Rubiales, alguien que no est¨¢ acostumbrado a estar en un lugar, sino a ocuparlo
El expresidente de la RFEF ha reproducido durante su declaraci¨®n todos los estereotipos ampliamente extendidos y explicados no solo de la cultura de la violaci¨®n, sino de lo que significa el patriarcado
La ma?ana de este martes, Luis Rubiales se ha sentado, con las piernas muy abiertas, frente al juez Jos¨¦ Manuel Clemente Fern¨¢ndez-Prieto en la Audiencia Nacional. Le tocaba declarar en su juicio y lo ha hecho durante poco m¨¢s de una hora. En sus respuestas a Fiscal¨ªa, abogadas y abogados, y tambi¨¦n al magistrado, ha estado, algo rebajado, el mismo Rubiales que grit¨® cinco veces ¡°?no voy a dimitir!¡± en la Asamblea de la...
La ma?ana de este martes, Luis Rubiales se ha sentado, con las piernas muy abiertas, frente al juez Jos¨¦ Manuel Clemente Fern¨¢ndez-Prieto en la Audiencia Nacional. Le tocaba declarar en su juicio y lo ha hecho durante poco m¨¢s de una hora. En sus respuestas a Fiscal¨ªa, abogadas y abogados, y tambi¨¦n al magistrado, ha estado, algo rebajado, el mismo Rubiales que grit¨® cinco veces ¡°?no voy a dimitir!¡± en la Asamblea de la Real Federaci¨®n Espa?ola de F¨²tbol un d¨ªa antes de que la FIFA lo inhabilitara, y el mismo que llam¨® ¡°idiotas¡±, ¡°pringaos¡± y ¡°tontos del culo¡± a quienes le criticaron el beso no consentido a Jennifer Hermoso que para ¨¦l no fue m¨¢s que ¡°un signo de cari?o¡±.
Ha insistido en que le ¡°ha pasado otras veces¡± con hombres, en que se ¡°equivoc¨®¡± pero fue porque no tuvo ¡°sangre fr¨ªa¡±, que no ten¨ªa que haberse ¡°dejado llevar por la emoci¨®n¡±, que ¨¦l, ¡°lo que hab¨ªa hecho, no era lo que otros cre¨ªan que hab¨ªa hecho¡±, que ¨¦l no escribi¨® ni dict¨® el comunicado de la RFEF restando importancia al caso pero que ya que Jennifer Hermoso hab¨ªa hecho unas declaraciones ¡°fant¨¢sticas¡± ¨D¡°porque es lo mismo que pienso yo¡±, ha a?adido¨D, se lo comenta al director de comunicaci¨®n.
Rubiales, en esa hora, ha reproducido todos los estereotipos ampliamente extendidos y explicados no solo de la cultura de la violaci¨®n, sino de lo que significa el patriarcado. Desde achacar la irrefrenabilidad de los actos a las emociones, a arroparse con lo que piensan lo que ¨¦l entiende como sus pares ¨D¡°los tres pensaban igual, que era una tonter¨ªa, los tres me lo dijeron¡±, ha contado refiri¨¦ndose a tres pol¨ªticos de los que no ha dado el nombre¨D, o a justificar un acto en base al grado de derecho que da sobre otra persona el nivel de relaci¨®n ¨D¡°nos conocemos hace muchos a?os¡±¨D.
Son comunes en estos delitos, sea cual sea la gravedad del hecho, varias cuestiones.
Una, y quiz¨¢s la m¨¢s importante por ser la que m¨¢s impide que no se sigan produciendo, es la incapacidad para percibir el abuso y la violencia que se ejerce sobre los dem¨¢s por parte de quien los ejerce, para no conceptualizarlo como abuso ni violencia, para naturalizar ambos, y por tanto, reproducirlos. No es un eximente ni una justificaci¨®n, sino la constataci¨®n de c¨®mo funciona una estructura en la que los hombres pueden hacer lo que deseen en cada momento sin tener en cuenta a la otra porque no la ven como otra sino como algo que, de alguna forma, les pertenece, sobre lo que tienen derecho.
Hay m¨²ltiples estudios sobre la percepci¨®n de la violencia contra las mujeres. Los resultados muestran de forma consistente lo mismo: que los hombres percib¨ªan la violencia contra la mujer como menos grave que las mujeres. Reflejan, tambi¨¦n de forma consistente, relaciones negativas entre la gravedad percibida de la violencia y las actitudes favorables hacia la violencia, es decir, que cuantos m¨¢s sesgos patriarcales y machistas se interiorizan, menos se es capaz de percibir la violencia. Y tambi¨¦n que la violencia, la sexual, se percibe como menos violencia cuando quien la perpetra es una pareja, un amigo, alguien conocido.
La segunda de las cuestiones habituales en este tipo de delitos es hacer recaer la responsabilidad de esos hechos en la otra persona, por completo o de manera compartida; son las frases que tantas veces se han reproducido en juicios y luego han sido plasmadas en las sentencias: los ¡°ella quer¨ªa¡±, ¡°ella tambi¨¦n quer¨ªa¡±, o los ¡°fue cosa de los dos¡±. ¡°[Le dio el beso] a alguien que me inspir¨® ternura porque estaba apesadumbrada por haber fallado un penalti¡±, ha dicho Rubiales. Es usar ¨Dy usar es el t¨¦rmino correcto¨D a la otra para explicar, argumentar o excusar el comportamiento propio. Para hacer un descargo de responsabilidad que elimina de la ecuaci¨®n la posibilidad de delito: si hubo consentimiento, no hay agresi¨®n.
La segunda, otra de las t¨¢cticas m¨¢s extendidas en estos procesos: el despu¨¦s. A pesar de que en innumerables ocasiones, la ciencia ¨Dderivada del an¨¢lisis de la experiencia¨D ha demostrado que el comportamiento posterior de las v¨ªctimas, y sobre todo el inmediato, no correlaciona de forma directa con el hecho en s¨ª, Rubiales ha usado el despu¨¦s: ¡°Se fue ri¨¦ndose y d¨¢ndome palmadas en los costados¡±, ¡°ella sirvi¨® de se?uelo para llevarme a que me mantearan las jugadoras¡±, ¡°en los medios estaba siendo tratado de una forma diferente a la que la propia jugadora se hab¨ªa manifestado¡±.
La tercera, socavar la credibilidad de la v¨ªctima a trav¨¦s de dos acciones tremendamente extendidas tambi¨¦n: filtrar de manera m¨¢s o menos directa que la v¨ªctima o bien miente ¨D¡°no fue hasta unos d¨ªas [despu¨¦s] que cambi¨® de versi¨®n¡±¨D o bien quiere venganza. Cuando su abogada le pregunta si las jugadoras unos meses antes del Mundial le pidieron que cesara a Jorge Vilda, ¨¦l contesta que s¨ª. Cuando su abogada le pregunta si lo ces¨®, ¨¦l contesta que no. Y a?ade algo m¨¢s: ¡°Y me dijeron que habr¨ªa consecuencias¡±.
Y otra, m¨¢s de trasfondo, que es c¨®mo se refleja el poder. Uno que tambi¨¦n transita cuando los hombres se apropian de la voz de las mujeres, literal y metaf¨®ricamente. Rubiales tambi¨¦n lo ha hecho en m¨²ltiples ocasiones y de distintas formas.
Las metaf¨®ricas, cuando se apodera del relato de Jennifer Hermoso, cuando habla por ella: ¡°Lo que hab¨ªa acontecido no ten¨ªa ninguna importancia ni para ella ni para m¨ª¡±, ¡°la se?ora Hermoso sabe que yo le pregunt¨¦ y ella me contest¨®, me dijo ¡®vale¡±. Y las literales, las m¨¢s claras, cuando ha reproducido, en varias ocasiones, frases que ella pronunci¨® durante las horas posteriores. ¡°Dejadme tranquila, esto es una cosa entre dos amigos¡±, ha dicho que ella dijo. ¡°Son hechos anecd¨®ticos¡±, ha dicho que ella dijo.
En la comunicaci¨®n de Rubiales hab¨ªa forma y fondo, lenguaje verbal y no verbal a trav¨¦s del que se manifiesta un modelo muy definido de construcci¨®n de lo masculino: las medias sonrisas, los giros con la cabeza inclinada, el tono de la voz, la modulaci¨®n, las palabras que se usan, las veces que se frunce el ce?o no con enfado sino con condescendencia, cu¨¢nta amplitud de movimiento de brazos hay al explicar.
Una construcci¨®n que es la de uno mismo ¨Den masculino¨D en un ecosistema preparado para hacer que los hombres deseen, ambicionen el poder, para d¨¢rselo y para que ellos se muevan c¨®modos en ¨¦l, para que sea su espacio natural, el que les ha sido designado de forma hist¨®rica, el que el propio sistema ha alimentado y al que ellos retroalimentan de forma constante para no salir de ¨¦l, para acomodarse lo m¨¢s posible en ¨¦l.
¡°?D¨®nde estaba situado en el avi¨®n?¡±, le ha preguntado la fiscal. ¡°En la primera fila, en el centro. A mi derecha Rafa [Rafael del Amo], a la izquierda el secretario de Estado, m¨¢s a la derecha el seleccionador de la masculina, y [Jorge] Vilda detr¨¢s de m¨ª¡±, ha contestado ¨¦l. Todo, lo que ha dicho, lo que no ha dicho, c¨®mo lo ha dicho, es el dibujo de alguien que no est¨¢ acostumbrado a estar en un lugar, sino a ocuparlo. Y a que otros lo amurallen.