Los derechos del colectivo LGTBI+, bajo amenaza en media Europa
Activistas denuncian el hostigamiento a la comunidad por parte de altos dirigentes pol¨ªticos y medios de comunicaci¨®n en los pa¨ªses del Este, en especial en Polonia y Hungr¨ªa
Ivett ?rd?g se despert¨® con un angustioso grito la ma?ana del 16 de junio. ¡°Ni siquiera tuve una pesadilla¡±, cuenta. Una votaci¨®n del d¨ªa anterior en su pa¨ªs le hab¨ªa devuelto los traumas que cre¨ªa haber superado. El primer ministro h¨²ngaro, Viktor Orb¨¢n, hab¨ªa logrado que el Parlamento prohibiera por ley la difusi¨®n de cualquier contenido LGTBI+ ...
Ivett ?rd?g se despert¨® con un angustioso grito la ma?ana del 16 de junio. ¡°Ni siquiera tuve una pesadilla¡±, cuenta. Una votaci¨®n del d¨ªa anterior en su pa¨ªs le hab¨ªa devuelto los traumas que cre¨ªa haber superado. El primer ministro h¨²ngaro, Viktor Orb¨¢n, hab¨ªa logrado que el Parlamento prohibiera por ley la difusi¨®n de cualquier contenido LGTBI+ (relativo a lesbianas, gais, transexuales, bisexuales, intersexuales y otras minor¨ªas) all¨ª donde pueda haber menores. Las ONG europeas denuncian un retroceso de las libertades LGTBI+ en la mitad oriental de Europa. ILGA-Europe, la organizaci¨®n en la que se integran decenas de ellas, ha urgido a las instituciones y los pa¨ªses de la UE a adoptar medidas para frenar ¡°los crecientes ataques a los derechos¡± de esa comunidad. Su ¨²ltimo an¨¢lisis de la situaci¨®n del colectivo pa¨ªs por pa¨ªs dibuja dos Europas. En una de ellas ¨Den la que est¨¢n Malta, B¨¦lgica o Espa?a¡ª las instituciones siguen protegiendo la igualdad de sus ciudadanos. En la otra, la organizaci¨®n afirma que el camino hacia la igualdad ya no solo es m¨¢s lento, sino que incluso se va deshaciendo: hay retrocesos en el reconocimiento legal de las personas trans, ataques a la sociedad civil y a la libertad de reuni¨®n y un discurso del odio m¨¢s potente por parte de pol¨ªticos y medios de comunicaci¨®n que puede llevar a agresiones. En ese grupo est¨¢n Polonia y Hungr¨ªa, pero tambi¨¦n Letonia, Bulgaria, Rumania o Eslovaquia.
?rd?g ya no est¨¢ en Budapest. Harta de tener que ser otra persona, hizo las maletas y se fue a Berl¨ªn el d¨ªa que Orb¨¢n decidi¨® poner fin al reconocimiento legal de las personas trans. En Alemania se siente segura. Pero esa ma?ana le vino a la cabeza ese clima asfixiante que dej¨® atr¨¢s. ¡°Han igualado la pedofilia con ser homosexual o transg¨¦nero. ?Qu¨¦ va a ser lo pr¨®ximo? ?Tener que llevar alg¨²n tipo de identificaci¨®n?¡±.
En Berl¨ªn, cuenta ?rd?g, ha encontrado una comunidad LGTBI+ h¨²ngara que tom¨® la misma decisi¨®n que ella. ¡°Se trasladaron aqu¨ª a lo largo de las diversas etapas de la pesadilla¡±, explica. Orb¨¢n lleva tres a?os promulgando leyes e imponiendo multas para borrar al colectivo de la esfera p¨²blica. El ¨²ltimo golpe a esos ciudadanos ha soliviantado a la mayor¨ªa de sus socios europeos. Hasta 17 jefes de Estado y de Gobierno se enfrentaron al l¨ªder h¨²ngaro para que retire esas leyes hom¨®fobas. Otros nueve, sin embargo, decidieron no estampar su firma en una carta promovida por Espa?a y Luxemburgo para reivindicar los derechos LGTBI+. Polonia, que tambi¨¦n est¨¢ desplegando su contrarreforma conservadora, cerr¨® filas con Orb¨¢n. Pero tambi¨¦n hay otros pa¨ªses de Europa del Este en los que los activistas a favor de los derechos civiles vienen expresando el temor a que sigan los pasos de Budapest y Varsovia.
La ley de Orb¨¢n ha disparado las alarmas dentro del club comunitario por sus semejanzas con la norma aprobada en Mosc¨² en 2013 que prohib¨ªa lo que el Kremlin consideraba ¡°propaganda gay¡± en los ¨¢mbitos en los que hubiera menores. Human Rights Watch ha dado ya cuenta de los efectos perniciosos que ha tenido esa norma sobre los menores LGTBI+, que desde entonces padecen m¨¢s agresiones y carecen del apoyo inclusivo que requieren en entornos hostiles. El polit¨®logo belga y director ejecutivo de la ONG Forbidden Colours, R¨¦my Bonny, expone que ¡°las disposiciones de Hungr¨ªa son una copia de las de Rusia. Y van m¨¢s all¨¢ de los medios de comunicaci¨®n y las escuelas, puesto que proh¨ªben difundir contenido LGTBI+ en todos aquellos lugares donde pueda haber menores. Eso puede significar desde cines o teatros a la propia calle¡±, explica.
En ese diagn¨®stico coincide Bart Staszewski, un documentalista polaco de 30 a?os que afronta varias investigaciones policiales y judiciales por su activismo. ¡°Orb¨¢n est¨¢ haciendo un copiar y pegar de las leyes de Rusia y sigue los pasos que ha ido dando Polonia contra el colectivo¡±, sostiene. El ¨²ltimo proyecto de Staszewski extendi¨® a todo el continente el debate sobre el centenar de ayuntamientos que se declaraban ¡°libres de ideolog¨ªa LGTBI¡±. El activista respondi¨® con una acci¨®n que consist¨ªa en colocar carteles en la entrada del municipio con los mismos t¨¦rminos que empleaban los medios oficiales: Zona libre de LGTB. Esos letreros recorrieron todas las capitales. Desde entonces, en su correo electr¨®nico acumula amenazas de todo tipo, tambi¨¦n de muerte. El primer ministro polaco, Mateusz Morawiecki, lleg¨® a acusarlo de difundir bulos. ¡°Hay una campa?a del odio contra m¨ª. Pero voy a seguir, porque no estamos reclamando ning¨²n privilegio. Estamos pidiendo igualdad, lo mismo que tiene el resto de los ciudadanos¡±, anuncia.
Justyna Nakielska, activista polaca de la Campa?a contra la Homofobia, cree que Orb¨¢n sigue el camino que recorri¨® el gobierno ultraconservador del partido Ley y Justicia antes de las elecciones polacas, cuando ¡°us¨® al colectivo LGTBI+ en sus campa?as¡±. ¡°Hizo de nosotros un enemigo del Estado para ganar m¨¢s votos¡±, explica. Los analistas pol¨ªticos ven en esas leyes la v¨ªa que han elegido Fidesz (el partido de Orb¨¢n) y Ley y Justicia para amarrar a sus bases y a los sectores m¨¢s ultras de las sociedades polaca y h¨²ngara. Bonny se?ala que ¡°el rol de los lobbies ultraconservadores es muy potente¡±, y Nakielska a?ade que ¡°es obvio que Orb¨¢n est¨¢ intentando emplear esa misma ret¨®rica¡±. ¡°Pero es muy peligrosa¡±, dice Nakielska, que desgrana el precio que est¨¢ asumiendo el colectivo en Polonia: ¡°Tenemos que escuchar c¨®mo las altas autoridades nos dicen que nuestra ideolog¨ªa es peor que el comunismo o que quienes fueron al Orgullo no son normales. Todo empieza con palabras. Y las palabras no son inocentes porque dan v¨ªa libre a las agresiones. La gente tiene miedo de cogerse de la mano incluso en Varsovia si hay ataques hom¨®fobos¡±.
Letonia se disputa cada a?o con Polonia estar a la cola de la clasificaci¨®n sobre derechos y libertades LGTBI+ que elabora la organizaci¨®n ILGA-Europe. Las ONG del pa¨ªs pudieron saborear recientemente dos victorias legales sobre parejas del mismo sexo, pero los vientos de popa duraron poco tiempo. ¡°El activismo anti-LGTBI se reforz¨®¡±, resume el activista Kaspars Zalitis, de Mozaika. El partido populista conservador Alianza Nacional, que est¨¢ en el gobierno, impuls¨® enmiendas a la Constituci¨®n para que esta consagre que un matrimonio solo puede ser la uni¨®n de un hombre y una mujer.
En su documental Art¨ªculo 18, Staszewski sigue a una pareja del mismo sexo que va a Londres para poder criar a su hijo en libertad. Muchos compatriotas suyos, dice, se est¨¢n viendo obligados a dejar el pa¨ªs, como hizo Ivett ?rd?g, que afirma que se siente ¡°mucho m¨¢s segura en Alemania¡±: ¡°me siento mucho m¨¢s aceptada. Y siento que pertenezco a este lugar, lo cual es bastante extra?o, dado que ser h¨²ngara era parte de mi identidad. Vot¨¦ a Fidesz cuando era m¨¢s joven. S¨ª, no ve¨ªa qui¨¦nes son¡±.
Europa Occidental, sin embargo, no se zafa del lastre de la homofobia. Italia, seg¨²n ILGA-Europe, sigue siendo el quinto pa¨ªs de la UE m¨¢s atrasado en los derechos y libertades del colectivo LGTBIQ+. La Iglesia Cat¨®lica ha usado por primera vez la v¨ªa diplom¨¢tica para intervenir en un proyecto de ley contra la homofobia y la transfobia que est¨¢ examinando el Senado. Pero tambi¨¦n B¨¦lgica, que en las ¨²ltimas d¨¦cadas ha marcado el camino al resto de Europa, ve c¨®mo dirigentes del partido ultraderechista Vlaams Belang ¡ªal que las encuestas sit¨²an incluso como primer partido del pa¨ªs¡ª han respaldado la nueva ley de Orb¨¢n.
Los derechos del colectivo forman parte de una agenda iliberal mucho m¨¢s amplia, con inmigrantes y mujeres, resume R¨¦my Bonny. Las ONG miran hacia Bruselas y a los socios de la UE, en especial a los 17 firmantes de la carta. Les piden m¨¢s contundencia. M¨¢s presi¨®n. El polaco Staszewski es rotundo. ¡°No podemos confiar en nuestro gobierno. Pero no nos basta con declaraciones. La UE tiene que usar todas las herramientas a su alcance para defender sus valores¡±, reclama. Todos hablan de una situaci¨®n l¨ªmite, asfixiante. El hostigamiento, sin embargo, tambi¨¦n ha vertebrado y fortalecido al movimiento LGTBI+. Navielska remacha: ¡°La estrategia del miedo, la intimidaci¨®n y las mentiras constantes no han funcionado tan bien como pensaban. La solidaridad que se ha creado no nos los podr¨¢n robar¡±.