Nuevos bibliotecarios para la era digital
Era el momento que Stephanie Rosalia estaba esperando. Bajo su supervisi¨®n, un grupo de alumnos de quinto curso se arremolinaba en torno a los port¨¢tiles en la biblioteca de la escuela y examinaba allaboutexplorers.com, una p¨¢gina web en la que, sin saberlo los ni?os, se hab¨ªan introducido contenidos falsos de forma intencionada.
Rosalia, bibliotecaria del Colegio P¨²blico 225, de Brooklyn, les recomendaba que tuvieran cuidado. La mayor¨ªa de los alumnos no le hizo ning¨²n caso, tal como ella esperaba. Pero Nozimakon Omonullaeva, de 11 a?os , se dio cuenta de que hab¨ªa algo raro en una p¨¢gina sobre Crist¨®bal Col¨®n. "?Dice que a los indios les gustaron los tel¨¦fonos m¨®viles y los ordenadores que hab¨ªa llevado Crist¨®bal Col¨®n!", exclam¨® Nozimakon mientras se?alaba la pantalla. "Eso est¨¢ mal". Era un descubrimiento esencial en una clase sobre la fiabilidad —o la falta de ella— de la informaci¨®n en Internet, una de las muchas que Rosalia imparte en su calidad de nuevo tipo de bibliotecaria escolar.
Rosalia, de 54 a?os, forma parte de un grupo en continuo aumento de especialistas multimedia del siglo XXI que ayudan a guiar a los alumnos en el oc¨¦ano digital de informaci¨®n. "Los d¨ªas en que el trabajo consist¨ªa s¨®lo en devolver los libros a sus estantes son cosa del pasado", comenta Rosalia, que lleg¨® al Colegio P¨²blico 225 hace casi seis a?os. "Ahora estamos en la era de la informaci¨®n y esa tecnolog¨ªa ha tra¨ªdo consigo toda una nueva generaci¨®n de pr¨¢cticas".
Algunos de estos bibliotecarios ense?an a los ni?os a desarrollar Presentaciones con PowerPoint o a crear v¨ªdeos en Internet. Otros hacen que los alumnos utilicen las redes sociales para debatir todo tipo de cosas, desde historia hasta comentarios sobre los relatos de los compa?eros. Pero aunque los bibliotecarios escolares tienden a ser los que ense?an a los alumnos aptitudes b¨¢sicas, necesarias no s¨®lo en el colegio sino tambi¨¦n en el trabajo y en la vida diaria, suelen ser tambi¨¦n las primeras bajas en los recortes presupuestarios de los colegios.
En Spokane, Washington, el distrito escolar redujo en 2007 las horas de sus bibliotecarios, medida que incit¨® una protesta por parte de los padres. M¨¢s del 90% de las escuelas p¨²blicas estadounidenses tienen bibliotecas, pero menos de dos terceras partes emplean a bibliotecarios profesionales a tiempo completo.
Lisa Layera Brunkan, de Spokane, y madre de tres ni?os, contaba que se hab¨ªa dado cuenta de la importancia del bibliotecario escolar cuando su hija, que ten¨ªa 7 a?os en aqu¨¦l entonces, empez¨® a hacer una exposici¨®n de un proyecto en PowerPoint. "Me dijo que le hab¨ªa ense?ado el bibliotecario", recuerda Brunkan. "Me qued¨¦ de piedra".
En el Colegio P¨²blico 225, Rosalia se enfrenta a problemas especiales. M¨¢s del 40 % de los alumnos son inmigrantes reci¨¦n llegados. La barrera del idioma la obliga a adaptar la colecci¨®n de libros a lectores que aunque puede que est¨¦n en s¨¦ptimo curso, tienen todav¨ªa un nivel de lectura de segundo.
Rosalia se present¨® a sus nuevos compa?eros de trabajo como la "profesora de alfabetizaci¨®n en informaci¨®n" e invit¨® a los dem¨¢s maestros a colaborar en sus clases. Las primeras sesiones se centraron en encontrar libros y bases de datos y en b¨²squedas.
Al cabo de poco tiempo, Rosalia empez¨® a ense?ar a hacer preguntas m¨¢s elaboradas durante los proyectos de investigaci¨®n, a descodificar direcciones de Internet y a evaluar a los autores y los prejuicios en el contenido de una p¨¢gina web.
Pero no todas las actividades de Rosalia tienen que ver con la tecnolog¨ªa. No hace mucho, durante la hora de la comida, Gagik Sargsyan, de 13 a?os, fue a la biblioteca y abri¨® un ordenador port¨¢til para buscar datos para un trabajo de ciencias sociales sobre las d¨¦cadas de 1930 y 1940.
"?Has consultado alg¨²n libro?'', le pregunt¨® Rosalia. Una mirada de terror apareci¨® en la cara de Gagik. "No'', respondi¨®. Rosalia, que es una mujer muy afable, fue a una estanter¨ªa y volvi¨® con una pila de vol¨²menes sobre el edificio del Empire State, la moda en la d¨¦cada de 1930 y la vida durante la Gran Depresi¨®n.
No obstante, Rosalia es consciente del atractivo de Internet. El pasado oto?o, mientras hablaba a una clase de 12 alumnos de s¨¦ptimo que acaban de llegar de Rusia, Georgia, China y Yemen, Rosalia tuvo problemas para comunicarse con ellos. "Tenemos peri¨®dicos en el idioma de todos vosotros", les dijo mientras se volv¨ªa hacia la pizarra digital.
Cuando hizo clic en la portada del diario moscovita Izvestia, los rusos del grupo se animaron.
"?A alguien le gustan los libros?", les pregunt¨® Rosalia. Varios alumnos la miraron fijamente sin comprenderla. As¨ª que se conect¨® a Teen People, y Katsiaryna Dziatlouskaya, de 13 a?os, reconoci¨® inmediatamente una fotograf¨ªa de la actriz Cameron Diaz. Rosalia supo que la hab¨ªa conquistado.
"Pod¨¦is leer revistas, peri¨®dicos, fotos, programas de ordenador, p¨¢ginas web", les explicaba Rosalia. "Pod¨¦is leer lo que quer¨¢is, pero ten¨¦is que leer. ?Trato hecho?".
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