Internet da un vuelco al mundo de la televisi¨®n de Estados Unidos
Fox amenaza con no emitir en abierto, enfadada por una tecnolog¨ªa que transmite en 'streaming'
La televisi¨®n en streaming amenaza con acabar con las emisiones en abierto. La advertencia llega de Chase Carey, director de operaciones de News Corporation, propietaria de Fox, la cuarta cadena norteamericana en abierto. Si los tribunales tumban sus demandas, las emisoras de la empresa dejar¨¢n de emitir. Otras cadenas estudian seguir sus pasos.
Su problema se llama Aereo, un juego de palabras con aerial, una antena de televisi¨®n. Esta empresa, fundada hace algo m¨¢s de un a?o, ofrece a sus clientes -en Nueva York, pero antes de finales de a?o en otras 22 ciudades- un receptor del tama?o de una u?a que capta las se?ales locales de televisi¨®n a trav¨¦s de internet. La aplicaci¨®n gratuita solo permite ver la programaci¨®n en directo. Si el televidente quiere almacenar programas, la empresa cobra un m¨ªnimo de ocho d¨®lares mensuales.
El conflicto con las cadenas viene de que Aereo obtiene su se?al del mismo sitio que un espectador cualquiera: del aire. Las redes de televisi¨®n piden que Aereo haga lo mismo que las empresas de cable y sat¨¦lite: pagar por la se?al, pero la empresa afirma que no va a pagar por algo de lo que no cobra y que, en realidad, funciona como una antena colectiva. El 1 de abril, un tribunal de Nueva York dio la raz¨®n a Aereo.
Seg¨²n datos de la empresa de estudios de mercado SNL Kagan, las retransmisoras de cable y sat¨¦lite pagan a las cadenas 3.000 millones de d¨®lares (2.296 millones de euros) por el derecho a retransmitir su se?al.
El fundador de Aereo, Chet Kanojia, tiene ya tablas en el mundo de las nuevas tecnolog¨ªas en televisi¨®n. Su anterior iniciativa, Navic, era una herramienta para enviar anuncios interactivos a trav¨¦s de las plataformas de cable y sat¨¦lite. En medio de la pugna por entrar en el suculento negocio de la televisi¨®n interactiva, la start-up llam¨® la atenci¨®n de Microsoft, que en 2008 compr¨® Navic por entre 200 y 300 millones de d¨®lares (150 a 225 millones de euros). A pesar de no haber resultado muy fruct¨ªfera para el gigante de Redmond, la operaci¨®n permiti¨® a este indio de 43 a?os sacar adelante el proyecto que acab¨® siendo Aereo (inicialmente llamado Bamboom) con la colaboraci¨®n de numerosos inversores de capital riesgo.
Entre ellos est¨¢ Barry Diller, un californiano de 71 a?os que lo ha sido todo en el mundo audiovisual: inventor de los telefimes cuando era director de desarrollo en ABC en los 60, una d¨¦cada despu¨¦s fue consejero delegado de Paramount Pictures, cuando el estudio produjo bombazos como Fiebre del s¨¢bado noche. El propio Murdoch le fich¨® en 1984 para encabezar su negocio audiovisual en Estados Unidos, y, como consejero delegado de Fox, dio luz verde a Los Simpson, el mayor ¨¦xito en la historia de la cadena.
Tras un intento frustrado de fundar su propia cadena de televisi¨®n a finales de los 90, Diller se centr¨® en internet, donde a partir del portal de una teletienda construy¨® IAC, un imperio que incluye las p¨¢ginas web de contactos Meetic y Match.com, la web de v¨ªdeos Vimeo y el diario digital The Daily Beast, que en 2010 se hizo con la veterana Newsweek. Pero por lo que Diller es famoso en la industria es por ser el mentor de otras figuras del audiovisual como el expresidente de Disney Michael Eisner y el fundador de Dreamworks, Jerry Katzenberg.
La amenaza de la Fox no es una fanfarronada. Solo un 17% de los estadounidenses ve la televisi¨®n exclusivamente por el sistema tradicional. El cable y el sat¨¦lite se llevan el resto del mercado. Adem¨¢s, cada canal de televisi¨®n ocupa un ancho de banda de entre seis y ocho megahercios: un trozo apetitos¨ªsimo en un mundo donde el espacio radioel¨¦ctrico se paga a precio de oro. Las dos ¨²nicas pegas: el Gobierno estadounidense, que basa en las emisiones en abierto sus sistemas de alertas en caso de emergencia, y las propias grandes cadenas, que han invertido millones de d¨®lares en digitalizar sus emisiones para emitir en alta definici¨®n.
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