La covid-19 ha puesto de manifiesto la necesidad de que la OMS est¨¦ financiada de manera sostenible con el fin de ofrecer salud para todos
Los dirigentes que han examinado la salud financiera del organismo regulador explican por qu¨¦ es preciso que los Estados miembros aborden el reto de su financiaci¨®n a largo plazo para conseguir un mundo m¨¢s seguro y saludable

?Cu¨¢nto valoramos nuestra salud? Si la covid-19 nos ha ense?ado algo es que claramente no la valoramos lo suficiente. Esta cruda realidad ha sido ignorada durante demasiado tiempo a un precio que el mundo entero puede ver ahora. En gran medida, no se tomaron suficientemente en cuenta las advertencias que se hicieron repetidamente para reforzar las defensas del mundo frente a las pandemias provocadas por nuevos pat¨®genos, lo que dej¨® al mundo muy mal preparado hace casi dos a?os para hacer frente al tsunami de sufrimiento que se avecinaba.
El saldo posterior ha sido enorme y sigue creciendo: m¨¢s de cinco millones de vidas se han perdido, cifra que sigue aumentando, y muchos millones m¨¢s de personas se han infectado, muchas de las cuales han enfermado gravemente en todo el mundo sin poder recibir la atenci¨®n que necesitan en hospitales que no dan abasto.
A esto hay que a?adir la covid-19 de larga duraci¨®n y la insondable angustia mental: muchas m¨¢s personas han quedado marcadas de formas dolorosas, variadas y, sobre todo, evitables.
La falta de inversi¨®n en la preparaci¨®n y la respuesta frente a pandemias y, en general, en la salud de todas las personas ha sido el s¨ªntoma m¨¢s evidente del enfoque equivocado adoptado en todo el mundo durante d¨¦cadas con respecto a la inversi¨®n en la salud p¨²blica mundial y en la cobertura sanitaria universal.
Los l¨ªderes del G20 reunidos en Roma el pasado oto?o redoblaron la apuesta, pero no hicieron lo suficiente para abordar las insuficiencias en la financiaci¨®n del trabajo necesario para proteger al mundo de las pandemias y, en particular, en la financiaci¨®n que la Organizaci¨®n Mundial de la Salud (OMS) necesita para cumplir su amplio y creciente mandato de actuar como la principal autoridad del mundo en materia de salud mundial.
Apreciamos el reconocimiento de los l¨ªderes mundiales de que la salud mundial y la salud de la OMS est¨¢n entrelazadas, y de que garantizar la financiaci¨®n de la OMS sobre una base sostenible no solo es una necesidad urgente, sino tambi¨¦n un objetivo realista y alcanzable en 2022.
Los problemas de financiaci¨®n de la OMS no son nuevos, sino que se han ido sucediendo a lo largo de decenios y, a su vez, se han manifestado de varias maneras reveladoras. Son sintom¨¢ticos de una incapacidad general para invertir lo suficiente en la salud p¨²blica mundial. Esto debe terminar ahora.
En los ¨²ltimos a?os, la independencia financiera y operativa de la OMS ha disminuido constantemente. Hace cuarenta a?os, la OMS recib¨ªa el 80% de sus recursos en forma de ?contribuciones se?aladas?, esto es, las cuotas de afiliaci¨®n escalonadas que pagan los pa¨ªses. Estos ingresos eran predecibles y no estaban vinculados a cuestiones espec¨ªficas, sino que pod¨ªan utilizarse para abordar una amplia gama de cuestiones de salud cr¨ªticas, desde la labor cient¨ªfica b¨¢sica de la OMS hasta su funci¨®n de lucha contra las emergencias sanitarias. El resto se obten¨ªa de contribuciones voluntarias de diversos donantes, desde gobiernos hasta fundaciones, destinadas a ¨¢reas espec¨ªficas de la salud.
Sin embargo, actualmente, solo el 16% de las finanzas de la OMS son aportadas por los gobiernos a trav¨¦s de las cuotas de afiliaci¨®n ?sin condiciones?. El resto, en su inmensa mayor¨ªa, se aporta en forma de contribuciones voluntarias, a menudo con condiciones estrictas y a veces restrictivas, y normalmente en ciclos de dos a?os.
Adem¨¢s de imposibilitar la planificaci¨®n a largo plazo, esto ha provocado el debilitamiento progresivo de la capacidad de la OMS para llevar a cabo la amplia y creciente gama de tareas que todos los gobiernos, y por tanto, sus poblaciones, exigen y necesitan. Esto ha llevado, en particular, a una infrafinanciaci¨®n tanto de la preparaci¨®n frente a emergencias como de la prevenci¨®n y el control de las enfermedades no transmisibles.
Y no se trata solo de la cantidad de fondos que recibe la organizaci¨®n, sino tambi¨¦n de la calidad de los recursos proporcionados, concretamente de la flexibilidad con la que se pueden utilizar, y de si la organizaci¨®n puede contar con la recepci¨®n de estos recursos. Cuanto m¨¢s flexibles y predecibles sean, mejor.
Las necesidades de financiaci¨®n de la OMS han sido puestas de manifiesto recientemente por m¨²ltiples ex¨¢menes independientes de la respuesta a la pandemia, y ahora est¨¢n en el punto de mira de los gobiernos, que est¨¢n debatiendo c¨®mo hacer que pueda cumplir mejor el mandato que le han encomendado.
Todos los expertos independientes del proceso de examen de las lecciones aprendidas de la covid-19 han pedido a los Estados miembros de la OMS que inviertan en la independencia e integridad de la organizaci¨®n mediante un aumento sustancial de sus contribuciones se?aladas.
Seguimos creyendo que la financiaci¨®n de la OMS con un nivel sustancialmente m¨¢s alto de contribuciones se?aladas, m¨¢s cercano al 80% de principios de la d¨¦cada de 1980, es la mejor manera de avanzar. Pero aceptamos que la principal propuesta que se est¨¢ estudiando ahora a trav¨¦s de un proceso de un grupo de trabajo dirigido por los Estados miembros es aumentar las contribuciones se?aladas desde los niveles actuales de menos del 20% del presupuesto b¨¢sico hasta el 50% y, para dar tiempo a todos los pa¨ªses a presupuestar y prepararse, hacerlo de forma gradual, introduciendo el cambio por etapas a partir de 2028.
La adopci¨®n de esta medida garantizar¨ªa una financiaci¨®n m¨¢s previsible de la labor de la OMS en materia de preparaci¨®n frente a emergencias, desde el establecimiento de los fundamentos para proteger a las comunidades frente al ¨¦bola hasta el fortalecimiento de los sistemas de atenci¨®n de salud en entornos vulnerables. Tambi¨¦n permitir¨ªa a la OMS invertir en el apoyo a los pa¨ªses para que se recuperen de la covid-19 y hacer frente a las epidemias de enfermedades cr¨®nicas no transmisibles como la diabetes, las cardiopat¨ªas y los c¨¢nceres, as¨ª como establecer planes, por ejemplo, para hacer frente a las crecientes amenazas para salud que conlleva el cambio clim¨¢tico.
Los l¨ªderes del G20 tambi¨¦n subrayaron la necesidad de que la OMS est¨¦ financieramente preparada para cumplir su prop¨®sito, y reconocieron que se necesita ?una OMS financiada de forma adecuada y sostenible? para que lleve a cabo su labor de liderar y coordinar la salud mundial.
Si la covid-19 nos ha ense?ado algo, es que hay que reevaluar radicalmente el valor que damos a la salud. Los miles de millones que se necesitan para prevenir y responder a las crisis sanitarias quedan empeque?ecidos por los billones perdidos en quiebras, p¨¦rdidas de empleo y paquetes de est¨ªmulo que diversas emergencias como la de la covid-19 han costado a la econom¨ªa mundial.
Cuando los pa¨ªses invierten en salud, los dividendos son grandes. Las naciones que dedican recursos a la cobertura sanitaria universal y a la atenci¨®n primaria de salud est¨¢n invirtiendo en el bienestar de los ni?os, los adultos y las personas mayores, ya que les permiten asistir a las escuelas, incorporarse a la fuerza de trabajo y mantenerse lo m¨¢s sanos posible. Esta inversi¨®n es la base de una mayor seguridad sanitaria.
La misi¨®n de ofrecer la salud para todos est¨¢ en el centro de todo lo que hace la OMS. No obstante, el cumplimiento de esta misi¨®n depende de que la propia OMS goce de una buena salud financiera. Comprometerse con una financiaci¨®n m¨¢s sostenible de la OMS es invertir en un mundo m¨¢s sano y seguro para todos nosotros.
Por Gordon Brown, Embajador de la OMS para la Financiaci¨®n de la Salud Mundial y ex-Primer Ministro del Reino Unido; Helen Clark, Copresidenta del Grupo Independiente de Preparaci¨®n y Respuesta frente a las Pandemias y ex-Primera Ministra de Nueva Zelandia; Gra?a Machel, cofundadora de The Elders y ex-Primera Dama de Mozambique y Sud¨¢frica; Paul Martin, ex-Primer Ministro del Canad¨¢; Ellen Johnson Sirleaf, Copresidenta del Grupo Independiente de Preparaci¨®n y Respuesta frente a las Pandemias y ex-Presidenta de Liberia; Elhadj As Sy, Copresidente de la Junta de Vigilancia Mundial de la Preparaci¨®n y ex-Secretario General de la Federaci¨®n Internacional de Sociedades de la Cruz Roja y de la Media Luna Roja.
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