Vivir de alquiler y las trampas de la pobreza
Mientras no haya un parque p¨²blico de vivienda suficiente, tener una vivienda propia seguir¨¢ siendo un seguro contra la adversidad, y con los salarios actuales es muy dif¨ªcil pagar la entrada de un piso
Vivir de alquiler se ha convertido en un factor de vulnerabilidad en Espa?a. La inseguridad habitacional es una causa de angustia, estr¨¦s y malestar social para una parte cada vez mayor de la poblaci¨®n. El 40,9% de los hogares dedican ya m¨¢s del 40% de sus ingresos a pagar el alquiler, seg¨²n el ¨²ltimo informe del Banco de Espa?a y lo peor es que esa losa pesa m¨¢s cuanto m¨¢s baja es la renta. Pobreza y alquiler se han convertido en Espa?a en un ...
Vivir de alquiler se ha convertido en un factor de vulnerabilidad en Espa?a. La inseguridad habitacional es una causa de angustia, estr¨¦s y malestar social para una parte cada vez mayor de la poblaci¨®n. El 40,9% de los hogares dedican ya m¨¢s del 40% de sus ingresos a pagar el alquiler, seg¨²n el ¨²ltimo informe del Banco de Espa?a y lo peor es que esa losa pesa m¨¢s cuanto m¨¢s baja es la renta. Pobreza y alquiler se han convertido en Espa?a en un binomio que se retroalimenta: el aumento del precio de la vivienda nueva y la devaluaci¨®n salarial han llevado a que cada vez haya menos j¨®venes capaces de ahorrar para acceder a una vivienda en propiedad y como tampoco hay vivienda p¨²blica de alquiler, quedan atrapados en la trampa de la pobreza: no pueden ahorrar para comprar, pero alquilar los hace cada vez m¨¢s pobres. Hasta el punto de que la mitad de quienes viven de alquiler (48,9%) est¨¢n en riesgo de exclusi¨®n social.
En la ciudad de Barcelona, donde el 40% de la poblaci¨®n vive de alquiler, el precio de alquiler medio entre 2010 y 2020 subi¨® el triple que los salarios, un 136,36% frente al 43,5%, seg¨²n un estudio del Observatorio Metropolitano de la Vivienda realizado por Carme Trilla y Carles Donat. En 2022, el alquiler medio alcanz¨® 1.077 euros al mes, apenas tres euros menos que el salario m¨ªnimo interprofesional. De modo que en los salarios inferiores a 1.000 euros, que viven en barrios con precios inferiores, el alquiler se lleva el 54% de los ingresos. Hagan cuentas de lo que queda para todo lo dem¨¢s.
En los ¨²ltimos a?os se ha denostado mucho la cultura de la propiedad. Pero esa cultura no ha surgido porque s¨ª. Las generaciones anteriores compraron porque era la opci¨®n m¨¢s inteligente. Mientras no haya un parque p¨²blico de vivienda suficiente para atender las necesidades sociales, tener una vivienda propia seguir¨¢ siendo un seguro contra la adversidad. En realidad, la cuota de un alquiler no es muy inferior a la cuota de una hipoteca. La diferencia radica en disponer o no del 20% del valor de la vivienda que se requiere como entrada para poder acceder a un pr¨¦stamo hipotecario, como hicieron la mayor¨ªa de los j¨®venes de las generaciones anteriores. Pero eso es justo lo que ha cambiado: si la familia no puede ayudar, es muy dif¨ªcil, con los actuales salarios, ahorrar para una entrada.
La diferencia entre una opci¨®n y otra sigue siendo abismal: si compras, tendr¨¢s un techo seguro y nadie te echar¨¢ de casa siempre que puedas pagar la hipoteca. Si alquilas, est¨¢s abocado a pagar cada vez m¨¢s, con una alta probabilidad de que en la pr¨®xima renovaci¨®n del contrato tengas que dejar la casa. De hecho eso es lo que ocurre con m¨¢s frecuencia. Siete de cada diez familias que viven de alquiler (el 70,5%) han cambiado de casa una o m¨¢s veces en los ¨²ltimos cinco a?os, seg¨²n otro estudio del Instituto de Investigaci¨®n Urbana de Barcelona, IDRA. Y todo esto no es coyuntural, atribuible a la pandemia, pues en 2019 ya eran el 65%, sino una tendencia estructural que va a m¨¢s. La ¨²ltima trampa de la pobreza la sufren aquellos que no consiguen que les alquilen un piso porque no tienen contrato estable, ingresos fiables o est¨¢n en situaci¨®n irregular. En ese caso, se ven abocados al mercado negro de las habitaciones, y acaban pagando 600 euros por una habitaci¨®n para toda la familia, cuando por 800 podr¨ªan tener un piso entero. El alquiler debiera ser una opci¨®n social, pero mientras no haya una extensa oferta de vivienda p¨²blica asequible y los precios dependan de un mercado dominado por la especulaci¨®n de los fondos buitre, seguir¨¢ siendo el instrumento de una fenomenal transferencia de riqueza de las capas bajas y medias a las m¨¢s altas a trav¨¦s los inversores y rentistas del negocio inmobiliario.