos metieron en autobuses y fuimos escoltados hacia el hotel por tres coches de polic¨ªa. Cuando me dejaron salir, tras los 14 d¨ªas, me cost¨® un poco habituarme a la libertad. Lo m¨¢s extra?o era no ver a nadie con mascarilla, los parques y los restaurantes llenos de gente que se abrazaba y se besaba tranquilamente¡±, a?ade Guti¨¦rrez.
La prohibici¨®n de entrar o salir del pa¨ªs, salvo contadas excepciones debidamente justificadas, sigue en vigor y todo apunta que se mantendr¨¢ hasta 2022. Cualquier australiano que en los ¨²ltimos meses estuviera de viaje o lo est¨¦ en estos momentos, deber¨¢ pasar por un proceso que, con suerte, lo devolver¨¢ a casa en no menos de un mes. Primero, hay que encontrar una butaca en los poqu¨ªsimos vuelos disponibles, y nada m¨¢s llegar meterse en un hotel, designado por el Gobierno y pagado por el propio hu¨¦sped (unos 1.900 euros), durante 14 d¨ªas. Para vigilar la permanencia en la habitaci¨®n, hay personal de seguridad que custodia cada una de las plantas de aislamiento. Este r¨¦gimen desincentiva a muchos de los extranjeros que viven en Australia y se plantean ir a visitar a sus familias.
El m¨²sculo econ¨®mico de Australia (21? pa¨ªs del mundo por PIB per c¨¢pita, por delante de Francia, Canad¨¢, el Reino Unido y Jap¨®n) permiti¨® al Ejecutivo de Scott Morrison tomar medidas como el cierre de comercios, sin atender a otras necesidades que no fueran la reducci¨®n de la amenaza sanitaria. Australia sufri¨® su primera recesi¨®n en 30 a?os en el segundo trimestre de 2020, pero el bache fue moment¨¢neo y repunt¨® en el tercer trimestre. En 2020 fue el quinto pa¨ªs del mundo con mayor gasto discrecional sobre su PIB, el ¨ªndice que mejor refleja la potencia econ¨®mica ante una eventualidad que requiere una inversi¨®n inesperada.
Ayudas a las empresas
Para amortiguar el impacto de la covid en la econom¨ªa, el Gobierno cre¨® el programa de ayudas Jobkeeper [mantener el trabajo], cuyo objetivo era evitar despidos masivos en las empresas, y facilit¨® que los trabajadores afectados por la pandemia (en cuarentena, hospitalizados o que tuvieran menores a su cargo) se pudieran beneficiar del ya existente Jobseeker [buscador de trabajo], un subsidio para las personas de m¨¢s de 22 a?os que buscan empleo.
Desde abril de 2020, cualquier empresa en Australia que presente una ca¨ªda del 30% en sus ingresos al cruzar los datos con los del mismo periodo del a?o anterior recibe una subvenci¨®n por cada uno de los empleados que mantiene en plantilla. Esa retribuci¨®n, destinada solo a los australianos y a residentes permanentes, fue inicialmente de 3.000 d¨®lares mensuales (1.900 euros), que pasaron a ser 2.400 d¨®lares en septiembre y que desde enero y hasta marzo, fecha en que se termina el subsidio, es de 2.100 d¨®lares. ¡°Hemos abonado m¨¢s de 80.000 millones de d¨®lares, destinados a ayudar a m¨¢s de 3,7 millones de australianos¡±, comentaba esta semana el tesorero federal australiano, Josh Frydenberg, mientras se defend¨ªa de los ataques de la oposici¨®n, que le advierte de los miles de puestos de trabajo que supondr¨¢ la cancelaci¨®n de la ayuda.
Vacunas gratuitas para todos los poseedores del visado
Australia ha comprado 150 millones de vacunas por 3.200 millones de d¨®lares (2.030 millones de euros) , seg¨²n el Departamento de Salud del pa¨ªs. El Ejecutivo ultima los protocolos para comenzar a vacunar a la poblaci¨®n, que ha sido divida en cuatro grupos. El objetivo, seg¨²n la epidemi¨®loga Mary-Luise McLaws, es que el 80% de los 21 millones de australianos est¨¦n vacunados en octubre. El ministro de Salud, Greg Hunt, anunci¨® el jueves que la vacunaci¨®n comenzar¨¢ la ¨²ltima semana de febrero. ¡°La vacunaci¨®n es el siguiente paso cr¨ªtico en la protecci¨®n de los australianos¡±, se?al¨® Hunt, quien anunci¨® que ¡°todos los poseedores de una visa tendr¨¢n la opci¨®n de protegerse, a ellos y al resto de la comunidad¡±, es decir, recibir¨¢n la vacuna de manera gratuita. McLaws explica que las previsiones ¡°m¨¢s optimistas¡± apuntan a inmunizar en unos d¨ªas a 80.000 personas a la semana, y ¡°llegar a los cuatro millones a final de marzo¡±.
Informaci¨®n sobre el coronavirus
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