El sector cultural en B¨¦lgica protagoniza la primera rebeli¨®n exitosa contra el cierre por covid
El Gobierno acepta la reapertura de cines y teatros tras la negativa de algunas salas a acatar la orden y el recurso favorable de un empresario ante el Consejo de Estado
La fatiga tras casi dos a?os de pandemia y la incongruencia de ciertas medidas sanitarias se est¨¢ convirtiendo en un explosivo c¨®ctel pol¨ªtico. En uno de los primeros casos de desobediencia desde que empez¨® la pandemia en Europa, el sector cultural en B¨¦lgica se ha rebelado esta semana contra las restricciones impuestas para frenar el virus. Y en una decisi¨®n inaudita, el Gobierno belga se ha visto obligado a dar marcha atr¨¢s. El patinazo de las autoridades belgas marca un precedente para otros sectores, que ya empiezan a reclamar sus propias excepciones, y tal vez para otros pa¨ªses de la UE. Los gobiernos pueden verse obligados a justificar con m¨¢s detalle cualquier medida restrictiva si quieren mantener su credibilidad ante la opini¨®n p¨²blica.
B¨¦lgica ya hab¨ªa vivido varios conatos de insumisi¨®n, pero de escaso recorrido. La pasada primavera, varios restaurantes de lujo amagaron con reabrir en protesta por un cierre del sector de la hosteler¨ªa y de ocio que se prolong¨® desde octubre de 2020 hasta junio de 2021. Y a principios de este mes, una cl¨ªnica de Lieja cerr¨® el servicio de urgencias aduciendo el agotamiento de su personal, pero lo reabri¨® a las pocas horas ante la amenaza de sanciones por parte del Gobierno central.
La rebeli¨®n de la industria cultural, sin embargo, ha alcanzado una dimensi¨®n mucho mayor, hasta el punto de provocar tensiones en el seno del Gobierno de coalici¨®n presidido por el liberal Alexander De Croo. Numerosos cines y teatros, sobre todo los independientes, iniciaron la revuelta el pasado domingo, neg¨¢ndose a cerrar sus puertas a partir de ese d¨ªa como hab¨ªan ordenado las autoridades.
¡°?Seguimos abiertos! La confianza se ha roto¡±, proclamaba el lunes un cartel a la entrada del cine Galeries, en la muy transitada Galer¨ªa de la Reina en el centro de Bruselas. A unos metros de la Grand Place, epicentro tur¨ªstico de la capital europea, tambi¨¦n segu¨ªa abierto de par en par el cine Palace. Y los escenarios en acci¨®n y las pantallas iluminadas por todo el pa¨ªs se convert¨ªan en un desaf¨ªo sin precedentes que ha provocado en B¨¦lgica la mayor sacudida pol¨ªtica desde el inicio de la pandemia.
Un recurso presentado con ¨¦xito por un productor teatral
La revuelta se anotaba este martes, adem¨¢s, una primera victoria legal. El Consejo de Estado suspend¨ªa de manera cautelar la inclusi¨®n del sector cultural en la orden de cierre por considerarla desproporcionada y sin justificaci¨®n cient¨ªfica suficiente. El ¨¦xito del recurso presentado por un productor teatral desataba de inmediato una oleada de cr¨ªticas contra el primer ministro y contra su ministro de Sanidad, Frank Vandenbroucke, acusados de haber golpeado innecesariamente a uno de los sectores que m¨¢s ha sufrido las consecuencias econ¨®micas de la pandemia.
Sector indignado
Philippe Van Parijs, uno de los soci¨®logos de referencia en B¨¦lgica y profesor de ?tica Econ¨®mica y Social en la Universidad Cat¨®lica de Lovaina, cree que el cerrojazo de cines y teatros fue un error. ¡°El sector cultural se sinti¨® maltratado, y con raz¨®n, en comparaci¨®n con otros sectores, en particular con el de hosteler¨ªa [que pod¨ªa seguir abierto]¡±. Van Parijs se?ala, en declaraciones a EL PA?S, que a menudo ¡°la indignaci¨®n provocada por el sufrimiento es proporcional a c¨®mo de injusto se percibe¡±.
Y, en efecto, la orden de cierre, cursada el 22 de diciembre, desencaden¨® la ira de empresarios, productores, directores, actores y personal de sala, que se sintieron injustamente discriminados. ¡°Mi restaurante puede seguir abierto, pero mi teatro no, ?de qui¨¦n se est¨¢n burlando¡±, se indignaba la semana pasada Michel Kacenelenbogen, director del teatro Le Public. ¡°En un restaurante se puede hablar y en un autob¨²s, pero no en una sala de espect¨¢culo¡±, a?ad¨ªa el empresario para resaltar su incomprensi¨®n ante el cierre de una actividad m¨¢s segura que otras que permanec¨ªan abiertas.
Una manifestaci¨®n, convocada de manera casi inmediata, lograba reunir el pasado domingo bajo una pertinaz lluvia a unas 5.000 personas, seg¨²n la polic¨ªa. Y representantes franc¨®fonos y neerland¨®fonos del sector alzaban su voz contra el cerrojazo y muchos se apuntaban para una especie de insumisi¨®n. Los intentos de negociaci¨®n con el ministro de Sanidad, Frank Vandebroucke, fracasaron el martes y la pol¨¦mica se agri¨® a¨²n m¨¢s.
Van Parijs se declara amigo personal del ministro de Sanidad. Pero no dud¨® el domingo de qu¨¦ lado ponerse en esta batalla. ¡°Estuve en la manifestaci¨®n del domingo en Bruselas y esa misma tarde fui a una obra de teatro ¡®civilmente desobediente¡¯ con mi esposa, tres de mis hijos y cuatro de mis nietos¡±, reconoce el soci¨®logo. La ola de desobediencia hizo chirriar la unidad del Gobierno de coalici¨®n, una amalgama de liberales, socialistas, ecologistas y democristianos.
Medida sin proporci¨®n
La dr¨¢stica medida sorprendi¨® al sector cultural, que no esperaba un endurecimiento de las restricciones. M¨¢s bien todo lo contrario. Solo unos d¨ªas antes, la Federaci¨®n de empleados de artes esc¨¦nicas, una de las patronales del sector, se hab¨ªa dirigido por escrito al primer ministro y a los presidentes regionales para reclamar la supresi¨®n del l¨ªmite de aforo en 200 personas por considerarlo una medida ¡°no proporcionada¡± y ¡°absurda¡±, seg¨²n la misiva.
Adem¨¢s, los expertos que asesoran al comit¨¦ de concertaci¨®n no recomendaron el cierre del sector cultural salvo que se produjese un agravamiento mucho mayor de la situaci¨®n epidemiol¨®gica. Pero las autoridades hicieron o¨ªdos sordos tanto a las peticiones del sector como a los consejos de los asesores. Y decretaron el cierre de teatros y cines, una orden que, probablemente, en fases iniciales de la pandemia se hubiera acatado sin rechistar.
Pero esta vez la decisi¨®n fue acogida con estupor y con una oleada de protesta que amenazaba con convertirla en papel mojado. Incluso alguno de los partidos que forman parte del gobierno de coalici¨®n comenzaron a desmarcarse, como es el caso de Ecolo (ecologistas). ¡°Los profesionales de la cultura son una vez m¨¢s injustamente se?alados y discriminados, y ven arruinado su trabajo de meses¡±, lamentaba la ecologista B¨¦n¨¦dicte Linard, vicepresidenta del gobierno regional de la federaci¨®n Valonia-Bruselas.
La medida tampoco fue aplaudida entre los principales vir¨®logos del pa¨ªs. ¡°Un peque?o error de graves consecuencias, que no ayudar¨¢ a luchar contra ¨®micron¡±, se?al¨® Marc Van Ranst, miembro del grupo de expertos que asesora al comit¨¦ de concertaci¨®n. Van Ranst ha sido acusado a lo largo de la pandemia de defender medidas draconianas y lleg¨® a estar bajo protecci¨®n policial por las amenazas de muerte de un negacionista de extrema derecha. Pero en el caso del sector cultural, Van Ranst ha recordado que los expertos estaban ¡°a favor de que siguiera abierto¡±.
El mi¨¦rcoles, una semana despu¨¦s de la pol¨¦mica decisi¨®n, las autoridades daban marcha atr¨¢s durante una nueva reuni¨®n de urgencia del llamado comit¨¦ de concertaci¨®n, el ¨®rgano presidido por el primer ministro y en el que se sientan tambi¨¦n los gobiernos regionales. Pero la rebeli¨®n del sector cultural ha abierto una caja de Pandora.
Otro sector, el deportivo, pide ya tambi¨¦n un tratamiento m¨¢s espec¨ªfico. Y el cierre de cines y teatros ha revelado que algunas autoridades se han acostumbrado a adoptar restricciones contra los sectores m¨¢s indefensos con o sin aval cient¨ªfico. ¡°Resulta sorprendente que hayan sido los magistrados, y no los gobiernos, los que han dado importancia a la opini¨®n cient¨ªfica¡±, apunta Van Parijs. El soci¨®logo a?ade que el hecho de que el Gobierno ni siquiera haya recurrido el dictamen del Consejo de Estado muestra que es consciente de que hab¨ªa cometido una injusticia con cines y teatros. Una metedura de pata que puede complicar la gesti¨®n de la pandemia a partir de ahora.
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