El neoliberalismo episcopal
El pecado de idolatr¨ªa de los hebreos fue la adoraci¨®n del becerro de otro. El pecado de idolatr¨ªa actual es la adoraci¨®n al oro del becerro. ?Habr¨¢ ca¨ªdo la c¨²pula de los obispos espa?oles en dicha idolatr¨ªa?
?Neoliberalismo episcopal? Quiz¨¢ m¨¢s de una persona habr¨¢ puesto en interrogante el t¨ªtulo de este art¨ªculo por considerarlo un ox¨ªmoron. ?C¨®mo pueden ser neoliberales los obispos espa?oles cuando Jes¨²s de Nazaret, de quien se dicen seguidores, declar¨® incompatibles el amor a Dios y al dinero? ?C¨®mo pueden ponerse del lado del neoliberalismo cuando el papa Francisco, a quien reconocen como representante de Cristo en la tierra, es uno de los cr¨ªticos m¨¢s severos y contundentes del neoliberalismo como teor¨ªa y pr¨¢ctica econ¨®micas? ?Van a desobedecer al Papa en un tema de tanta trascendencia en el terreno ¨¦tico?
Dec¨ªa Pedro Casald¨¢liga, uno de los s¨ªmbolos m¨¢s luminosos del cristianismo de liberaci¨®n, que el neoliberalismo ¡°es la gran blasfemia del siglo XXI¡±. ?Habr¨¢n ca¨ªdo los obispos espa?oles en tama?o pecado y estar¨¢n pronunciando tama?a blasfemia?
Tres son los hechos que justifican el t¨ªtulo. El primero son las inmatriculaciones. Seg¨²n el listado remitido por el Gobierno al Congreso de los Diputados en febrero de 2021, de 1998 a 2015 la Iglesia cat¨®lica inscribi¨® a su nombre 3.4961 bienes en el Registro de la Propiedad tras la reforma del Reglamento Hipotecario que impuls¨® el Gobierno de Aznar en 1998 a partir de un decreto de la dictadura de 1946.
De entonces para ac¨¢, a lo largo de 70 a?os, las inmatriculaciones de la Iglesia cat¨®lica ascienden a cerca de cien mil bienes de toda ¨ªndole: no solo lugares religiosos, sino tambi¨¦n espacios civiles como murallas, plazas, palacios, calles, solares, cocheras, cementerios, prados, campos de futbol, fincas, etc. Entre los edificios m¨¢s emblem¨¢ticos de los que se ha apropiado est¨¢ la Mezquita de C¨®rdoba por el m¨®dico precio de ?30 euros!, el mayor pelotazo, sin duda, de nuestra historia urban¨ªstica.
El tema de las inmatriculaciones es, junto con la pederastia clerical, uno de los mayores esc¨¢ndalos que est¨¢ provocando descr¨¦dito y desafecci¨®n hacia la instituci¨®n eclesi¨¢stica en la ciudadan¨ªa y, dentro de la Iglesia cat¨®lica, entre colectivos cristianos de base y gran n¨²mero de fieles. Sin embargo, no consta en la informaci¨®n de los temas a tratar en la Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Espa?ola (CEE) que se ha celebrado en Madrid esta semana.
Con la apropiaci¨®n de decenas de miles de bienes a trav¨¦s de las inmatriculaciones, la jerarqu¨ªa de la Iglesia cat¨®lica espa?ola contraviene el mandato de Jes¨²s de no acumular tesoros en la tierra (Evangelio de Mateo 6,19) y su afirmaci¨®n de que ¡°no se puede servir a dos se?ores: a Dios y al dinero¡± (6,24), hace o¨ªdos sordos a la petici¨®n de que devuelva dichos bienes al pueblo y se coloca del lado del neoliberalismo que mata.
El segundo hecho son los privilegios de todo tipo que los Acuerdos entre el Estado Espa?ol y la Santa Sede de 1979 ¨Cinconstitucionales, seg¨²n no pocos constitucionalistas y expertos en derecho eclesi¨¢stico del Estado¨C conceden a la Iglesia cat¨®lica: educativos, culturales militares y, muy especialmente, econ¨®micos y fiscales, que ascienden a m¨¢s de diez mil millones de euros, contando lo que no pagan y lo que ingresan. Con su defensa y mantenimiento de dichos privilegios, los obispos incumplen la exigencia de Jes¨²s a sus seguidores de no llevar bolsa, ni alforja, ni tener dos t¨²nicas (Evangelio de Lucas 9,3). Tampoco la renuncia a dichos privilegios ha sido abordado por el cardenal Omella en el discurso citado ni consta en la agenda de los temas a tratar en la Asamblea Plenaria de estos d¨ªas.
El tercero hecho que viene a legitimar el neoliberalismo por parte de la jerarqu¨ªa con el apoyo del Estado es la asignaci¨®n tributaria. Conforme al Acuerdo Econ¨®mico firmado entre el Vaticano y el Estado Espa?ol en 1979, ¡°el Estado podr¨¢ asignar a la Iglesia cat¨®lica un porcentaje del rendimiento de la imposici¨®n sobre la renta o el patrimonio neto u otra de car¨¢cter personal¡±. La Iglesia cat¨®lica es la ¨²nica religi¨®n en disfrutar de dicha asignaci¨®n que cada a?o le reporta en torno a 300 millones de euros, de los que la jerarqu¨ªa eclesi¨¢stica se apropia cuando deber¨ªan destinarse a fines sociales.
Los tres hechos contrastan con la condena de Francisco al neoliberalismo que califica de injusto en su ra¨ªz y con los cuatro ¡°noes¡±: ¡°No a una econom¨ªa de la exclusi¨®n y la inequidad, que mata¡ No a la nueva idolatr¨ªa del dinero¡ No al dinero que gobierna en lugar de servir¡ No a la inequidad que genera violencia¡±. Y sigue: ¡°La adoraci¨®n al antiguo becerro de oro (?xodo 32,1-35) ha encontrado una versi¨®n nueva y despiadada en el fetichismo del dinero y en la dictadura de una econom¨ªa sin un rostro y sin un objetivo verdaderamente humanos¡±.
El pecado de idolatr¨ªa de los hebreos fue la adoraci¨®n del becerro de otro. El pecado de idolatr¨ªa actual es la adoraci¨®n al oro del becerro. ?Habr¨¢ ca¨ªdo la c¨²pula de los obispos espa?oles en dicha idolatr¨ªa?
A ninguno de los tres temas se referi¨® el cardenal Omella, presidente de la CEE, en su discurso inaugural de la Asamblea Plenaria que concluir¨¢ este viernes, m¨¢s parecido a los discursos de Rouco Varela que a las denuncias prof¨¦ticas del neoliberalismo por parte de Francisco. Lo que confirma mi teor¨ªa de que la reforma de Francisco no ha pasado los Pirineos.
Juan Jos¨¦ Tamayo es te¨®logo de la liberaci¨®n. Su ¨²ltimo libro es La compasi¨®n en un mundo injusto (Editorial Fragmenta, 2021).
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