Conducir conectado a Internet, un nuevo riesgo
Cualquier cosa que mantenga entretenidos a los ni?os durante un viaje largo en coche, como los reproductores de v¨ªdeo en los asientos traseros, es una ayuda para la seguridad al volante. Ahora en Chrysler se preparan para ofrecer en sus modelos de 2009 una nueva posibilidad de diversi¨®n para los ni?os: conexi¨®n inal¨¢mbrica e Internet. El problema es que todo el coche se vuelve un receptor.
Las se?ales no quedar¨¢n confinadas a las Nintendo del asiento trasero; los ocupantes de los asientos delanteros tambi¨¦n estar¨¢n conectados.
Tom Vanderbilt, autor de Traffic, un best-seller sobre nuestros h¨¢bitos al volante, afirma: "Ya hemos visto casos mortales de gente que estaba mirando el port¨¢til a la vez que conduc¨ªa. Es totalmente incre¨ªble que Chrysler quiera abrir las puertas a una distracci¨®n tan flagrante como el acceso a Internet".
En la p¨¢gina web de Chrysler, Keefe Leung, un director del grupo de tecnolog¨ªa de conectividad avanzada de la empresa, explica la l¨®gica que hay detr¨¢s de este servicio: "La gente est¨¢ conectada en su vida en todos los sitios en la actualidad. Est¨¢ conectada en casa, en la oficina, en Starbucks cuando va a tomarse un caf¨¦...". Pero, a?ade, "el ¨²nico lugar en el que pasa mucho tiempo y no est¨¢ conectada es en su veh¨ªculo y queremos ofrecerle eso".
Est¨¢ claro que, por razones de seguridad, Leung no puede aprobar el uso de dicho servicio por los conductores. Cuando se le ve en los v¨ªdeos que presentan el servicio, llamado UConnect, siempre est¨¢ en uno de los asientos traseros.
Cuando le pregunt¨¦ sobre el mal uso que podr¨ªan hacer los conductores del servicio, me contest¨® que estaba "dise?ado para los ni?os en los asientos traseros".
Aun as¨ª, Chrysler es la empresa a la que se le ocurri¨® el concepto del "sal¨®n sobre ruedas" para sus minivans. Pero no lo es. En mi casa, el sal¨®n es estacionario. Pero en carretera, mi "sal¨®n" podr¨ªa chocar con el de otro.
En agosto, el Departamento de Transporte de EE UU public¨® las cifras totales de accidentes de tr¨¢fico en el pa¨ªs el a?o pasado: 2,49 millones de heridos y 41.059 muertos. Y ¨¦ste es s¨®lo el recuento de un a?o. Como explica Vanderbilt en su libro, mucha gente ha estado dispuesta a aceptar una reducci¨®n de las libertades civiles como respuesta a las amenazas terroristas, pero muchas de esas mismas personas "se han resistido sistem¨¢ticamente a la implantaci¨®n de medidas de tr¨¢fico dise?adas para reducir el n¨²mero de muertos al a?o", como restringir el uso del tel¨¦fono m¨®vil mientras se conduce o reducir el l¨ªmite de velocidad.
Aunque se hayan conseguido grandes avances a la hora de reducir la conducci¨®n bajo los efectos del alcohol e inculcar el h¨¢bito de usar el cintur¨®n de seguridad, hemos tirado por tierra la mayor¨ªa de esos logros usando el tel¨¦fono m¨®vil mientras conducimos. Dos estudios, uno canadiense y publicado en The New England Journal of Medicine y el otro australiano y publicado por la British Medical Association, examinaron los registros de llamadas por el tel¨¦fono m¨®vil de la gente que hab¨ªa resultado herida en accidentes de tr¨¢fico. Ambos estudios llegaron a la conclusi¨®n de que, cuando los conductores estaban hablando por el m¨®vil, ten¨ªan el cu¨¢druple de posibilidades de verse envueltos en un accidente grave.
Los estudios revelan que las leyes que regulan el uso de tel¨¦fonos con manos libres son de muy poca ayuda: el aumento del riesgo de tener un accidente es atribuible al impedimento mental que provoca la conversaci¨®n por el m¨®vil y era igual de elevado para los que utilizaban el manos libres que para los que usaban el m¨®vil en s¨ª.
J. R. Peter Kissinger, presidente de la AAA Foundation for Traffic Safety de Washington, asegura que el "conducir distra¨ªdo" es una de las principales amenazas para "todos los que conducimos o paseamos en este pa¨ªs". ?Har¨¢n los conductores uso del sentido com¨²n y no utilizar¨¢n el port¨¢til mientras conducen? Kissinger no es optimista.
Se?ala: "Me imagino a dos adolescentes en la parte delantera y el copiloto pone un v¨ªdeo de YouTube. No me imagino al conductor diciendo: 'Voy a hacerme a un lado y a parar para poder ver de forma segura de qu¨¦ te est¨¢s riendo".
Adrian Lund, presidente del Insurance Institute, comparte esa preocupaci¨®n. "A?adir otra distracci¨®n electr¨®nica", comenta, "es una receta para el desastre". Aunque los aparatos de diversi¨®n est¨¦n en manos de un pasajero, es perfectamente previsible lo que va a pasar: "El conductor va a querer verlo", remacha.
Randall Stross es escritor, con residencia en Silicon Valley, y catedr¨¢tico de empresariales en la San Jos¨¦ State University
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