Viaje a la Polonia de la homofobia
Krasnik es uno de los m¨¢s de cien municipios del pa¨ªs autodenominados ¡°zonas libres de ideolog¨ªa LGTB¡±, una iniciativa auspiciada por el Gobierno para la que los derechos de los homosexuales son una amenaza
Cezary Nieradko posa para la foto. Los pu?os cerrados, la cabeza erguida, el gesto serio. Alguna vez mira hacia la carretera, y lo hace desconfiado, como si sintiera verg¨¹enza de que alg¨²n conductor le pudiera reconocer frente al cartel de la entrada del pueblo. En letras grandes se lee: Krasnik. Una localidad de unos 34.000 habitantes al sureste de Polonia, en una de las regiones m¨¢s pobres del pa¨ªs. Desde hace m¨¢s de un a?o, este es uno de los municipios polacos autoproclamados como ¡°zonas libres de ideolog¨ªa LGTB¡±. Aqu¨ª la homosexualidad no est¨¢ prohibida, pero pocos se atreven a salir del armario por miedo a represalias, a que les peguen o a que los excluyan. Nieradko, de 21 a?os, no tiene problemas en decir que le gustan los hombres, aunque lleva a?os sufriendo las consecuencias de ser gay en este ambiente opresivo que se vive en un pa¨ªs que est¨¢ dentro de la Uni¨®n Europea. ?l solo sue?a con acabar de una vez sus estudios de secundaria para irse lejos de Krasnik. Y del pa¨ªs. ¡°A un lugar donde pueda besar a mi pareja en la calle sin temor a que me den una paliza¡±.
M¨¢s de un centenar de localidades de Polonia han firmado en el ¨²ltimo a?o una declaraci¨®n contra la ¡°ideolog¨ªa LGTB¡±, en una cruzada contra la libertad sexual auspiciada por el Gobierno ultraconservador de Ley y Justicia y apoyada por gran parte de la Iglesia cat¨®lica. Se trata de una declaraci¨®n no vinculante, pero cargada de valor simb¨®lico que defiende a ultranza el peso de la familia heterosexual y que ve como una amenaza para la sociedad tradicional el matrimonio entre personas del mismo sexo, as¨ª como la posibilidad de que puedan tener hijos.
La proliferaci¨®n de estas ¡°zonas libres de ideolog¨ªa LGTB¡±, cuyo lema recuerda demasiado a las ¡°zonas libres de jud¨ªos¡± de los nazis en la Polonia ocupada, ha convertido a este pa¨ªs en el m¨¢s hostil de la UE para el colectivo LGTB, seg¨²n la ONG por los derechos de la comunidad homosexual ILGA. Tambi¨¦n ha generado una oleada de rechazo internacional que va desde el coraz¨®n de la UE (la presidenta de la Comisi¨®n Europea, Ursula von der Leyen, ha llegado a definirlas como ¡°zonas sin humanidad¡±) hasta el otro lado del Atl¨¢ntico (el presidente electo de EE UU, Joe Biden, tuite¨® en septiembre que estas zonas ¡°no ten¨ªan lugar en la UE ni en ning¨²n otro sitio del mundo¡±). Hartos de que la sexta econom¨ªa del club comunitario incumpla las normas y valores de la UE, Bruselas retir¨® en julio una ayuda econ¨®mica a seis de estos municipios que representan la cara m¨¢s hom¨®foba de Polonia.
Let me be clear: LGBTQ+ rights are human rights ¡ª and ¡°LGBT-free zones¡± have no place in the European Union or anywhere in the world. https://t.co/zc8YvSq6iN
— Joe Biden (@JoeBiden) September 21, 2020
Pero todas estas advertencias parecen quedar muy lejos en Krasnik, un municipio marcado por las heridas del pasado y obsesionado por salvaguardar su identidad cultural. ¡°Krasnik fue una zona muy castigada por las dos guerras mundiales, durante la Segunda Guerra Mundial perdimos a la mitad de la poblaci¨®n, que era jud¨ªa. Luego vivimos la represi¨®n sovi¨¦tica. Sus habitantes lucharon heroicamente por el derecho a practicar su religi¨®n. Todo esto nos ha marcado como sociedad, por eso no queremos perder la libertad y los valores que son importantes para nosotros¡±, explica Tomas Saj, de 52 a?os. ?l fue uno de los concejales que en mayo de 2019 vot¨® en amplia mayor¨ªa a favor de la declaraci¨®n. ¡°La ideolog¨ªa LGTB es una ideolog¨ªa de extrema izquierda, neomarxista, que quiere imponer una nueva revoluci¨®n cultural¡±, a?ade desde uno de los despachos de la casa de la cultura del pueblo, uno de los pocos lugares abiertos un s¨¢bado por la ma?ana en plena pandemia.
No piensa as¨ª Pawel Kurek, un concejal del partido liberal Moderna que vot¨® en contra de lo que ¨¦l define como ¡°una aberraci¨®n contra los derechos de las personas¡±. El ambiente est¨¢ tan enrarecido y polarizado entre los concejales de diferentes formaciones que hay que evitar a toda costa que la entrevista de uno coincida con la del otro en el mismo lugar. ¡°Esta declaraci¨®n solo nos ha tra¨ªdo m¨¢s p¨¦rdidas econ¨®micas y ha hundido la imagen de Krasnik¡±, sostiene este profesor de Inform¨¢tica que ahora tiene miedo a perder su trabajo por involucrarse a favor de los homosexuales.
P¨¦rdida de ayudas europeas
Krasnik depende en gran parte de los fondos europeos para salir adelante. En los ¨²ltimos dos a?os ha recibido unos siete millones de euros de la UE. El pasado septiembre, la ministra de Asuntos Exteriores noruega advirti¨® a las autoridades locales que si segu¨ªan autodenomin¨¢ndose ¡°zonas libres de ideolog¨ªa LGTB¡±, el pa¨ªs n¨®rdico no les conceder¨ªa una ayuda econ¨®mica para un programa de desarrollo rural que oscila entre los tres y los diez millones de euros.
D¨ªas despu¨¦s de esa advertencia, el pleno del consejo municipal, de mayor¨ªa conservadora, volvi¨® a votar a favor de seguir siendo una zona libre de LGTB. El alcalde de la localidad, de la centroderechista Plataforma C¨ªvica, el principal partido en la oposici¨®n del pa¨ªs, rechaz¨® entrevistarse personalmente con este peri¨®dico, pero a trav¨¦s de un correo electr¨®nico explica que todav¨ªa Noruega no ha tomado una decisi¨®n y que ¨¦l est¨¢ intentando explicarles que el Ayuntamiento de Krasnik trata a todos los habitantes por igual. ¡°Todo eso es mentira, nos sentimos desprotegidos. Cuando yo le cont¨¦ a la psic¨®loga de mi instituto que era gay, me dijo que la hab¨ªa decepcionado. Cuando mi profesora particular de Qu¨ªmica se enter¨® de mi condici¨®n sexual, me ech¨® de su casa. Es dif¨ªcil ser un homosexual valiente aqu¨ª¡±, explica Cezary Nieradko. ¡°Es una ciudad de la que todos huyen¡±.
Varsovia queda a dos horas y media en coche de Krasnik. Desde all¨ª trabajan las principales asociaciones del colectivo LGTB que han visto c¨®mo en los ¨²ltimos a?os ha crecido el activismo en defensa de los derechos de las personas homosexuales, bisexuales, transg¨¦nero e intersexuales. Ola Kaczorek, de 29 a?os, es la copresidenta de la asociaci¨®n El Amor No Excluye. ¡°No somos una ideolog¨ªa, eso es la propaganda que se ha inventado el PiS para ganar todas las elecciones del ¨²ltimo a?o¡±.
Los sondeos muestran m¨¢s tolerancia
El presidente polaco, Andrzej Duda, lleg¨® a decir este verano durante su campa?a para la reelecci¨®n que la ¡°ideolog¨ªa LGTB¡± es peor que el comunismo. En el pa¨ªs eslavo, la orientaci¨®n sexual se ha convertido en un arma pol¨ªtica. Hace un mes, el vice primer ministro y l¨ªder del PiS, Jaroslaw Kaczynski, declar¨® en un semanario conservador que ¡°Polonia podr¨ªa convertirse en un desierto cat¨®lico¡± si se permit¨ªa una ¡°ideolog¨ªa LGTB desenfrenada¡±. Seg¨²n la reconocida soci¨®loga de g¨¦nero Malgorzata Fuszara, la sociedad polaca est¨¢ avanzando en la tolerancia hacia este colectivo, pero la maquinaria pol¨ªtica del Gobierno ha polarizado el debate.
Las encuestas de los ¨²ltimos a?os revelan que, efectivamente, el n¨²mero de polacos que se declaran abiertamente hom¨®fobos ha bajado del 41% al 24% en casi las dos ¨²ltimas d¨¦cadas. El apoyo a las uniones civiles entre parejas del mismo sexo ha crecido un 8% entre 2017 y 2019, hasta alcanzar una aceptaci¨®n del 60%, seg¨²n un sondeo de IPSOS. Muy lentamente, la tolerancia se abre paso, como demuestra el resultado de las elecciones al Parlamento Europeo del a?o pasado, donde el tercer partido m¨¢s votado fue Primavera, liderado por Robert Biedron, exalcalde de S?upsk, ciudad de unos 100.000 habitantes, el primer regidor abiertamente homosexual que ha tenido Polonia.
Pero Biedron ve con mucha preocupaci¨®n lo que sucede en localidades como Krasnik. ¡°Es un infierno vivir en sitios as¨ª. Lo digo por experiencia. Todav¨ªa nos queda tanto por avanzar¡¡±, comenta el ahora europarlamentario. ¡°Los partidos pol¨ªticos en mi pa¨ªs siguen siendo muy conservadores, no tenemos un Zapatero que se atreva a luchar por los derechos de los homosexuales¡±, critica. Uno de los regidores que levant¨® la voz a favor de la comunidad LGTB fue el alcalde de Varsovia, Rafal Trzaskowski, de Plataforma C¨ªvica. Trzaskowski firm¨® una declaraci¨®n en apoyo a este colectivo en febrero de 2019, que recog¨ªa, entre muchas iniciativas, la inclusi¨®n de temas relacionados con la comunidad LGTB en las escuelas para promover la tolerancia desde la infancia. Esto destap¨® la caja de los truenos.
El PiS no tard¨® en acusar al alcalde de promover contenidos que sexualizan a los ni?os. Idea que secundaron los principales representantes de la Iglesia cat¨®lica. Como contraofensiva, la organizaci¨®n ultraconservadora legal Ordo Iuris redact¨® una carta en defensa de los derechos de la familia. ¡°La idea de explicar a los m¨¢s peque?os que dos hombres pueden casarse puede originarles un caos mental que les afecta en su subconsciente. Tenemos que proteger a los ni?os de esa ideolog¨ªa¡±, afirma Rafal Dorosinski, de Ordo Iuris. Mientras, desde Krasnik, Cezary Nieradko se pregunta: ¡°?C¨®mo yo con mi pareja puedo ser una amenaza para una familia polaca?¡±.
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