Y el s¨®tano se llen¨® de ordenadores
Jos¨¦ Antonio Pascual glosa las ventajas del uso de la inform¨¢tica en el trabajo diario de la Academia de la Lengua
En 1992, Barcelona celebr¨® los Juegos Ol¨ªmpicos, en Sevilla se organiz¨® la Expo, y en Madrid, coincidiendo con la capitalidad cultural europea, la Real Academia de la Lengua (RAE) abri¨® sus puertas y se les col¨® dentro el primer ordenador que se atrev¨ªa a hollar esos lares. Jos¨¦ Antonio Pascual, catedr¨¢tico y acad¨¦mico, recuerda once a?os despu¨¦s que tuvieron que vaciar de libros el s¨®tano del edificio, y, "de repente, se llen¨® de ordenadores". Pero desde entonces el idilio entre los guardianes del idioma y las m¨¢quinas no ha hecho sino fortalecerse.
"Antes", recuerda el fil¨®logo, para consultar un diccionario "se iba de una palabra a otra, y a la quinta hoja nos hab¨ªamos cansado". "En la actualidad con el CD se va a tal a velocidad que de repente podemos consultar en el momento 100 palabras", ha asegurado Pascual en ?vila, d¨®nde participa en un curso de verano organizado por la UNED.
Internet, "impensable"
Pascual no se ha cansado de enfatizar la importancia de los ordenadores y las aplicaciones inform¨¢ticas en el trabajo de la Academia y en su relaci¨®n con los ciudadanos (principalmente a trav¨¦s de Internet, en d¨®nde se pueden resolver dudas y hacer consultas ling¨¹¨ªsticas).
La ventaja principal es la velocidad. Los ling¨¹istas pueden relacionar ahora palabra mucho m¨¢s deprisa, aunque Pascual ha reconocido que, en este aspecto, ¨¦l es de los m¨¢s conservadores. "No creo como otros que, alegremente, el trabajo lo har¨¢n las m¨¢quinas, pese a que adoro las t¨¦cnicas inform¨¢ticas y pienso que los ordenadores nos ayudan much¨ªsimo", ha puntualizado el catedr¨¢tico de la universidad Carlos III de Madrid.
Eso s¨ª, Pascual no ha dudado en rendirse ante los prodigios de Internet, que "ha aumentado considerablemente" la relaci¨®n de los hablantes con la RAE. Las consultas a trav¨¦s de la Red (en www.rae.es) suponen un "importante caudal muy ¨²til y enriquecedor" para la Academia, que hace s¨®lo unos a?os "era impensable".
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