V¨ªctimas del entrenador del Alhama: ¡°Me destruy¨®. Te merma como persona y como profesional¡±
Varias exjugadoras relatan el acoso constante, los comentarios hom¨®fobos y el trato vejatorio del entrenador del club femenino murciano. La Inspecci¨®n de Trabajo constat¨® en junio que en el equipo exist¨ªa ¡°un ambiente laboral hostil¡± generado por el denunciado
¡°Con 22 a?os dej¨¦ el f¨²tbol. Lo del Alhama me destruy¨®. Aguant¨¦ dos meses all¨ª y me fui. No le expliqu¨¦ a nadie el porqu¨¦, me daba verg¨¹enza contarlo y decir: me han derrotado. Me sent¨ªa mal, me dec¨ªa: es culpa m¨ªa, habr¨¦ exagerado, soy una mierda, no sirvo para esto. Nunca pens¨¦ que una persona pudiera llegar a influir tanto en m¨ª. Pero era un comentario tras otro, te hac¨ªa dudar y sentir que no val¨ªas. Te rompe la trayectoria, todas tus ilusiones. Te merma como persona y como profesional y, al final, te mata. Es una persona que mete miedo, te dice cuatro cosas y est¨¢s cagada¡±. Quien habla es Natalia, nombre ficticio, como el resto de los testimonios de este reportaje que relatan humillaciones, acoso laboral, trato vejatorio, comentarios machistas y hom¨®fobos por parte de Juan Antonio Garc¨ªa, conocido como Randri, su entrenador en el equipo del Alhama, y al que la Federaci¨®n Espa?ola de F¨²tbol (RFEF) ha propuesto ahora suspender la licencia federativa durante dos a?os.
Piden el anonimato por miedo a represalias, a quedar como las conflictivas o a no encontrar equipo en el futuro. Todas han jugado o trabajado en el Alhama, club de f¨²tbol femenino de la regi¨®n de Murcia ahora en Segunda Divisi¨®n. El club lo fund¨® Antonio Garc¨ªa ?guila en 2004; ¨¦l es el presidente. Su hijo Randri es el entrenador; la mujer de este, T¨¢mara, es la directora deportiva; y la mujer del presidente se encarga de vender las entradas. Eso deriv¨® en que las futbolistas y empleadas que relatan ahora haber sufrido abusos verbales y maltrato psicol¨®gico ¡ªdurante varios a?os en algunos casos¡ª por parte del entrenador no tuvieran a quien acudir. No hab¨ªa dentro del club una autoridad superior a la que dirigirse que no formara parte de la familia Garc¨ªa.
¡°Cuando alguna se atrev¨ªa a decirle algo, respond¨ªa: ?vosotras qu¨¦ os pens¨¢is, qu¨¦ me voy a ir yo? Os vais a ir todas vosotras antes que yo¡±, relata una de las v¨ªctimas. Otra, que cuenta que el t¨¦cnico siempre entraba al vestuario sin pedir permiso o llamar a la puerta y que no ten¨ªa ning¨²n pudor en orinar, aunque estuviesen ellas, dice que un d¨ªa le pidi¨® por favor que saliera del vestuario, ya que estaba en tanga y sujetador y no se hab¨ªa cambiado todav¨ªa. ¡°Dos veces se lo tuve que pedir. Yo estaba de cuclillas, se me acerc¨® y me dijo al o¨ªdo: ¡®que sea la ¨²ltima vez que me hablas a m¨ª as¨ª, el vestuario es m¨ªo y si alguien tiene que salir eres t¨², no yo¡±.
Cuentan que el control de su vida privada era tal que dejaban de subir fotos a Instagram ¡°para no tener que escucharle al d¨ªa siguiente¡±. Y tambi¨¦n que se met¨ªa con su peso. ¡°Est¨¢s tan gorda que ni s¨¦ c¨®mo disfrutas follando. Te voy a quitar el dinero, as¨ª adelgazas, porque no llegar¨¢s a fin de mes sin mi dinero¡±. Tambi¨¦n escuchaban una y otra vez: no sabes ni controlar un bal¨®n. ¡°A m¨ª me lleg¨® a decir: he hablado con todos los entrenadores de primera y me han dicho que eres un fraude¡±, cuenta una de las jugadoras m¨¢s veteranas.
Algunas de ellas empezaron a anotar en un documento de texto todos sus comentarios ofensivos y denigrantes. Fue el sindicato Futpro el que el 4 de abril present¨® una denuncia ante la Inspecci¨®n de Trabajo (ITSS) detallando y aportando pruebas del trato denigrante, vejatorio y humillante por parte del entrenador hacia las jugadoras tanto en entornos privados como en la sede laboral. El sindicato lo hizo despu¨¦s de escuchar los desahogos de varias futbolistas, los relatos sobre comentarios hom¨®fobos ¡ª¡±no s¨¦ c¨®mo ligas tanto, ah claro, es que tienes un rabo de pl¨¢stico entre las piernas¡±¡ª, machistas y relacionados con el peso de las deportistas. Tambi¨¦n, despu¨¦s de que varias futbolistas les contaran que Randri hab¨ªa encerrado a una compa?era en el vestuario dici¨¦ndole: ¡°Sabemos que fumas porros y ahora te vamos a hacer un control antidopaje¡±. ?l y su mujer pretend¨ªan que la jugadora hiciera pip¨ª en una botella de pl¨¢stico abierta que hab¨ªa all¨ª dentro. Se neg¨® y pidi¨® una baja. Antes de aquel episodio, el entrenador hab¨ªa enviado por whatsapp una foto a toda la plantilla ¡ªen la que hab¨ªa una menor¡ª de sus ayudantes desnudos en la ducha.
Tras la denuncia de Futpro, la Inspecci¨®n de Trabajo abri¨® una investigaci¨®n y concluy¨® el 7 de junio que ¡°el entrenador llev¨® a cabo un comportamiento inadecuado que ha afectado a la dignidad de la mayor¨ªa de las jugadoras (68%)¡±, se?ala el acta de la Inspecci¨®n. ¡°Estar¨ªamos ante la existencia de un ambiente laboral hostil producido por comentarios inadecuados/despectivos/humillantes, lo que conlleva el haber creado un entorno laboral degradante u ofensivo¡±. ITSS levant¨® esa acta de infracci¨®n y se espera conocer la sanci¨®n a partir de diciembre.
El Consejo Superior de Deportes, que tambi¨¦n recibi¨® la denuncia, dijo que los hechos denunciados no entraban dentro de sus competencias y remiti¨® la denuncia (igual que hizo Futpro) a la Real Federaci¨®n Espa?ola de F¨²tbol y a la Liga F. La Federaci¨®n ha estado estudiando el caso en los ¨²ltimos meses y este viernes ha comunicado una propuesta de sanci¨®n: dos a?os sin licencia federativa para Randri, un a?o de inhabilitaci¨®n para su mujer y 6.001 euros de multa al club, que tiene diez d¨ªas para presentar alegaciones. Seg¨²n Futpro, la Liga F ¡°tiene la resoluci¨®n de ITSS en su mesa desde junio¡± y no ¡°contestan ni tienen previsto hacer absolutamente nada¡±.
¡°A Futpro se le contest¨® en diversas ocasiones que no ten¨ªamos potestad disciplinaria¡±, responden fuentes jur¨ªdicas de la Liga F. ¡°Y, en cualquier caso, respetamos absolutamente las decisiones disciplinarias de la RFEF¡±, a?aden las mismas fuentes.
Ninguna de las deportistas consultadas para este reportaje sigue en el Alhama. Randri, en cambio, s¨ª sigue sentado en banquillo. Cuenta una exempleada ¡ªque dej¨® el club en junio de 2021 con una crisis de ansiedad y que tuvo que seguir un tratamiento psicol¨®gico¡ª que los comentarios sobre el peso eran constantes. Incluso hacia ella que no era jugadora. ¡°Yo no pod¨ªa m¨¢s. Me hablaba y me rega?aba a gritos, siempre. Tengo un complejo con mi cuerpo, con mis muslos. El d¨ªa que nos entregaron las equipaciones, me dieron un pantal¨®n corto talla s, se me ve¨ªa hasta el alma. Le ped¨ª a Randri que me diera un pantal¨®n normal. Su respuesta: ¡°Pues baja de peso, vamos al nutri¡±.
Otra futbolista lo corrobora. ¡°Conmigo se met¨ªa d¨ªa tras d¨ªa con el peso: ¡®gorda, patata¡¯, me llamaba. Me pesaba todas las semanas, algunas veces incluso dos d¨ªas a la semana, con el nutricionista. Acab¨¦ obsesion¨¢ndome. En vacaciones me escrib¨ªa y me ped¨ªa que le enviara una foto con mi peso en ese momento. Hubo una vez, cuando se rumoreaba que me quer¨ªa fichar el Sevilla, que me envi¨® un whatsapp con una foto m¨ªa y pon¨ªa: ¡®el Sevilla se lleva a una jugadora que vale su peso en oro...¡¯. Le contest¨¦ que s¨ª, que yo val¨ªa oro, le mand¨¦ una captura con mis registros goleadores. Me respondi¨®: eso es m¨¦rito m¨ªo. Todas las dem¨¢s jugadoras que llevaban m¨¢s tiempo all¨ª dec¨ªan: ¨¦l es as¨ª. El desprecio era continuo, tambi¨¦n los comentarios hom¨®fobos; hay se?ores de 80 a?os menos hom¨®fobos que ¨¦l¡±.
Seg¨²n las jugadoras consultadas, el t¨¦cnico no quer¨ªa que estrecharan v¨ªnculos de amistad. ¡°Al piso se va a dormir, no a liaros todas con todas¡±, cuenta una que dec¨ªa. ¡°A m¨ª no me hab¨ªa pasado eso en ning¨²n club. Es m¨¢s, cuando llega alguien de fuera es normal arroparla y hacer amistad. Nos junt¨¢bamos algunas compa?eras para hacer grupo a escondidas. ?l se enteraba, porque ve¨ªa el coche de alguna de nosotras aparcado en casa de la otra, o porque alguien del pueblo se lo comentaba. Delante del grupo, como intuyera que le quitabas autoridad, gritaba¡±. La m¨¢s veterana dice que le da rabia no haberse dado cuenta de que lo que estaba sufriendo era acoso laboral, que los comentarios eran humillantes y el trato, vejatorio. ¡°Me enfad¨¦ conmigo misma, con mi familia, con mis amigos y con mi psic¨®loga: ?c¨®mo no me hicisteis ver que eso era abuso¡±.
Homofobia y misoginia
Entre ellas empezaron a referirse a una charla t¨¦cnica del entrenador como ¡°la charla mis¨®gina¡± por la cantidad de comentarios despectivos que pronunci¨®, seg¨²n las propias jugadoras, en una conversaci¨®n tras una derrota contra el Villarreal el a?o pasado. ¡°Fue una hora y media en la que solt¨® cosas como estas: Alexia [Putellas] es una gorda, tiene tobillos de gorda, no s¨¦ c¨®mo puede ser la imagen del f¨²tbol femenino. Muchas futbolistas han llegado a entrenadoras por chupar pollas. Una t¨ªa con sobrepeso nos ha ganado todos los duelos a¨¦reos, t¨² lo sabr¨¢s bien ... [se dirige a la pareja de la rival de la que estaba hablando] porque le agarras las carnes todas las noches¡±. Algunas jugadoras intentaron hacerle ver sus formas. ¡°Cuando se lo hac¨ªa notar te dec¨ªa: ¡®na, si es broma, ya sabes como soy¡¯. Y no. Tu jefe no puede tratarte as¨ª, a m¨ª lo que me asustaba como reci¨¦n llegada es que las dem¨¢s lo hubieran normalizado. Las capitanas me dec¨ªan: ¡®enti¨¦ndelo, es que tiene mucha presi¨®n¡±.
La jugadora que solo aguant¨® dos meses, pese a tener una buena prima y un buen contrato, dice que los machaques eran constantes: ¡°T¨² no conduzcas el bal¨®n que te vas a caer, qu¨¦date en el ¨¢rea. Me minusvaloraba constantemente¡±. Dej¨® el club, volvi¨® a casa de sus padres, estuvo en tratamiento y cuando volvi¨® a jugar un partido hace poco, sufri¨® ansiedad. ¡°La psic¨®loga me ayud¨®. Ahora intento avanzar, ya s¨¦ reconocer las cosas que me pasan, ya tengo las herramientas para gestionarlas. Me hab¨ªa acostumbrado a los gritos¡±. Otra a?ade: ¡°Era incre¨ªble, te hac¨ªa dudar todo el rato, cre¨ªas que no val¨ªas para jugar al f¨²tbol, con la duda comet¨ªas errores y ¨¦l ven¨ªa y dec¨ªa: ?ves? No sirves. Era un c¨ªrculo vicioso¡±.
El d¨ªa de abril que el t¨¦cnico recibi¨® el burofax con la denuncia, un peque?o grupo de seis o siete jugadoras estaba convocado en el estadio para un compromiso con uno de los patrocinadores. Randri y su mujer metieron a todas en el despacho de la directora deportiva y empezaron las presiones. ¡°Y las tergiversaciones¡±, detalla una de las futbolistas que estuvieron presentes ese d¨ªa.
¡°Empezaron a presionar, empez¨® la caza de brujas. Tamara nos dijo: ¡®yo como mujer de Randri necesito saber si estoy con un acosador sexual, porque tengo un hijo peque?o¡¯. Nos pidi¨® opini¨®n a cada una de nosotras y hablaron todo el rato de abuso sexual¡±. Y consiguieron dividir a la plantilla. ¡°Ah¨ª es cuando ganan porque la brecha es total. Hubo un escrito de 17 jugadoras que neg¨® el abuso sexual cuando en realidad lo que se denunci¨® fue otra cosa. Pese a la foto con el cuerpo t¨¦cnico desnudo¡±, dice una de las jugadoras. El club contrat¨® a un despacho de abogados que llev¨® a cabo una investigaci¨®n interna ¡ªobligatoria por el protocolo del convenio colectivo¡ª que concluy¨® que no hubo ning¨²n acoso sexual. ¡°Tambi¨¦n nos mandaron una psic¨®loga, contratada por el club, que nos lleg¨® a decir: ¡®os entiendo, pero por el bien del equipo, de mantener la categor¨ªa, intentad entender a las compa?eras y al club¡±.
EL PA?S ha intentado contactar con el entrenador al que acusa el grupo de jugadoras sin lograr una respuesta.
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