Programadores S. A.
El ¨¦xito de las tiendas de aplicaciones revaloriza la profesi¨®n del desarrollador. Con experiencia, cobra m¨¢s de 50.000 euros anuales en Espa?a
Noel Llopis se levanta cada ma?ana y echa un vistazo a sus macetas, semillas y fertilizantes. Comprueba que est¨¦n en orden. Una hora al d¨ªa y sin despeinarse. Es su trabajo. Lo mejor llega a fin de mes, cuando le pagan: 6.700 d¨®lares (unos 5.500 euros).
Este asturiano de 36 a?os, afincado en Estados Unidos desde los 18, no es jardinero, sino programador. En 2009 cre¨® Flower Garden para el iPhone. Permite plantar flores, regarlas, comprar abono y cortar ramilletes que se env¨ªan de regalo. Un relajante jard¨ªn para cuidar virtualmente.
Llopis es un desarrollador, una profesi¨®n en auge. De picar c¨®digo en un s¨®tano han pasado a ser ni?os mimados. De ellos depende el ¨¦xito de Apple, Google, RIM, Nokia, Samsung, Microsoft... Smartphones y tiendas de aplicaciones les permite ser independientes. Otros crean estudios. El resto aprovecha para mejorar en empresas. En Espa?a el sueldo de un programador con experiencia supera los 50.000 euros. Aunque no es f¨¢cil.
En Asia la venta de objetos virtuales, como los fertilizantes de Llopis, mueven casi tanto dinero como los juegos. En Europa a¨²n no. "Nadie sabe si en un a?o el negocio ser¨¢ cobrar por descarga, por publicidad o por venta de bienes", dice Garc¨ªa, de Bravo Games .
Pau Corbella, ingeniero de telecomunicaciones, opt¨® por lo seguro: desarrollar para terceros dentro de una compa?¨ªa.
En su tiempo libre lo sigue intentando. "Saqu¨¦ cuatro aplicaciones en Android. Solo he ganado 200 euros. Y no es plan seguir en casa programando, despu¨¦s del trabajo".
Cobra 27.000 euros al a?o, sueldo inferior a la media espa?ola del sector y muy por debajo de lo que gana alguien con su experiencia en EE UU. "Muchos deciden irse al extranjero. Cobras el doble por el mismo trabajo".
Los programadores son las estrellas
Por cada desarrollador que se enriquece vendiendo cervezas o macetas virtuales, existen miles que no llegan a fin de mes. ?l ¨¦xito es posible, pero improbable. Antonio Rodr¨ªguez lo intent¨® al aterrizar el App Store en Espa?a, hace dos a?os. No le dio para retirarse, pero s¨ª para dejar su trabajo y montar una empresa.
"Empez¨® como un hobby. Mi mujer me regal¨® un iPhone y lo primero que pens¨¦ fue en crear una aplicaci¨®n". Tard¨® tres semanas en publicar Metro Madrid, un programa de pago con mapa y buscador de estaciones. En pocos d¨ªas se convirti¨® en el m¨¢s descargado, 1.500 veces a la semana. Le siguieron otras 10, desde juegos de adivinanzas a programas de fotos. "En los buenos meses ingresaba m¨¢s de 3.000 euros, en los malos, 500 o 600. De media, cobraba m¨¢s que en mi trabajo, as¨ª que lo dej¨¦".
Controlar las ventas
"Con las tiendas montas un negocio global r¨¢pido. Otra cosa es controlar las ventas. Ah¨ª est¨¢ el riesgo", dice Alberto Garc¨ªa, director t¨¦cnico de Bravo Games.
Empez¨® a programar a los 10 a?os y hoy, con 30, dirige a 20 desarrolladores de juegos para Android, iPhone, Bada y PSP. En seis meses ya facturan m¨¢s de un mill¨®n de euros y uno de sus juegos est¨¢ en el top 40 de ingresos del iPhone. "Vivir de tus creaciones es una loter¨ªa, te puede tocar o puedes perderlo todo".
Antonio Rodr¨ªguez se junt¨® con un socio y crearon iPhoneDroid , un estudio con ocho empleados que supera el medio mill¨®n de euros de facturaci¨®n. Ahora crean aplicaciones para otros, desde El Corte Ingl¨¦s al Ministerio de Turismo. "A excepci¨®n de los juegos, vivir de tus desarrollos es complejo", dice Rodr¨ªguez, de 33 a?os. El 90% de sus encargos, para iPhone, iPad, Android y BlackBerry.
Los juegos arrasan. Y nadie quiere quedarse fuera. Disney compr¨® la firma californiana de videojuegos musicales Tapulous, que en un a?o ha pasado de cinco millones a 35 millones de compradores, de emplear a 10 personas a casi 30 y de perder dinero a ganarlo. "Hace dos a?os, s¨®lo desarrollabas para consolas. Ahora cualquiera crea un buen juego con coste m¨ªnimo", explica Derek van Vliet. Autodidacta, se junt¨® con tres amigos para montar Get Set Games en Toronto (Canad¨¢). Su estrategia, "inspirarse" en un juego de ¨¦xito, Doodle Jump, y mejorarlo. As¨ª naci¨® Mega Jump, que en un mes consigui¨® un mill¨®n de descargas en iPhone, suficiente para pagarse sueldos de 5.000 d¨®lares. "La clave fue introducir compras de productos virtuales. Ya suponen un tercio de los ingresos", explica Van Vliet.
Las tecnol¨®gicas lo saben: que los desarrolladores est¨¦n de su parte es la clave del ¨¦xito. "Google es el que mejor trata. Invita a talleres de desarrollo, organiza concursos, regala tel¨¦fonos...", dice Antonio Rodr¨ªguez.
Sin embargo, ganarse la vida con ellos es complejo. "En el Android Market la mayor¨ªa de aplicaciones son gratis, le falta madurez", dice Pau Corbella, de 27 a?os. Adem¨¢s, con App Inventor, la competencia ser¨¢ feroz. El servicio lanzado por Google permite crear aplicaciones sin conocimientos de programaci¨®n.
Corbella tiene claro el futuro de las plataformas: "Windows Mobile ser¨¢ irrelevante. Y lo de Nokia con Symbian es vergonzoso. Est¨¢n perdidos". La finlandesa asegura tener m¨¢s de 10.000 contenidos en Ovi (aplicaciones, ringtones, juegos y dem¨¢s), pero levanta el recelo de los programadores. "No creemos que Nokia est¨¦ listo, no da una visi¨®n clara de su estrategia", dice Alberto Garc¨ªa. "Estamos apostando por iPhone, Android y BlackBerry. Pero no por Symbian. Todav¨ªa no sabemos qu¨¦ van a hacer con MeeGo, su sistema operativo para smartphones. Van tarde", apunta Javier Fern¨¢ndez Escribano, creador de Tourist Eye .
Falta financiaci¨®n
Teleco y m¨¢ster en el Illinois Institue of Technology (Chicago), Fern¨¢ndez, de 24 a?os, es un h¨ªbrido entre desarrollador y emprendedor. Su idea, una gu¨ªa de viajes a caballo entre la web y el m¨®vil, donde las recomendaciones provienen de amigos, acaba de ver la luz. La intenci¨®n es ofrecer un servicio completo apoy¨¢ndose en las tiendas como distribuidoras. "Hemos tardado siete meses en desarrollar las aplicaciones para iPhone y Android. Ahora falta lo de siempre, financiaci¨®n".
Israel Ferrer sigue un camino similar. Creador de la primera comunidad de incondicionales de Android en Espa?a, quiere convertir una de sus ideas, Bubiloop, en una red social de intercambio de aplicaciones, donde sus miembros compartan y recomienda programas. Mientras, recibe encargos como freelance para dise?ar aplicaciones y Google le invita a San Francisco. "Hemos pasado de estar marginados a ser las estrellas. Ahora toca hacer negocio".
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