La francesa Gis¨¨le P¨¦licot declara en el juicio por agresi¨®n sexual y sumisi¨®n qu¨ªmica: ¡°Violaci¨®n no es la palabra correcta, es barbarie¡±
La mujer a quien su marido drogaba para que otros hombres la violaran cuenta c¨®mo se enter¨® de lo sucedido y por qu¨¦ testifica en p¨²blico: ¡°Lo hago en nombre de todas esas mujeres que quiz¨¢s nunca ser¨¢n reconocidas como v¨ªctimas¡±
Gis¨¨le P¨¦licot, como en el resto de jornadas judiciales, ha aparecido este jueves con el rostro descubierto en la sala del juzgado y se ha preparado para declarar ante 51 hombres que la violaron durante una d¨¦cada. Incluido su esposo, Dominique P¨¦licot. Su testimonio ha durado m¨¢s de dos horas y, durante este tiempo, su marido, con quien estuvo casada 50 a?os y quien la drogaba para que otros hombres pudieran abusar de ella, apenas levant¨® la vista del suelo, seg¨²n el relato de los medios franceses que entraron en la sala. Era la primera vez que se encontraban desde que el hombre fue detenido por la Polic¨ªa, despu¨¦s de que hallaran m¨¢s de 2.000 fotos y v¨ªdeos en su ordenador donde se ve¨ªa a su esposa siendo agredida sexualmente por los hombres que este jueves han estado en el banquillo de los acusados. Gis¨¨le P¨¦licot ha permitido que su testimonio sea p¨²blico: ¡°Lo hago en nombre de todas esas mujeres que quiz¨¢s nunca ser¨¢n reconocidas como v¨ªctimas¡±.
M¨¢s de la mitad de los acusados, 35, han admitido haber tenido sexo con Gis¨¨le P¨¦licot (72 a?os), pero han negado la intenci¨®n de violarla, ya que alegan que fueron enga?ados por Dominique P¨¦licot (71 a?os). ?l, por su parte, ha admitido los hechos que se le imputan: la sumisi¨®n qu¨ªmica de su esposa antes de entregarla a desconocidos contactados por internet en su propia casa en Mazan, una localidad al sur de Francia.
En los tres d¨ªas de audiencia, Gis¨¨le P¨¦licot no se ha derrumbado. Ni por el relato detallado de los investigadores sobre las 92 violaciones que sufri¨®, ni en su propia declaraci¨®n este jueves. Su discurso ha sido firme y el relato, estructurado y preciso. Pero este paso por la justicia no lo ha hecho solo por ella, lo ha hecho por otras mujeres tambi¨¦n v¨ªctimas. ¡°Me he mantenido firme por este juicio, para m¨ª el da?o est¨¢ hecho¡±, ha dicho. Cree ser escuchada y que el proceso tenga la mayor publicidad posible ¡°para que ninguna mujer sufra esta sumisi¨®n qu¨ªmica¡±.
Gis¨¨le P¨¦licot ha comenzado a hablar describiendo c¨®mo se enter¨® de las violaciones. ¡°Quisiera describir primero los hechos, que para m¨ª comienzan el 19 de septiembre [2020]¡±, ha dicho. Ese d¨ªa, su marido le dijo que hab¨ªa cometido una ¡°tonter¨ªa¡±. Lo hab¨ªan sorprendido filmando por debajo de las faldas de tres mujeres en un supermercado. Un mes y medio despu¨¦s, ambos fueron convocados a la comisar¨ªa de Carpentras.
Tras evocar esa llamada, Gis¨¨le P¨¦licot ha repasado lo que hasta entonces cre¨ªa que era su relaci¨®n marital y ha contado que solo hab¨ªa habido dos hombres en su vida, el acusado y otra pareja: ¡°Durante 50 a?os siempre he apoyado a mi amigo. En 50 a?os no hemos tenido una vida lineal, pero siempre nos hemos mantenido unidos. Pensaba que [la cita policial] era una formalidad¡±. Sin embargo, la manera en la que se desarroll¨® el encuentro con los agentes fue muy distinta. El polic¨ªa a cargo le advirti¨®: ¡°Le voy a mostrar cosas que no le van a gustar¡±; y ella respondi¨®: ¡°me da miedo, no s¨¦ en absoluto lo que me va a mostrar¡±, ha dicho durante el juicio.
El polic¨ªa le mostr¨® una foto, pero en un primer momento ella no reconoci¨® a la mujer que estaba en la cama. Era ella. ¡°Me dice: ¡®Sra. P¨¦licot, mire bien¡¯. Me cuesta reconocerme, estoy vestida de una cierta manera. En la tercera foto le digo: ¡®paremos, son escenas de violaci¨®n, estoy inerte, dormida y me est¨¢n violando¡±, ha mencionado frente a los acusados, quienes han escuchado atentamente, algunos con los ojos fijos en el suelo.
¡°Violaci¨®n no es la palabra correcta, esto es barbarie¡±, ha declarado. Tras descubrir las atrocidades que le hac¨ªa su marido, lo ¨²nico que quer¨ªa era desaparecer. ¡°Me llevo mi coche y mi perro, y acabar¨¦ con todo¡±, dice que pens¨®. Al salir de la comisar¨ªa, llam¨® a su yerno para contarle. Luego, a su hija. Esa noche, ella y sus tres hijos se tomaron de las manos y lloraron en la sala de su casa, ha contado durante el juicio.
Gis¨¨le P¨¦licot ha visto todos los v¨ªdeos de las violaciones que sufri¨®. ¡°No son escenas de sexo, son escenas de violaciones. Est¨¢n dos, tres sobre m¨ª. Estoy inerte¡±, ha dicho. ¡°Fui sacrificada en el altar del vicio. Cuando se ve a esta mujer drogada, maltratada, como una muerta. Claro, el cuerpo no est¨¢ fr¨ªo, est¨¢ caliente, pero yo estoy como muerta¡±, ha mencionado.
La declaraci¨®n de Gis¨¨le P¨¦licot ha durado dos horas. Hacia el final, la septuagenaria ha bajado un poco la guardia y su voz ha sonado un poco menos firme, mientras el p¨²blico, abogados y periodistas elogiaban su dignidad. ¡°Por dentro soy un campo de ruinas. La fachada es s¨®lida, pero detr¨¢s¡¡±, ha dicho.
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