La dif¨ªcil misi¨®n de blindar a dos millones de trabajadores transfronterizos
Cientos de miles de personas cruzan cada d¨ªa las fronteras de Europa para llegar a su puesto. Quienes se dedican a la salud son vitales durante la pandemia y pa¨ªses como Luxemburgo, cuyos hospitales dependen de ellos, viven con temor al cierre de los vecinos
A unas 10 vacunas por hora, la joven enfermera Am¨¦lie Bau acaba de terminar de poner, seg¨²n calcula, unas 80 dosis contra la covid en el mayor centro de vacunaci¨®n de la ciudad de Luxemburgo. AstraZeneca, Moderna, Pfizer. Una tras otra durante ocho horas. Finalizada la jornada, esta enfermera francesa de 23 a?os se subir¨¢ al coche y regresar¨¢ a su pa¨ªs, Francia, atravesando como cada d¨ªa la frontera: unos 45 kil¨®metros hasta su Terville natal, ba?ada por el r¨ªo Mosela, afluente del Rin, que discurre como un tajo por esta zona en la que la historia es rica y a la vez tenebrosa.
Bau es una trabajadora transfronteriza de la sanidad, un bien extremadamente valioso en el peque?o Gran Ducado de Luxemburgo, especialmente en tiempos de pandemia. El d¨ªa en que hace ahora un a?o los pa¨ªses de su alrededor ¨CFrancia, B¨¦lgica, Alemania¨C comenzaron a cerrar lindes y a entorpecer el espacio Schengen de forma descoordinada para evitar la propagaci¨®n del virus, el Gobierno se ech¨® a temblar: en torno al 45% de su poblaci¨®n activa reside fuera de Luxemburgo. Pero entre los sanitarios, quiz¨¢ la m¨¢s esencial de las profesiones esenciales durante la crisis de la covid, la proporci¨®n sube hasta el 62%, seg¨²n cifras del Gobierno. ¡°Nos dio mucho miedo¡±, dice el doctor Robert Goerens, que dirige este centro de vacunaci¨®n instalado en el polideportivo Victor Hugo. ¡°Somos muy dependientes¡±.
El primer ministro, Xavier Bettel, tambi¨¦n lo expres¨® de forma contundente poco antes de reunirse con los l¨ªderes de los Veintisiete en aquel Consejo Europeo de marzo de 2020 que trataba de poner orden en varios frentes, de las mascarillas al mercado interior: ¡°Si cerramos las fronteras, igual tambi¨¦n nos toca cerrar los hospitales¡±. Luxemburgo entonces incluso habilit¨® hoteles para que pudieran dormir los sanitarios transfronterizos y evitar as¨ª que quedaran atrapados en largas colas en la carretera. Y lanz¨® una llamada generalizada entre trabajadores y extrabajadores del sector para formar una reserva sanitaria nacional.
En el 2021, con el incremento de contagios y el avance de las nuevas variantes, se dispararon de nuevo las alarmas. Desde febrero, ocho pa¨ªses de la UE han reintroducido temporalmente restricciones a los desplazamientos. B¨¦lgica mantiene cerradas todas las fronteras a los viajes no esenciales. Alemania, que ha aplicado cierres quir¨²rgicos con regiones de la Rep¨²blica Checa y Austria, ha obligado a decenas de miles de personas que no pod¨ªan justificar su viaje o no llevaban el test preceptivo a darse la vuelta. Se ha reforzado la vigilancia en los pasos entre numerosos pa¨ªses. Ante la Semana Santa, tambi¨¦n Espa?a ha endurecido los controles fronterizos por carretera, exigiendo un test negativo a quienes entren desde Francia, a excepci¨®n de profesionales del transporte, residentes de las ¨¢reas lim¨ªtrofes y trabajadores transfronterizos.
Para Bruselas es clave proteger estas zonas porosas, reflejo de uno de los bienes m¨¢s preciados de la Uni¨®n: la libertad de movimiento de sus ciudadanos. En enero, cuando la Comisi¨®n recomend¨® el aislamiento de ¨¢reas ultracontaminadas (con m¨¢s de 500 contagios por cada 100.000 habitantes, el rojo oscuro del mapa epidemiol¨®gico que elabora el ECDC), contempl¨® excepciones espec¨ªficas para aquellos que cruzan lindes ¡°a diario o frecuentemente para ir al trabajo¡±. A ellos se les debe facilitar el paso. Si se les exige un test, se recomienda que sea de ant¨ªgenos, m¨¢s r¨¢pido y asequible.
En la UE hay cerca de dos millones de trabajadores de este tipo, suponen el 1% de la fuerza laboral. Y su abundancia riega, sobre todo, el sector de la construcci¨®n: 121.000 alba?iles, por ejemplo, cruzan a diario de Polonia a Alemania, cuyas carreteras atestiguan cada jornada el mayor flujo transfronterizo de la UE. Espa?a cuenta con 6.663 trabajadores que cruzan a Francia a trabajar y otros 4.800 a Portugal. En Luxemburgo el volumen y la proporci¨®n resultan abrumadores. A diario, este pa¨ªs de 620.000 habitantes, recibe unos 105.000 trabajadores de Francia, en torno a 50.000 alemanes y otros 50.000 belgas, seg¨²n las estad¨ªsticas oficiales.
¡°Sin los trabajadores fronterizos, la econom¨ªa luxemburguesa se hunde¡±, dice el belga Jacques Delacollette, representante de este colectivo en la Confederaci¨®n Sindical Independiente de Luxemburgo, el sindicato mayoritario del Gran Ducado. ¡°Y tampoco habr¨ªan podido atender a su poblaci¨®n por falta de personal¡±.
Visitar al belga Delacollete, ¨¦l mismo un transfronterizo, en su hermosa casa en una colina en las Ardenas (B¨¦lgica), resulta una explicaci¨®n muy terrenal de los motivos que empujan a atravesar barreras. Vive en un pueblito a unos 20 kil¨®metros de la frontera con Luxemburgo, rodeado de sus gallinas, burros y ovejas; recolecta su propia miel de abejas negras y para charlar en el jard¨ªn esta soleada ma?ana sirve un delicioso zumo de manzana que ¨¦l mismo produce. No parece que le importe mucho ir y venir a diario. Se le ve sano, tiene un excelente humor.
-?Y dice que cobran menos impuestos en Luxemburgo que en B¨¦lgica?
-Claro, resulta mucho m¨¢s interesante ¨Cresponde con una carcajada.
Los salarios tambi¨¦n son all¨ª m¨¢s altos, las ayudas familiares m¨¢s generosas pero el coste de la vivienda, en cambio, resulta m¨¢s asequible a este lado. La combinaci¨®n parece imbatible. Y en cierto modo nace de una necesidad del Gran Ducado: en el gremio sanitario es una forma de atraer aquello de lo que carecen. Un estudio del ministerio de Sanidad de Luxemburgo de 2019 ya alertaba de la ¡°dependencia de los pa¨ªses fronterizos para hacer funcionar su sistema de salud¡±. Y a?ad¨ªa que el pa¨ªs hab¨ªa cruzado ¡°un umbral cr¨ªtico que lo hace extremadamente vulnerable a las decisiones pol¨ªticas y econ¨®micas de los pa¨ªses lim¨ªtrofes¡±.
Luxemburgo es el pa¨ªs del mundo donde m¨¢s cobra el personal de enfermer¨ªa (unos 78.000 euros) y el cuarto pa¨ªs donde perciben el salario m¨¢s alto con respecto a la media nacional, seg¨²n este estudio del Gobierno luxemburgu¨¦s que cita datos de la OCDE. Una enfermera novata, a?ade este estudio, puede percibir una remuneraci¨®n estimada de 4.400 euros brutos; una veterana, con dos d¨¦cadas de experiencia, casi 6.700 euros.
El salario, sin embargo, no es el argumento principal que esgrime la enfermera Marie Elise Romain, de 59 a?os y origen belga, que desarroll¨® gran parte de su carrera en Luxemburgo, hasta que le lleg¨® la hora de la prejubilaci¨®n. Con el azote de la pandemia se inscribi¨® en la reserva nacional sanitaria y el Gobierno luxemburgu¨¦s reclam¨® sus servicios en diciembre: lleva desde el inicio de la campa?a de vacunaci¨®n recorriendo el viejo trayecto que ha repetido durante a?os, para visitar este y otros centros de vacunaci¨®n. ¡°Mi objetivo es ser ¨²til para que podamos inmunizar al mayor n¨²mero de personas y regresar lo antes posible a una vida normal¡±, dice antes de meterse en el box a diluir dosis y preparar jeringuillas.
De la estancia de al lado sale la joven enfermera francesa Am¨¦lie Bau. Ella se diplom¨® en Francia en marzo de 2020 y a en pocos d¨ªas ya estaba trabajando en reanimaci¨®n en un hospital franc¨¦s, intubando y desintubando pacientes, con las UCI llenas y todo lo que aquello implicaba, cuenta con una sombra en la mirada que se le esfuma enseguida. Por motivos profesionales decidi¨® dejar su puesto una vez pasado el primer embate del coronavirus. ¡°Me fui un mi¨¦rcoles y el viernes el primer trabajo que encontr¨¦ fue aqu¨ª, en Luxemburgo. Han reclutado de forma masiva con la covid. A la fuerza, ten¨ªan necesidad¡±, relata esta mujer que acaba de concluir la jornada con un un verdadero acto transfronterizo: inyect¨¢ndole la AstraZeneca a Gerd Zoller, residente en Mettlach, Alemania, y empleado en una residencia de ancianos en el pueblecito luxemburgu¨¦s de Wasserbillig, que descansa sobre la mism¨ªsima frontera.
?l ha cerrado los ojos. Ella se ha inclinado sobre su hombro. Todo ha quedado resumido en ese gesto, de transfronterizo a transfronterizo.
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