Pajub¨¢, el ¡®dialecto secreto¡¯ de las mujeres trans brasile?as
Integrado por m¨¢s de 1.300 palabras, naci¨® en los sesenta y setenta como respuesta a la represi¨®n de la dictadura militar
¡°El pajub¨¢ era muy ¨²til, salv¨® muchas vidas¡±, asegura convencida Jovanna Baby, con varias d¨¦cadas de activismo a sus espaldas. Recuerda la noche en que se prostitu¨ªa en las calles del centro de Vit¨®ria, en el sureste de Brasil, cuando fue sorprendida por una redada policial. Era 1978, en plena dictadura militar. ¡°Los polic¨ªas llegaban de repente en autobuses y era muy peligroso. Ese d¨ªa organizamos una estrategia boca a boca con un mensaje: ?Os alib?s v?o acuendar u¨®? (¡®Los polic¨ªas vienen a detenernos¡¯). El aviso de alerta se extendi¨® r¨¢pidamente y ese d¨ªa no consiguieron llevarse a nadie. Las que lo entend¨ªan consiguieron salvarse, porque se escondieron en los hoteles¡±, recuerda Baby orgullosa.
Los or¨ªgenes del pajub¨¢ (o bajub¨¢ en algunas regiones de Brasil) son muy nebulosos, pero est¨¢ claro que es callejero y nocturno. Se suele decir que naci¨® en los sesenta y setenta, durante la dictadura militar brasile?a, como una respuesta del colectivo LGTBI a la represi¨®n, sobre todo en el caso de las mujeres trans que trabajaban en la calle y sufr¨ªan palizas y detenciones arbitrarias a diario. Pero su origen es muy anterior, ya que la mayor¨ªa de palabras se tomaron prestadas del yoruba-nag?, que lleg¨® a Brasil con los primeros africanos esclavizados. El batiburrillo de palabras y expresiones sueltas que usaban Baby y sus compa?eras acab¨® configurando una especie de dialecto que serv¨ªa para despistar, tanto a la polic¨ªa como a clientes potencialmente peligrosos.
La mayor¨ªa de t¨¦rminos, muchos de ellos muy diferentes del portugu¨¦s, est¨¢n asociados a los ambientes de marginalidad al que se ve¨ªan abocadas muchas mujeres trans y travestis. Baby enseguida percibi¨® el potencial que estas palabras que ya estaban en el aire ten¨ªan como herramienta de resistencia. Pens¨® que hab¨ªa que tom¨¢rselo un poco m¨¢s en serio.
En 1992, durante una reuni¨®n para hablar de prevenci¨®n del HIV, propuso crear una cartilla para compilar todas esas palabras. ¡°Quer¨ªamos tener un manual para ense?ar a las m¨¢s j¨®venes que iban a llegar, para usarlo en d¨ªas de acciones policiales¡±, explica; as¨ª que Baby, que por entonces trabajaba en la noche de R¨ªo de Janeiro, cre¨® una especie de congreso con las prostitutas de Lapa, Gl¨®ria y Copacabana. ¡°Cada una trajo un poquito¡±, recuerda. Ese repertorio se condens¨® en el libro Di¨¢logo de bonecas (Di¨¢logo de mu?ecas), que Baby organiz¨® y que supone el primer registro escrito del pajub¨¢. Ese mismo a?o naci¨® ASTRAL, la Asociaci¨®n de Travestis y Liberados, primera asociaci¨®n trans de Brasil y de Latinoam¨¦rica. La cartilla del pajub¨¢ sirvi¨® para ¡®evangelizar¡¯ a las compa?eras, pero tambi¨¦n trajo un efecto indeseado: el dialecto empez¨® a conocerse en otros c¨ªrculos.
De la marginalidad a la cultura pop
Al final, fue inevitable. Poco a poco, el idioma secreto de las trans y travestis fue adoptado por toda la comunidad LGTBI. En 2006, los periodistas Fred Libi y Angelo Vip publicaron Aur¨¦lia, diccionario de la lengua afilad¡¯, que se vendi¨® como el primer diccionario de expresiones gays de Brasil. Parodiaba al c¨¦lebre Aur¨¦lio, el respetado diccionario con el que crecieron generaciones de brasile?os. M¨¢s recientemente, la cantante y activista travesti Linn da Quebrada public¨® un aclamado ¨¢lbum titulado Pajub¨¢, y el a?o pasado particip¨® en Gran Hermano, llevando muchas expresiones a las casas de las familias en hora de m¨¢xima audiencia.
El doblaje en portugu¨¦s del famoso reality RuPaul¡¯s Drag Race tambi¨¦n incorpora muchas palabras del pajub¨¢, que hace cuatro a?os incluso se col¨® en las pruebas de acceso a la universidad. M¨¢s de cinco millones de estudiantes tuvieron que responder sobre los requisitos que hacen que este ¡°patrimonio ling¨¹¨ªstico¡± tenga status de dialecto. La extrema derecha mont¨® en c¨®lera y el entonces ministro de Educaci¨®n tuvo que salir a dar explicaciones.
Pero lo cierto es que el pajub¨¢ ya forma parte del d¨ªa a d¨ªa sobre todo en c¨ªrculos de amigos gays, donde palabras como mona (mujer o gay afeminado), bofe (hombre heterosexual o gay activo), u¨® (algo malo) o bafo (un cotilleo muy fuerte) ya est¨¢n muy asimiladas.
Para el profesor de la Universidad Federal del Oeste de Bah¨ªa (UFOB) Carlos Henrique Lucas Lima, el pajub¨¢, m¨¢s que una lengua o un dialecto, es una cultura, ya que no se entiende sin las vivencias sociales y culturales de una parcela muy concreta de la comunidad LGTBI. ¡°Y particularmente de personas racializadas, personas no blancas; eso no es algo de menor importancia¡±, apunta el autor del libro Lenguajes Pajubeyras: re(ex)sistencia cultural y subversi¨®n de la heteronormatividad.
Muchas de las primeras hablantes del pajub¨¢ eran asiduas a terreiros de umbanda y de candombl¨¦, las religiones afrobrasile?as, espacios seguros donde no eran perseguidas y que serv¨ªan de refugio a las no pocas que ten¨ªan que salir de casa al revelar su identidad. Entre ritos dedicados a los orix¨¢s y a los caboclos, las travestis fueron incorporando las palabras. Para Lima, ese proceso de ¡°antropofagia¡± fue clave y no debe olvidarse, por mucho que el pajub¨¢ ya haya entrado en los dominios de la cultura pop.
Baby, que ahora coordina desde el estado de Piau¨ª el F¨®rum Nacional de Transexuales y Travestis Negros y Negras (Fonatrans), y dice haber inventado muchas de las palabras del dialecto, dice que hubo algo de apropiaci¨®n cultural y que no se reconoce el papel de las pioneras como es debido: ¡°Hoy en d¨ªa me siento feliz de ver el pajub¨¢ hasta en las telenovelas, pero es triste que no se haga una b¨²squeda m¨¢s activa de la ancestralidad¡±, lamenta.
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