Un virus nunca viaja solo
Una mayor propagaci¨®n de contagios incrementa las posibilidades de que se originen m¨¢s mutaciones
En este momento el SARS-CoV-2 infecta a millones de personas en todo el planeta y dentro de ellas se multiplica millones de veces. A la inmensa prevalencia actual del virus se suma la presencia de las nuevas variantes que parecen transmitirse con mayor facilidad. Desafortunadamente, la abundancia de casos amplifica la habilidad infectiva de estos mutantes. Adem¨¢s, con el aumento de la incidencia tambi¨¦n crecen las probabilidades de que ocurran otros cambios en el virus que comprometan la eficacia de las vacunas, o que produzcan m¨¢s variantes novedosas.
Los datos disponibles sobre la presencia de los nuevos mutantes son insuficientes para ofrecer un retrato de la situaci¨®n en tiempo real. A pesar de todo, resulta incuestionable que, en Espa?a, como en tantos otros pa¨ªses, particularmente europeos y americanos, las circunstancias son favorables para que se expandan las nuevas variantes. Una mayor propagaci¨®n incrementa las posibilidades de que se originen m¨¢s mutaciones. Una mala noticia que, sin embargo, sabemos c¨®mo combatir.
Un virus nunca viaja solo. En realidad, las part¨ªculas que nos infectan se llaman viriones, que es el nombre de cada ejemplar del ej¨¦rcito del virus. Cuando nos contagiamos no nos invade un solo viri¨®n, porque los estornudos disipan nubes invisibles de aerosoles y got¨ªculas donde caben miles. Cuando los viriones se replican dentro de nuestras c¨¦lulas desenfrenadamente, en ocasiones suceden inesperados errores de copiado que dan lugar a ejemplares levemente diferentes, mutantes.
Existen millones de enfermos con incontables c¨¦lulas infectadas produciendo viriones. Por tanto, por pocos errores casuales que ocurran, es muy f¨¢cil que surjan nuevas variantes mutantes. De hecho, ninguna de las cepas de SARS-CoV-2 que se encuentra hoy en d¨ªa infectando a los millones de afectados es id¨¦ntica a la original, todas son mutantes. El actual virus de la gripe tampoco es exacto a su antepasado de 1918, ni siquiera al de la gripe del a?o pasado. Los seres humanos tambi¨¦n mutamos, pero nuestras generaciones pasan lentamente, por lo que tenemos que remontarnos cientos de miles de a?os para encontrar cambios tan significativos como los que un virus puede acumular en unas horas.
El ARN del SARS-CoV-2 es la mol¨¦cula de material gen¨¦tico que muta. Se encuentra en el interior de cada viri¨®n y alberga 30.000 posibles letras que cambiar. Las mutaciones son cambios al azar en alguna de esas letras y pueden tener, o no, alg¨²n efecto. Pueden producirse alteraciones que hagan al viri¨®n m¨¢s eficiente, menos o igual que su antecesor. Algunos de los nuevos mutantes descritos resultan m¨¢s efectivos ingresando en nuestras c¨¦lulas. Sorprendentemente, estas variantes muestran algunas mutaciones id¨¦nticas entre s¨ª, sin embargo, han aparecido por azar e independientemente.
Si los errores ocurren al azar, ?por qu¨¦ hay variantes surgidas independientemente en puntos remotos del planeta que muestran exactamente la misma mutaci¨®n, la misma letra cambiada? Es un simple proceso de selecci¨®n que se conoce como convergencia evolutiva. La mala noticia es que este fen¨®meno indica que se est¨¢n originando demasiados mutantes, tantos como para que la misma casualidad tenga lugar aleatoriamente en distintas partes del planeta. Con otras palabras, debe darse una inmensa lluvia de estrellas para que caigan simult¨¢neamente dos meteoritos en Brasil y Sud¨¢frica. De los millones de mutantes que surgen en una pandemia desatada, ¨²nicamente aquellos que invaden nuestras c¨¦lulas de forma m¨¢s eficaz producen m¨¢s copias de sus viriones. La misma letra puede cambiar por azar en un viri¨®n de Brasil y en otro de Sud¨¢frica, pero tan solo los har¨¢ destacar si la errata resulta favorable para su expansi¨®n. En ese caso, ganar¨¢n en la competici¨®n por infectar c¨¦lulas contra las dem¨¢s variantes que existen y se generan a su alrededor, y que resultan menos h¨¢biles propag¨¢ndose. De esta manera, las mutaciones exitosas se hacen m¨¢s patentes progresivamente de forma independiente. Convergen en el ¨¦xito. Como consecuencia, las nubes de viriones que nos infectan cada vez llevan m¨¢s ejemplares de estas variantes, que desplazan a las anteriores igual que la luz el¨¦ctrica desplaz¨® a las velas.
Solamente disponemos de una soluci¨®n infalible contra la aparici¨®n de novedades por mutaci¨®n, impedir que el ARN del virus sea copiado. Es decir, evitar que las nubes de viriones ingresen en nuestras c¨¦lulas para replicarse. As¨ª nos ahorraremos descubrir la presencia de nuevos mutantes, sean neutros o con renovadas habilidades que amenacen la eficacia de las vacunas y lleven al l¨ªmite a los sistemas sanitarios.
El panorama actual deber¨ªa servir para recordarnos que est¨¢ en nuestras manos detener la aut¨¦ntica f¨¢brica de mutantes, que es el aumento de casos. Como dijo recientemente Mike Ryan, de la OMS, ¡°es muy f¨¢cil responsabilizar a las variantes y decir que es culpa del virus¡±.
Miguel Pita es genetista, profesor e investigador en la Universidad Aut¨®noma de Madrid, es autor de Un d¨ªa en la vida de un virus (Perif¨¦rica).
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