Jap¨®n, donde el hombre tiene la ¨²ltima palabra sobre el aborto de la mujer
Una campa?a busca modificar la legislaci¨®n para eliminar la necesidad de la autorizaci¨®n del progenitor
La acusada estudiaba enfermer¨ªa en la prefectura de Aichi, en el centro de Jap¨®n, y ten¨ªa 21 a?os. La cl¨ªnica a la que acudi¨® cuando supo que estaba embarazada le indic¨® que no se le pod¨ªa practicar un aborto si no ten¨ªa la autorizaci¨®n por escrito del progenitor. Ella hab¨ªa perdido el contacto con ¨¦l, un antiguo compa?ero de escuela, y no pudo conseguir ese papel. Acab¨® dando a luz en un ba?o p¨²blico. Asegura que perdi¨® el sentido y que cuando lo recuper¨® el beb¨¦ estaba muerto. En p¨¢nico, abandon¨® el cuerpecito bajo unos arbustos. Fue detenida cuatro d¨ªas m¨¢s tarde. En el juicio, en mayo de 2021, fue condenada a una sentencia aplazada de tres a?os de prisi¨®n por dejaci¨®n de cuidados y abandono de cad¨¢ver.
Jap¨®n permite la interrupci¨®n del embarazo en determinados casos, incluida la violaci¨®n, o si el embarazo o el parto se prev¨¦n especialmente dif¨ªciles por razones fisiol¨®gicas o econ¨®micas. Pero la ley de Salud Maternal de 1948 tambi¨¦n obliga a que la mujer cuente con el permiso del marido para poder someterse a un aborto. Un requisito que solo exigen un pu?ado de pa¨ªses en el mundo, como Arabia Saud¨ª, Indonesia y Malawi. La Organizaci¨®n Mundial de la Salud y otros grupos internacionales recomiendan que se abandone esta pr¨¢ctica.
En teor¨ªa, la ley no aplica ese requisito a las mujeres solteras o divorciadas, algo que reiter¨® el Ministerio de Sanidad en 2012. Pero las cl¨ªnicas suelen exigir la firma del padre del feto, ante el temor a que el hombre les lleve a juicio. Si una mujer falsifica la autorizaci¨®n ¡ªimitando, por ejemplo, la firma del padre¡ª puede ser condenada a un a?o de prisi¨®n.
La autorizaci¨®n podr¨ªa exigirse tambi¨¦n incluso en el caso de que la mujer recurra a las p¨ªldoras abortivas, ilegales hasta ahora pero que el Gobierno se plantea permitir. ¡°En principio creemos que el permiso conyugal es necesario, aunque un aborto sea inducido por un f¨¢rmaco oral¡±, ha declarado en mayo ante un comit¨¦ parlamentario Yasuhiro Hashimoto, director de la Oficina de Pol¨ªtica Infantil y Familiar. ¡°Es grotesco tener que pedir permiso a un c¨®nyuge para tomar una pastilla¡±, contestaba la l¨ªder del Partido Social Dem¨®crata en la misma audiencia. ¡°?Jap¨®n todav¨ªa vive en la Edad Media?¡±
¡°Los sentimientos de los varones importan m¨¢s que los derechos de las mujeres¡±
¡°Los sentimientos de los varones importan m¨¢s que los derechos, la salud o la felicidad de las mujeres¡±, denuncia Kazane Kajiya, de la campa?a a favor de los derechos reproductivos de la mujer Safe Abortion Project Japan y autora de una petici¨®n en internet para modificar la ley nipona de modo que se elimine la necesidad del consentimiento del hombre. Hasta ahora, su llamamiento en varios idiomas ¡ªincluido el castellano¡ª ha recabado m¨¢s de 50.000 firmas.
¡°[Las mujeres] saben lo que quieren. Tienen el derecho de decidir qu¨¦ hacer con sus cuerpos. Negarles ese derecho equivale a un abuso sexual perpetrado por la naci¨®n¡±, sostiene Kajiya, de 25 a?os, en conversaci¨®n telef¨®nica. ¡°Jap¨®n no protege a las mujeres, lo que trata es de proteger sus cuerpos como propiedad p¨²blica y futuras incubadoras. Se nos trata como madres o futuras madres. Queremos el derecho humano de acceso a la contracepci¨®n y al aborto sin necesidad de que nadie nos d¨¦ permiso, pero Jap¨®n trata nuestros cuerpos como si fueran propiedad nacional¡±.
Su campa?a, sostiene, ha abierto los ojos a muchas mujeres. ¡°Sabemos que el aborto es legal en Jap¨®n, pero muchas no imaginaban que hubiera que pedir permiso al marido. Cuando se han enterado a ra¨ªz de mi petici¨®n, se han quedado boquiabiertas¡±.
Una de las razones por las que la ley no se ha modificado hasta ahora, considera la activista, es el escaso n¨²mero de mujeres en la Dieta, el parlamento nip¨®n. ¡°Hay muy pocas mujeres en pol¨ªtica. Se considera una cosa de hombres¡±. Aunque las cosas est¨¢n cambiando ¡ª¡±Colaboro con varias legisladoras sobre este tema, y un partido pol¨ªtico incluy¨® el cambio de la ley en su programa en las ¨²ltimas elecciones¡±, comenta¡ª, lo hacen lentamente, admite.
¡°No creemos que los hombres puedan decidir lo que las mujeres pueden hacer o no con sus cuerpos. Y deber¨ªa dar igual que est¨¦n casadas o no. Debido a esta ley, hay mujeres que se han visto obligadas a seguir adelante con un embarazo no deseado porque algunos hospitales o cl¨ªnicas les exig¨ªan mostrar el permiso de un exmarido, de hombres que eran depredadores sexuales o hab¨ªan abusado de ellas, y ellas simplemente no pod¨ªan pedirles esa autorizaci¨®n¡±, explica la activista. En esos casos, el requisito puede volver a traumatizar a las v¨ªctimas.
V¨ªctimas de abusos
En respuesta a la creciente atenci¨®n p¨²blica sobre ello, el Ministerio de Salud emiti¨® una circular en 2019 a los m¨¦dicos colegiados en la que recordaba que no es necesario pedir el permiso del hombre en caso de violaci¨®n. Pero, por verg¨¹enza, pocas mujeres denuncian a la polic¨ªa que han sido v¨ªctimas: un libro blanco del Ministerio de Justicia de 2019 indicaba que solo un 14% de las v¨ªctimas de abusos sexuales lo hab¨ªan denunciado a la polic¨ªa en los cinco a?os previos.
Normalmente, seg¨²n Kajiya, las mujeres que contin¨²an adelante con el embarazo no deseado porque no cuentan con el permiso del hombre son ¡°pobres, o muy j¨®venes, que no saben a d¨®nde acudir ni con qui¨¦n hablar, y acaban dando a luz en ba?os p¨²blicos¡±, se?ala, en referencia al caso de la estudiante de Aichi.
En los 12 meses previos a marzo de 2019, se practicaron unos 160.000, entre ellos 13.588 a mujeres por debajo de los veinte a?os, seg¨²n datos oficiales. En 2020 la cifra de interrupciones voluntarias del embarazo rond¨® los 140.000.
El permiso conyugal no es el ¨²nico obst¨¢culo para ejercer libremente el derecho al aborto, denuncia Kajiya. La p¨ªldora abortiva es a¨²n ilegal en el pa¨ªs, aunque se plantea autorizar su uso. Hasta entonces, el m¨¦todo principal que se emplea es el raspado, para el que hay que esperar m¨¢s tiempo antes de poder practicarlo, conlleva riesgos de complicaciones y es f¨ªsica y mentalmente m¨¢s doloroso para la mujer.
La pr¨¢ctica, adem¨¢s, no est¨¢ cubierta por los seguros m¨¦dicos, por lo que la solicitante debe cubrir los costes de su bolsillo. Algo que no todas se pueden permitir. En el primer trimestre, las tarifas superan los 100.000 yenes (740 euros). El precio se dobla a partir de la decimosegunda semana, cuando pocas cl¨ªnicas est¨¢n dispuestas a practicar la operaci¨®n.
Limitar el derecho al aborto no es algo que ocurra solo en Jap¨®n, recuerda Kajiya, en alusi¨®n a las iniciativas que se desarrollan para ello en pa¨ªses como Estados Unidos. ¡°Los hombres intentan controlar a las mujeres para beneficiarse ellos, y utilizan la palabra ¡®protecci¨®n¡¯ para que suene mejor. Pero no es mejor. Las mujeres tienen cerebro para pensar por s¨ª mismas lo que quieren hacer y lo que les conviene. No hay nada que no puedan hacer sin un hombre. Y la sociedad tiene que entenderlo¡±.
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