Francia juzga a 51 hombres por violar a una mujer inconsciente en encuentros que organizaba el marido
El principal acusado, de 71 a?os y padre de tres hijos, drog¨® durante nueve a?os a la mujer con la que estuvo casado cinco d¨¦cadas y anunciaba en un foro de citas la posibilidad de agredirla sexualmente en su propia casa
Un bombero, un periodista, un comerciante, un simple jubilado, un repartidor o un funcionario de prisiones. Algunos eran padres estupendos, maridos atentos e incluso entra?ables abuelos. Las normas, esa era la ¨²nica regla, estaban claras cuando acud¨ªan a aquella casa: aparcar en un colegio cercano, entrar sigilosamente, evitar el olor a perfume o tabaco, desvestirse en la cocina para evitar olvidar prendas en el dormitorio y calentarse las manos en el radiador para no despertarla. Todos ellos, 72 hombres de entre 21 y 68 a?os, participaron de forma separada o conjunta en la violaci¨®n de una mujer cuyo marido drog¨® durante nueve a?os para que la agrediesen sexualmente ¡ªhasta 92 veces¡ª en su propia casa mientras ¨¦l grababa la secuencia o participaba en la agresi¨®n. La mujer, pese a que fue al psiquiatra por las lagunas de memoria que le provocaba la medicaci¨®n que inger¨ªa de forma inconsciente, solo supo lo que le hab¨ªa ocurrido el d¨ªa que recibi¨® una llamada de la polic¨ªa.
El lunes comenz¨® en Avi?¨®n el juicio por uno de los casos m¨¢s siniestros e importantes ¡ªpor la cantidad de acusados¨D de agresiones sexuales de la historia de Francia. Los cinco magistrados han sentado en el banquillo a 51 hombres y casi nunca en un proceso de este tipo las pruebas son tan claras sobre lo ocurrido. Una historia que la polic¨ªa descubri¨® casi por casualidad cuando el 12 de septiembre de 2020 los guardias jurados de un supermercado de Carpentras (sur de Francia) detuvieron a Dominique P., un jubilado de 68 a?os. El hombre hab¨ªa colocado un tel¨¦fono m¨®vil oculto en una bolsa para grabar por debajo de las faldas de las mujeres que hac¨ªan la compra en ese momento. Cuando la polic¨ªa registr¨® su domicilio, conect¨® su ordenador y encontr¨® una carpeta titulada ¡°Abusos¡± que conten¨ªa m¨¢s de 20.000 fotos y v¨ªdeos que el jubilado hab¨ªa catalogado meticulosamente con una fecha, un nombre o un apodo, y un t¨ªtulo pornogr¨¢fico. Las carpetas almacenaban las violaciones a las que hab¨ªa sometido a su esposa, con la que llevaba casado 50 a?os y ten¨ªa tres hijos.
La mujer descubri¨® en comisar¨ªa que desde 2011, su marido, a quien describ¨ªa como ¡°un tipo genial¡± antes de ser consciente de los hechos, la entreg¨® a decenas de hombres mientras ella dorm¨ªa bajo los efectos de medicamentos como benzodiazepinas, un sue?o que no le dejaba ning¨²n recuerdo y que la sum¨ªa en una suerte de coma. Sus hijos, de hecho, insistieron en que visitase a un psiquiatra pensando que podr¨ªa sufrir un principio de Alzheimer que le provocaba aquellas lagunas en la memoria. ¡°Me da asco, me siento sucia, mancillada, traicionada. Es un tsunami, es como si me hubiera atropellado un tren de alta velocidad¡±, le dijo al juez al conocer los hechos, seg¨²n public¨® la agencia AFP.
Dominique P., una padre de familia supuestamente mod¨¦lico y amante de las excursiones en bicicleta, publicitaba la posibilidad de violar a su mujer en el chat de un foro que titul¨® ¡°Sin su conocimiento¡±. Seg¨²n ha publicado el peri¨®dico Le Monde, solo dos de esas 72 personas ¨Dalgunos la violaron hasta seis veces¨D se negaron a participar tras el ofrecimiento del marido. Una de ellas, un aficionado a los clubes de intercambio de parejas y al llamado libertinaje, habl¨® durante d¨ªas con el acusado que trataba de convencerle para que formase parte de los abusos. Finalmente, explic¨®, renunci¨® porque consider¨® que se trataba de una violaci¨®n. A pesar de ello, no alert¨® a la polic¨ªa.
La mayor¨ªa de acusados se?al¨® ante la polic¨ªa que la v¨ªctima simulaba estar dormida y que eso, en realidad, era la gracia del supuesto juego: un ¡°delirio de una pareja libertina¡±, lo describieron. Como ese trabajador de la construcci¨®n, de 54 a?os, que habl¨® de ¡°una fantas¨ªa¡±, sin sentir ni la intenci¨®n ni la impresi¨®n de cometer una violaci¨®n, pero obedeciendo, ¡°desconectado¡±, las directrices de Dominique P., a quien describen como un ¡°director de orquesta¡±. ¡°Su juego consist¨ªa en que su esposa fing¨ªa estar dormida¡±, seg¨²n uno de ellos.
Los testimonios que recoge Le Monde subrayan la atrocidad de la historia. ¡°No es una violaci¨®n porque fue su marido quien lo propuso¡±, se defendi¨® un electricista de 55 a?os. Un jubilado, hoy de 68 a?os, incluso lleg¨® a hablar de ¡°una violaci¨®n involuntaria¡±. Algunos, como un exmilitar, admitieron ser conscientes de que la mujer se encontraba en un estado de sumisi¨®n qu¨ªmica. Este sab¨ªa que ¡°¨¦l drogaba a su esposa, quien no estaba de acuerdo en tener relaciones sexuales con otros hombres¡±. Ninguno sufre de alguna patolog¨ªa ps¨ªquica rese?able, pero todos, seg¨²n los expertos forenses, tienen un sentimiento de ¡°omnipotencia¡± sobre el cuerpo femenino.
La v¨ªctima Gis¨¨le P., de 72 a?os, lleg¨® al tribunal, rodeada de sus abogados y de sus tres hijos para el inicio del juicio en Avi?¨®n, que se prolongar¨¢ hasta el 20 de diciembre. La mujer asistir¨¢ al testimonio de los 51 acusados, de los que solo 18 se encuentran en prisi¨®n preventiva. Gis¨¨le P. deber¨¢ ahora revivir en diferido las violaciones a las que fue sometida durante 9 a?os y de las que jam¨¢s tuvo la m¨ªnima consciencia.
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