3.000 pesetas son un motivo suficiente para un abogado de oficio para llegar hasta el final y ganar
Cada d¨ªa, 470 detenidos recurren a la justicia gratuita en Madrid. Estos letrados luchan a veces por causas perdidas con escasos recursos, pero logran incluso cambios legislativos con sus sentencias
Cuando Jos¨¦ ?ngel L¨®pez, por aquel entonces un abogado de 34 a?os, llam¨® a Edenia D. por tel¨¦fono, ella mostr¨® entre sorpresa y resignaci¨®n. En el a?o 2002, ella era una empleada del hogar brasile?a de 50 a?os afincada en Espa?a. Unos a?os antes, cuando los sueldos de la gente a¨²n se contaban en pesetas, la se?ora de una casa le hab¨ªa comunicado que a partir del d¨ªa siguiente no iba a contar m¨¢s con ella. En esa ¨¦poca, esto no era un despido, sino lo que se llamaba un ¡°desistimiento¡±, una figura jur¨ªdica ya obsoleta que supon¨ªa una merma en la indemnizaci¨®n que la trabajadora deb¨ªa cobrar. Edenia hab¨ªa perdido en el juzgado de primera instancia y en el recurso en el Tribunal Superior de Justicia. Fue entonces cuando la causa cay¨® en manos de L¨®pez, un joven letrado del turno de oficio. Y luch¨® por esas 3.000 pesetas de diferencia entre una indemnizaci¨®n y otra como si le fuera la carrera en ello.
¡°Ella ya estaba cansada del tema, no entend¨ªa que fu¨¦ramos al Supremo por esa cantidad, pero esto trascend¨ªa m¨¢s all¨¢. Era una cuesti¨®n de desigualdad. Esta figura del desistimiento solo exist¨ªa para este trabajo en concreto y ?qu¨¦ pasa? que a nadie le importan los empleados dom¨¦sticos¡±, reivindica el letrado. L¨®pez solo se reuni¨® con su clienta una vez en su despacho en la Gran V¨ªa de Madrid. Parec¨ªa que esta causa le importaba m¨¢s a ¨¦l que a ella, as¨ª que b¨¢sicamente le dejo que hiciera lo que considerara. Unos meses despu¨¦s, un cartero llam¨® a la puerta de su bufete y le entreg¨® la respuesta del Supremo a su recurso. Le daba la raz¨®n. Fue la primera de una serie de resoluciones que desembocaron en la desaparici¨®n legal de la figura del desistimiento en 2022. ¡°Mis compa?eros de despacho me oyeron gritar, llam¨¦ llorando a Arancha, mi hoy mujer, y despu¨¦s a Edenia, que se mostr¨® igual de impasible. No ten¨ªa ni idea de que su caso era un gran paso para la mejora de los derechos laborales¡±, se?ala el abogado.
L¨®pez est¨¢ seguro de que este y tantos otros logros para la ciudadan¨ªa llegaron de la mano de la labor de los abogados del turno de oficio, aquellos designados para asistir a los que no tienen recursos para pagar una representaci¨®n particular. A veces, luchadores de las batallas casi perdidas, como la que C¨¦sar Pinto libr¨® entre 2013 y 2021 contra el fondo de inversi¨®n Goldman Sachs y que consigui¨® que 2.935 pisos protegidos de la Comunidad de Madrid, volvieran a ser p¨²blicos y sus inquilinos conservaran el alquiler que les correspond¨ªa y no uno mucho m¨¢s elevado. En Madrid, una regi¨®n con m¨¢s de un mill¨®n de causas judiciales al a?o, 470 detenidos recurren cada d¨ªa a un abogado de oficio. 105.414 en todo 2023. Y no por cantidades astron¨®micas: los abogados de oficio cobran de media 134 euros por cada asunto en el que intervienen, seg¨²n datos del Consejo General de la Abogac¨ªa Espa?ola.
Hace unas semanas, el Colegio de la Abogac¨ªa de Madrid (Icam) empapel¨® varias marquesinas con la imagen de algunos de estos letrados de oficio que han conseguido hitos sociales. ¡°Son la garant¨ªa de que cada ciudadano, sin importar su situaci¨®n econ¨®mica, puede tener acceso a una defensa justa y competente¡±, se?ala el decano Eugenio Rib¨®n, que tambi¨¦n pertenece al turno.
Una de estas retratadas en los carteles es Patricia G¨®mez, que logr¨® en 2007 con una resoluci¨®n del Constitucional cambiar la jurisprudencia sobre acoso laboral. ¡°Una mujer que trabajaba en una perfumer¨ªa de Madrid hab¨ªa denunciado a un supervisor por trato vejatorio. Los jueces hab¨ªan reconocido hasta ese momento que el acusado se dirig¨ªa hacia ella a gritos, que daba golpes, tiraba objetos y le urg¨ªa a hacer cosas imposibles en poco tiempo¡±, detalla la abogada. G¨®mez recuerda que uno de los fallos judiciales recog¨ªa que no pod¨ªa haber delito, porque el hombre trataba as¨ª a todos por igual y no solo a la denunciante. Mientras que el recurso en el TSJM segu¨ªa negando la raz¨®n a la denunciante pero por un motivo de forma: solo pod¨ªa ser condenada la empresa y no la persona f¨ªsica. El recurso de G¨®mez cambi¨® esta doctrina y consigui¨® la condena del trabajador tirano.
¡°A m¨ª al principio me dec¨ªan: ¡®Letrada, no se moleste tanto, si su cliente va a ser condenada¡¯. Exist¨ªa una imagen muy negativa del turno de oficio, algo que, por suerte, hoy ya no es as¨ª¡±, sentencia Esperanza Marcos, abogada que en 1995 conoci¨® a una mujer que le cambi¨® la vida. Un d¨ªa de febrero, la contactaron para atender a una detenida en el hospital Gregorio Mara?¨®n. Le extra?¨® el lugar de citaci¨®n, pero cuando lleg¨® lo entendi¨®. Vio a Patricia, una chica fr¨¢gil de 20 a?os, con medio kilo de coca¨ªna en el cuerpo y el mierdo de morir en cualquier momento. Hab¨ªa dejado en Colombia a su ni?o de seis meses.
La fiscal¨ªa pidi¨® para ella 11 a?os de c¨¢rcel, as¨ª que Esperanza pas¨® los nueve meses previos al juicio visitando a la muchacha en prisi¨®n, tratando de reconstruir su vida y encontrar algo en este relato que le permitiera tirar del hilo. As¨ª, descubri¨® a una casi adolescente que proven¨ªa de un nivel de pobreza indescriptible y a la que los narcos hab¨ªan amenazado con matar a su familia si no transportaba la droga. La letrada logr¨® hacer una lista de personas con direcciones postales a las que enviar cartas en Colombia, con la esperanza de que estas pruebas documentales corroboraran el relato de Patricia.
Cuando lleg¨® la vista oral en la Audiencia Provincial, la chica consigui¨® explicar al tribunal los motivos que la hab¨ªan llevado a atravesar medio mundo con 46 bolas de coca¨ªna en su est¨®mago. Tambi¨¦n se ley¨® la carta que una monja carmelita hab¨ªa enviado a los jueces para relatar qui¨¦n era Patricia y qu¨¦ contexto de pobreza e inestabilidad que viv¨ªa Colombia en aquel momento.
Poco despu¨¦s de la ¨²ltima sesi¨®n, el presidente del tribunal, Arturo Beltr¨¢n, llam¨® personalmente a Esperanza para comunicarle que iban a poner a su representada en libertad inmediatamente y que, por favor, fuera ella misma a buscarla a la prisi¨®n porque iban a facilitarle de forma urgente una casa de acogida. ¡°Desde que sal¨ªo hasta que me facilitaron la direcci¨®n de la vivienda, la llev¨¦ a un supermercado de Alcorc¨®n para hacer tiempo. Su cara era un poema, nunca hab¨ªa visto las estanter¨ªas tan llenas de comida, estaba entusiasmada¡±, recuerda la letrada. Aquella fue la primera vez que un tribunal absolvi¨® a una mula que consigui¨® acreditar que hab¨ªa accedido al transporte de la droga coaccionada y como fruto de un miedo insuperable.
Pocas veces, el trabajo de los letrados es oficialmente reconocido, por eso sorprendi¨® tanto la menci¨®n expresa del juez Marchena al abogado Crist¨®bal Sitjar, que present¨® el recurso al Supremo en nombre de Antonio Ortiz, bautizado como el pederasta de Ciudad Lineal. Aun sabiendo que era una tarea perdida por la cantidad abrumadora de pruebas contra el condenado, Sitjar present¨® un elaborado y extenso recurso con el que el magistrado resalt¨® que ¡°el significado del turno de oficio como instrumento para hacer realidad el compromiso constitucional de asistencia jur¨ªdica gratuita a quienes carezcan de recursos para litigar, adquiere todo su valor¡±.
La abogada Lola Fern¨¢ndez reconoce que muchas veces se ha tenido que enfrentar a la pregunta de: ¡°?C¨®mo puedes defender a esta persona?¡±. Eso le sucedi¨® en 2007, cuando tuvo que representar a un veintea?ero acusado de terrorismo yihadista. ¡°No importa de d¨®nde vengas o cu¨¢nto dinero tengas, en Espa?a cualquier persona que lo necesite va a ser asistido, no va a estar solo y va a tener profesionales de calidad y entregados su defensa¡±, afirma tajante la letrada. ¡°En este caso, adem¨¢s, vi claramente que este chico solo hab¨ªa estado en el momento inadecuado en el lugar inoportuno¡±, a?ade. Normalmente, las macrocausas de terrorismo ocupan decenas de tomos y paralizan cualquier otra actividad para un abogado, algo que condena a un abogado aut¨®nomo y uno de los motivos por los que estos profesioanles exigen una remuneraci¨®n justa y a tiempo. Fern¨¢ndez no solo consigui¨® para su representado la absoluci¨®n, sino que tambi¨¦n facilit¨® su vuelta a la sociedad al pagarle una casa durante unos meses y se convirti¨® en su madrina de boda.
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