La amenaza ¡®shanzhai¡¯
Las copias chinas de productos tecnol¨®gicos m¨¢s codiciados incluyen mejoras para ganarse a un mercado cada vez m¨¢s competitivo
El escaparate de tel¨¦fonos m¨®viles est¨¢ completo. No falta ning¨²n aparato en este peque?o chiringuito del mercado subterr¨¢neo de la estaci¨®n de tren de Shangh¨¢i. Frente a ¨¦l curiosean emigrantes rurales reci¨¦n llegados con sus petates, pero tambi¨¦n j¨®venes locales de lo m¨¢s cool. Todos buscan alguna ganga. Y ah¨ª est¨¢n el Nokai E-65, el Nokla N-95, y los ¨²ltimos modelos de Samsang, Samsvng, HTE y NTC. Bajo un foco m¨¢s potente se encuentra el codiciado iPbone. No. Este texto no est¨¢ plagado de erratas. Lo que sucede es que la mercanc¨ªa de este garito es una monta?a de electr¨®nica shanzhai. Ese es el t¨¦rmino que se utiliza en chino para referirse a los productos, tecnol¨®gicos o no, fabricados en el gigante asi¨¢tico copiando casi al mil¨ªmetro las especificaciones y el dise?o de marcas extranjeras.
¡°No es ilegal, porque no copian el nombre real de la marca, y porque el sistema es diferente¡±, explica el dependiente. Wang Zhulai, una joven compradora reci¨¦n llegada a la capital econ¨®mica de China, considera que el shanzhai es superior al original por tres razones contundentes: ¡°Es mucho m¨¢s barato, el dise?o es chulo, y se adapta a nuestras necesidades¡±.
Con esa ¨²ltima aseveraci¨®n esta emigrante de la provincia de Hunan se refiere a las modificaciones que incluyen los productores locales para satisfacer las peculiaridades del mercado chino, el m¨¢s importante del sector de telefon¨ªa m¨®vil -supera los mil millones de usuarios-, y uno de los m¨¢s fragmentados del mundo. ¡°Por ejemplo, mi terminal tiene la posibilidad de introducir dos tarjetas SIM de forma simult¨¢nea¡±, explica.
As¨ª, Wang puede intercambiar el n¨²mero de su provincia natal y el que acaba de adquirir en Shangh¨¢i sin tener que pasar por el engorro de abrir cada vez la tapa trasera del tel¨¦fono. De esta forma, evita f¨¢cilmente pagar de m¨¢s por las llamadas dependiendo de d¨®nde se encuentre. Ahora, en contados modelos, algunos fabricantes internacionales incluyen esta caracter¨ªstica, que resulta especialmente ¨²til para los viajeros que quieren evitar los hachazos del roaming haci¨¦ndose con una l¨ªnea local all¨ª donde van, sin por eso dejar inoperativa la que utilizan en sus respectivos pa¨ªses. Pero fueron los fabricantes shanzhai quienes la idearon.
¡°Es mucho m¨¢s barato, el dise?o es chulo, y se adapta a nuestras necesidades¡±
¡°Y la forma de escribir los caracteres chinos es mucho m¨¢s sencilla¡±, apostilla Wang, en referencia a las tres diferentes formas en las que puede introducir los ideogramas de su lengua en el m¨®vil. ¡°Los j¨®venes hemos aprendido pinyin -la transcripci¨®n fon¨¦tica del chino- pero los m¨¢s mayores no, y algunos tel¨¦fonos originales solo funcionan con este m¨¦todo¡±. A Wang le trae sin cuidado que la marca de su m¨®vil sea m¨¢s falsa que la sudadera de Adidos y los zapatos de Mike que venden en la tienda de al lado, pero no todos son tan condescendientes.
Li Lei quiere un iPhone. Uno que parezca aut¨¦ntico, no el iPbone ni el hiPhone. Y no quiere gastar m¨¢s de 1.500 yuanes (180 euros), la mitad de su sueldo, para conseguirlo. Por eso, inspecciona con cautela el iPhone 4S que tiene en sus manos cerca de donde Wang ha comprado su Nokla. A cierta distancia, da el pego. La pantalla es m¨¢s peque?a que la del original, pero los detalles est¨¢n bien cuidados, y el aparato tiene buen aspecto. Este s¨ª que es ilegal, y podr¨ªa ser retirado si alg¨²n polic¨ªa realmente prestase atenci¨®n.
Funciona con un sistema Android Ice Cream Sandwich, y el vendedor asegura que su cerebro es veloz; se mueve a 1,2 GHZ. A Li, sin embargo, no le convence el precio: 1.700 yuanes (200 euros), despu¨¦s de un duro regateo. Para tratar de convencerla, el vendedor se saca de la manga una carta del futuro: ¡°Si quieres te dejo por ese precio el iPhone 6S¡±.
Nadie sabe a ciencia cierta qu¨¦ cuota de mercado tienen los tel¨¦fonos shanzhai en China. Se ven en manos de las clases menos adineradas, pero muchos extranjeros tambi¨¦n los adquieren. No en vano, han ganado presencia incluso fuera de las fronteras chinas.
¡°Los j¨®venes hemos aprendido pinyin -la transcripci¨®n fon¨¦tica del chino- pero los m¨¢s mayores no, y algunos tel¨¦fonos originales solo funcionan con este m¨¦todo¡±
Tienen buena aceptaci¨®n en Latinoam¨¦rica y ?frica. ¡°Van con acceso a Internet, c¨¢maras decentes que permiten quitarles el sonido, y muchas aplicaciones divertidas. Por el mismo precio de un smartphone chino s¨®lo se puede adquirir un viejo Nokia aut¨¦ntico con pantalla azul¡±, comenta un comerciante et¨ªope que se suministra en la ciudad de Shenzhen.
Pero, sobre todo, los tel¨¦fonos shanzhai arrasan en pa¨ªses asi¨¢ticos como Nepal, Vietnam o Filipinas, donde se venden con la etiqueta de ¡®China Phone¡¯. ¡°Son baratos, funcionan, y aunque no duran mucho, a nadie le importa. La gente cambia tanto de tel¨¦fono que no hace falta que sobrevivan m¨¢s de dos a?os¡±, comenta una dependienta de un puesto de Baguio, ciudad situada al norte de la ex colonia espa?ola.
En India, su efecto comienza a preocupar. El gobierno autoriz¨® la importaci¨®n de estos peculiares tel¨¦fonos chinos en el tercer trimestre de 2010, y fuentes citadas por el diario The Times of India consideran que hasta el 50% de los aparatos actualmente en uso podr¨ªan ser clones chinos. Sobre todo en las zonas rurales, donde un Nokia shanzhai de la serie E cuesta menos de 20 euros. Y, por supuesto, los tel¨¦fonos son s¨®lo la punta del iceberg, porque los fabricantes han puesto ahora su mirada en el lucrativo mercado de las tabletas. Es la avalancha shanzhai.
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