¡°Estamos preocupados porque no se ve la luz¡±
En la UCI del Hospital de Bellvitge ya no faltan camas o respiradores, pero la tercera ola hace aflorar el cansancio de los sanitarios
Bastan apenas 20 metros de pasillo, los que discurren entre los boxes de una unidad de cuidados intensivos (UCI) del hospital de Bellvitge de Barcelona, para vislumbrar las caras m¨¢s amargas de la pandemia. La gravedad de la covid en todos sus niveles: el paciente reci¨¦n ingresado que se agarra a una m¨¢scara que insufla aire a presi¨®n para evitar ser intubado; el enfermo que lucha, sedado y boca abajo, por remontar unos pulmones exhaustos; el hombre que deja su vida en manos de una m¨¢quina que oxigena la sangre porque el ventilador no es suficiente; el se?or que despierta tras semanas enganchado a un respirador; la mujer que espera, ya sentada, el traslado a planta; la cama vac¨ªa de alguien que se fue.
En los boxes de la UCI de Bellvitge, la tercera ola es como las otras: una batalla por la vida con pron¨®stico incierto. De puertas afuera, sin embargo, el nuevo envite del virus ha hecho aflorar el cansancio de unos sanitarios sin tregua. ¡°Estamos preocupados por c¨®mo vamos a afrontar esto porque no se ve la luz. Estamos agotados¡±, zanja la neum¨®loga de la unidad de semicr¨ªticos, Merc¨¨ Gasa. Las UCI espa?olas acaban de superar el pico de ocupaci¨®n de esta ola, pero a¨²n suman m¨¢s de 4.400 pacientes con covid en estado cr¨ªtico.
En un box de la UCI de Bellvitge, dos enfermeras prueban a retirarle la m¨¢scara de ventilaci¨®n mec¨¢nica no invasiva a un paciente para darle un zumo. Est¨¢ despierto, pero d¨¦bil. En pocos segundos, sus niveles de ox¨ªgeno en sangre caen por debajo del 75% (lo normal es estar por encima de 95%) y vuelven a enmascararlo. ¡°Este es un paciente que est¨¢ inestable. No sabemos si tendremos que intubarlo¡±, lamenta Rafael M¨¢?ez, jefe del servicio de Medicina Intensiva. La inmensa mayor¨ªa de los pacientes covid que est¨¢ en la UCI necesita ventilaci¨®n mec¨¢nica invasiva. Esto es, dormirlos, intubarlos y dejar que una m¨¢quina respire por ellos para recuperar su funci¨®n pulmonar. En el peor de los casos, cuando ni el respirador es suficiente, un aparato de oxigenaci¨®n extracorp¨®rea (ECMO), que oxigena la sangre, ayuda a ganar tiempo para ver si los pulmones remontan. Las estancias en la UCI a causa de la covid son muy largas. De semanas o, incluso, meses.
¡°Son pacientes que se complican, que van muy lentos. Se quedan estancados¡±, resume Gasa. Ella est¨¢ a cargo de una unidad de semicr¨ªticos, que funciona como muro de contenci¨®n para evitar las entradas en la UCI, donde las camas se reservan para los pacientes m¨¢s cr¨ªticos. Si logran estabilizar al paciente grave sin necesidad de intubarlo, no tiene que entrar en intensivos. ¡°De cada 10 pacientes en semicr¨ªticos, solo van a la UCI tres. El resto los sacamos adelante nosotros¡±, explica. Pero es una unidad ¡°dura¡±. ¡°El enfermo es muy demandante porque est¨¢ despierto, se ahoga. Es muy angustiante. Y si te pasas con la medicaci¨®n relajante, va a claudicar su funci¨®n respiratoria. Hay que encontrar el equilibrio¡±, se?ala la neum¨®loga.
Los hospitales han aprendido de la primera y la segunda ola. En estos meses de experiencia forzada, han adaptado sus instalaciones para convivir con el virus, tienen circuitos de entrada de pacientes diferenciados para evitar contagios, han ampliado las camas de UCI y disponen de equipos de protecci¨®n. Pero el goteo de pacientes no cesa y los recursos humanos son los que son. ¡°En la primera ola llegamos al pico de 108 pacientes con covid y unos 15 o 20 de otras patolog¨ªas, el hospital era monogr¨¢fico. Ahora tenemos por covid 46 en la UCI y 22 en la unidad de semicr¨ªticos. Y tambi¨¦n hay 44 cr¨ªticos no covid. La presi¨®n es la misma¡±, explica M¨¢?ez. Los sanitarios no han tenido ni un respiro en el ¨²ltimo a?o. ¡°Estamos muy cansados. No hemos llegado a estar libres de covid en ning¨²n momento¡±, subraya el intensivista.
As¨ª, la sobrecarga de trabajo y el impacto emocional de una enfermedad infecciosa que aboca a la soledad est¨¢ pasando factura a los profesionales. ¡°Ves el miedo y la soledad en la cara de la gente. Es muy duro¡±, dice Gasa. Y los pacientes se llevan a casa. Sus historias. Sus familias. ¡°Para m¨ª est¨¢ siendo ahora el momento m¨¢s dif¨ªcil. En marzo y abril pensabas que ser¨ªa pasajero, estacional. Pero no. Y ahora piensas en que venga una cuarta ola y yo no s¨¦ si lo vamos a superar. No s¨¦ si estamos preparados. Estamos muy agobiados¡±, admite la neum¨®loga.
Bellvitge se ha reorganizado para mejorar sus circuitos. De hecho, el Departamento de Salud ha construido el centro Delta, un edificio anexo al hospital a donde se ha desplazado a los pacientes en planta ingresados con covid, las urgencias respiratorias y la unidad de semicr¨ªticos. Una pasarela interior los conecta con la UCI covid. ¡°La sensaci¨®n es que tenemos que aguantar porque hay que atender una actividad que no cesa¡±, apunta el subdirector asistencial de Bellvitge, Javier Tapia. Aunque admite el cansancio de los profesionales: ¡°La situaci¨®n emocional para los sanitarios es muy dura: los pacientes est¨¢n solos y t¨² eres el v¨ªnculo transmisor a las familias y el que mira a los ojos al paciente. Y esto genera angustia¡±.
Desde el inicio de la pandemia, el hospital ha incorporado unos 500 profesionales y, tras la reapertura del nuevo centro, otros 50 de diversos perfiles, pero el volumen de trabajo es tal, aseguran los sanitarios, que todo se hace insuficiente. ¡°Tenemos una unidad de cuidados semicr¨ªticos no covid que no podemos abrir porque no hay enfermer¨ªa. Faltan enfermeras por todas partes¡±, se?ala Gasa.
Es mediod¨ªa en la unidad de semicr¨ªticos del nuevo centro Delta. Ha habido mucho movimiento de altas a planta e ingresos en UCI durante la ma?ana, pero una calma tensa invade ahora la unidad. El silencio se come la sala y apenas dos enfermeras charlan en voz baja delante de un ordenador mientras algunos enfermos, aislados en boxes individuales, abren la bandeja de comida. Gasa no pierde de vista a una paciente que, con la saturaci¨®n de ox¨ªgeno desfavorable, dormita ante el plato. Lo peor de la covid, insisten los profesionales, sigue siendo la incertidumbre: se conoce m¨¢s al virus, pero a¨²n no hay tratamientos para sacar adelante a todos los pacientes. ¡°Ahora estamos m¨¢s seguros y conocemos mejor la enfermedad, pero no tenemos claros los factores predictivos. No sabemos cu¨¢ntos van a empeorar¡±, admite la neum¨®loga.
¡°El ¨²nico tratamiento que hay hoy es prevenir la infecci¨®n¡±
Apenas ha pasado un a?o desde que el virus se expandiese por el mundo y el jefe de Medicina Intensiva de Bellvitge, Rafael M¨¢?ez, apela a la prudencia. La comunidad cient¨ªfica se ha volcado en desplegar mecanismos para combatir la covid, pero a¨²n falta mucho por saber. ¡°Conocemos casi lo mismo del virus que en la primera ola y los tratamientos en la UCI no funcionan para todos. Estamos igual. La ventaja que tenemos es que hemos tenido menos presi¨®n que en marzo y abril. El ¨²nico tratamiento que tenemos hoy en d¨ªa es prevenir la infecci¨®n¡±, zanja.
El facultativo insta a no bajar la guardia ni relajarse. ¡°Cuando coges la infecci¨®n de covid, tengas la edad que tengas, compras un n¨²mero de la loter¨ªa y te pueden tocar cuatro cosas: te puede tocar que no tengas s¨ªntomas o con s¨ªntomas leves, que es lo que pasa en el 80% de las veces. Pero tambi¨¦n puedes tener una neumon¨ªa, que es lo que pasa en el otro 20% de los casos y, de ellos, hay un 5% que ingresa en la UCI. Si llegas a la UCI, para todo el mundo, de la edad que sea, el riesgo de mortalidad es alt¨ªsimo¡±, apunta.
El m¨¦dico teme que las nuevas variantes del virus se expandan en Espa?a y vuelvan a poner en jaque a unos hospitales agotados de las sucesivas olas de la pandemia. ¡°La vacuna nos tiene que ayudar a prevenir la infecci¨®n, al menos, en las variantes que son sensibles. Y tenemos que intentar como sea que las variantes resistentes, como la brasile?a y la sudafricana, intenten quedarse fuera. De hecho, cuando empecemos a detectar infecciones por estas variantes, yo ser¨ªa muy radical: hay que hacer un confinamiento total de estas personas¡±, sostiene el m¨¦dico.
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