Por qu¨¦ el VIH es ahora una cuesti¨®n de cerebro y coraz¨®n
Infartos, ictus, anginas de pecho¡ La terapia antirretroviral de gran actividad ha conseguido transformar la infecci¨®n por este virus en una enfermedad cr¨®nica. Este aumento de la supervivencia ha derivado en afecciones cardiovasculares cada vez m¨¢s comunes, pero sin olvidar que a ello tambi¨¦n colabora la propia infecci¨®n o determinados h¨¢bitos de vida
En las ¨²ltimas dos d¨¦cadas, el riesgo de infarto y otras patolog¨ªas cardiovasculares se ha triplicado entre la poblaci¨®n con VIH. Esto se debe a varias razones. La m¨¢s l¨®gica: el tratamiento antirretroviral alarga la vida de los pacientes, lo que deriva directamente en la aparici¨®n de otras enfermedades propias de edades m¨¢s longevas. Como ahonda el doctor Juli¨¢n Olalla, portavoz de la Sociedad Espa?ola de Enfermedades Infecciosas y Microbiolog¨ªa (SEIMC): ¡°La enfermedad cardiovascular es la principal causa de muerte en Espa?a. En la medida en la que el VIH se convierte en una enfermedad cr¨®nica, y quienes lo sufren tienden a una supervivencia similar a la de la poblaci¨®n no infectada, las causas de muerte van a ir convergiendo. En consecuencia, veremos m¨¢s infartos e ictus en esta poblaci¨®n¡±. Pero circunscribir las razones a un aumento de la edad media ser¨ªa no ser totalmente fieles a la realidad.
A la aparici¨®n de este tipo de enfermedades tambi¨¦n se suman las caracter¨ªsticas propias de la infecci¨®n, que hacen que los pacientes presenten procesos de envejecimiento acelerados, as¨ª como una mayor presencia de comorbilidades en edades m¨¢s j¨®venes. ¡°El riesgo de infarto es el doble en personas con VIH¡±, se?ala la doctora Marta Pombo, cardi¨®loga intervencionista del Hospital Costa del Sol de Marbella. Entre las causas que explican este mayor riesgo de enfermedad cardiovascular est¨¢ la inflamaci¨®n. ¡°El virus, aunque indetectable y contenido gracias a los tratamientos antirretrovirales, ha seguido latente y manteniendo un estado inflamatorio de bajo grado que se relaciona con m¨¢s eventos cardiovasculares¡±, matiza Pombo.
Tenemos, por tanto, a un paciente con VIH, inflamado, que llega a esa mediana edad en la que el riesgo de la enfermedad cardiovascular comienza a manifestarse. Posiblemente, esa persona tenga tambi¨¦n las secuelas de muchos a?os de tratamiento, con f¨¢rmacos que en su d¨ªa fueron muy t¨®xicos. ¡°A ello se le a?aden otros factores que incrementan a¨²n m¨¢s el riesgo¡±, advierte el doctor Olalla. ¡°Entre ellos, destaca el tabaquismo, muy habitual en esta poblaci¨®n y que se asocia claramente a m¨¢s patolog¨ªa cardiovascular. Al final, es ir comprando papeletas¡±.
En este suma y sigue, otro problema concomitante es el de la diabetes. Recientemente, un estudio franc¨¦s publicado en la revista Plos One ha revelado una tasa elevada de infradiagn¨®stico de la diabetes en personas con VIH que est¨¢n recibiendo atenci¨®n m¨¦dica especializada (y, en consecuencia, tambi¨¦n de infratratamiento). Viene al caso en el tema que estamos tratando, ya que las personas diab¨¦ticas con VIH tienen un riesgo importante de desarrollar enfermedades cardiovasculares.
La percepci¨®n de las nuevas cronicidades por el paciente
Pero la prevenci¨®n es posible: a diferencia de otras enfermedades m¨¢s sigilosas o silentes, los marcadores de riesgo cardiovascular de las personas con VIH son f¨¢cilmente detectables: hipertensi¨®n arterial, aterosclerosis, alteraci¨®n de los niveles de colesterol¡ Se trata de par¨¢metros que indican esa elevaci¨®n del riesgo y que hay que controlar para evitar que se traduzcan en infartos de miocardio, ictus, insuficiencias cardiacas, anginas de pecho o, incluso, muerte s¨²bita.
Los expertos explican que hay que entender que la infecci¨®n por VIH es un factor de riesgo cardiovascular y, por tanto, hay que tenerlo muy presente. Se trata de fortalecer las medidas preventivas destinadas a atenuar este riesgo, y de incidir en los h¨¢bitos de vida saludables: actividad f¨ªsica, dieta sana, eliminaci¨®n del tabaco¡ Lo de siempre, pero con especial hincapi¨¦, dado que se trata de una poblaci¨®n m¨¢s vulnerable.
En este punto, cabe preguntarse qui¨¦n debe tratar al paciente con VIH que presenta niveles altos de colesterol, hipertensi¨®n¡ ¡°El abordaje debe ser multidisciplinar y cualquier m¨¦dico que lo trate deber¨¢ saber qu¨¦ tipo de tratamiento antirretroviral est¨¢ siguiendo¡±, recomienda la doctora Pombo. ¡°Es fundamental estudiar si puede haber interacciones entre los f¨¢rmacos para el VIH y los que va a necesitar para su afecci¨®n cardiovascular. Es un asunto que hay que vigilar, no se puede dejar al azar¡±.
Finalmente, la idea que subyace es la de que tanto la prevenci¨®n como el tratamiento de la enfermedad cardiovascular en pacientes con VIH sea similar a la de la poblaci¨®n sin VIH, incidiendo en la modificaci¨®n del estilo de vida e intensificando las medidas cuando se encuentra una viremia no bien controlada o bajos niveles de linfocitos CD4. Pero un aspecto que a menudo pasa inadvertido es el de las caracter¨ªsticas emocionales propias de la persona con VIH, explica el doctor Olalla: ¡°Cuando tienes a un paciente con 50 o 60 a?os y le dices que se tiene que tomar una pastilla para el colesterol, a menudo lo recibe mal: lo percibe como una nueva cronicidad, siente que le ha tocado otra enfermedad. Hay que ayudar a cambiar esa mentalidad y a mirarlo en positivo: que hoy te preocupes porque tienes el colesterol alto es porque est¨¢s vivo, porque sigues cumpliendo a?os, porque el VIH no ha podido contigo¡±.