La nueva ley del alcohol: un comienzo para los expertos, inc¨®moda para la hosteler¨ªa
En los bares dudan de que retirar los logos de marcas frene el consumo, los cient¨ªficos apuestan por subir los precios y la edad m¨ªnima
En el barrio de La Latina, uno de los cl¨¢sicos para el terraceo madrile?o, el alcohol es omnipresente. No solo el que beben los clientes de bares y restaurantes, sino tambi¨¦n el que se anuncia en sus sillas, mesas, servilleteros y toldos. La industria ha encontrado en este aparente apoyo a la hosteler¨ªa una forma muy eficaz de vender sus marcas mediante un m¨¦todo que no se considera publicidad. Pero, en esta zona, rodeada de colegios e institutos, ese mobiliario con logos de cervezas puede tener los d¨ªas contados.
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En el barrio de La Latina, uno de los cl¨¢sicos para el terraceo madrile?o, el alcohol es omnipresente. No solo el que beben los clientes de bares y restaurantes, sino tambi¨¦n el que se anuncia en sus sillas, mesas, servilleteros y toldos. La industria ha encontrado en este aparente apoyo a la hosteler¨ªa una forma muy eficaz de vender sus marcas mediante un m¨¦todo que no se considera publicidad. Pero, en esta zona, rodeada de colegios e institutos, ese mobiliario con logos de cervezas puede tener los d¨ªas contados.
El anteproyecto de ley para la reducci¨®n del consumo de alcohol en menores, que esta semana ha aprobado el Consejo de Ministros, proh¨ªbe ¡ªentre otras cosas¡ª cualquier comunicaci¨®n comercial de bebidas alcoh¨®licas a menos de 200 metros de colegios o centros destinados a menores de edad. Esto incluye las 0,0 para evitar que las marcas aprovechen estas variedades para promocionarse. Es lo que Javier Padilla, secretario de estado de Sanidad, llama ¡°0,0 washing¡±, el blanqueo de la 0,0: hacer grandes campa?as de los productos sin esquivando las restricciones a la publicidad del alcohol y que luego estas bebidas sean muy dif¨ªciles de encontrar, como sucede con algunas ginebras. Seg¨²n Padilla, lo que realmente buscan es vender la marca, no ese producto en concreto. El negocio est¨¢ en el alcohol.
Si la norma sale adelante, para lo que queda un largo tr¨¢mite que concluir¨¢ con una votaci¨®n en el Congreso el a?o que viene, se endurecer¨¢n las restricciones a la publicidad y los lugares donde se pueden comprar bebidas. Se vetar¨¢ en cualquier lugar destinado a ni?os: los padres no podr¨¢n adquirir una bebida alcoh¨®lica en el bar de un campo de f¨²tbol donde haya un partido infantil, en un chiquipark o en un concierto destinado a menores, por poner tres ejemplos.
La ley pretende reducir la ingesta de alcohol de los adolescentes, que llevaba a la baja una d¨¦cada y sufri¨® un peque?o repunte tras la pandemia: tres de cada cuatro estudiantes de 14 a 18 a?os ha probado el alcohol, y uno de cada tres ni?os de 12 y 13 a?os tambi¨¦n lo ha hecho, seg¨²n la encuesta ESTUDES de 2023. Las cifras siguen siendo muy inferiores a las de a?os atr¨¢s, pero contin¨²an por encima de lo que el Ministerio de Sanidad considera razonable. Para reducirlas, el departamento de M¨®nica Garc¨ªa quiere desnormalizar la bebida de una sociedad en la que est¨¢ profundamente arraigada.
En la Cava Baja, en La Latina, donde hay un bar cada seis metros alrededor de 50 locales se distribuyen desde Puerta Cerrada hasta la Plaza del Humilladero. Solo un paso de peatones separa el colegio Nuestra Se?ora de la Paloma de dos restaurantes que cuentan con publicidad de bebidas alcoh¨®licas en su exterior. El encargado en uno de ellos, que prefiere no dar su nombre, se muestra esc¨¦ptico con la medida: ¡°A m¨ª no me parece mal si es la forma de conseguir que los menores no beban alcohol, pero tengo serias dudas de su eficacia¡±.
Cree que el cambio en los h¨¢bitos de consumo de los m¨¢s peque?os solo es posible si estos reciben educaci¨®n en casa al respecto. ¡°Si recogen a los hijos en el colegio de la esquina y vienen a tomarse una cerveza con ellos, los ni?os no creo que sean conscientes del logo que tiene la silla en la que est¨¢n sentados, pero s¨ª ven a sus padres tomarse una bebida alcoh¨®lica¡±, reflexiona. Cuenta en la terraza del restaurante con seis toldos patrocinados por Mahou, valorados en 3.000 euros. ¡°Si la norma entra en vigor les pongo una pegatina, no es un sacrificio econ¨®mico¡±, apunta.
Pero para otros s¨ª puede serlo. En D¨¦nia, en plena temporada alta para esta ciudad valenciana, las terrazas de los bares repletas de turistas llenan las calles, mientras la sensaci¨®n t¨¦rmica ronda los 35 grados. Sentado en una mesa de su local, el gerente del restaurante Parad¨ªs, Jos¨¦ L¨®pez, est¨¢ decepcionado con el anteproyecto de ley. Su local se sit¨²a a 180 metros del centro de preescolar El Castellet: ¡°Siempre pagan los mismos las normas e incoherencias de los pol¨ªticos. Si ellos asumieran el coste, no tomar¨ªan estas decisiones¡±. Calcula que si tiene que prescindir de las marcas de cerveza que publicitan su terraza, el coste del nuevo mobiliario ascender¨¢ a 12.000 euros, como m¨ªnimo. Cuenta con 25 mesas en el exterior aproximadamente. ¡°El problema es que los se?ores de arriba no conocen la realidad, viven encerrados en sus despachos con aire acondicionado. Toda esta fiesta de irresponsabilidad e inexperiencia nos afecta¡±, reprocha.
En la misma ciudad, a 20 minutos caminando, el propietario del Caf¨¦ Bar Adri¨¢n, Joaqu¨ªn Gal¨¢n, se muestra preocupado. Su local se ubica a 90 metros del colegio Les Vessanes. Cuenta en la terraza con 14 mesas patrocinadas por la marca de cerveza Cruz Campo, con al menos cuatro sillas en cada una, adem¨¢s de varias cristaleras, una pizarra y cinco sombrillas con el logo de Amstel. Cree que es incoherente que la prohibici¨®n le afecte a ¨¦l por estar situado en frente de un centro educativo, pero no al due?o de un bar localizado dos calles m¨¢s arriba: ¡°Los ni?os no solo viven en el colegio, se mueven por toda la ciudad¡±.
Mientras, en la capital, que muestra un Madrid vac¨ªo porque la mayor¨ªa de madrile?os se van y los turistas apenas se dejan ver por las calles, Carlos Rodr¨ªguez, encargado en la taberna San Bruno, tambi¨¦n considera la medida incongruente. El establecimiento en el que trabaja se sit¨²a a un minuto a pie del colegio biling¨¹e San Isidro, pero ¡°solo un paso de peatones separa la puerta del centro educativo de un sal¨®n de juegos¡± ?(la normativa de estos locales depende de las comunidades; en Madrid solo obliga a una distancia de 100 metros para las nuevas licencias).
EL PA?S ha consultado con Cerveceros de Espa?a el impacto que esta norma puede tener para ellos y para la restauraci¨®n, pero no han entrado a valorarlo ni han aportado cifras. Tampoco han respondido los dos grandes grupos que se reparten la mayor¨ªa de la distribuci¨®n: Mahou San Miguel y Heineken Cruzcampo. Ni Hosteler¨ªa de Espa?a, la confederaci¨®n que agrupa al sector.
Cambio de mentalidad
En Sanidad son conscientes que este paquete de medidas para alejar a los adolescentes del contacto con el alcohol no va a evitar por completo la exposici¨®n a la bebida, pero consideran que es necesario este primer paso para un cambio de mentalidad. Es tambi¨¦n el motivo por el cual el texto incluye la prohibici¨®n del reclamo del ¡°consumo responsable¡±, ya que cualquier cantidad de alcohol es da?ina. El consenso m¨¦dico es que es malo desde la primera gota para el cerebro, el sistema nervioso, el h¨ªgado, la hipertensi¨®n o las enfermedades cardiovasculares.
Es particularmente grave para los adolescentes. Gonzalo Herrad¨®n, catedr¨¢tico de Farmacolog¨ªa Universidad CEU San Pablo, explica que durante el desarrollo cerebral, que dura al menos hasta los 21 a?os, el alcohol puede generar da?os neurol¨®gicos que restan capacidad de aprendizaje a los chavales y los predispone a problemas futuros como las demencias, fruto de esas lesiones tempranas. Por eso, aunque tambi¨¦n aplaude la norma, le sorprende que no incluya la prohibici¨®n de la bebida hasta los 21 a?os: ¡°Sabemos cient¨ªficamente que hasta esa edad es muy da?ino, y ser¨ªa m¨¢s o menos sencillo legislar, al menos para retrasar la edad de inicio, que ahora est¨¢ en 14 a?os¡±.
Esta posibilidad no est¨¢ ahora sobre la mesa, seg¨²n asegur¨® el secretario de Estado de Sanidad en un encuentro informativo con periodistas esta semana. La nueva norma, en palabras de Padilla, ¡°cabalga a lomos de las leyes del tabaco¡±, que consiguieron ir reduciendo paulatinamente el n¨²mero de fumadores. La primera ampli¨® los espacios libres de humos, la siguiente los extendi¨® a¨²n m¨¢s, a bares y restaurantes (entre otros lugares), y hay en marcha una tercera que pretende llevar este veto a m¨¢s espacios p¨²blicos, como pueden ser las terrazas.
Tampoco incluye una de las medidas que, en opini¨®n de Manuel Franco, profesor de Salud P¨²blica en las Universidades de Alcal¨¢ y Johns Hopkins, ser¨ªan m¨¢s eficaces para bajar el consumo de alcohol y retrasar la edad de comienzo: la subida de precios mediante impuestos. ¡°No es normal que cueste m¨¢s tomarte en una terraza un agua con gas que una ca?a. Por lo que vale una fanta en un bar, los chavales se pueden comprar siete litros de calimocho en una tienda¡±, se?ala Franco, que cree que habr¨ªa que incidir sobre todo en el precio de entrada, de las bebidas alcoh¨®licas m¨¢s baratas.
Padre de una adolescente de 16 a?os, Franco sabe que a su hija no le piden documentaci¨®n si compra alcohol en el supermercado. Tampoco en tiendas de conveniencia, donde se distribuye sin pr¨¢cticamente restricciones, como comprob¨® su equipo en una investigaci¨®n sociol¨®gica. ¡°No tienen ning¨²n problema. En discotecas light y sitios de celebraciones s¨ª tienen mucho cuidado de no servir alcohol, pero se lo beben todo fuera¡±, relata.
Radiograf¨ªa de los adolescentes y el alcohol
En el ¨²ltimo congreso de la Sociedad Espa?ola de Epidemiolog¨ªa se presentaron una serie de estudios que dibujaban una buena radiograf¨ªa del consumo de alcohol en la adolescencia. Aunque la edad media de inicio es de 14 a?os, entre los que beben, el 70% se inicia antes, las chicas consumen a menos edad y m¨¢s cantidad. Una investigaci¨®n analizaba las razones para beber y la mayor¨ªa situaba en primer lugar la diversi¨®n. ¡°Buscan popularidad, encajar en grupo, aprobaci¨®n de los iguales. A diferencia de lo que dice la literatura, ellos afirman no estar condicionados por los influencers y las redes sociales, aunque puede ser que consideren que no, cuando en realidad s¨ª lo est¨¢n¡±, explicaba Sheila Ares, su autora.
¡°Da la sensaci¨®n de que existe un entorno m¨¢s permisivo con el uso precoz entre progenitores con estudios universitarios. Existe una normalizaci¨®n: no conozco padres que dejen de pedir una cerveza porque los ni?os est¨¢n delante y s¨ª que fuman en secreto¡±, apuntaba Luis Sordo, autor de otro de los trabajos que se presentaron en el congreso.
En este punto quiere incidir de alguna forma el nuevo anteproyecto. Franco aplaude la decisi¨®n de eliminar las marcas comerciales cercanas a los colegios. ¡°El mobiliario y los propios camiones de distribuci¨®n son herramientas de promoci¨®n de la industria. Les ponen todo a los bares: mesas, sillas, toldos, grifos y suministros baratos a cambio de exclusividad. Es capaz de montar y cerrar locales para su propia promoci¨®n¡±, se?ala. En la centralita de una de las grandes cerveceras espa?olas, una de las posibilidades del contestador autom¨¢tico es ¡°montar un bar¡±.
Un ensayo fotogr¨¢fico publicado en 2018 en Gaceta Sanitaria, la revista cient¨ªfica de la Sociedad Espa?ola de Salud P¨²blica (Sespas), rezaba as¨ª: ¡°Estamos constantemente expuestos a una amplia variedad de productos con contenido de alcohol, su promoci¨®n y signos de consumo, que pueden influir en la normalizaci¨®n del mismo. En este ensayo fotogr¨¢fico se incluyen im¨¢genes que explican visualmente la exposici¨®n al alcohol en el paisaje urbano de Madrid. Estas fotograf¨ªas muestran la omnipresencia de los productos con contenido de alcohol en esta ciudad, que se puede encontrar en todas partes y en cualquier momento¡±.
Eulalia Alemany, directora de Innovaci¨®n de la fundaci¨®n FAD Juventud, cree que es un buen punto de arranque. Adem¨¢s de eliminar la publicidad mencionada, restringir los puntos de venta y separar en supermercados y tiendas el alcohol de otros productos (algo que tambi¨¦n contempla la norma), hay todo un plan que incluye los ¨¢mbitos familiares, educativos, sanitarios, de los cuerpos y fuerzas de seguridad. ¡°Es un anteproyecto m¨¢s educativo que punitivo, tal como nosotros ven¨ªamos sugiriendo. Toda ley es pedag¨®gica en s¨ª misma y es una alerta en la sociedad. Es fundamental modificar la baja percepci¨®n de riesgo asociada a consumo de alcohol que tenemos. Los adolescentes no est¨¢n aislados en una burbuja, replican actitudes y comportamientos de los adultos; y somos muy tolerantes al consumo de alcohol. Si pregunt¨¢semos por el primer lugar donde se ha probado, muchos chavales responder¨ªan que en una celebraci¨®n o una fiesta familiar. Todo eso hay que romperlo¡±, sostiene Alemany.
Pero no vale con hacer normas, Alemany recuerda hay que velar porque las que existen se respetan. Y la primera que se incumple sistem¨¢ticamente es la de la venta y consumo de alcohol entre menores, que ya est¨¢ prohibido. Si entra en vigor el anteproyecto de ley, la polic¨ªa podr¨¢ hacerles controles de alcoholemia y multarles en caso de dar positivo, pero las sanciones siempre se pondr¨¢n intercambiar, en estos casos, por la participaci¨®n en programas formativos.