Facebook, 200 millones y creciendo
Al tiempo que una empresa crece vertiginosamente, el poder de las masas sufre una metamorfosis digital
Cuando Facebook alcanz¨® los 100 millones de usuarios en agosto, sus empleados se repartieron por dos parques de Palo Alto, California, para hacer una enorme barbacoa. Cualquier d¨ªa de estos, esta joven empresa nacida hace cinco a?os en una residencia estudiantil de la Universidad de Harvard, sobrepasar¨¢ los 200 millones de usuarios.
Su asombrosa velocidad de crecimiento (ha duplicado su tama?o en s¨®lo ocho meses) demuestra que Facebook se est¨¢ convirtiendo r¨¢pidamente en el ecosistema social predominante de Internet y en una herramienta personal y de trabajo empresarial en red esencial en gran parte del mundo conectado a la Red de redes.
Aun as¨ª, los responsables de Facebook prefieren no festejar su ¨²ltima haza?a. Puede que ¨¦sta sea una mala ¨¦poca para celebraciones. La empresa que ha pro?porcionado a sus usuarios nuevas formas de conectarse y hablar con claridad a los poderosos, se encuentra a menudo con que es el blanco de esa formidable potencia de fuego popular, ¨²ltimamente debido a los controvertidos cambios que ha hecho en las p¨¢ginas de inicio de los usuarios. A medida que crece, Facebook tambi¨¦n lucha por igualar a otras empresas j¨®venes como Twitter, el servicio de microblogs, y a la vez satisfacer las expectativas de sus j¨®venes y expertos usuarios iniciales, atraer a multitud de madres y padres, y justificar su valoraci¨®n, a veces estratosf¨¦rica: Microsoft tas¨® la empresa en 15.000 millones de d¨®lares cuando hizo su inversi¨®n en 2007.
Se mire como se mire, el crecimiento de Facebook es una gran haza?a.
El equipo de Mark Zuckerberg, de 24 a?os, cofundador y consejero delegado de la empresa, consigue cerca de un mill¨®n de usuarios nuevos cada d¨ªa, y ahora m¨¢s del 70% de la totalidad vive fuera de EE UU, en pa¨ªses como Italia, la Rep¨²blica Checa e Indonesia. Facebook ha subido en esos pa¨ªses el a?o pasado, cuando la empresa empez¨® a ofrecer la p¨¢gina web en sus respectivos idiomas.
Todo esto coloca a Facebook a la misma altura que otros servicios de Internet innovadores (y tremendamente populares) como el correo electr¨®nico gratuito, Google, el servicio de llamadas a trav¨¦s de Internet Skype y las p¨¢ginas de compras como e-Bay. Pero Facebook promete cambiar nuestra forma de comunicarnos de una manera a¨²n m¨¢s profunda, en parte por ubicar y enlazar a trav¨¦s del espacio y el tiempo a personas que van de ac¨¢ para all¨¢, al permitirles compartir p¨²blicamente much¨ªsimos -y a veces muy personales- elementos de sus vidas.
A diferencia de los motores de b¨²squeda, que siguen competentemente la pista a quienes est¨¢n presentes en Internet, Facebook vuelve a conectar a la gente corriente con sus viejos amigos y refuerza los v¨ªnculos que tiene con sus nuevos amigos.
Facebook tambi¨¦n puede ayudar a reunir familias. Karen Haber, que tiene dos hijos y vive a las afueras de Tel Aviv, se conecta a Facebook cada noche despu¨¦s de acostar a los ni?os. Hace b¨²squedas de los distintos apellidos de su familia para intentar encontrar a familiares pertenecientes al antes inmenso clan de los Bachenheimer del norte de Alemania, que qued¨® dividido durante el Holocausto y luego se dispers¨® por todo el mundo.
Facebook tambi¨¦n se ha convertido en un instrumento del activismo, como el de quienes, el a?o pasado, lo usaron para movilizar a 12 millones de personas para manifestarse por todo el planeta en contra de las actividades de los rebeldes de las FARC de Colombia.
Hablando sobre el tejido conec?tivo de Facebook, Zuckerberg recuerda la historia de Claus Drackmann, un profesor del norte de Dinamarca que se hizo amigo mediante Facebook de Anders Fogh Rasmussen, el primer ministro dan¨¦s. Drachmann invit¨® luego a Rasmussen a hablar ante su clase de alumnos con necesidades especiales; Fogh lo hizo en oto?o.
Zuckerberg dice que la historia ilustra el poder de Facebook para eliminar las barreras sociales arbitrarias. "Esto supone un cambio generacional en la tecnolog¨ªa", afirma. "Para m¨ª, lo interesante es que una persona corriente tuvo la posibilidad de ponerse en contacto con un primer ministro, y que esa relaci¨®n tuvo lugar".
Zuckerberg dice que, para medir el valor de Facebook, lo m¨¢s importante no es el n¨²mero de usuarios, sino el porcentaje del mundo conectado a Internet que usa la p¨¢gina y la cantidad de informaci¨®n que se mueve por sus servidores.
Afirma que la misi¨®n de Facebook es que todo el mundo lo utilice para compartir informaci¨®n de forma ilimitada. "Doscientos millones en un mundo de 6.000 millones es una cantidad diminuta", dice. "Es un buen logro. Es estupendo que lo hayamos alcanzado, especialmente en un periodo tan corto. Pero hay que hacer much¨ªsimo m¨¢s".
Mientras Facebook contin¨²a con su carrera desbocada, tambi¨¦n tiene que pararse a prestar atenci¨®n a los sentimientos heridos de algunos usuarios. M¨¢s de dos millones y medio de disidentes se han unido a un grupo del propio Facebook llamado "Millones de personas en contra del nuevo dise?o y las nuevas condiciones del servicio de Facebook". Otros critican duramente los cambios en sus propias actualizaciones de estado que, ir¨®nicamente, son ahora mucho m¨¢s visibles para todos sus amigos de Facebook.
El l¨ªo que se est¨¢ armando por los cambios en el dise?o tiene que ver con el desaf¨ªo de complacer a 200 millones de usuarios, muchos de los cuales se sienten orgullosos por haber contribuido a construir la p¨¢gina con su trabajo voluntario y con contribuciones muy personales.
"Tienen un extra?o problema", comenta S. Shyam Sundar, codirector del Laboratorio de Investigaci¨®n sobre Efectos de los Medios de Comunicaci¨®n de la Universidad Estatal de Pensilvania, refiri¨¦ndose al dilema de Facebook. "Es una tecnolog¨ªa que, por su propia naturaleza, ha creado una comunidad; y se ha llegado a un punto en el que los miembros de esa comunidad creen que no s¨®lo tienen el derecho, sino tambi¨¦n el poder, de desafiar a la empresa".
Esas tensiones ya hab¨ªan surgido antes, cuando Facebook anunci¨® la llegada del molesto sistema publicitario Beacon en 2007, y tambi¨¦n cuando este a?o Facebook introdujo unas nuevas condiciones del servicio que aparentemente otorgaban a la empresa control comercial sobre los contenidos que la gente sub¨ªa a la p¨¢gina.
Facebook respondi¨® a las protestas sobre lo segundo prometiendo a los usuarios una votaci¨®n sobre las normas por las que se regir¨ªa la p¨¢gina. Pero, aunque Facebook est¨¦ dispuesto a dejar que los usuarios hablen, esto no implica necesariamente que est¨¦ dispuesto a escucharles.
"No es una democracia", dice Chris Cox, de 26 a?os, director de productos de Facebook y confidente de Zuckerberg. "Estamos aqu¨ª para construir un medio para la comunicaci¨®n a trav¨¦s de Internet, y pensamos que tenemos suficiente perspectiva para hacerlo y a la vez ser los cuidadores de esa visi¨®n".
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