El auge del populismo en Europa amenaza los derechos del colectivo LGTBI
Los activistas denuncian un incremento de las agresiones verbales y ataques a sedes en los pa¨ªses del Este
El auge del nacionalismo y el populismo amenaza de nuevo los derechos y libertades del colectivo LGTBI. En especial en varios pa¨ªses del Este de Europa donde estos movimientos han llegado al poder. Lejos de aspirar a la conquista del matrimonio y la adopci¨®n por parte de parejas del mismo sexo, los activistas de estos pa¨ªses se ven obligados a protegerse de la violencia verbal que vierten sobre ellos las corrientes conservadoras y de extrema derecha. Esa escalada se acentu¨® en la campa?a del fallido refer¨¦ndum convocado en Rumania para vetar los matrimonios gais en su Constituci¨®n. Asociaciones de pa¨ªses como Polonia o Lituania han denunciado, adem¨¢s, haber sufrido varios ataques en sus sedes este a?o.
Mirka Makuchowska, activista polaca de Campa?a contra la Homofobia, denunciaba en la conferencia anual de asociaci¨®n internacional ILGA-Europe ¨Cque aglutina a decenas de entidades del continente¡ª, celebrada en Bruselas, la deriva autoritaria del gobierno ultraconservador de Ley y Justicia. Justo cuando hablaba, recib¨ªa la noticia de que multitud de escuelas se ve¨ªan obligadas a cancelar actividades que hab¨ªan programado para promover la tolerancia en las escuelas.? El Ministerio de Educaci¨®n hab¨ªa advertido a todos los directores y hab¨ªa pedido a los padres que denunciaran a los centros que albergaran esos eventos.
¡°Todo ha ido a peor¡±, resume Makuchowska. Los activistas polacos denuncian una escalada de actuaciones para socavar los movimientos por los derechos civiles priv¨¢ndoles de acceso a fondos p¨²blicos. ¡°Estamos viendo c¨®mo se usa un lenguaje virulento y se vuelve a emplear palabras que hac¨ªa tiempo que no escuch¨¢bamos, como ¡®sodomitas¡¯ o ¡®pervertidos¡¯. Y ese discurso del odio envalentona a chavales que pasan por un local que tiene la bandera del arco iris y no dudan en apedrearlo¡±, denuncia.
Esos mensajes cargados de prejuicios soportaron tambi¨¦n los ciudadanos rumanos el pasado mes de septiembre, durante la campa?a de un refer¨¦ndum que persegu¨ªa vetar en la Constituci¨®n los matrimonios del mismo sexo. L¨ªderes del gubernamental Partido Social Dem¨®crata esparcieron en las televisiones la cantinela de que esas uniones pon¨ªan en riesgo la familia. El refer¨¦ndum hizo aguas al no concitar los sufragios m¨ªnimos para ser validado. ¡°Los l¨ªderes de ese populismo lo presentan como un movimiento del pueblo, pero es al rev¨¦s, viene desde arriba y buscan ganarse a la gente a costa de los m¨¢s d¨¦biles¡±, advierte la activista y periodista rumana Teodora Ion-Rotaru.
La hostilidad de los gobiernos de pa¨ªses como Hungr¨ªa, Polonia, Rumania o Bulgaria hacia los colectivos LGTBI ha encendido las alarmas de la Comisi¨®n Europea. Su vicepresidente primero, Frans Timmermans, advirti¨® en esa conferencia del regreso del ¡°lenguaje del odio¡± de la mano de los movimientos populistas y nacionalistas. El primer ministro h¨²ngaro, Victor Orban, ya irrit¨® el a?o pasado a Bruselas al albergar un congreso de un grupo antiLGTBI en que critic¨® a la Uni¨®n Europea por estar dominada por una ¡°ideolog¨ªa relativista y liberal que es un insulto a las familias¡±.
No obstante, Timmermans reprendi¨® sobre todo a los socialistas b¨²lgaros y rumanos, de su familia pol¨ªtica europea, por querer conseguir apoyos empleando planteamientos hom¨®fobos. ¡°Si quieren formar parte de nuestra familia, tienen que entender que el respeto por la igualdad es un elemento esencial¡±, afirm¨®.
En la cola en derechos civiles
Casi todos los pa¨ªses del Este se hallan en la zona roja del informe que cada a?o elabora ILGA-Europe. Desde hace a?os, permanecen atrapados en ese territorio que raya la discriminaci¨®n y la violaci¨®n de los derechos humanos. Letonia es el pa¨ªs peor situado de la Uni¨®n Europea. ¡°No queremos estar ah¨ª, pero desde 2006, cuando adoptamos legislaciones en el ¨¢mbito laboral, no se ha hecho nada m¨¢s¡±, lamenta Kaspars Zalitis, activista de Mozaika.
A pesar de la falta de avances, Zalitis es m¨¢s optimista que otros activistas. ?l s¨ª percibe cambios sociales. Hace apenas unos a?os, cuenta, en las marchas b¨¢lticas del Orgullo ten¨ªa que aguantar junto a otro pu?ado de compa?eros c¨®mo le lanzaban excrementos. Este a?o, unas 8.000 personas marcharon por las calles de Riga sin sufrir ning¨²n incidente. ¡°Por supuesto, nos preocupa el populismo, pero es algo que tambi¨¦n viven Francia o Holanda¡±, a?ade. No en vano, en el furg¨®n de cola del ¨ªndice de la asociaci¨®n europea est¨¢ tambi¨¦n Italia, donde su vicepresidente recientemente ha rechazado las adopciones por parte de parejas del mismo sexo alegando el derecho de los ni?os a tener ¡°un padre y una madre¡±.
En Letonia, a?ade Zalitis, dos partidos con representaci¨®n parlamentaria que pueden ser decisivos para formar gobierno han situado ya en su agenda la igualdad LGTB. Algo que no pueden decir Simeon Vasilex y Lilya Dragoeva, dos activistas b¨²lgaros. ¡°Ning¨²n partido que est¨¦ en el Congreso se plantea esa cuesti¨®n¡±, afirma Dragoeva. ¡°El nacionalismo trata de atraer votos. Y usa el discurso de que la ideolog¨ªa occidental quiere infiltrarse en nuestro pa¨ªs¡±, lamenta Vasilex. ¡°Esas fuerzas divisivas nos recuerdan a todos una verdad b¨¢sica: estas amenazas nos conciernen a todos¡±, remacha Evelyne Paradis, directora ejecutiva de ILGA-Europe.
"Queremos ir hasta el final"
El colectivo LGTBI se apunt¨® una victoria despu¨¦s de que la Corte de Luxemburgo sentenciara que los matrimonios homosexuales deber¨¢n tener los mismos derechos de residencia en la UE que los heterosexuales, incluso en los pa¨ªses donde estas uniones no sean legales. La batalla la inici¨® Adrian Coman, de origen rumano, que contrajo matrimonio con un ciudadano estadounidense en Bruselas. Dos a?os despu¨¦s de su boda, pidieron a Rumania permiso de residencia para el marido. La petici¨®n fue inicialmente rechazada, pero el TJUE dictamin¨® que Bucarest deb¨ªa reconocerlo.
Coman, que asisti¨® a la conferencia de Bruselas, explica que se ha clarificado la legislaci¨®n, pero a¨²n aguarda a que la justicia rumana resuelva su caso. ¡°Queremos ir hasta el final¡±, sostiene Coman, en referencia a que a¨²n puede toparse con alg¨²n ¡°agujero¡± legal. Aun as¨ª, la sentencia de Coman ha abierto la puerta a que otras parejas puedan reclamar que se reconozcan sus matrimonios celebrados en otros pa¨ªses de la Uni¨®n Europea en los que uno de los c¨®nyuges hayan residido. De hecho, se esperan resoluciones en breve en Polonia y Lituania.
Hoy Coman vive en Estados Unidos. Esa opci¨®n, la de dejar el pa¨ªs, es por la que optan muchos j¨®venes. Sucede en Ruman¨ªa, seg¨²n denuncian las organizaciones por los derechos civiles de ese pa¨ªs. Pero tambi¨¦n en Lituania. Una encuesta realizada recientemente por la mayor organizaci¨®n LGTBI de Lituania entre j¨®venes del pa¨ªs arrojaba que el 90% de los preguntados ten¨ªan pensado o estaban considerando irse al extranjero cuando tras acabar sus estudios. En los pa¨ªses b¨¢lticos, de hecho, los colectivos se quejan de estar sufriendo la falta de tolerancia rusa. ¡°Tenemos un problema de bullying en las escuelas, pero las instituciones no lo afrontan. Consideran que toda informaci¨®n sobre el colectivo LGTBI es propaganda y seguimos sintiendo la presi¨®n de la Iglesia¡±, sostiene el presidente de la entidad, Vladimiras Simonko, quien denuncia que hace apenas dos meses su sede fue atacada.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.