El asesinato machista que puede cambiar Italia
El homicidio de una joven universitaria a manos de su expareja, justo cuando arrasa en el pa¨ªs una comedia dram¨¢tica sobre la emancipaci¨®n femenina y dos mujeres lideran el gobierno y la oposici¨®n en el Parlamento, activa una ins¨®lita toma de conciencia

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El cuartel de los carabinieri en Vignobo (Venecia) recibi¨® el s¨¢bado 18 de noviembre a las 23.18 una llamada alertando de una pelea entre un hombre y una mujer que hab¨ªan subido a un coche y luego se hab¨ªan alejado. En el autom¨®vil iban Giulia Cecchettin y Filippo Turetta, dos estudiantes universitarios de ingenier¨ªa que hab¨ªan terminado hac¨ªa poco una relaci¨®n sentimental. Pero ni aquello era una pelea ni la llamada era simplemente una alerta a los carabinieri. Lo que suced¨ªa, y eso podr¨ªan haberlo descubierto las fuerzas del orden si se hubieran tomado la molestia de acudir al lugar en lugar de priorizar otros casos, era el comienzo de una agresi¨®n machista que termin¨® con la muerte de la chica a pu?aladas. Y la llamada, en realidad, era una alerta de ruido ensordecedor a todo un pa¨ªs que ha vivido durante d¨¦cadas de espaldas a la violencia machista y que ahora, despu¨¦s de asistir a la ¨²ltima tragedia de este tipo, podr¨ªa haber despertado.
Unos minutos despu¨¦s de la primera llamada, la polic¨ªa recibi¨® otra comunicaci¨®n, seg¨²n ha publicado la agencia LaPresse. Se trataba de un vigilante de seguridad de un pol¨ªgono industrial de Foss¨°, a pocos kil¨®metros del lugar del primer incidente, que alertaba de la paliza que hab¨ªa recibido una chica delante del almac¨¦n de Dior que custodiaba. Lo hab¨ªan grabado las c¨¢maras de seguridad y ¨¦l se hab¨ªa percatado al revisar las im¨¢genes cuando era ya demasiado tarde. La siguiente vez que son¨® el tel¨¦fono en el cuartel, ya a las 13.30 del domingo, los carabinieri escucharon la voz de Gino Cecchettin, padre de la chica que iba en aquel coche. El hombre quer¨ªa alertar de la desaparici¨®n de su hija ¨Dun alejamiento voluntario, dijo¨D, que a esa hora ya hab¨ªa muerto cruelmente a manos de su expareja. En la declaraci¨®n explic¨® que su hija hab¨ªa dejado a su novio, pero continuaba vi¨¦ndole porque ¨¦l estaba profundamente deprimido y tem¨ªa que pudiera hacerse da?o a s¨ª mismo.
La muerte de Giulia Cecchettin, de 22 a?os, ha removido algunas cosas en Italia de una manera ins¨®lita. Primero, por sus particularidades. Dos chicos j¨®venes, de familias acomodadas, universitarios. Tambi¨¦n por la violencia: la c¨¢mara de seguridad del almac¨¦n registr¨® al chico golpeando a la v¨ªctima y arrastr¨¢ndola por el suelo mientras ella gritaba: ¡°Me haces da?o¡±. Tras unas complicadas labores de b¨²squeda, el cad¨¢ver fue localizado en un canal junto al lago Barcis. La autopsia revel¨® que hab¨ªa sido acuchillada en la cabeza y el cuello y que intent¨® defenderse, porque en los brazos y en las manos se encontraron varias heridas. Finalmente, el agresor huy¨® en coche, tal y como hab¨ªa planeado, hasta Alemania, donde se qued¨® sin gasolina y dinero y fue detenido.

Italia ha visto este a?o como 87 mujeres eran asesinadas en casos de violencia machista por familiares o parejas sentimentales. El a?o pasado fueron 103 (en Espa?a, 49). Y ha visto tambi¨¦n como el actual Gobierno, el primero de la historia presidido por una mujer (la ultraderechista Giorgia Meloni), recortaba en un 70% los fondos para prevenir la violencia machista. Pero, adem¨¢s, el caso de Giulia Cecchettin muestra de forma cruda la cultura patriarcal del pa¨ªs. Seg¨²n la reconstrucci¨®n de los amigos de la v¨ªctima, su exnovio le pidi¨® horas antes de matarla que ralentizase el ritmo en la carrera y renunciase a pasar determinados ex¨¢menes para no humillarle, para que no apareciese como alguien menos brillante y talentoso que ella (cosa que, evidentemente, era as¨ª). El problema no era solo la humillaci¨®n del abandono, sino de sentirse menor intelectualmente. Ella no le hizo caso, obviamente, y deb¨ªa haberse graduado el pasado jueves.
El caso de Giulia Cecchettin tiene otros componentes, algunos positivos, para pensar en un posible cambio. Se ha producido en v¨ªsperas de la gran manifestaci¨®n contra la violencia machista de este s¨¢bado. Sucede en el momento en que dos mujeres est¨¢n al frente del Gobierno y de la oposici¨®n, Meloni y la socialdem¨®crata Elly Schlein. Y, como recuerda la periodista Concita de Gregorio, llega en un clima de concienciaci¨®n favorecido indirectamente por el estreno de C¡¯¨¨ ancora domani, una fabulosa comedia dram¨¢tica sobre la emancipaci¨®n femenina en el a?o 1946 ¨Ddirigida y protagonizada por Paola Cortellesi¨D que va camino de convertirse en la pel¨ªcula m¨¢s vista de la historia del pa¨ªs (la han visto ya cuatro millones de italianos). ¡°El problema que hay en este pa¨ªs es que esta materia culturalmente no se ha considerado relevante ni importante. Cada vez que hay un debate de este tema, el Parlamento est¨¢ desierto. Se considera un problema de las mujeres. Hay una cultura tambi¨¦n en las fuerzas del orden muy mis¨®gina que considera que las discusiones son algo natural en las relaciones. Y es una cultura que tambi¨¦n las mujeres asumen. El tema no es que haya penas m¨¢s duras. Esta es una batalla que se combate con la educaci¨®n¡±, apunta De Gregorio.
El problema de la educaci¨®n conduce tambi¨¦n a la econom¨ªa en un pa¨ªs donde el 43% de las mujeres no tiene una cuenta corriente a su nombre. El problema viene de lejos. El eslogan que ahora abraza las protestas contra la muerte de Giulia, tambi¨¦n. En el periodo de Berlusconi, un grupo de mujeres tomaron las plazas bajo el lema Salgamos del silencio. Un movimiento que parti¨® entonces de personas como Assunta Sarlo, periodista y activista feminista. ¡°Creo que ha habido una toma de conciencia como nunca antes. Lo hemos visto en las plazas, con las manifestaciones. Por una vez no son solo manifestaciones de mujeres. Hay hombres j¨®venes que lo rechazan. Tambi¨¦n lo hemos visto desde el punto de vista medi¨¢tico: finalmente han tomado la palabra grandes voces para criticarlo y decir que es un problema masculino¡±, apunta. ¡°Pero la conmoci¨®n, la indignaci¨®n no aporta nada si no se convierte en pol¨ªtica. Y ah¨ª se ver¨¢ si esto ha servido. La educaci¨®n en la afectividad en la escuela no tiene que ser un eslogan, sino una reforma profunda. Veremos si esto es un cambio cuando cale la cultura del respeto. Porque esa cultura patriarcal se ve todav¨ªa en j¨®venes de familias buenas como el homicida de Giulia¡±.
El Ejecutivo de Meloni ha aprobado esta semana una ley para favorecer ese cambio educativo. Es un primer paso, pero insuficiente coinciden todos los expertos. La oposici¨®n ha propuesto ir m¨¢s all¨¢ y aprobar una norma que introduzca la educaci¨®n afectiva en los colegios, algo que no est¨¢n dispuestos a aceptar partidos como la Liga de Matteo Salvini al considerar que forma parte de lo que denominan ideolog¨ªa de g¨¦nero. En cualquier caso, por primera vez, la l¨ªder de la oposici¨®n y del Ejecutivo han acordado reunirse y hablar para tratar de armar un frente com¨²n en esta lucha. Y eso en Italia es ya una revoluci¨®n.
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