Agricultores de plataneras: el trabajo que ya era el ¡°m¨¢s duro¡± de La Palma es ¡°para desmayarse¡± por el volc¨¢n
Despu¨¦s de dos meses enterrados en ceniza, los empleados del campo empiezan a acostumbrarse a la erupci¨®n. ¡°Es horrible trabajar as¨ª, pero es a¨²n peor para todos los que se est¨¢n quedando en el paro¡±, dice uno de ellos
El trabajo en el campo es ¡°duro¡±, dice Elwali Bocharga (29 a?os), mientras agarra una manguera que esparce agua sobre una platanera cuyas hojas se doblan por el peso de la ceniza. ¡°Dur¨ªsimo, el que m¨¢s¡±, le corrige su hermano mayor, Omar (41). Embolsa los pl¨¢tanos que lava Elwali, envuelto en un mono de pl¨¢stico que le ¡°mata de calor¡±. ¡°Ahora, ...
El trabajo en el campo es ¡°duro¡±, dice Elwali Bocharga (29 a?os), mientras agarra una manguera que esparce agua sobre una platanera cuyas hojas se doblan por el peso de la ceniza. ¡°Dur¨ªsimo, el que m¨¢s¡±, le corrige su hermano mayor, Omar (41). Embolsa los pl¨¢tanos que lava Elwali, envuelto en un mono de pl¨¢stico que le ¡°mata de calor¡±. ¡°Ahora, con este monstruo tirando ceniza, este curro es para desmayarse¡±, a?ade Omar. ¡°Y para nosotros no es ni la mitad que para los que recogen¡±, explica Alexis Cruz (48). Habla de sus compa?eros Junay Guerra (22) y ?ngel Tezara (36), los que transportan los pl¨¢tanos ¡°como mulos¡± hasta los camiones, dice Tezara. Pesa 70 kilos, menos que muchas de las pi?as [conjuntos de pl¨¢tanos] que traslada sobre su hombro. ¡°Estos dos se?ores, pobre gente. Ya era dif¨ªcil lo que hac¨ªan, pero con la ceniza rasp¨¢ndoles el cuello no te puedes imaginar¡±, a?ade Francisco Restrepo (60), quien corta las pi?as.
Una ma?ana con esta cuadrilla de trabajadores de La Palma ilustra cu¨¢nto ha complicado el volc¨¢n el d¨ªa a d¨ªa de personas que ya afrontaban condiciones de extrema dificultad. Su oficio se compone de m¨¢s pasos y m¨¢s disgustos que antes.
1. Cortar las hojas
Es lunes por la ma?ana. Elwali, Omar y Alexis tienen el encargo de adecentar la fruta en un finca situada en el t¨¦rmino municipal de Fuencaliente (sur de la isla). Los dos primeros son marroqu¨ªes y el tercero, nacido en Canarias. Trabajan en una de las plantaciones m¨¢s cercanas a la zona de exclusi¨®n, a unos 11 kil¨®metros en l¨ªnea recta del cono del volc¨¢n. Las dos fanegas est¨¢n cubiertas con una malla, lo que no impide que el color negro compita con el verde.
¡°Si la arena es fina, se cuela y te mancha el pl¨¢tano. Si es gorda, se acumula encima y te destroza todo. Es algo de lo que nunca antes nos hab¨ªamos tenido que preocupar¡±, explica Alexis. Unos d¨ªas antes cortaron las hojas de las plataneras cuyos frutos est¨¢n cerca de madurar. Lo hacen para que la ceniza acumulada no los ennegrezca. ¡°Antes del volc¨¢n no cort¨¢bamos las hojas. ?Para qu¨¦ ¨ªbamos a hacerlo?¡±, pregunta Omar.
2. Esquivar la fruta podrida
El suelo es una macedonia de hojas cortadas y pl¨¢tanos amarillos. ¡°Coge uno de esos¡±, dice Omar, se?alando a una pi?a inmensa. Est¨¢ medio enterrada en ceniza, pero al cortar el pl¨¢tano se puede retirar con un soplido. Si se pela con cuidado no le cae arena volc¨¢nica. ¡°?Est¨¢n buenos, eh? Pues no podemos venderlos¡±. No son aptos para comercializar porque ya han madurado, ¡°est¨¢n amarillos¡±, a?ade Alexis. ¡°Solo puedes venderlos verdes. De La Palma a la pen¨ªnsula se pasan una madurando, en una c¨¢mara frigor¨ªfica. Cuando llegan est¨¢n listos para comer all¨¢¡±.
Las pi?as amarillas salpican la finca. ¡°Esa la ten¨ªamos que haber cortado hace tres semanas por lo menos¡±, dice Elwali sobre una pi?a esparcida en el suelo. En ese momento est¨¢ retirando unos pocos frutos amarillos de una pi?a verde: ¡°As¨ª podemos cortarla¡±. Cerca hay otra pi?a que se est¨¢ pudriendo, un fest¨ªn para los mosquitos. ¡°Me da angustia verlas as¨ª. Antes no se pudr¨ªa ni una. No se ve¨ªa ni un pl¨¢tano amarillo en la finca¡±, explica Alexis. ¡°Da much¨ªsima pena. Las cuidamos desde chiquititas¡±, a?ade Omar. El olor de la fruta en descomposici¨®n les acompa?a toda la jornada.
3. Lavar las pi?as de pl¨¢tanos
Parte de la fruta se pudre porque el corte de carreteras dificulta much¨ªsimo su trabajo. La lava les obliga a dar la vuelta a toda la isla para llegar a la finca. Esto multiplica los costes, como todas las tareas a?adidas por la presencia de ceniza. ¡°Un trabajo que antes hac¨ªa un t¨ªo ahora lo tienen que hacer tres¡±, explica Omar. ¡°Hay gente que tiene fincas con muy buenos pl¨¢tanos y no los cortan porque no hay ganancias. Es un desastre¡±, a?ade. Lo m¨¢s habitual es renunciar a una parte de la cosecha.
¡°Despu¨¦s de cortar muchas de las hojas¡±, contin¨²a Omar, ¡°hay que lavarlas¡±. Alexis est¨¢ pendiente de que la manguera no se enrede y sujeta la escalera que escala Elwali, desde donde ducha las pi?as. En otras plantaciones usan sopladoras.
Esta multiplicaci¨®n de tareas no se refleja en un aumento de las plantillas. ¡°Somos los mismos, pero tardamos m¨¢s en hacerlo todo. Se te quitan las ganas de levantarte por la ma?ana¡±, a?ade Omar. En muchas plantaciones hay recortes, ya sea a trav¨¦s de despidos o de ERTE: ¡°Los que estaban en fincas que se llev¨® la lava o que est¨¢n aisladas no tienen trabajo. Muchas personas lo est¨¢n pasando muy mal. Se ve menos movimiento en la isla¡±, explica Alexis. Asegura que el salario m¨¢s com¨²n est¨¢ entre seis y siete euros la hora: ¡°A final de mes son 1.000 euros o algo as¨ª¡±.
4. Embolsar las pi?as
La en¨¦sima tarea a?adida a la recogida de pl¨¢tanos es embolsar las pi?as. ¡°Justo despu¨¦s de lavarlas tienes que cubrirlas. Es un proceso muy lento¡±, explica Elwali. Su hermano se encarga de taparlas. Mientras las cubre, se desahoga: ¡°Antes pod¨ªamos trabajar 12 horas sin problema, ahora cuando llevas cinco te quieres morir entre tanta ceniza. Esto es mal¨ªsimo para nosotros, para la garganta, para los o¨ªdos¡ Llego a casa y no s¨¦ c¨®mo me voy a encontrar. Me quema todo. Y apenas duermo con el ruido del volc¨¢n, estoy a base de pastillas. Y lev¨¢ntate a las cinco de la ma?ana porque el volc¨¢n ha cortado las carreteras y tardamos el triple en llegar a la finca. Pero tengo, tenemos, que trabajar, no nos queda otra. Tengo una familia atr¨¢s. Es horrible estar as¨ª, aunque es a¨²n peor para toda la gente que est¨¢ en el paro¡±. La madre de Alexis est¨¢ evacuada por la cercan¨ªa de la lava a su casa de La Laguna: ¡°No deber¨ªa llegar, pero yo ya no me atrevo a anticipar nada. Esto es muy jodido¡±.
5. Cortarlas y transportarlas
Una vez se han cortado las hojas y se han lavado y embolsado las pi?as, llega el turno de Francisco, Junay y ?ngel. El primero es el m¨¢s mayor, el responsable del grupo, y se encarga del trabajo menos cansado: armado con una podona (un palo de unos dos metros con una cuchilla en un extremo) corta las pi?as. Est¨¢n en una finca alejada de la primera, donde limpiaron y embolsaron hace d¨ªas.
Francisco primero pega un tajo al tronco que ayuda a que ceda el tallo que une la pi?a a la planta. No le cuesta encontrar el punto que cortar, tras 20 a?os haci¨¦ndolo. Brota un chorro de agua: ¡°Esto es todo agua por dentro, las regamos much¨ªsimo¡±, explica. Junay est¨¢ bajo la pi?a, ajust¨¢ndola antes del corte final. ¡°?La tienes?¡±, pregunta Francisco. ¡°S¨ª¡±, contesta Junay. Entonces el jefe rebana el tallo y la mole de pl¨¢tanos cae en el hombro del joven agricultor. Un golpe de ceniza le da en la cara, empapada en sudor. ¡°Es impresionante toda la que nos cae encima¡±, a?ade ?ngel, que espera para cargar otra pi?a.
¡°Prefiero que me caiga ceniza a ponerme gafas, mascarilla o un mono de pl¨¢stico. Esto es muy duro como para, adem¨¢s, llevar todo eso¡±, dice Junay. Su compa?ero ?ngel hace la misma reflexi¨®n: ¡°Es demasiado inc¨®modo. Cuanto m¨¢s libres nos sintamos, mejor. La mascarilla se te llena de tierra, sudas much¨ªsimo y envuelto en pl¨¢stico no puedes aguantar¡±. Son conscientes del da?o f¨ªsico de la exposici¨®n constante a la ceniza, pero eso no les hace cambiar de opini¨®n. ¡°Son chorros y chorros de tierra. Te pica el cuerpo, te raspa la piel, pero es lo que hay. ?Qu¨¦ vamos a hacer¡±, comenta Junay. ¡°Las que m¨¢s pesan son las primeras del d¨ªa, luego te calientas y puedes con todas las que vengan. Esto es m¨¢s ma?a que fuerza¡±, a?ade ?ngel, que cifra en ¡°70¡å el n¨²mero de pi?as, de entre 50 y 80 kilos cada una, que transporta en un d¨ªa. ¡°Al final te duele todo: la espalda, la cintura, los pies¡±, explica Junay.
6. Ducharse a conciencia
El camino de los recogedores de pi?as hasta el cami¨®n es m¨¢s peligroso que de costumbre. ¡°Es muy f¨¢cil que te caigas. Mira al suelo. Est¨¢ lleno de hojas y de pl¨¢tanos podridos¡±, dice ?ngel. Pisar la fruta amarilla resbala tanto como caricaturizan los dibujos animados. Junay recuerda con dolor la ¨²ltima vez que se cay¨®, antes de la erupci¨®n: ¡°Se me desplom¨® la pi?a encima de la rodilla y me hice un esguince. Doli¨® bastante¡±, dice este joven de 22 a?os, procedente de Venezuela, al igual que ?ngel. ¡°El proceso de ducharme cuando llego a casa¡±, contin¨²a ?ngel, ¡°dura m¨¢s de media hora. Entre que me quito la ropa, la aparto, toda la ceniza que cae en el ba?o... Tengo las tuber¨ªas casi taponadas¡±.
El jefe del grupo, Francisco, es colombiano. ¡°Creo que el a?o que viene va a ser casi peor que este. La ceniza est¨¢ dificultando el crecimiento del hijo de la platanera, el que tiene que dar pl¨¢tanos el a?o que viene. Muchos ni siquiera van a dar fruta¡±, considera. ¡°A nosotros al menos nos quedan algunas fincas en las que trabajar. Otros han perdido todo. Es una cat¨¢strofe¡±, finaliza, al lado de Junay y ?ngel. ¡°?Seguimos?¡±, preguntan casi al un¨ªsono.
La consejera de Agricultura de Canarias: "Es una p¨¦rdida irreparable"
La lava ha arrasado más de 200 hectáreas de plataneras y ha aislado 160. Representan el 13% de la superficie de este tipo de cultivo en La Palma, la segunda isla por producción en 2020, con un 32,4% del total, solo superada por Tenerife (42,7%), tres veces más grande. La consejera de Agricultura de Canarias, Alicia Vanoostende, cree que la erupción "es un momento muy complejo, de inflexión; es una pérdida irreparable". "Desde el Gobierno de Canarias estamos trabajando en la emergencia, en los anticipos de las ayudas a los agricultores que están perdiendo la producción", explica Vanoostende en conversación con EL PAÍS. Su departamento anticipará 13 millones de euros de fondos del Ministerio de Agricultura para compensar las pérdidas en el sector, que se ha llevado por delante el 80% de la producción en el Valle de Aridane (por donde avanza la lava) y el 50% en Fuencaliente (al sur de la isla). La orden que permitirá proceder a la concesión y los pagos se publicará, en principio, a final de mes. "A medio plazo y hasta el final de la cosecha, se irá evaluando el daño de producción real definitiva de cada productor para el pago de las pérdidas totales", añade la consejería. El ministerio también ha anunciado ayudas específicas.
El sector agrario pide más agilidad en la concesión de esas ayudas: la Unión de Pequeños y Medianos Agricultores y Ganaderos (UPA-UGT) reclamó la semana pasada al Gobierno canario acelerar el pago. Lorenzo Ramos, secretario general del sindicato, se reunió el pasado jueves con la consejera: "Queremos trasladar la necesidad de que las ayudas lleguen ya. Son principalmente explotaciones familiares cuya economía dependía exclusivamente del sector. No se puede esperar a que la gente esté ahogada para empezar a ingresar el dinero. La consejera nos garantiza que este mes se iniciarán algunos ingresos", dijo, en declaraciones recogidas por Europa Press. La protección a los empleados se canaliza a través de los Ertes habilitados por el Gobierno central (lo que no impide que haya habido despidos en muchas plantaciones).
Muchos puestos de trabajo de las fincas no se recuperarán a medio plazo porque están enterradas en lava. Para esos trabajadores, el Servicio Público de Empleo Estatal (SEPE) ha aprobado una subvención de 63 millones de euros para el desarrollo de un plan especial de trabajo. “Tenemos que intentar mantener la economía durante esta catástrofe, intentar recuperar cierta normalidad”, finaliza Vanooestende.
Otra de las principales preocupaciones de la consejería es la pérdida de competitividad respecto a la banana africana, principal rival del plátano canario en el mercado: “Hacemos lo posible para que las pérdidas sean las menores posibles”. También se discute ya en el Ejecutivo autonómico sobre si las zonas sepultadas podrán volver a acoger plantaciones: “Es una cuestión compleja, lejos del conocimiento de los ingenieros agrónomos. Creo que es prematuro hablar de soluciones concretas. Es cierto que en erupciones anteriores se echó tierra sobre las coladas, habían pasado 20 años desde la erupción y el volumen de lava fue menor. También está el problema medioambiental de cómo traemos tierra de otros lados”. “Además”, continúa Vanooestende, “no todos los afectados quieren lo mismo: hay agricultores mayores que prefieren no reconstruir, salir del sistema agrario, y otros jóvenes que sí quieren seguir. Los resolveremos a medio plazo”.