Ocho donde antes viv¨ªan tres: el volc¨¢n api?a a los vecinos de La Palma
La erupci¨®n obliga a dejar sus hogares a 7.000 personas, de las que medio millar han sido alojadas en hoteles. Muchos evacuados tienen que instalarse con amigos o familiares: ¡°Tenemos que hacer turnos para comer¡±
En casa de la hermana de Nieves Padilla, de 38 a?os, viv¨ªan tres personas antes de la erupci¨®n en La Palma. Es un piso peque?o, de protecci¨®n oficial. Ahora tiene cinco habitantes m¨¢s, procedentes de dos casas que se ha tragado la lava. ¡°Es agobiante vivir as¨ª, tan apretados¡±, dice Padilla, que no para de disculparse por el estado del sal¨®n. Est¨¢ lleno de bolsas y cajas. Una de ellas almacena los materiales con los que su suegra elabora sombreros artesanos. ¡°La m¨¢quina de coser la tengo en el coche, en el piso no entra¡±. Otra caja guarda varios juguetes de su hijo de siete a?os. Al fondo del sal¨®n hay un colch¨®n enrollado y un tendedero en el que siempre hay ropa sec¨¢ndose: ¡°?Pero has visto todos los que somos? No paramos de poner lavadoras¡±. Nunca comen todos juntos. ¡°No cabemos en la mesa, nos tenemos que organizar por turnos, como para ducharnos¡±, explica Padilla. Como ella, muchos vecinos de La Palma, especialmente los que tienen menos recursos econ¨®micos, viven api?ados desde que explot¨® el volc¨¢n.
La crisis habitacional en la isla se explica en un vistazo a los n¨²meros: hay m¨¢s de 7.000 evacuados por la erupci¨®n y La Palma acoge unos 80.000 habitantes. Es decir, en torno a un 9% de la isla est¨¢ desplazado. De esos 7.000, unos 500 viven en los hoteles para evacuados habilitados por las Administraciones p¨²blicas. Los otros 6.500 est¨¢n en segundas residencias, han alquilado otra casa, la han comprado o viven con amigos y familiares. Este ¨²ltimo escenario es el m¨¢s com¨²n. Estas personas, adem¨¢s, no se reparten igualitariamente por toda la isla. Algunos han acudido a otras zonas, pero la mayor parte est¨¢ alojado cerca de sus viviendas destruidas o evacuadas, es decir, en Los Llanos de Aridane y en El Paso. ¡°Me siento fatal. Ya vamos para dos meses as¨ª, ocupando el espacio de la familia de mi hermana. Mi hijo me dec¨ªa el otro d¨ªa: mam¨¢, quiero colocar mis cosas. Pero es que no hay d¨®nde ponerlas¡±, cuenta la mujer.
Otras circunstancia que complica todav¨ªa m¨¢s la crisis de viviendas en La Palma es que se han quedado sin casa familias enteras, cuyos miembros viv¨ªan casi todos cerca. Era muy com¨²n en los barrios sepultados por la lava que una o dos generaciones atr¨¢s se adquiriese un terreno amplio. El abuelo constru¨ªa su casa en una parte y sus hijos heredaban el resto, donde levantaban sus propias viviendas. En algunos casos, el espacio de las fincas era suficiente para que, a?os despu¨¦s, los nietos tambi¨¦n encontrasen hueco para sus residencias. Todas estaban pegadas y todas las ha consumido la lava. Suena a un panorama de familias pudientes: hab¨ªa algunas, pero no es el caso generalizado. La mayor parte de los que han perdido sus casas son familias trabajadoras de un entorno rural.
Es el caso de Padilla. Ella est¨¢ en paro y su marido trabaja como electricista. ¡°Estamos apuntados a los servicios sociales porque hasta hace nada ¨¦l estaba a media jornada. Ahora afortunadamente tiene una jornada completa, espero que dure. Si no, a ver qu¨¦ hacemos¡±, explica Padilla. La lava ha destruido su casa, donde viv¨ªa con su pareja y sus dos hijos. Tambi¨¦n ha acabado con la de su suegra. ¡°Mi hermana ha llorado igual o m¨¢s que yo. Mi casa era el hogar de la familia, el lugar en el que nos reun¨ªamos todos los fines de semana, donde mejor lo pas¨¢bamos¡±, dice Padilla. ¡°El volc¨¢n nos ha hecho tanto da?o que no puedo ni mirarlo. Voy por las carreteras por las que no se ve, siempre esquiv¨¢ndolo¡±.
Les cuesta dormir, no solo por el estr¨¦s al que la crisis les somete y el rugido nocturno del cr¨¢ter, sino por la falta de espacio. ¡°En una habitaci¨®n va mi hermana, su hija de siete a?os y mi cu?ado, en la misma cama. En la segunda duermen mi marido y su madre, y en la otra estoy yo con mis dos hijos¡±. En esa habitaci¨®n cabe un solo colch¨®n. ¡°A veces me quedo acurrucada al pie de la cama para que puedan descansar mejor¡±, explica. El mayor, de 14 a?os, ¡°ha sufrido crisis de ansiedad, algo que nunca antes le hab¨ªa pasado. Estaba mareado y no sab¨ªa por qu¨¦¡±.
La familia podr¨ªa haber acudido a alguno de los hoteles para damnificados, pero es que all¨ª ¡°puede ser casi peor¡±. ¡°Est¨¢s lej¨ªsimos, a hora y media de Los Llanos [antes del volc¨¢n, sin cortes de carreteras, se tardaba media hora] y es deprimente vivir constantemente en un hotel, no puedes estar as¨ª semanas y semanas, rodeados de personas que est¨¢n igual o peor que t¨². Adem¨¢s, no dejan llevar animales y nosotros tenemos un conejo y un perro. Si se los quito a mis hijos, se hunden¡±, comenta. Para complicar a¨²n m¨¢s la convivencia, el perro de Padilla no se lleva bien con el de su hermana. ¡°Es un caos¡±, lamenta.
Pocas viviendas en alquiler
Esta situaci¨®n podr¨ªa encauzarse si encontrasen un piso en alquiler. ¡°Pero no hay nada; me desmoraliza, me cabrea much¨ªsimo¡±, dice. Tampoco ha tenido suerte buscando Beatriz Le¨®n, de 44 a?os, cuya vivienda en Todoque est¨¢ enterrada bajo la colada. ¡°Se est¨¢n pasando. Llamamos hace poco a un piso por el que ped¨ªan 900 euros. Lo estuvimos pensando, nos decidimos y llamamos para aceptar, pero entonces nos pidieron 1.000 euros. Volv¨ª a decirle que ten¨ªa que consultarlo y a la siguiente vez me dijo que 1.200. Que si lo quer¨ªa bien y si no, tambi¨¦n¡±. No aceptaron, ni podr¨ªan permit¨ªrselo ahora mismo, ya que su marido se ha quedado sin empleo y ella, trabajadora en un almac¨¦n de pl¨¢tanos, cobra la mitad que antes: ¡°Hemos pasado de ingresar unos 2.000 euros a unos 500¡å. ¡°Llam¨¦ a otra vivienda¡±, contin¨²a Le¨®n, ¡°en la que me preguntaron si era desalojada o afectada, es decir, si solo me hab¨ªan evacuado o si ya hab¨ªa perdido mi vivienda. Me dijo que solo me lo alquilaba si era afectada, que quer¨ªa algo a largo plazo. En ese momento no hab¨ªa llegado la lava a mi casa, pero estaba claro que iba a pasar. Igualmente, no quiso alquil¨¢rmela¡±.
Le¨®n tambi¨¦n vive con poco espacio, en el piso de su hijo mayor, de 25 a?os, justo a su nuera y su nieta. ¡°Es una situaci¨®n muy dif¨ªcil. Lo normal es que unos padres acojan a sus hijos cuando tienen problemas, no al rev¨¦s. Estoy muy triste¡±. Ha perdido su vivienda, al igual que buena parte de su familia, pero cuando m¨¢s llora es al explicar que ha tenido que separarse de su hijo peque?o, de 20 a?os: ¡°Es la alegr¨ªa de la casa, pero es que no cabe en el piso del mayor. Se est¨¢ quedando en casa de sus suegros. Y eso que su novia ni siquiera est¨¢ en La Palma, est¨¢ estudiando en La Palmas de Gran Canaria¡±.
Mar¨ªa Josefa Acosta, de 48 a?os, tambi¨¦n echa de menos al mayor de sus cuatros hijos. ¡°Vive fuera, en Las Palmas. Quiere venir, hace meses que no nos vemos, pero es imposible. No cabe de ninguna manera. Si vienes a mi casa te asustas, tengo la nevera en la terraza. La convivencia es muy dif¨ªcil en tan poco espacio¡±. Acosta, su marido y tres de sus hijos se alojan en un estudio: ¡°Es muy peque?o, de un primo m¨ªo que vive en Alemania. Lo ten¨ªa para alquiler vacacional y nos hace el favor de acogernos¡±, explica. Dos de sus hijos duermen en colchones que colocan en el suelo del sal¨®n. ¡°Tienen la espalda molida. Cuando me levanto para trabajar [es limpiadora] a las 5.15 les despierto sin querer, pero es que tengo que pasar por el sal¨®n¡±. Acosta est¨¢ cansada, pesa casi 10 kilos menos que cuando empez¨® la erupci¨®n: ¡°Solo pido que esto termine ya¡±. De momento, la lava no ha alcanzado su casa, pero mantiene a su familia evacuada.
¡°Las ayudas van muy lentas¡±
Las tres son muy cr¨ªticas con la respuesta de las Administraciones p¨²blicas a esta crisis. ¡°Cuando vas a por comida o utensilios al polideportivo de Los Llanos ya no es como antes. Ahora se mide todo con lupa, tienes que dar m¨¢s viajes¡±, explica Le¨®n. ¡°Espero que se pongan las pilas, no podemos estar as¨ª¡±, dice Acosta. ¡°Va todo lento, muy lento. Llevamos as¨ª dos meses, esto no puede ser eterno¡±, a?ade Padilla.
De momento, el Gobierno canario ha entregado 18 viviendas (13 en Tazacorte y cinco en Fuencaliente) a los damnificados. A futuro, prometen la adquisici¨®n inminente de otras 75 en la zona, la reforma de 30 del Instituto Canario de Vivienda para que sean habitables y la compra de 200 casas modulares. En total, en un plazo de ¡°entre dos y tres meses¡±, esperan entregar 323 viviendas. Para finales de noviembre se aspira a llegar al centenar. ¡°La cifra [de viviendas para damnificados] se puede incrementar en base a las necesidades que se vayan detectando por los equipos sociales entre la poblaci¨®n desalojada¡±, especifica el Ejecutivo auton¨®mico. M¨¢s de 2.000 personas han perdido su vivienda y 7.000 est¨¢n evacuadas. El Consorcio de Compensaci¨®n de Seguros (CCS) ya ha pagado 33,6 millones de euros a los afectados, pero esto no alivia a Le¨®n o Padilla: sus casas no estaban aseguradas.
La principal ayuda directa que de momento han empezado a recibir los damnificados por parte de la Administraci¨®n son ingresos de entre 2.000 y 3.000 euros procedentes de las donaciones privadas que han llegado al Cabildo de La Palma en las ¨²ltimas semanas. ¡°Si la unidad familiar afectada por la erupci¨®n volc¨¢nica se compone por una persona, se le abonar¨¢ una cantidad de 2.000 euros. Si se compone por dos o tres personas, se le abonar¨¢ 2.500 euros, mientras que si la unidad familiar est¨¢ compuesta por m¨¢s de tres personas, se le abonar¨¢ 3.000 euros¡±, detalla la consejera de Acci¨®n Social del Cabildo de La Palma, Nieves Hern¨¢ndez. Ninguna de las tres participantes en este reportaje ha recibido de momento estas cantidades. A nivel municipal, el Ayuntamiento de Los Llanos asegura que empezar¨¢ a repartir ayudas directas ¡°estos d¨ªas¡± y El Paso indica en una nota de prensa que ha entregado 344.600 euros entre 220 familias (unos 1.500 euros de media, pero no todas reciben lo mismo).
¡°Necesitamos ayuda cuanto antes¡±, reclama Padilla, antes de hacerle una caranto?a a su hijo peque?o. Piensa mucho en la llegada de la Navidad. ¡°Mi sobrina, la hija mayor de mi hermana, estudia fuera. No pudo venir en el puente de Todos los Santos porque le tenemos ocupada la habitaci¨®n. Eso me rompi¨® el coraz¨®n, pero en Navidad tiene que venir. En principio, dormir¨ªa en el colch¨®n que ahora tenemos enrollado en el sal¨®n¡±. Una de sus preocupaciones, en la lista interminable que la acompa?a, es d¨®nde van a poner el ¨¢rbol durante las fiestas.
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