M¨¢s de un centenar de v¨ªctimas de pederastia desmienten que la Iglesia las est¨¦ acogiendo e indemnizando
EL PA?S ha seguido en los ¨²ltimos nueve meses los casos de 108 denunciantes de abusos que acusan a los obispos y a las ¨®rdenes religiosas de no contestar a sus correos, de alargar los procesos y de obligarles a firmar cl¨¢usulas de confidencialidad
EL PA?S puso en marcha en 2018 una investigaci¨®n de la pederastia en la Iglesia espa?ola y tiene una base de datos actualizada con todos los casos conocidos. Si conoce alg¨²n caso que no haya visto la luz, nos puede escribir a: abusos@elpais.es. Si es un caso en Am¨¦rica Latina, la direcci¨®n es: abusosamerica@elpais.es.
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Los procesos can¨®nicos sobre los casos de pederastia que la Iglesia cat¨®lica espa?ola instruye dentro de sus muros son un misterio. Se escudan en el respeto a las v¨ªctimas para no dar informaci¨®n, pero decenas de ellas denuncian p¨²blicamente que los jueces eclesi¨¢sticos les niegan las sentencias y los documentos de sus causas. Pese a que la Conferencia Episcopal Espa?ola (CEE) dice que lleva desde 2019 atendiendo y reparando a las v¨ªctimas, nunca informa de cu¨¢ntas reparaciones ha pagado, la media de las cuant¨ªas o el n¨²mero de terapias o de cartas solicitando perd¨®n que han firmado los obispos y los superiores de las ¨®rdenes religiosas.
Para conocer la realidad, EL PA?S ha seguido en los ¨²ltimos nueve meses los procedimientos de reparaci¨®n de 113 v¨ªctimas que acusan a 135 cl¨¦rigos. El resultado es demoledor: 108 desmienten que la instituci¨®n eclesial est¨¦ acogi¨¦ndolas y repar¨¢ndolas y solo cinco de ellas admiten estar satisfechas con la atenci¨®n recibida. Este peri¨®dico no solo ha recopilado los testimonios de estas v¨ªctimas, sino que ha tenido acceso a decenas de mails, documentos oficiales y grabaciones de conversaciones que los afectados han mantenido con las oficinas de atenci¨®n al menor de la Iglesia. Toda esa informaci¨®n demuestra que en la mayor¨ªa de los casos (77), la instituci¨®n no hizo nada despu¨¦s de recibir la denuncia. En el resto, los obispados abrieron un proceso de escucha en el que, salvo en contados casos, a¨²n no ha pagado una indemnizaci¨®n.
Estos datos niegan el discurso de acogida de la Iglesia y ponen en duda el plan de reparaci¨®n que esta semana todos los obispos espa?oles prev¨¦n lanzar cuando finalice su asamblea plenaria en la que est¨¢n reunidos para debatir, entre otras cuestiones, c¨®mo cerrar el esc¨¢ndalo de la pederastia. Este plan, bautizado como PRIVA (Plan de Reparaci¨®n Integral de la v¨ªctima), no es independiente, ya que pivota en torno a una comisi¨®n de arbitraje elegida por la jerarqu¨ªa eclesi¨¢stica. Este grupo de trabajo se encargar¨¢ de verificar los casos y recomendar¨¢ el marco posible de reparaci¨®n, partiendo de lo que la propia v¨ªctima solicita para su sanaci¨®n y buscando siempre una reparaci¨®n integral. Luego enviar¨¢ un informe a la di¨®cesis o congregaci¨®n a la que pertenece el agresor para que valore la propuesta y decida si cumplirla o no. Es decir, aunque esta comisi¨®n dictamine que la v¨ªctima merece una reparaci¨®n, seguir¨¢ dependiendo del prelado o superior correspondiente.
¡°Me cit¨® un salesiano en un parque y me pidi¨® perd¨®n en un banco¡±. ¡°La experiencia de la oficina fue nefasta y da?ina. No volver¨ªa ni loca a hablar con ellos porque no quieren reparar nada. Preguntas directas y rozando lo morboso¡±. ¡°Los jesuitas me obligan a firmar un documento sin saber el dinero con el que me quieren reparar¡±. Estos son algunos de los relatos que ha recibido este diario. La base de datos de EL PA?S contabiliza a 1.534 acusados y a 2.817 v¨ªctimas. Desde 2018, este diario ha destapado m¨¢s de 800 casos. Esta muestra est¨¢ compuesta de 113 v¨ªctimas y 135 acusados (un acusado equivale a un caso). Para obtenerla, EL PA?S ha hablado con 239 v¨ªctimas, de las que solo un 47% ha afirmado haber iniciado un proceso de reparaci¨®n con la Iglesia. El resto desech¨® esa opci¨®n y solo conf¨ªa en que una instituci¨®n p¨²blica les repare. De hecho, este jueves el Defensor de Pueblo acudir¨¢ al Congreso de los Diputados para presentar su informe sobre los abusos sexuales en el clero para defender las recomendaciones que en ¨¦l se incluyen. La m¨¢s importante, precisamente, es la que versa sobre las indemnizaciones. La proposici¨®n que ?ngel Gabilondo, titular de la instituci¨®n, considera que lo m¨¢s importante es el pago de indemnizaciones a las v¨ªctimas. Los grupos parlamentarios, que aprobaron por amplia mayor¨ªa encargar al Defensor la investigaci¨®n (solo Vox vot¨® en contra), debatir¨¢n sobre el modelo de reparaci¨®n que propone Gabilondo: crear un fondo estatal ¡°para el pago de compensaciones y que un ¨®rgano administrativo especial, creado para la ocasi¨®n, sea el que instaure un procedimiento de reconocimiento y reparaci¨®n de las v¨ªctimas¡±. Un fondo en el que la Iglesia debe colaborar aportando recursos, pero que se niega a hacerlo.
La mayor¨ªa de las v¨ªctimas se sienten decepcionas y abandonadas. Otras muestran la impotencia de no ser escuchadas. Una treintena de ellas relata que, a pesar de acudir a los canales de atenci¨®n de la Iglesia, dejaron de recibir respuesta de los responsables a sus solicitudes. De ellas, a una quincena ni siquiera se le contest¨® su primer mensaje. Algunos de esos correos (seis) iban dirigidos al canal que habilit¨® la Conferencia Episcopal para gestionar las denuncias. Los afectados recibieron un mensaje autom¨¢tico: ¡°Acusamos recibo y agradecemos el env¨ªo de esta informaci¨®n. Sentimos el dolor que haya podido sufrir. Saludos cordiales, Servicio de coordinaci¨®n y asesoramiento de las oficinas para la protecci¨®n de menores¡±. Despu¨¦s, dicen, no supieron nada m¨¢s. EL PA?S pregunt¨® a la CEE por las acusaciones de las v¨ªctimas y solo se limit¨® a responder que ¡°la voluntad de la Iglesia, de todas las di¨®cesis y de todas las instituciones religiosas es atender a las v¨ªctimas. Por eso se han abierto las m¨¢s de 200 oficinas de atenci¨®n a las v¨ªctimas. Y a todas se les invita a denunciar¡±.
Solo en pocas ocasiones, despu¨¦s de meses o a?os de proceso, los afectados han conseguido que la orden les pague una indemnizaci¨®n. Alfonso Caparr¨®s cobr¨® 7.500 euros por sufrir una violaci¨®n de un jesuita en un colegio san Estanislao de Kostka de M¨¢laga, en los a?os cincuenta. Pero considera que el proceso fue denigrante. ¡°No solo no me sent¨ª reparado, sino humillado e indignado tanto por la calderilla con la que intentaron silenciarme, como por el toreo, el enga?o, la espera largu¨ªsima con insinuaciones de premio gordo para luego sufrir la vejaci¨®n ya conocida¡±, cuenta Caparr¨®s, que relata que la orden le ha bloqueado su tel¨¦fono para que no pueda hablar con ellos. Como muestra de presi¨®n, y ante el retraso de estas reparaciones, est¨¢ fomentando un movimiento de apostas¨ªa colectiva entre los afectados: ¡°Reunir a un n¨²mero significativo de ap¨®statas podr¨ªa moverles a cumplir lo prometido¡±.
Varias di¨®cesis y obispados han sufragado en m¨¢s de una decena de este centenar de casos el coste de terapias psicol¨®gicas a las v¨ªctimas, aunque estas lo consideran como un parche ante su verdadero problema. La Iglesia contrata en numerosas ocasiones para estos procesos de reparaci¨®n a organizaciones independientes, que cuentan con psic¨®logos y especialistas que tambi¨¦n funcionan como mediadores para acordar una reparaci¨®n con las v¨ªctimas. Las di¨®cesis y obispados no tienen en cuenta si las v¨ªctimas quieren o no a estas asociaciones independientes como intermediarias.
Los denunciantes est¨¢n desprotegidos en los procesos can¨®nicos, donde no tienen acceso a la documentaci¨®n que se desprende de ellos. Incluso algunas v¨ªctimas afirman que en los tribunales eclesi¨¢sticos se comenten irregularidades: ¡°Despu¨¦s de redactar ellos un escrito con lo que yo relat¨¦, me dijeron que deb¨ªa firmar esta carta y que ya contestar¨ªan. El hecho es que manipularon una parte de mi relato¡±, cuenta una de ellas. En su caso, despu¨¦s del proceso de investigaci¨®n en el obispado y semanas antes de que terminase, cuenta que recibi¨® un mensaje del obispado donde le comunicaban que su agresor acababa de fallecer y que archivaban su caso.
La mayor¨ªa de estos procesos (74) corresponden a ¨®rdenes religiosas, como jesuitas (con 18), maristas (con 12) o los salesianos (con 13). Algunos de los acusados son aut¨¦nticos depredadores, como el jesuita Frances Peris, que abus¨® tanto de ni?as como de ni?os en Barcelona y en Cochabamba (Bolivia) entre los a?os setenta y comienzos de los 2000. Sigue vivo, y pese a que la orden admite los delitos y su encubrimiento, a¨²n no ha reparado a ninguna v¨ªctima. Ni siquiera ha contactado con las del pa¨ªs latinoamericano, seg¨²n ha confirmado a este peri¨®dico la Asociaci¨®n Boliviana de Sobrevivientes.
El resto son referentes a di¨®cesis, entre las que se encuentran la que dirige el actual presidente de la CEE, el arzobispo Luis Arg¨¹ello. Una de las dos v¨ªctimas afectadas cuenta a EL PA?S que escribi¨® en 2022 al obispado, donde un psic¨®logo le contest¨® que no pod¨ªa tramitar nada porque ¡°no le constaban m¨¢s v¨ªctimas¡± y el agresor hab¨ªa fallecido. ¡°En 2023 me contact¨® de nuevo el psic¨®logo interes¨¢ndose por mi salud y ofreciendo su ayuda nuevamente. Al decirle, o quiz¨¢s a causa de ello, que la oficina del Defensor del Pueblo me hab¨ªa solicitado informaci¨®n, no me ha vuelto a contactar¡±, explica.
Solo en uno de los casos recopilados donde la v¨ªctima se siente satisfecha, ha habido una reparaci¨®n, pero no quiere revelar la cantidad, aunque matiza que es ¡°m¨¢s que suficiente¡±. El proceso fue con los maristas. El resto cuenta que le atendieron bien y que solo quer¨ªan que los responsables religiosos le pidiera perd¨®n a la cara: ¡°Me contactaron de Maristas e hice una videoconferencia en la que se me escuch¨® y me pidieron disculpas. La verdad es que fue todo muy bien. Por mi parte est¨¢ todo zanjado¡±.
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