Las madres de las v¨ªctimas del centro de menores de Ateca: ¡°Me arrepiento de haber dejado a mi hijo en manos del sistema¡±
Las denunciantes de malos tratos aseguran que no permit¨ªan visitas para ocultar sus heridas y que se han sentido abandonadas por la administraci¨®n p¨²blica que ten¨ªa que cuidar de los adolescentes
Karelly y Marcela, dos mujeres de 38 y 34 a?os respectivamente residentes en Zaragoza, podr¨ªan haberse conocido de muchas maneras. Pero lo hicieron cuando sus hijos les relataron que hab¨ªan sido v¨ªctimas de malos tratos en el centro de menores en el que resid¨ªan. El hijo de Karelly hab¨ªa ingresado en julio de 2023 y ahora tiene 16 a?os y la hija de Marcela lo hizo en noviembre de 2021 y est¨¢ a punto de cumplir 18 a?os. Ellas son las d...
Karelly y Marcela, dos mujeres de 38 y 34 a?os respectivamente residentes en Zaragoza, podr¨ªan haberse conocido de muchas maneras. Pero lo hicieron cuando sus hijos les relataron que hab¨ªan sido v¨ªctimas de malos tratos en el centro de menores en el que resid¨ªan. El hijo de Karelly hab¨ªa ingresado en julio de 2023 y ahora tiene 16 a?os y la hija de Marcela lo hizo en noviembre de 2021 y est¨¢ a punto de cumplir 18 a?os. Ellas son las dos madres que han denunciado al centro de menores de Ateca (Zaragoza) y con las que dio comienzo una investigaci¨®n que, por el momento, ha llevado a cuatro de los cuidadores y al director a prisi¨®n acusados de diferentes vejaciones a los tutelados. En esta entrevista se ocultan sus apellidos y sus rostros para proteger la identidad de los menores.
Ambas vuelven a tener a sus hijos en casa desde que este viernes una jueza de Calatayud ordenara el cierre inmediato de la residencia de acogida hasta que se aclaren los hechos denunciados por estas dos mujeres. Los adolescentes estaban tutelados por el Gobierno de Arag¨®n, igual que otros 18 residentes en las instalaciones que pertenecen a una empresa privada y que gestiona una fundaci¨®n. ¡°Me arrepiento de haber dejado a mi hijo al sistema¡±, asegura Karelly. El de Ateca no es lo que antes se conoc¨ªa como un reformatorio ni es un centro espec¨ªfico para menores no acompa?ados, sino una instituci¨®n que acoge temporalmente a ni?os y adolescentes cuya tutela ostenta la administraci¨®n p¨²blica porque considera que es lo mejor para el inter¨¦s del menor. En este caso, el centro estaba especializado en j¨®venes con problemas de conducta.
Esta madre afirma que llevaba meses notando ¡°cosas extra?as¡± y se enciende cuando recuerda cu¨¢ntas veces no le dejaron ver a su hijo. Un d¨ªa, hace poco m¨¢s de un mes, la otra chica que denuncia ser v¨ªctima se le acerc¨® despu¨¦s de que le denegaran la visita y le revel¨® que a su hijo lo hab¨ªan sometido a muchas contenciones hac¨ªa solo unos d¨ªas y le hab¨ªan encerrado en una habitaci¨®n. ¡°Las contenciones es cuando inmovilizan a los muchachos colocando los brazos en la espalda¡±, explica la mujer. Fue entonces cuando ya no pudo m¨¢s y denunci¨®, primero en la polic¨ªa y luego ratific¨® todo ante la Guardia Civil, que es la que tiene competencias en la demarcaci¨®n en la que ocurrieron los hechos.
Ansiedad y visitas restringidas
Ante la imposibilidad de ver a su hijo, cuenta, hace solo unas semanas, la mujer fue a Ateca y se acerc¨® a una ventana con barrotes por la que se asom¨® su hijo y otros internos y ¨¦l le pidi¨® que lo sacara de ah¨ª. La mujer muestra parte de esta escena en un v¨ªdeo que grab¨®. El chico lleg¨® a decir a una de las empleadas del centro que tem¨ªa por su vida. ¡°Duerme mal, sigue con ansiedad y s¨¦ que su mirada no es la misma¡±, se?ala la madre.
La trabajadora social del Instituto Aragon¨¦s de Servicios Sociales, dependiente de la consejer¨ªa del ramo, le asegur¨® en una ocasi¨®n que el motivo de prohibir las visitas era que el chico estaba sancionado por haber agredido a personal del centro, una afirmaci¨®n que secunda mostrando el mail en el que se lo comunica. Karelly tambi¨¦n asegura que solicit¨® en numerosas ocasiones que llevaran a su hijo a una revisi¨®n m¨¦dica y que no se lo permitieron. En su m¨®vil ense?a tambi¨¦n la captura de pantalla que hizo a su hijo durante una videollamada en la que se aprecia una herida en la barbilla y que entreg¨® a la Guardia Civil cuando empez¨® la investigaci¨®n. Tambi¨¦n muestra una foto del chico antes de entrar al centro y otra de hace solo unos d¨ªas en la que se observa una bajada de peso. ¡°Lo dejaban sin comer o les daban comida en mal estado¡±, sentencia Karelly.
Marcela se pregunta ahora c¨®mo ha podido vivir su hija todo esto durante tres a?os sin enterarse. ¡°Mi hija tambi¨¦n se pregunta c¨®mo, con el car¨¢cter que tiene, se call¨® todo esto, pero es que estaba aterrada, le comieron la cabeza y, hasta que no vio que hac¨ªan da?o a su amigo, no habl¨®¡±, resume la madre. Rememora que al principio su hija le repet¨ªa sin parar que la sacara de ah¨ª, pero que los trabajadores sociales le dec¨ªan que al principio era un comportamiento normal. ¡°Yo confiaba en el sistema de protecci¨®n de menores y durante todo este tiempo ni siquiera ha ido al instituto¡±, indica.
Desde que el caso salt¨® a los medios, ambas han recibido una decena de testimonios de j¨®venes que han pasado por esas instalaciones en las que aseguran haber sufrido abusos. Este peri¨®dico ha podido escuchar algunos de estos audios de WhatsApp. Ellas recopilan toda esta informaci¨®n y se la transmiten constantemente al equipo de la Guardia Civil de Zaragoza que lleva adelante esta investigaci¨®n. Las mujeres aseguran que hay otras denuncias adem¨¢s de las suyas.