B?LGICA: Los ecologistas abogan por el canon. Los liberales, por el sistema franc¨¦s
A falta de legislaci¨®n, se hacen espor¨¢dicas intervenciones de los poderes p¨²blicos contra los m¨¢s flagrantes excesos
Como en Espa?a, los creadores y el sector de la industria cultural de B¨¦lgica padecen, indemnes, los asaltos de los piratas de la Red y se tienen que contentar con espor¨¢dicas intervenciones de los poderes p¨²blicos contra los m¨¢s flagrantes excesos.
Porque en B¨¦lgica, como en Espa?a, no hay legislaci¨®n sobre un fen¨®meno que cuesta cada a?o al sector del orden de los 20 millones de euros, seg¨²n la Sabam (la sociedad de autores belga) y ha costado miles de empleos, seg¨²n la Federaci¨®n Belga Antipirater¨ªa (BAF). Una encuesta sobre uso de Internet en B¨¦lgica establece que el 90% de los j¨®venes hacen sus descargas a trav¨¦s de la conexi¨®n familiar a internet.
Este 2010 que ahora concluye vio aparecer en sus comienzos dos iniciativas legislativas que fueron arrastradas por la disoluci¨®n de las c¨¢maras la pasada primavera. Seis meses despu¨¦s de las elecciones de junio, el pa¨ªs sigue sin Gobierno, aunque se da por hecho que la legislatura entrante ser¨¢ la que ponga el cascabel al gato. O al menos lo intente.
Uno de los dos anteriores proyectos, el propuesto por los ecologistas, sigue vivo y en el programa del partido, por lo que podr¨ªa ser debatido si los ecologistas llegan a entrar en el futuro Ejecutivo. El otro, concebido por un senador liberal que ha abandonado la C¨¢mara alta, est¨¢ a la espera de que alguien tome el relevo.
Ambos suscitan las cr¨ªticas de los especialistas: el ecologista, por proponer un canon (graduado por volumen de descargas) a todos los usuarios de la banda ancha y cuyo pago reverter¨ªa al sector; el liberal, por ser una variante belga de la ley Hadopi francesa, que, al parecer, no ha dado los resultados deseados. Frente a la privaci¨®n de acceso a la red que rige en el Hex¨¢gono para los casos m¨¢s extremos, en B¨¦lgica se propon¨ªa una limitaci¨®n del volumen de descarga a los infractores recalcitrantes.
Etienne W¨¦ry, un abogado especialista en tecnolog¨ªas multimedia, calificaba recientemente en la prensa de "absurdo e injusto" el proyecto de los verdes, pese a los resultados de la encuesta sobre el empleo masivo de la red dom¨¦stica por los j¨®venes, mientras que el plan del ex senador liberal "no har¨¢ m¨¢s que penalizar al consumidor".
Hacer responsable de las descargas ilegales al consumidor es, precisamente, lo que no quiere la Federaci¨®n Belga Antipirater¨ªa, uno de los tres entes, junto a la Sabam y la Business Software Alliance (BSA) que trata a la desesperada de encontrar soluciones al problema de la pirater¨ªa. Christopher Van Mechelen, presidente de la BAF, comparte las ideas de W¨¦ry sobre los dos proyectos legislativos y propone ir a la cabeza del monstruo, "es decir, sobre quienes incitan a las descargas ilegales, empezando por los editores de contenido ilegal, los servidores que los alojan y los distribuidores de servicios".
Mechelen cree que para llevar a bien ese combate es crucial la cooperaci¨®n de los dos proveedores belgas de acceso a internet (PAI), Belgacom y Telenet. "Son los ¨²nicos que pueden actuar, mediante la imposici¨®n o instalaci¨®n de medios t¨¦cnicos preventivos que hagan disminuir la oferta ilegal", dice al diario La Libre Belgique.
La BAF intent¨® probar su tesis este verano ante un tribunal de Amberes, ante el que reclam¨® el bloqueo de The Pirate Bay, un sitio que ofrece para descarga casi tres millones de v¨ªnculos a pel¨ªculas, series, libros, m¨²sica, programas inform¨¢ticos y videojuegos. El juez rechaz¨® la petici¨®n por considerarla desproporcionada, con el argumento de que esa web tiene larga historia y habr¨ªa que haberla denunciado antes.
Belgacom y Telenet se frotaron las manos alegando que no son ellos qui¨¦nes para decidir a qu¨¦ sitios tienen acceso o no sus clientes. Lo suyo, dicen, no es la censura sino la neutralidad. Mechelen se enfurece. "?Es pura hipocres¨ªa! Ahora mismo la fiscal¨ªa tiene bloqueados unos 400 sitios extranjeros, pero no por pirater¨ªa. Se trata de webs de apuestas, webs desde las que se han robado datos bancarios, webs pornogr¨¢ficas o de pederastas", desgrana. Y se hace una pregunta a la que ¨¦l mimo responde: "?Por qu¨¦, entonces, no pueden bloquear plataformas que ofrecen contenidos ilegales? La respuesta es f¨¢cil: con las descargas ilegales los PAI hacen cantidades enormes de dinero".
El abogado W¨¦ry aboga en el mismo rotativo por un sistema legal mixto, que no detalla, que limite la oferta ilegal y potencie la legal y pide tambi¨¦n un esfuerzo a la industria. "Ya existen, por ejemplo, ediciones especiales de ced¨¦s o de deuved¨¦s. Es esa exclusividad la que buscar¨¢n los compradores", se?ala. "En la industria discogr¨¢fica s¨®lo los que no evolucionan y no responden a las necesidades de la sociedad adecu¨¢ndose a la evoluci¨®n de las tecnolog¨ªas son los que sufren las m¨¢s graves consecuencias".
Un alto ejecutivo de la discogr¨¢fica francesa de m¨²sica cl¨¢sica Na?ve le da la raz¨®n. Llegado a Bruselas para presentar en el Bozar un concierto del Orlando furioso de Vivaldi por el Ensemble Matheus dirigido por Jean-Christophe Spinosi, Herv¨¦ Boissi¨¨re, a la saz¨®n director de la secci¨®n cl¨¢sica de Na?ve, negaba a EL PA?S que la pirater¨ªa estuviera afectando a su compa?¨ªa. "Nosotros hacemos unas ediciones de dise?o muy cuidado, con mucha informaci¨®n adicional para el mel¨®mano. Es un producto que gusta poseer", dec¨ªa. "La pirater¨ªa musical no nos afecta nada"
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