El doble crimen que ha sacudido Brea de Tajo, un pueblo de 500 habitantes
El supuesto asesino de Shirley y Sergio era un desconocido para los vecinos del municipio madrile?o, que este viernes han guardado un minuto de silencio por las v¨ªctimas frente al Ayuntamiento
Shirley, de 33 a?os, y Guillermo, de 35, llegaron a Brea de Tajo, a 70 kil¨®metros al este de Madrid, poco antes de verano. Eran pareja, ven¨ªan de la capital y se instalaron en una finca que el hombre ten¨ªa a dos kil¨®metros del pueblo. Hab¨ªa pertenecido a su abuelo ¨Dconocido entre los vecinos como ¡°se?or Prieto¡±¨D, fallecido hace a?os, y que ahora manten¨ªa ¨¦l. El solar, situado en lo alto de una loma, es parte de la urbanizaci¨®n La Alameda, una de las dos que hay en la zona. La otra, en el lado contrario de la carretera, es El Quejigal. Pero nadie las llama as¨ª, todo el mundo habla de ellas como ¡°las parcelas¡±. Unas 400, donde se erigieron hace 40 a?os peque?as casas de piedra, con techos de loza y rodeadas de ¨¢rboles. Una de ellas es la de Guillermo.
La pareja no pas¨® desapercibida en el peque?o pueblo de poco m¨¢s de 530 habitantes que cop¨® titulares hace seis a?os, cuando se repartieron 300 d¨¦cimos del primer premio del Gordo de la loter¨ªa: 120 millones para una poblaci¨®n dedicada a la agricultura, sobre todo al olivar, y la construcci¨®n. Entonces, la plaza del municipio madrile?o se llen¨® de familias, champ¨¢n y l¨¢grimas de ilusi¨®n.
Este viernes tambi¨¦n estaba llena. Pero no hab¨ªa saltos, gritos ni aplausos. Unos 60 vecinos se reunieron al mediod¨ªa frente al Ayuntamiento para guardar un minuto de silencio. Apenas 24 horas antes se hab¨ªan enterado de que la Guardia Civil hab¨ªa encontrado dos cad¨¢veres en ¡°las parcelas¡±. Uno era el de Shirley ¨Dcuya familia hab¨ªa denunciado que no sab¨ªan nada de ella desde el 15 de noviembre ¨D y el otro el de un chico de 18 a?os de quien tampoco ten¨ªan noticias desde hac¨ªa mes y medio.
Se llamaba Sergio y los vecinos cuentan que conoci¨® a Shirley y a Guillermo al poco de llegar la pareja a Brea de Tajo. ?l tambi¨¦n era nuevo en el pueblo. En junio sali¨® del centro de internamiento de menores Teresa De Calcuta, a cuatro kil¨®metros, y donde llevaba al menos un a?o. Vivi¨® un tiempo con su padre, en un bajo que alquilaron en mayo, cerca de la iglesia. Pero en oto?o, tras varias idas y venidas, y algunos problemas de convivencia, se mud¨® a la finca de Guillermo.
En el pueblo los recuerdan a los tres casi siempre juntos, sentados en uno de los bancos marrones de los soportales del Ayuntamiento. Pasaban horas ah¨ª, mientras sus perros correteaban por la plaza. El motivo siempre era el mismo: cargar los m¨®viles en un puerto USB habilitado para ello. ¡°Deb¨ªan andar sin luz, por eso estaban todo el d¨ªa ah¨ª¡±, recuerda un vecino.
En ¡°las parcelas¡± no hay agua potable, ni energ¨ªa el¨¦ctrica. Es un terreno que no est¨¢ urbanizado, explica Rafael Barcala, alcalde del municipio: ¡°En su d¨ªa los solares se vendieron muy baratos, con la promesa de que el terreno era urbanizable, pero el impulsor del proyecto muri¨® en un accidente antes de completarlo. Ahora algunos se autoabastecen con agua de los pozos y energ¨ªa solar¡±. De hecho, Shirley y Sergio no viv¨ªan en la casa de piedra de la finca, sino en una vieja furgoneta que Guillermo le hab¨ªa dejado a ella y que se encontraba ubicada en el solar. Los vecinos desconocen si ¨¦l dorm¨ªa tambi¨¦n con ellos, pero cuentan que la relaci¨®n con Shirley hab¨ªa terminado y que Sergio era la nueva pareja de la mujer. Otras fuentes de la Guardia Civil de Madrid, citadas por Europa Press, apuntan a la hip¨®tesis de la mala convivencia entre Guillermo, Sergio y Shirley y aseguran que jam¨¢s hubo una relaci¨®n sentimental entre la mujer y el supuesto asesino.
Poco o nada se sabe de Guillermo en Brea de Tajo. ¡°El de la bicicleta¡±, lo llaman la mayor¨ªa de vecinos. Sol¨ªan verlo en el pueblo con ella, o ir y venir por la carretera que atraviesa el municipio. La misma bicicleta con la que pedaleaba el 24 de noviembre por la R-3, a la altura de Mejorada del Campo, cuando un veh¨ªculo a gran velocidad lo atropell¨®. Todo indicaba que se trataba de un accidente, pero despu¨¦s de conocerse el suceso, un familiar se person¨® en el cuartel de la Guardia Civil. Guillermo le hab¨ªa hecho una declaraci¨®n horas antes: ¡°Los he cocido dentro de la furgoneta¡±. Se refer¨ªa a Sergio y Shirley. El supuesto asesino confesaba, antes de suicidarse, que hab¨ªa matado a su expareja y al novio de esta. De confirmarse los hechos, se tratar¨ªa de un nuevo caso de violencia machista con dos v¨ªctimas.
Los familiares hab¨ªan denunciado que no sab¨ªan nada de ellos y SOS Desaparecidos lanz¨® una alerta de b¨²squeda con el rostro de Shirley a mediados de diciembre. En el pueblo se extra?aron de que ni ella ni Sergio se pasaran por la plaza. El alcalde recuerda que, d¨ªas antes de dejar de verlos, comentaban felices que iban a mudarse a Santander. ¡°Shirley vend¨ªa pulseras de cuentas y de vez en cuando limpiaba alguna casa de las parcelas¡±, relata.
Entre los vecinos las descripciones de los dos fallecidos son similares: que hablaban poco y que se mov¨ªan lo justo por el pueblo, para comprar pan y poco m¨¢s. A veces andaban mal de dinero y en el bar El Campanario, uno de los tres del municipio, les sol¨ªan dejar un poco m¨¢s barata la consumici¨®n. La due?a recuerda la ¨²ltima vez que vio a Shirley, poco antes del 15 de noviembre: ¡°Vino, se cambi¨® de ropa y me dijo que ten¨ªa que llevar a uno de sus perros al veterinario¡±. Nunca m¨¢s supo de ella, hasta que este jueves se enter¨® de lo ocurrido por los medios de comunicaci¨®n. ¡°Ten¨ªa ganas de hablar, de contar cosas¡±, a?ade la mujer. Una de esas cosas, que comentaba con algunas vecinas en la plaza, es que ten¨ªa una hija que viv¨ªa con alguien de la familia en Madrid. No saben nada m¨¢s de ella, salvo que era peque?a. Tampoco de Shirley: era de Marchamalo, un municipio de la provincia de Guadalajara de unos 8.000 habitantes, y que era agradable en el trato.
¡°No estaban muy arraigados en el pueblo y se peleaban constantemente entre ellos. Las broncas y los gritos eran habituales¡±, dice Barcala. Muchos vecinos recuerdan que la Guardia Civil se person¨® en la finca de Guillermo en m¨¢s de una ocasi¨®n y que ten¨ªan miedo de que a Shirley le ocurriera algo.
Furgoneta ¡°calcinada¡±
Desde fuera, salvo por el precinto donde pone ¡°no pasar¡±, parece que la finca llevara tiempo abandonada. La verja blanca de la entrada est¨¢ oxidada. Un ajado futbol¨ªn de color naranja, medio envuelto con una s¨¢bana de flores, descansa sobre la valla met¨¢lica, tambi¨¦n corro¨ªda, que rodea el terreno. Y una matr¨ªcula de coche, partida en tres, da la bienvenida: ¡°532R¡±, se alcanza a leer. El estado de la casa, de una planta, es similar. Bolsas, una mochila azul oscuro, una toalla verde, un par de cubos y un lavabo sucio se amontonan frente a la puerta. Tambi¨¦n hay varias botellas de cristal esparcidas por la zona. Una vez cae la noche, no es f¨¢cil encontrar la finca. La carretera est¨¢ sin asfaltar y no hay farolas. Tampoco se ve la furgoneta de Guillermo desde fuera, o lo que queda de ella.
Cuando los agentes de la Polic¨ªa Judicial de la Guardia Civil acudieron al lugar, se encontraron el veh¨ªculo calcinado. ¡°Como si le hubiesen metido fuego dentro, en la parte de la cabina, y hubiesen atrancado despu¨¦s las puertas para que no pudieran salir¡±, relatan fuentes de la investigaci¨®n. Supuestamente, el doble crimen habr¨ªa sido perpetrado por la noche, mientras las v¨ªctimas dorm¨ªan. Los restos humanos han sido trasladados al Instituto Anat¨®mico Forense de Madrid para comprobar si corresponden a los dos desaparecidos.
Tras el minuto de silencio, Brea de Tajo se ha ido vaciando poco a poco y sin hacer ruido. A las dos y media de la tarde apenas hab¨ªa nadie por la calle. Las luces navide?as de las casas, los locales y del Ayuntamiento, esperan a ser encendidas, y un ¨¢rbol de navidad de croch¨¦ custodia el flanco izquierdo de la casa consistorial. Junto al puerto USB donde Shirley y Sergio cargaban sus m¨®viles, hay dos pegatinas. Una que invita a los vecinos a recargar sus dispositivos. Otra que dice: ¡°La violencia machista la paramos unidas¡±. Y debajo, en uno de los bancos, una fecha y dos eses escritas con rotulador blanco.
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